En La Modificación de Michel Butor, un respetable viajante de comercio (casado, pero en camino hacia una posible cita con su amante) reflexiona sobre su vida. Con un esquema análogo, Mercedes Estramil crea su propio viajante: montevideano, pequeño burgués y mediocre, y su propia roadmovie (en la que hay accidentes carreteros, un aparentemente chato pueblo de campaña, videos misteriosos, extraterrestres, jabalíes, abundantes muertos, y una brillante e impiadosa disección de la mentalidad infinitamente vulgar del “amante”, que recibe todo y no da nada). Con un estilo ágil e impecable, Estramil no narra otra historia más de amor, sino una radical y diferente.
3,5 Tercera novela que leo de Estramil. Su lectura me confirma que es una de las más interesantes narradoras uruguayas actuales, con una prosa ácida e irónica que resulta siempre atractiva. Otra vez encontramos aquí a personajes que deambulan en medio de realidades insatisfechas, y a partir de ellos se recrea un universo de mediocridad e intrascendencia, apenas atemperado por las costumbres cotidianas. No hay grandes hechos, ni grandes pasiones. Tan solo un acomodarse como se pueda a la vida que les tocó vivir, y esa antiheroica tarea es a la vez el centro de la historia y el testimonio de un fracaso.