En 2013 Andrés Felipe Solano, escritor colombiano, se mudó a Seúl junto con su mujer coreana Soojeong. En ese momento Solano comienza esta crónica sobre su vida en Corea, descubriéndonos una sociedad y una cultura tan extraña como sorprendente en el mundo occidental, explicándonos cómo se desenvuelve en este país sin la ayuda de su familia o amigos colombianos, cada vez más desdibujados en su mente. Así, Corea: apuntes desde la cuerda floja no es solo un diario de Solano durante un año en Corea, sino también una reflexión sobre su propia vida y sobre su profesión de escritor. Este libro fue ganador del Premio Biblioteca de Narrativa colombiana en 2016.
Andrés Felipe Solano es novelista y periodista. Autor de la novelas Sálvame, Joe Louis (Alfaguara, 2007) y Los hermanos Cuervo (Alfaguara, 2012). Sus artículos han aparecido en diversas publicaciones como SoHo, Arcadia, Gatopardo (México), La Tercera (Chile), Babelia-El País (España), Granta (España, Reino Unido), The New York Times Magazine y Words Without Borders (Estados Unidos).
En 2008 fue finalista del Premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, institución presidida por Gabriel García Márquez, por su crónica Seis meses con el salario mínimo, que fue incluida en Lo mejor del periodismo en América Latina (FNPI-FCE, 2009) y en Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012). En 2016, gana el premio Biblioteca de Narrativa Colombiana por su obra Corea: apuntes desde la cuerda floja (Ediciones Universidad Diego Portales, 2015).
Andrés Felipe Solano es uno de los mejores narradores jóvenes en español según la revista GRANTA.
Elegido como uno de los Nuevos Cronistas de Indias por la Fundación Nuevo Periodismo, presidida por Gabriel García Márquez.
En un momento Solano dice "estar tan lleno de mí es agotador." No podemos escapar de eso, aunque estemos a miles de kilometros del lugar donde nacimos.
Este libro fue un golpe brutal y humano para mi, sentí una conexión desde la primera palabra hasta la última, cómo si cada palabra expresara mucho de lo que soy incapaz de decir. Supongo que este libro es de aquellos que nos llegan a generar sentimientos tan contradictorios, tan fuertes... No soy capaz de explicar como este libro se ha llevado una parte de mi, o mejor como me ha transformado, o incluso ambas cosas.
Difícil rankear del 1 al 5 con números enteros. Este buen libro podría ser 3.5, pero obligado a elegir entre sus enteros próximos, lo ubico más cerca del 3.4 que del 3.6, y por eso el puntaje termina resumido en 3. Injusticias de los tribunales, aunque este sea más bien inofensivo. Lo importante, en todo caso, es que Solano escribe (y eso no es poco); Solano tiene mirada (y eso es mucho); Solano percibe y sabe transmitirlo. El problema es que a lo largo de este libro muchas veces, quizá demasiadas, desperdicia sus virtudes.
El año tiene cuatro estaciones, y este libro sigue dicha delimitación para dividirse en cuatro capítulos. "Primavera", la segunda, es una joya. Dan ganas de aplaudirlo; aunque en realidad más ganas dan de ir a buscarlo y darle un abrazo. Y las gracias por el buen rato, la compañía y la generosidad. Los textos sobre traducción, cirugías plásticas y tarjetas de créditos valen oro. Esa sección es el brillante clímax de aquello que, desde el inicio, en "Invierno", empezaba muy débilmente, sin demasiada consistencia, a mostrarse: la exhibición de un proceso de descubrimiento. ¿Qué se descubre? Un país desconocido, una vida desconocida, pero sobre todo parte de uno mismo que hasta entonces había permanecido en la sombra.
Después de la primavera, sin embargo, todo empieza a decaer. "Verano" es como la estación que nombra, pero sin luz: bochorno, lentitud y aburrimiento. Y "Otoño", la última sección, es un absoluto naufragio. El libro termina como quien dispara las últimas balas en una batalla ya irremediablemente perdida (aunque esta prometía más bien una victoria). El libro termina como si el autor hubiera pensado: acabemos de una buena vez con este asunto que no doy más. Sin embargo, unos días después de concluir la lectura persisten ciertas sensaciones. Se mantiene cierta simpatía por el narrador; o, mejor, empatía con su historia. Y queda flotando un clima de complicidad mezclado con sano voyeurismo. Eso salva al libro, no del infierno (donde no merece estar) sino del purgatorio. E incluso puede llevar a escribir pequeñas notas como esta, con la única de intención de que no se termine del todo, como para mantener viva la esperanza de que una próxima primavera es todavía posible.
Una de las mejores lecturas que he tenido en un buen tiempo. Más que una crónica de Seúl, se trata de un diario personal de alguien enfrentado a lo desconocido, a lo extraño y exótico, intentando sobrevivir junto a su esposa a un lugar nuevo y a una cultura que lo desconcierta y a la que poco a poco se acostumbra. Su capacidad de observación y de convertir las cosas cotidianas y que normalmente pasamos de largo en aspectos tan interesantes para el lector, en reflexiones sobre su vida pasada, presente y sobre el porvenir, su sensibilidad ante tantas experiencias nuevas y su ojo crítico hacia todo a su alrededor, sobre todo hacia sí mismo y su nueva vida. Maravilloso.
La primera cosa que me llamó la atención de este libro es la edición. Es un libro en tapa blanda con solapas, que al abrir las de la portada encuentras un pequeño juego o test sobre Corea. En la contraportada tenemos las soluciones. Dentro de las solapas es todo negro. Una vez abrimos el libro, nos encontramos con una foto en blanco y negro del autor junto a su biografía. Justo después tenemos una réplica de la portada, en blanco y negro, con el título de la obra y el logo de la editorial. Después, empieza la obra. Otra cosa que me llamó la atención fue que las separaciones entre un tema u otro son rayos.
¿Qué nos comenta Andrés Felipe Solano en esta obra? Su vida. Ni más ni menos. Cosas sobre Corea, comparaciones con Colombia, y su vida allí. Yo llegué a este libro por mi pasión por Corea del Sur, entre otros países asiáticos. Quería conocer más sobre este país en cuestión. Sin embargo, a pesar de que sí encuentro experiencias, historia y demás datos interesantes sobre el país, también hay muchos datos que para mí fueron irrelevantes y aburridos.
Empezamos la aventura con el autor y su esposa, Soojeong, de camino a Seúl con un autobús desde la casa de los padres de ella. Podemos ver como es el invierno allí, y las diferencias que él encuentra con Colombia. Nos explica como llegan a Itaewon, su nueva residencia, y nos describe cómo vive la gente allí, y que tipos de personas. Poco a poco, con un paseo, nos va explicando la historia, con flashbacks a distintos puntos de su vida, que los utiliza como explicación amena de sus vivencias.
Como explico antes, hay muchos datos que para mí me resultan innecesarios. Hubo momentos en el que el libro se me hacía cuesta arriba o me dormía con el libro en las manos mientras leía. Aunque este libro me ha aportado muchas cosas que no conocía y ha ampliado otras que sí conocía, no me ha gustado el libro en general. En parte, culpo a mis expectativas de ser un libro totalmente distinto a lo que ha sido en realidad. Yo esperaba un libro que me contase cómo es Corea, la experiencia de una persona extranjera allí. Pero me he encontrado con las vivencias de un hombre colombiano con excesos de datos que para mí no tenían relevancia ninguna. De hecho, saltaba de un tema a otro y perdía totalmente el hilo de lo que me estaba explicando.
En conclusión, tal vez si hubiera sido yo algo más mayor, hubiera comprendido cosas que él explicaba con detalle que yo no he llegado a comprender. Básicamente, no estoy hecha para este libro. No es un libro malo, ni de lejos está mal escrito. Pero las expectativas y yo misma han hecho que este libro haya sido todo un fracaso para mí.
Es un blog. Entretenido, sí, pero es un blog. Hay partes lindísimas, pero temo que gran parte del libro parte del supuesto de que, sin importar su contenido, el diario de un expatriado en Asia tiene que ser interesante.
Read this one as part of an effort to improve my rusty Spanish skills; started it last spring, but put it aside partway through until several months later. I've forgotten the earlier details, and will likely forget the recently-read ones soon.
Colombian academic (spent significant time in USA as well) moves to Seoul with his Korean wife (who speaks Spanish). Series of thoughts (blog entries?) divided into four seasons. Observations of daily life from a western expat perspective isn't new, but his insights are not at all same-old, same-old.
At $25 was a pricey purchase, but as I'll definitely be tackling it again we can half that. Took the advice of a Spanish professor that if I feel I'm getting the general idea, don't keep stopping to confirm every new vocabulary word. When I did look them up, often the meaning was what I expected.
Terminé desde la cuerda floja. Un libro lleno de viñetas que conforman un universo es como un worldbuilding, casi un manual etnográfico. Sentí ese pequeño impulso de imitarlo en sus viajes, en la curiosidad con la que observa los cuerpos de personas que no puede entender su lenguaje. Y, al mismo tiempo, una envidia: la de sentir esa necesidad de un limbo creado por él mismo, sin que necesite expiar alguna culpa.
I would like to have Solano's capacity of making every single trivial observation seem momentous when written down. (what if they actually are trascendental and all it takes is a bit of perspective?)
Hay dos cosas que me han gustado mucho de este libro, que está a medio camino entre el diario personal, la crónica y la narrativa de viajes. Capas y capas con la historia, la política y la cultura de Corea del Sur desde la experiencia personal de un colombiano que se instala en Seúl en 2013. Uno. Te hace ser consciente de todo lo que puede pasar en un año, de los cambios y las decisiones tomadas. Cuando una está inmersa en la rutina el tiempo puede parecer congelado o, al contrario, que pasa muy deprisa. Sea como sea, las labores diarias y la propia asimilación paulatina de los acontecimientos según ocurren no dejan tener una perspectiva global. Sólo cuando completamos un círculo -en fin de año o en algún aniversario importante-, echamos la vista atrás y pensamos "guau, han pasado muchas cosas desde que...". Siendo así, me planteo si mantener un diario será la fórmula para no olvidar nada; la clave para conseguir una nueva percepción del paso del tiempo. Dos. Admiro profundamente la capacidad de Andrés Felipe Solano de transformar lo cotidiano, lo trivial, en algo totalmente trascendente. Ya sea ir en tren, beber soju, cruzarse con personas o escuchar graznidos de cuervo a través de la ventana. Solano es un gran observador y eso es un don, especialmente para un escritor. En su caso, y desde mi humilde opinión, no solo sabe escribir muy bien; tiene, además, la sensibilidad necesaria para que su escritura resulte fascinante. Un último apunte. Leed este libro si os interesa Corea del Sur aunque solo sea un poco. Pero leedlo también si no es así, porque vais a cambiar de opinión y sentir la necesidad de saber más hasta qué queráis visitar esas latitudes lo antes posible.
Esta es una lectura fresca, no implica un trabajo mental arduo, claro, si uno quiere puede profundizar en mil frases o temas por los que se desliza el texto, pero creo que es uno de esos casos donde más vale dejarse llevar por la superficie de las palabras y disfrutar el paseo que desgastarse en análisis forzados.
En mi caso personal, esa aproximación a la cultura oriental, puntualmente a la coreana, fue un completo goce, facilitado por el hecho de hacerlo bajo la pluma de un colombiano que traduce de forma sencilla todo cuanto descubre.
Me gusta encontrar experiencias de migraciones en donde puedo sentirme reflejada aunque los lugares y las culturas sean completamente distintas. Porque si bien cada migración es particular y diferente, existen una serie de pensamientos, vivencias, perspectivas, emociones… que compartimos cuando estamos lejos de nuestro lugar de origen. Y eso es lo que más me ha gustado de este libro. Esa complicidad de saber que ahí donde ahora te encuentras, hasta las estaciones del año las vives desde un descubrimiento casi infantil pero con una lucidez que sólo la distancia puede brindarte.
<< mis recuerdos solo son posibles si los visito a través de la escritura. solo de esa forma salen del cementerio, adquieren formas más o menos definidas. quisiera visitarlos de una manera más natural, pero los recuerdos que no logro asir en palabras regresan al mundo de los muertos y me aterra que se queden ahí para siempre. supongo que escribir no es otra cosa que un acto de resurrección. >> . . contado en forma de diario o cuaderno de bitácora el escritor colombiano Andrés Felipe Solano narra la aventura de irse a vivir con su mujer coreana a Seúl. un cambio de vida radical que le llevará a enfrentarse a diario con una cultura que le fascina, asombra y aterra a partes iguales. desde un invierno en el que se llega a estar hasta a - 15C bajo cero Solano tendrá que lidiar con buscar un trabajo que le permita ir comprando muebles para su casa, comer, vestirse mientras que continúa con su labor de escritor aceptando pequeños trabajos que van llegando a cuentagotas. Y vivirá meses entre el miedo y la incredulidad de la situación política del país que anuncia la posibilidad de una guerra inmediata mientras los cerezos languidecen al sol abriendo sus flores. . una lectura fascinante por una cultura que puede llegar a ser asfixiante en cuanto a las normas establecidas tanto a hombres como mujeres para poder vivir en una ciudad tan temperamental como es Seúl. salpicado de pequeñas y grandes referencias literarias universales que sirven como asideros para continuar un día más, Solano se muestra nítido como una imagen en un espejo revelando sus pensamientos más íntimos sobre el momento vital en que se encuentra sintiendo la lejanía de su familia, de su país, de amigos que ya no están... . << hay algo que encuentro bello de muchas novelas coreanas. los escritores marcan el silencio en una charla, la mudez ante una pregunta, el no tener una respuesta clara. [...] los autores emplean los puntos suspensivos sin pudor. - ¿ Le temes al frío del invierno? -....
Me gustó. Es sencillo y ligero, pero el autor es divertido y siempre es bueno recordar que los problemas de uno son los de todos. Estemos donde estemos.
Un libro regular, pulido en su escritura pero aburrido y con un potencial desperdiciado. Es curioso, este texto cuenta algo y a la vez nada. Siento qué independientemente de la intención del autor, poder vivir la cultura coreana de primera mano da una oportunidad inmensa para narrar con potencia y con riesgo; retratar un hecho histórico, rescatar personajes ocultos y sorprendentes, inventarse una aventura personal y volverla algo memorable; en fin… hay muchas opciones, pero aquí no pasa nada. De hecho, lo único que me hizo terminar el texto fue la curiosidad por saber qué aspectos pintorescos hacen que ese país tan lejano y, para mí, extravagante sea lo que es. Nada distinto a lo que pudiera haber hallado en cualquier video de YouTube: lo que comen, su organización social, su forma de educarse, de entretenerse, de trabajar. Por otro lado, el enfoque del inmigrante fuera de lugar… pues si, más allá del aura de nostalgia que puede hacer sentir a gente identificada no resulta más que un cliché que tampoco sale de una zona cómoda y predecible. Otra oportunidad perdida para dar otro ángulo a la historia. Más allá de lo exótico del tema este libro es solo paisaje. Está mucho mejor escrito que el del salario mínimo (más interesante el tema que el texto) pero aún percibo a Solano como un escrito insustancial… perezoso en el privilegio de las experiencias que ha podido vivir y de la gente que ha conocido.
Corea, apuntes desde la cuerda floja Andrés Felipe Solano, 2014
Sabía de los logros de Andrés Felipe Solano como escritor pero nunca lo había leído. Pertenece a la generación “post- García Márquez” de autores colombianos jóvenes.
En este libro de no ficción comenta su experiencia de 11 meses de vida en Seúl. Es un diario en el que comparte, en un estilo literario ágil, ameno, inteligente y con suficiente humor e ironía, aspectos de la sociedad coreana y sus diferencias con la colombiana, una cultura tan opuesta en prácticamente todos su aspectos. Lo hace con sus pensamientos, sus preocupaciones, incertidumbres y expectativas; con su vida de pareja.
Un rato muy agradable de compañia para que este remoto país tome forma en la mente del lector. Se aprende de sus avances y angustias como sociedad, de las diferencias y amenazas permanentes con Corea del Norte, hermanos de sangre con mentalidades opuestas. La gastronomía y el turismo, la música, la literatura y la filosofía, la radio y el cine igualmente constituyen parte importante de la experiencia.
Esta ha sido nuestra primera toma de contacto con el autor, el escritor colombiano Andrés Felipe Solano, lo cierto es que no habíamos leído nada de él.
A través de las páginas de ese diario, casi más que una novela, Andrés nos cuenta el cambio radical que sufre su vida cuando decide seguir los pasos de su mujer, Sooyeong Yi y mudarse a Corea.
El libro, el cual está dividido en cuatro partes, empezando por el invierno que es cuando empiezan su nueva vida y acabando en el verano. Nos relata algunas vivencias pasadas, de gente que conoció, amigos que hizo, experiencias que le marcaron. Es muy interesante ver, a nivel personal, como le afecta en su matrimonio este cambio de aires, ya que ella si es coreana pero él no.
En definitiva, es un libro muy diferente a lo que solemos leer y nos ha gustado muchísimo.
Me encanta Corea, me fascina su historia, me inquieta su cultura y me vuelven loco sus calles, tiendas y cafeterías.
Por supuesto, me lancé de cabeza a “Corea: apuntes desde la cuerda floja” de Andrés Felipe Solano, y claro, quizá me hice un autohype.
Sé lo duro que es escribir un libro, por lo que no me gusta hablar mal de ninguno, pero solo puedo decir que no le he acabado de encontrar el punto. Quizá por mi expectativa, pero todo lo que se habla de Corea es muy superficial.
El libro se centra en la vida del autor durante su primer año en Seúl. La manera de abordar el libro es original, planteando cuatro partes separadas como estaciones del año. Además, el autor escribe bien, con frases que sentencian y que te gustaría subrayar.
¿El problema? El contenido no me ha resultado nada interesante, me han cansado sus “me pregunto” y me han aburrido las anécdotas.
Un colombiano en Corea (del sur), su diario de vida de un año pasado en ese país.
País por el que siento mucha curiosidad, por desconocimiento.
Mientras el autor sobrevive siendo profesor, actor, escribiendo artículos y otros menesteres, nos va contando vivencias, experiencias y datos curiosos sobre Corea del sur y en particular Seúl.
Como que hay una base militar en la ciudad, que es difícil conseguir desodorante (!) o que la fruta es un manjar preciado.
Personas, historia, anécdotas cinéfilas, referencias a libros.
Recuerdos y paralelismos con Colombia. Un poco de añoranza.
Las tensiones con Corea del norte, que juega al gato y al ratón.
Intervenciones quirúrgicas faciales de personas que buscan occidentalizarse en una sociedad jerárquica y futurista, supersticiosa y aparentemente recatada.
El libro es interesante, un buen diario que nos adentra en lo profundo de su autor y de Corea. Me gustó mucho la segunda parte. Es por lejos la mejor y la cuarta siento que es la más débil. Pero en su conjunto arman una buena estructura. Siento que hay una inocencia típica de escritores en la forma en que observa. Como que el hecho de ser experto en el fondo nos hiciera un poco más lejanos de lo que contamos. Hay partes que me disgustaron, como todo libro. Partes con las que choco con el autor. Pero al final, es lo que lo nutre a uno. Me hubiera gustado un poco de profundización en una mirada más ideológica de los hábitos descritos, saber qué piensa el autor sobre las prácticas que narraba. Claro, sin ser pedante ni apelar a diez textos de sociología.
Una joya. Qué suerte tuve al encontrarlo. Desde el comienzo hasta el final, me sentí atrapado en un texto lleno de introspección y análisis de un exterior que es ajeno a mí, pero en el que últimamente me he divisado mucho, por lo que siento que el libro también llego en un momento ideal a mí. Ofrece grandes apuntes y líneas para reflexionar sobre nosotros mismos, especialmente cuando nos sentimos fuera de lugar.
Cuan increíble habría sido leer este libro en el 2014, antes de vivir mucho de lo relatado ahí, de estar abarrotados con ese contenido en redes sociales donde exponen los mismos temas.
Sólo le quitaría las referencias sexuales, de prostitución, porno e infidelidad. A título personal no me interesa. Lo restante está bien ^^
Me encantó. No es el libro super denso de Corea sino una visión naive de la llegada a otro mundo de un colombiano. Me recuerda un poco el estilo desenvuelto de Guy Delisle en sus caricaturas pero con una gran sinceridad que le muestran a veces a través del humos un realidad alterna. Muy grata sorpresa.
¡Fantástico! Solano transporte al lector a su día-a-día en Corea. Muy agradable la lectura, manteniendo un elemento de valor agregado alto.
Pude relacionarme con muchas de sus vivencias, ya que las similitudes de las culturas chinas y coreanas son evidentes para aquellos que han estado en ambas.
Entertaining. I felt very much in the company of a friend who was telling me about his experience living in Korea. As I am Colombian, I felt deeply identified when the author compared Colombia vs. Korea.
Todo libro que hable de Corea tiene mi corazón ya que me recuerda el mes que estuve allí. En cada relato de Andres me salta un recuerdo. Es un país maravilloso y el libro cuenta a la perfección esos pequeños detalles de la cotidianeidad con pinceladas de historia.
He disfrutado la lectura, una autobiografía que te conecta con un país tan ajeno como es Corea, es fácil seguir el hilo de los acontecimientos teniendo en cuenta el estilo anecdótico de la historia. Dan ganas de visitar el país aun con sus sombras y rigidez.
Interesante libro sobre las experiencias de un escritor latinoamericano en Corea. El contraste cultural entre ambas sociedades no podría ser mayor, y las observaciones de Solano ayudan a construir una imagen más cercana de la vida en Corea vista desde las antípodas de esta fascinante civilización.