Cíborgs, zombis y quimeras: La cibercultura y las cibervanguardias

by Federico Fernández Giordano (Editor)

El artista y performer Stelarc nos enseñó que los cuerpos son «cíborgs, zombis y quimeras», y con esa idea en mente hemos querido acercarnos al universo de la cibercultura más salvaje y transgresora. Ciberartistas, tecnochamanes, filósofos cargados de anfetaminas, hackers y ciberfeministas, activistas peligrosos y ciberpunks se reúnen en un volumen explosivo pensado para dinamitar el sentido acrítico de la razón humanista y la Disneylandia digital. Una historia alternativa de la cibercultura en la que se mezclan textos «clásicos» y actuales: desde la mitología de Neuromante hasta nuestros días; desde el videoarte hasta el net.art, pasando por el colectivo enloquecido CCRU, Lynn Hershman Leeson y el Manifiesto Glitch de Rosa Menkman, teóricos como Katherine Hayles, Mark Fisher, Sadie Plant y McKenzie Wark, el infaltable paradigma cíborg de Donna Haraway, teoría de futuros, estudios visuales y música tecno, autores de ciencia-ficción y voces emergentes del panorama en habla hispana.

Un viaje de MDMA y cromo quemado a los circuitos febriles de la cibercultura (1987-2020).

Genres: Philosophy

396 pages, Paperback

Published May 27, 2020

Reviews

[Sebastián Báquiro Guerrero · Rating 2 out of 5]

Este libro es un compilado de escritos de muy variado tipo, cuyo tema recurrente pasa por la influencia de lo cibernético, con tantas acepciones como puedan ocurrírseme. Hay textos que son muy flojos, como uno en el que se afirma que la Selfie rompe con los moldes de belleza, porque cualquiera se toma una selfie, reivindicando su cuerpo (ajá, las redes sociales y la dinámica de la selfie no perpetúan discursos sobre cuerpos. Al final, es una postura con sentido ideológico, pues a lo que apunta es a afirmar que la selfie da lugar a una afirmación identitaria). Pero también hay textos muy buenos, para pensar la relación con el "futuro", la tecnología y el capitalismo. Entre estos, cabe la pena destacar a la magnífica Úrsula K. Le Guin, quien escribe sobre cómo jamás podremos colonizar el futuro, así colonicemos el espacio (lo cual implica pensar sobre cómo nos relacionamos con la idea de la irrupción de lo futuro en el presente); también Terminator vs Avatar de Mark Fisher, en el cual muestra cómo el aceleracionismo nos implica a nosotros en un no querer volver a sociedades atadas al soberano o a la tierra; cómo deseamos desterritorialización, aunque debiendo pensar a la tecnología por separado de los flujos de capital, de un Terminator acechante, lo cual no significa se unos conservadores cavernarios avatarescos. Esta última postura discute con Land, su lectura Deleuziana, o con el artículo de Wark también acá incluído, en el cual la tecnología ES el capital. Esa discusión resuena a la vieja entre Heidegger y Ortega y Gasset sobre si la técnica es con nosotros, por lo tanto distinta del capital, o si la época de la técnica es la del capital. Por supuesto, y siguiendo la idea de Jameson de Postmodernidad como el discurso del capitalismo tardío, hay un impulso ideológico en muchos textos, los cuales muestran una ansia absoluta por olvidarse del cuerpo, de la biología, para pensar el mundo con base en avatares, en un poshumanismo que, contrario a lo que plantea Ramiro Sanchiz (otro gran texto), quien dice que lo poshumano implica la ausencia de identidad (no sé si eso sea lo mismo que sujeto en este contexto), muestran que ante la carencia de lugares de actuación del capitalismo, es fiundamental asumir una Identidad. Esto, por su puesto, re suena al ímpetu identitario que ha tomado tanta fuerza hoy en día. Un ímpetu raro, en el cual la ausencia de semblantes solo genera problemas que reducen al sujeto a tener que identificarse. Esto, claro, se puede en la red, pero aún no somos solo red, solo avatares.