“El campo y nuestros medios rurales tienen una manera de hablar única que hermana territorio, personas y animales. Muchas de sus palabras llevan demasiado tiempo a la intemperie. Si no las cuidamos, morirán con nuestros mayores y nuestros pueblos. Por eso este libro, esta almáciga. Un sustrato donde las expresiones de nuestras tierras descansen; una semillera para recuperar sus palabras y sus significados, para volver a oírlas y nombrarlas, para que arraiguen entre nosotros y las tengamos más cerca; un vivero en el que mimarlas y cobijarlas con nuestros cuerpos y acentos. Un diálogo-tejido con nuestro medio rural para que germinen y puedan volver a existir.”
María Sánchez es veterinaria de campo. Actualmente trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción, defendiendo otras formas de producción y de relación con la tierra como la agroecología, el pastoreo y la ganadería extensiva. Colabora habitualmente en radio, medios digitales y de papel sobre literatura, feminismo, ganadería extensiva y cultura y medio rural. Coordina el proyecto Las entrañas del texto, desde el que invita a reflexionar sobre el proceso de creación, y Almáciga, un semillero abierto y colectivo de palabras de nuestros medios rurales de las diferentes lenguas de nuestro territorio. Sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés, francés, rumano y polaco. Ha obtenido los premios Orgullo Rural del patronato de la Fundación de Estudios Rurales «por ser un puente de divulgación del mundo rural», Premio Nacional de Juventud de Cultura del Instituto de la Juventud de España (INJUVE) por haber contribuido con su poesía «a visibilizar con carácter modélico e innovador la necesidad de mantener la vida en el campo», premio FADEMUR 2019 de Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) por su lucha por las mujeres rurales, Córdoba en Igualdad 2020 en la categoría arte y cultura de la Diputación de Córdoba y Premio Artes y Letras 2021 de la Fundación Princesa de Girona por su labor como poeta, escritora y activista en defensa de la cultura rural, y especialmente del papel olvidado de las mujeres en el campo.
Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017) es su primer poemario.
Tierra de mujeres, una mirada íntima y familiar al mundo rural, es su primer ensayo, un texto sobre mujeres y medio rural (Seix Barral, 2019), traducido al francés (Rivages, 2020). Próximamente serán publicadas las traducciones al alemán (otoño 2021, Blessing Verlag) y al inglés (primavera 2022, University Trinity Press).
Almáciga (Geoplaneta, 2020), es un pequeño vivero de palabras del medio rural de las diferentes lenguas de nuestro territorio que sigue vivo y creciendo en formato virtual.
La línea que va de 'Cuaderno de campo' a 'Almáciga', pasando por 'Tierra de mujeres' es perfecta. Son tres libros en los que una se siente cuidada. Algo así como tumbarse en la hierba a dejarse mecer dulcemente por las palabras de María —tanto las suyas como las que recupera de otras tierras, de otras mujeres, de otras épocas— y aprender con ella(s). Como amiga: diré que siento orgullo. Como lectora: diré que siento paz. Como periodista: caeré en tópicos asegurando que María Sánchez es una de las escritoras millennial con el imaginario más sólido y profundo del momento. Deseando leer todo lo que venga.
Mi bloqueo o sequia lectora ha acabado y lo ha hecho con este libro. Almáciga de Maria Sánchez es y será una almazuela para tod@s nosotr@s. Un libro fascinante lleno de palabras mágicas que se están perdiendo o vaciando como nuestra España rural. Sabéis que me gustan y adoro las palabras con sonoridad, melancólicas, con significados fascinantes... Pues os voy a poner ejemplos: llumbreiro, garabullos, jañiquín.. Etc Son muchas palabras las que nos conectan con la tierra, con nuestros abuelos y antepasados. Palabras que por no estar en la Rae u en otro sitio "oficial" nuestras generaciones las pierden u se olvidan de ellas. Cada Comunidad Autónoma y cada lugar de España, tiene su forma de decir muchas cosas, pero ¿qué importancia tiene lo que nuestros abuelos nos dicen? Este libro es maravilloso, gracias a él me he dejado seducir por los colores, sabores, olores de las palabras...
"Es curioso, pero me gusta pensar que queda un rastro de lo que hacemos en ciertos espacios, de nuestras manos tecleando o sosteniendo un bolígrafo manchando un cuaderno, incluso de algunas ideas que no salen del cuerpo, ni siquiera las nombramos ni escribimos, pero son tan poderosas que abarcan todo y nos acompañan siempre".
'Almáciga' es un proyecto único y revolucionario de la escritora y veterinaria María Sánchez que busca construir un semillero-vivo de las palabras del medio rural, muchas casi olvidadas y algunas de las cuales nunca formaron parte de los diccionarios. Un modo de hablar que, como ella misma expresa, tiene otro ritmo y hermana territorio, personas y animales. Añado que también hermana a las lenguas españolas como pocas cosas logran hacerlo. Al mismo tiempo, este libro constituye también una reivindicación de la ternura y el cuidado, mientras constata la urgencia de recordar y cobijar a ese medio rural que se siente en desaparición. En parte debido al poco valor que se le ha otorgado especialmente en las últimas décadas y, en parte también, por la amenaza de la emergencia climática que está transformando a pasos agigantados nuestra tierra. Con 'Almáciga', María Sánchez sigue una senda iniciada con 'Cuaderno de campo' y recorrida también a través de 'Tierra de Mujeres', sus anteriores obras, para recordarnos lo vital que es el trabajo del campo (comunal en muchas ocasiones), la valiosa labor de las mujeres en ese medio rural y la cantidad de poesía que puede llegar a contener todo ello, formulada siempre no desde la idealización sino desde la reivindicación. Hagamos que germinen esas semillas, que arraiguen en nosotras, agarrémonos también a ellas e invoquémoslas.
Qué belleza de libro. Almáciga es muy especial, ya que en un primer momento puede que se crea que es una especie de glosario pero nada más lejos de la realidad. Almáciga se despliega y da paso a la vida de nuestro mundo rural, a la lengua de nuestros abuelos. Es una belleza no sólo por lo que nos cuenta María, sino por las increíbles ilustraciones de Cristina Jiménez.
Me ha encantado leerlo mientras iba al campo y leerle a mi padre las palabras que me parecían curiosas o que creía que podía conocer, al fin y al cabo es el objetivo de este libro: esparcir estas palabras, ampliar la almáciga y crear vínculos.
Un libro encantador que entrelaza la belleza del lenguaje y la vida rural. Desde la primera página, queda claro que no es un glosario ordinario; es más bien un homenaje sincero a las palabras que están desapareciendo del campo, complementado por las ilustraciones de Cristina Jiménez.
Los términos se plantan con esmero, se les permite florecer y luego se comparten con nosotros, los lectores, de una manera que es a la vez poética y significativa. El enfoque de la autora hacia el lenguaje es como si cada palabra contuviera la textura y el aroma de los campos que describe. Este libro captura la esencia de la España rural, preservando el lenguaje de nuestros antepasados y los paisajes que habitaban.
Leer Almáciga ha sido como experimentar un soplo de aire fresco, que trae consigo los aromas y sonidos del paisaje rural. La escritura de María está impregnada de respeto por las tradiciones y estilos de vida de las comunidades rurales. Sus palabras no solo son informativas, sino que también tienen una cualidad lírica.
Este libro también sirve como un recordatorio de la importancia de preservar nuestro patrimonio lingüístico. En una era donde muchos términos rurales corren el riesgo de ser olvidados, Almáciga es un testimonio de la conexión entre el lenguaje y la tierra. Es un llamado a honrar las palabras que han moldeado nuestra comprensión del mundo, particularmente a los hombres y mujeres trabajadores que han mantenido vivas estas tradiciones.
Es un libro precioso, tanto en palabras como en ilustraciones. A veces, me ha descolocado la manera de lanzar las palabras, un poco al tuntún, imagino que como una lanzaría semillas al viento. Si me tengo que quedar con una, elijo almáciga, la que da nombre al libro.
Una joyita para ir desgranando poco a poco, acompañada siempre de una taza de bebida caliente... Porque a eso te transporta este libro, al olor a madera, al frio de las montañas, a silencio. Nunca pensé disfrutar con un libro que hablase de palabras, y aunque pueda parecer obvio, éste lo hace de una forma muy mágica. Me ha encantado. Me he quedado con ganas de más.
Qué preciosura de proyecto y de libro, es muy bella esta concepción que surge de entretejer las palabras del medio rural con la poesía porque ya en sí mismas lo son. Este libro me hizo sentirme verdaderamente dentro del campo, imaginarme entre hojas, olor a tierra y sonidos de ovejas. ✨ Ya sé ha convertido en uno de mis favoritos.
La primera vez que escuché hablar sobre María Sánchez fue por mi trabajo, tuve la suerte de conocerla poco después y asistir a una charla donde nos compartió parte del conocimiento que refleja en este mismo libro.
Al día siguiente salí por la mañana para poder comprarlo y leerlo, también por si podía tener la suerte de que me firmara mi ejemplar, para el recuerdo.
Creo que hay libro que no siempre te llegan en el momento indicado, pero en mi caso este libro llego justo cuando debía haber llegado.
Hablar sobre rural, comunidad, cultura y costumbres en un mundo cada vez más global e individualizado es hablar con mucha valentía. Espero que esta almáciga llegue a muchos, por mi parte estoy recogiendo palabras.
Esto es algo que siempre intenté de manera más o menos consciente, sabiendo que en mi casa y en mi aldea se emplean términos que no se usan una vez que cruzas el río, la frontera. Ahora veo un sitio donde volcar estas palabras, para que las conozca más gente y no desaparezcan.
Gracias María por escribir y hablar sobre estas palabras.
La semilla y la palabra, la tierra y el poema. Cuidar una semilla como una palabra. Abrir el zurco, depositarla, verla brotar, dejar que crezca y vuelva a comenzar el ciclo. Este libro divaga por la premisa de recoger y salvar antes de la desaparición las palabras de los oficios campesinos, oficios que en estas páginas alcanzan su dignidad: cada término tiene una especifidad y al mismo tiempo está cargado de poesía. Mis favoritas: atizarra (estrella por la que se guían los pastores de ovejas) y pergañas (las semillas que se enganchan en la ropa). Esta recolección es homenaje y búsqueda, valoración a las manos de mujeres y hombres en las labores de la tierra y del pastoreo. Un almacigo para ser leído con canto de grillos, cuando el sol ya baja y las flores se cierran.
Un soplo de aire fresco que te transporta directamente al campo y a sus palabras, a qué significa cada aspecto rural. Personalmente, me encanta poder ir recolectando palabras como si fuesen semillas, y así las define María, e ir desperdigándolas allá donde paso. Además, es un gusto leer la delicadeza y los sentimientos que siempre quiere mostrar María Sánchez respecto a lo rural y el recuerdo de aquellas palabras y quienes las usa(ba)n que van viajando por cada región hasta encapsularlas en una pequeña enciclopedia bien atada pero seguro que sin final.
I thought the book was a bit disappointing. I've only read one other of her books but I seem to remember that I enjoyed that. This one felt a bit purposeless. The idea of the perpetuation of the words never quite got off the ground, they were never the focus of the text, just a mention and then onwards. And the rest of the text never quite got up to speed. Not that I disliked the book but it never really grabbed my attention and I'd expected that it would.
Ahora mismo no tengo palabras para agradecer a María su obra. Solo decir que se ha convertido en uno de mis libros favoritos y que se lo estoy regalando a mis amigas por su cumple, porque siento la necesidad de compartirlo con mi entorno... Como dice mi abuelo con su sonrisa eterna: "Que vos preste" 💚
Abre lindas reflexiones y me trajo resonancias con espacios muy antiguos de mi recuerdo... pero no enganché nada con la forma de escribir, ni menos con el relato forzado para mostrar el significado de distintas palabras. Lo encontré, irónicamente, muy poco orgánico. La segunda estrella va de bonus exclusivamente por lo HERMOSAS de las ilustraciones.
Bueno, vuelve septiembre y estoy intentando retomar los raticos para leer. De este libro diría muchas cosas porque se plantea preguntas que me llevan carcomiendo mucho tiempo. Pero bueno, me quedo especialmente con que este libro es como un abuelo: guarda muchas historias y muy antiguas, para repetirselas a sus nietos mil millones de veces y que estos cada vez descubran algo nuevo en ellas.
Me encanta la forma en que María Sánchez rescata todas estas palabras en su almáciga, cómo vuelve a traerlas poco a poco y de nuevo al día a día y cómo en cada libro nos hace aprender tanto.
Unas reflexiones y unas ilustraciones preciosas, aunque se hace complicado de seguir ya que va saltando de concepto en concepto. Aún así, como acción Almáciga es preciosa y ayuda a dar valor y rememorar nuestras lenguas.
María Sánchez no solo nos regala un puñado de palabras usadas en el ámbito rural, sino que nos va relatando poco a poco la belleza de estos lugares, para que no los olvidemos jamás
"Una de mis expresiones favoritas, que aprendí de pastores y de la gente del campo con ovejas, es la de lavarse la boca: se llama así a esas primeras veces de las ovejas que salen a pastar esa nueva hierba que surge tras la esperada lluvia después de los días largos y el calor."
"Pimpollada, espacio donde hay árboles nuevos que están creciendo. Estos pequeños árboles también reciben el nombre de pimpollos"
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bonito homenaje ensayístico a las palabras y acentos de la españa rural. no obstante, el estilo poético no me ha terminado de convencer y sentía que el mensaje estaba mal ejecutado por intentar mantener un tono idílico bastante, a mi parecer, manido.