"Mi ilustre maestro y amigo", escribe Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós en 1883. "Querido y respetado maestro", un año más tarde. "Amigo querido", en 1886, firmando "soy de usted amiga, admiradora y compañera" treinra y tantas cartas después. "Miquiño mío del alma" le dice en mayo de 1889, avisándole de que el sábado siguiente podrá "besar mi escultural geta gallega", si se encuentran por casualidad. Un año más tarde, ya Galdós ha pasado de ser su "caro roedor literario" y, bien entrado en el siglo siguiente, firma aún las misivas "su invariable amiga Emilia". Más de 90 cartas escritas en 32 años cuentan la amistad, el amor y la admiración entre dos genios de su tiempo, que compartieron cuitas creativas, avatares editoriales y alguna escapada ocasional. Unas cartas en las que la personalidad de Pardo Bazán -apasionada, clara, guerrera, maternal- brilla tanto como su dominio del lenguaje, su gracia y su originalidad. Todo un festín para amantes de la literatura, espíritus románticos y cotillas literarios de ayer y de hoy.
Emilia Pardo Bazán was a Galician author and scholar from Galicia. She is known for bringing naturalism to Spanish literature, for her detailed descriptions of reality, and for her role in feminist literature of her era. Her first novel, Pascual López (1879), is a simple exercise in fantasy of no remarkable promise, though it contains good descriptive passages of romance. It was followed by a more striking story, Un viaje de novios (1881), in which a discreet attempt was made to introduce into Spain the methods of French realism. The book caused a sensation among the literary cliques, and this sensation was increased by the appearance of another naturalistic tale, La tribuna (1885), wherein the influence of Émile Zola is unmistakable. Meanwhile, the writer's reply to her critics was issued under the title of La cuestion palpitante (1883), a clever piece of rhetoric, but of no special value as regards criticism or dialectics. The best of Emilia Pardo Bazán's work is embodied in Los pazos de Ulloa (1886), the painfully exact history of a decadent aristocratic family. A sequel, with the significant title of La madre naturaleza (1887), marks a further advance in the path of naturalism. She was also a journalist, essayist and critic. She died in Madrid.
Jo, se nota que Emilia sufrió mucho: por las críticas, por su condición de mujer, y por el bendito. Madre mía el Galdós, es que qué mal gestionaba las cosas. Motivos:
1. Se hacía el ofendido: por cosas que Emilia hacía sin querer (por ejemplo, que una carta no le sonara lo suficientemente afectuosa, wtf), y Emilia, que tanto y tan bien le quería, se deshacía en disculpas y reafirmaba su amor todo lo que hiciera falta. Galdós (parece, porque su parte de la correspondencia la tiene un "coleccionista privado" y por tanto no está incluida en este volumen, y da pena porque debía ser súper erótica jajjajajja); como decía, Galdós adquiría enseguida el papel de escritor atormentado, muy metido en sí mismo, 0 comunicativo pero además necesitado de cariño.
2. Doble vara de medir. Este es el tema que está presente en toda la colección de cartas (así como también en la vida de Pardo Bazán): en la sociedad del s. XIX existían dos morales mutuamente excluyentes, la del hombre y la de la mujer. Emilia decide aplicar en su caso siempre la del varón, y santas pascuas. Porque claro, ¿cómo una cosa puede ser verdaderamente buena pero no para todo el mundo? O es bueno para todos o no es bueno para nadie. Emilia era bastante moderna en este sentido.
Pero claro, Galdós seguía teniendo misoginia interiorizada, era inevitable. Y esto se ve sobre todo en que: juzga mazo a Emilia en otras relaciones que tuvo con Lázaro Galdiano el verano anterior... pero mientras él estaba dejando EMBARAZADA a Lorenza Cobián. Tóxico que te cagas.
3. Atención intermitente: después de un viaje que se hacen a escondidas Benito y Emilia, vuelve Emilia enamorada hasta las trancas y salida como el pico de una mesa y Benito empieza a distanciarse, a no ir a visitarla, sin comunicarle absolutamente nada. Bro, en el viaje no decías lo mismo. ¿Cómo has cambiado de opinión de la noche a la mañana?
En definitiva: Dña. Emilia, es V. una puta ama. Y D. Galdós, vaya al psicólogo por motivos de higiene espiritual.
Me han descubierto a Doña Emilia, la imagen que tenía de ella es completamente distinta, no me la imaginaba así, este año me he atrevido con ella y poco a poco la voy conociendo un poco más entre algunas de sus obras y estas cartas ya está dejando se ser esa escritora que me imponía tanto para convertirse en todo un descubrimiento, aun me queda más por descubrir y lo haré. Pero esta obra me ha recordado que a veces las ideas que nos formamos son completamente distinta a lo que es en realidad, aunque sincera según avanzaba me sentía un poco intrusa e invadiendo su privacidad, por eso y porque según avanzaba me resultaba más costoso, el libro sería completo si tuviéramos la respuesta de Galdós.
Este epistolario es el que solo se conoce hoy en día entre Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós (aunque estoy deseando leer esas cartas de BPG que han descubierto recientemente 🤭).
Consta de 93 cartas💌 escritas entre el 5 de abril de 1883 y el 3 de marzo de 1915. Solo la primera es la única conservada de BPG, las demás están todas firmadas por doña Emilia.
Son en los años de 1888-1889 donde se conserva un mayor número de cartas y donde es el momento más intenso de la relación entre ambos🔥
Desde el punto de vista personal y amoroso, son muy interesantes porque también conocemos las reflexiones sobre su propia relación y otros aspectos de la vida. Es en el tono de estas cartas donde vemos una intimidad sincera y apasionada ya que abundan apelativos cariñosos como "Ratón", "Miquiño", "Ratonciño mío", y también la identidad literaria que adopta Emilia como remitente ("Porcia", "Matilde").
Ya en el último período (1890-1915) se percibe un distanciamiento amoroso progresivo. Sin embargo, jamás se romperá su amistad, la cual mantendrá viva Emilia hasta la muerte de Benito Pérez Galdós en 1920.
"[...] nadie puede sustituir en ese punto a tu Porcia [...] Es que estimo en ti lo que solo en ti se encuentra, sin dejar de saborear lo otro, que es mejor por ser tuyo. En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo. En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre."
Creo que la desaparición de la correspondencia epistolar en nuestros días va a privar a futuras generaciones de un material valiosísimo para entender y comprender la literatura actual. Y este epistolario viene a reafirmarme en mi creencia, ya que a través de las cartas escritas por Pardo Bazán a Galdós asistimos a un fresco muy vivo sobre sus ideas, las controversias literarias de su época y la condición de la mujer en el mundillo literario. Me he divertido muchísimo acompañando a Doña Emilia desde sus primeros contactos con un autor al que admira hasta los momentos más tórridos de su relación con ese “miquiño” suyo. Ahora que han salido a la luz las cartas de Galdós, estaría muy bien poder leer las contestaciones, aunque se intuye perfectamente el estado de la relación solo con la expresividad de Doña Emilia.
Miquiño, diminutivo cariñoso de la forma mico, gato. Miquiño mío: Mi gatito.
Con esta expresión cargada de amor se dirige Emilia Pardo Bazán a su amigo y amante Benito Pérez Galdós a lo largo de varias de las 93 cartas que conforman esta correspondencia hallada tras la muerte de la novelista. Y es que a día de hoy, es vox populi la pasional relación que unió a estos dos grandes genios de las letras, pero en su día, fue una relación oculta, ilícita (Emilia estaba casada) y tormentosa, con la que tuvieron que bregar en el mayor de los secretos.
No hay mejor adjetivo para este libro que delicioso. Las cartas que componen esta antología dejan entrever a la Emilia más desconocida en su faceta más personal. Curiosamente no se aleja mucho de la literaria puesto que su esencia, su forma de escribir, su dominio del lenguaje, su picardía y retranca, toda su personalidad arrolladora se ve reflejada en ellas.
Las cartas nos conducen a lo largo de los años, por esos primeros acercamientos llenos de ilusión, por sus encuentros clandestinos y nos arrollan en su auge con una pasión desbordante y tórrida, para poco a poco espaciarse y morir tal y como lo hizo en su día la relación. Y es que la fidelidad no imperaba precisamente en esta pareja y los deslices, la angustia de la clandestinidad y un amor que poco a poco se tornó en mera admiración, dejaron morir algo que estaba destinado a ser grandioso.
Triste hándicap el de sólo contar con las cartas de Emilia y que la contrapartida de Galdós se haya perdido, esto supone un gran sesgo de la información y multitud de lagunas e interrogantes que nos ayudarían a conocer las motivaciones de ambas partes. A pesar de la gran introducción de esta edición y las notas aclaratorias con las que se completan algunas de las cartas, no me ha sido suficiente, he tenido que parar e investigar sacándome por veces de la lectura.
Me queda la esperanza de que un día no muy lejano podamos completar este puzle pasional, mientras tanto, yo pactaría con el Diablo por meterme en la cama entre estos dos genios, y escuchar las poderosas conversaciones que mantenían la intensa Emilia y el sosegado Galdós. “Te como el bigotito”
«Sé que con tu apoyo saldré bien de los casos difíciles en que mi destornillada cabeza me ponga. A ver cómo vamos sorteando los escollos. Quererme tiene los inconvenientes y las emociones de casarse con un militar en tiempos de guerra».
«Nada eleva el espíritu como el amor: estoy convencida de que de él nacen no solo las bellas acciones, como opina Dante, sino el fuego artístico».
Qué bonito escribía Emilia Pardo Bazán hasta en los textos no literarios, como son estas amorosas cartas dirigidas a Benito Pérez Galdós. En ellas, podemos ver la evolución de su relación, de ser meramente intelectual y cordial a romántica y erótica, para pasar después a ser amistosa y de admiración (por lo que parece, aunque no tenemos las cartas de Galdós, mutua).
En estas cartas, vemos cómo la escritora se muestra tierna, cariñosa y completamente entregada, pero también ambiciosa, inteligente y sincera —no se corta en hacerle cumplidos, además de críticas o consejos en la obra literaria de Galdós. También se muestra arrepentida cuando comete errores en su relación y, algo que no me ha gustado, cuando los comete él decide "tragarse" su dolor, ya que los errores de él no importan.
Aunque parece ser que nunca estuvieron juntos formalmente, su relación amorosa dura bastantes años, hasta que él se entera del idilio de Emilia con Lázaro Galdiano. En cambio, cuando él deja embarazada a una mujer y vive con ella, ella no le dice nada. Algo que es, claramente, fruto de la sociedad patriarcal de la época. A pesar de todos los escollos, parece que continúan amándote y, sobre todo, admirándose y apoyándose en sus carreras y proyectos literarios. Ha sido un gusto leer estas cartas y conocer esta parte más personal e íntima (quizá, demasiado; no sé hasta qué punto a Emilia le hubiera gustado que estas cartas vieran la luz) de ambos grandes escritores.
Me ha resultado un poco pesado, pero es que el género epistolar me resulta aburrido en general. No obstante, me ha descubierto a Emilia Pardo Bazán, una mujer tremenda, revolucionaria. Las cartas son divertidas a veces, picantonas, inteligentes. Tiene unos puntos sobre la mujer y el feminismo que incluso hoy son brutales.
"A la condición femenina le está vedada la capacidad de penetrar en lo más sórdido o despreciable del alma humana, porque esa labor es obra de groseros varones. Sin esa capacidad ninguna mujer alcanzará la gloria en un olimpo esencialmente masculino".
El ser humano, para doña Emilia, no tiene sexo.
Iguálense las condiciones y la libre evolución hará lo demás.
Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol frutal que solo se cultive por la cosecha.
He leído bastantes recopilaciones de cartas de escritoras y esta es la que me ha parecido más real, más cercana. Parece que perfectamente hablaba con mi amiga Mari Ángeles. Con más de un siglo de diferencia, el feminismo de Pardo Bazán se refleja muy fuerte. Su independencia y cabezoneria. Sus ganas de rebelarse y mandar a tomar por culo a todos los literatos que se creían mejor que las mujeres. Sus excentricidades y su forma tan auténtica de expresarse. Adoramos. Por parte de Don Benito se ve que le hacía una luz de gas y un ghosting de manual, en el que por desgracia Emilia se veía muy afectada, implorando atención, que le diera el sitio que ella creía que se merecía, justificando su ausencia... en fin, hombres siendo hombres. Amiga date cuenta.
Modesta puntuación pese a que Emilia Pardo Bazán fue una tía muy guay para su época a la que le pasaban cosas como a las que nosotras estamos acostumbradas. Soy muy fan de las cartas, una cotilla, y ha sido una experiencia divertida ver por un agujerillo la situationship que mantuvo con Galdós, pero me ha faltado contexto: muchas de las cartas son demasiado escuetas, no se entiende bien cómo surge la relación, son amigos y de repente pam, se muerden los bigotitos, no sé. Lo he leído junto a "Emilia, borriquita... cartas que no escribió Galdós", un libro de cartas inventadas que bien pudo haber escrito este señor, para tratar de completar las cartas de Emilia. No ha estado mal la experiencia, pero no me ha encantado.
«Estimo en ti lo que solo en ti se encuentra, sin dejar de saborear lo otro, que es mejor por ser tuyo».
Una joyita. Me ha hecho mucha ilusión acercarme de esta forma a Pardo Bazán, a su manera de pensar, de escribir y relacionarse. Conocer detalles sobre su relación con Galdós, las maneras en que esquivaban las habladurías y los ojos curiosos. Entristece un poco ver cómo se va enfriando su correspondencia, rellenar los silencios. (Sería tan interesante leer también las cartas de él…) Sin duda, un libro que me hubiera encantado haber leído cuando conocí a estos dos autores por primera vez.
He leído muy poco de Pardo Bazán y apenas la conocía y este es buen libro para conocerla y descubrir lo brillante que era. Su relación con Galdós era maravillosa y me ha encantado descubrir cómo en sus cartas se pedían consejos sobre sus obras y cómo Emilia apoyó a Galdós hasta el último momento. Me ha sorprendido lo divertida que era, lo enamorada que estaba y la personalidad tan fuerte que tenía. Ahora tengo muchas ganas de leer sus obras y de seguir descubriéndola en ellas.
Interesante recopilación epistolar de doña Emilia a Galdós. Desafortunadamente solo se conserva una carta escrita por Galdós, pero sólo con la visión de Pardo Bazán uno se forma una idea de su relación, de la época y de la envergadura de estas dos figuras de la literatura española.
«¡Ay! ¡Cuándo volveré a estrecharte en mis brazos, mono, felicidad mía, cuándo será! Vente pronto a Madrid, te quiero ahora como nunca, y sin ti ya no me encuentro, sin tus caricias, sin tu charla y la miel hibleo-suiza de tus bromas y de tus agudezas que tienen la sal del mundo» 🤍
Las primeras cartas muy correcta, como amigos pero vas avanzando y se desmelena. Que bonito empezar una carta “miquiño amado” “ratonciño” “tu borriquita” “mi dulce bien”
Aunque las cartas son de la época de 1890 bien podrían ser de ahora. EPB resulta una mujer adelantada a su tiempo y sin ningún tipo de miedo o vergüenza a mostrar sus sentimientos o sus deseos más íntimos. Siempre atormentada por su escarceo con Lázaro Galdiano carga una culpa que la hace sentirse muy inferior a Perez Galdos incluso años después. Él mientras tanto, está con otra mujer y la deja embarazada pero la culpa solo la tiene Emilia. La hipocresía de antes y de ahora. Una pena no poder leer lo que manifiesta Pérez Galdos ya que entre la gran cantidad de elogios que EPB le atribuye uno de ellos es lo divertido que es. Hubiera estado mejor ver su relación epistolar por ambas partes. Parece que BPG al final no tuvo la capacidad de ser sincero con ella y explicarle su distanciamiento lo que provocó en EPB una enorme pena. Interesante de leer y una lectura ligera
subida lenta y bajada en picado. es bonito leer las cartas del enamoramiento total y un poco penoso ver cómo se enfría todo tras la escapada a alemania, cuando galdós se recluye en santander justo cuando doña emilia está loca loca por él. en general me ha gustado mucho y nada divierte más que ver un poco del marru y de las cosas más íntimas de dos escritores en una época tan restrictiva y formal. me quedo con un muy buen recuerdo de pardo bazán, por lo mucho que luchó y cuánto la intentaron humillar sus compañeros, de cuando tuvo que cortar amistades de raíz y de su carácter, hasta con ganas de leer más obras suyas!
Entré en el libro un poco escéptica y os confieso que me he divertido un montón. Son cartas de ella para él en las que cuenta tanto el affaire que vivieron (cuernos incluidos) y cómo se organizaban para verse sin levantar sospechas. También dan vueltas a temas sobre literatura y sobre la entrada a la Real Academia. A mí me ha encantado.
La mejor lectura de los últimos tiempos. Me debatía entre la ética de lo privado y el privilegio de haber podido acceder a estas cartas. Maravilloso, menuda fantasía de lectura.
"Triste, muy triste"... como diría un orador de la mayoría, me quedé al separarme de ti, amado compañero, dulce vidiña. Soy de tal condición que me adhiero y me incrusto en el alma de los que me manifiestan cariño, y el trato va apretando de tal manera los nuditos del querer, que cuando menos lo pienso me encuentro con que estoy atada y no me puedo soltar. Siendo tú quien eres, y tan amable visto de cerca, este afecto tenía que ser doble o triple de lo que sería en cualquier otro caso análogo, pero con distinta persona. Me quedé -aunque alegrándome de que hubieses cogido el tren- con un velo de sombra negrísima sobre el espíritu; me retiré a mi cuarto como quien se mete en una tumba; me eché en la cama como si me echase al turbio Sena en momentos de desesperación; y desahogué con llanto y traté de olvidar con un sueño oscuro, cargado de pesadillas.
(…)
No sé si algún día dejarás de quererme y la absolución que hoy debo a tu amor vendrá solo de la indulgencia que da nuestro roío oficio y el conocimiento de la realidad... No lo quiera Dios. Tengamos esperanzas. Acaso pueda yo conseguir ponerme de acuerdo conmigo misma, más tarde o más temprano.
(…)
Hemos realizado un sueño, miquiño adorado: un sueño bonito, un sueño fantástico que a los 30 años yo no creía posible. Le hemos hecho la mamola al mundo necio, que prohíbe estas cosas; a Moisés que las prohíbe también, con igual éxito; a la realidad, que nos encadena; a la vida que huye; a los angelitos del cielo, que se creen los únicos felices, porque están en el Empíreo con cara de bobos tocando el violín... Felices, nosotros.
¡Ay! ¡Cuándo volveré a estrecharte en mis brazos, mono, felicidad mía, cuándo será! Vente pronto a Madrid, te quiero ahora como nunca, y sin ti ya no me encuentro, sin tus caricias, sin tu charla y la miel hibleo-suiza de tus bromas y de tus agudezas que tienen la sal del mundo.
(…) que te acuerdes mucho, mucho, de mí, y con las mismas saudades que yo de ti; que sueñes en renovar horas tan venturosas, y que vayas tramando el modo de realizarlo en compañía de tu Peinetita, que te besa un millón de veces el pelo, los ojos, la boca y el pescuezo.
Un verdadero placer leer lo que un alma excelsa -como desde luego fue Emilia Pardo Bazán- escribió en estas epístolas: tribulaciones, dolores, traiciones pero también alegrías y amores.
"Tratándose de ti no distingo de acciones, y lo mismo que te abro los brazos te velaría enfermo o te ayudaría en el trabajo literario. Bien sé, ¿y por qué no me lo dices? Que nada premeditaste ni en ningún agravio pensaste. En ti no cabe nada malo, ni te alcanza responsabilidad alguna, ni necesito yo que me digas otra cosa sino esa dulce frase [he dormido bien]. "
" No se si algún día dejaras de quererme y la absolución que hoy debo a tu amor vendrá solo de la indulgencia que da nuestro roío oficio y el conocimiento de la realidad [...] Ayer me han dicho que Zola está a punto de enloquecer por miedo a la muerte. ¡Que tonto es ese hombre de genio! ¡Miedo a la muerte! Si hubiera vivido en una semana lo que yo,... y lo que tú, no le tendría miedo alguno. Nada eleva el espirito como el amor: estoy convencida de de él nacen no solo las bellas acciones, como opina Dante, sino el fuego artístico. Hemos realizado un sueño, miquiño adorado: un sueño bonito, un sueño fantástico que a los 30 años yo no creía posible. - Le hemos hecho la mamola al mundo necio, que prohíbe estas cosas; a Moisés que las prohíbe también, con igual éxito; a la realidad, que nos encadena; a la vida, que huye; a los angelitos del cielo, que se creen los únicos felices, porque están en el Empíreo con cara de bobos tocando el violín... Felices nosotros."
Llevaba tiempo queriendo leer este libro por dos motivos: 1) adoro a Galdós y a Pardo Bazán por partes iguales y 2) soy una filológa movida por el chisme literario y extraliterario. ¿A quién no le va a gustar entonces una correspondencia amistosa y amorosa entre dos figuras literarias TAN importantes?
Me he dado cuenta que la correspondencia real, que es algo tan personal e íntimo, es la mejor manera para conocer a alguien: su vida, sus miedos, su entorno. Y siento que con esta colección de cartas he conocido bien a Emilia Pardo Bazán (e indirectamente también a Galdós, aunque no se conserve ninguna carta de él). He sabido cómo se sentía Emilia ante la Real Academia y el rechazo continuo de esta a admitirla, he sentido el amor y admiración intensos, pasionales e incondicionales de una mujer hacia un hombre, su preocupación continua por Galdós, su tristeza ante algunas frialdades de él, el cariño en las palabras y en los motes, su faceta como madre y como hija… Ha sido todo un viaje hacia su vida. Hasta en algún momento, por lo íntimo de la carta, he sentido que estaba invadiendo su privacidad. En fin, recomendadísimo.
He disfrutado muchísimo de esta lectura y de la manera tan tierna que tiene Emilia de expresar su cariño, pero me ha hecho sentir a la vez muy triste ver el amor tan incondicional y puro que tenía ella hacia Galdós y el aparente interés errático y los distanciamientos que tenía él (o esa es la impresión que me ha dado, al no tener las cartas de él para completar el cuadro). Por ejemplo, me ha parecido desgarrador el hecho de que ella sintiera la necesidad de pedir perdón constantemente por la infidelidad (cuando él hacía lo mismo y a mucha mayor escala) o que acabase algunas cartas diciéndole “no me quieras mal” o “quiéreme bien”; da la impresión de que él le hacía arrastrarse para conseguir su atención y es super frustrante. Aun así, ha sido un viaje muy íntimo por sus vidas e historia compartida. Además la edición viene super completa y el trabajo de archivo y documentación están super cuidados, merece mucho la pena :)
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Este libro recoge las cartas conservadas de Emilia Pardo Bazán a Galdós y cuenta con unas notas preliminares explicativas de Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. Si bien esto no pudiera parecer atractivo, me ha resultado maravilloso el leerlas.
Esto no sólo se debe a que parece sumergirte en la escena literaria de finales del XIX, sino porque doña Emilia desata en su correspondencia privada todo su lirismo y abre su corazón como en ninguna de sus obras. Es imposible no simpatizar con esta brillante mujer que fue criticada en su tiempo por su género y su talento, todo producto de la envidia ajena.
Se tratan no sólo sus amores con Galdós, sino las publicaciones de ambos, las polémicas con la RAE, el debate sobre la educación de la mujer...
Es desde luego un libro completo y una experiencia para todo aquel que conozca a doña Emilia y quiera profundizar en su persona.