Las tierras flacas se aproxima, tematicamente, a la anecdota que Yanez cuenta en Al filo del agua: la vida campesina sustituye a la vida municipal; la magia ocupa el sitio del fanatismo; la frustracion vital de los personajes es del mismo tamano. Historicamente la revolucion ha derrotado al porfirismoComo en casi todas sus obras, la atmosfera realza la anecdota y permite a las criaturas desarrollarse integramente. Yanez es el novelista de los pueblos de atmosfera enrarecida y de los ranchos que, de tan pequenos, carecen casi por completo de horizonte humano. En Las tierras flacas el autor reencuentra su campo vital, entra de nuevo en contacto con las criaturas que ama y comprende.
Es fácil encontrar paralelismos con Pedro Páramo, aunque Las Tierras Flacas se carga un poquito más hacia el lado del Realismo que para el Mágico, aunque hay detalles que siguen quedando ambiguos, sobre todo teniendo en cuenta que el narrador es omnipresente mas no omnisciente y quién sabe, tal vez sí era el Diablo quien voló por encima de los ranchos y no un simple airoplán.
Primer libro que leo de Agustín Yáñez y puedo decir que me gustó aunque también se me hizo un poco pesado en algunas partes. Influenciado sin duda por las narraciones mágicas como las de Juan Rulfo o García Márquez narra la historia de un pequeño pueblo ficticio en Jalisco posterior a la revolución, se vida diaria, el como la tecnología llegaba poco a poco a ellos pero aún viviendo bajo la sombra de algunos personajes tipo hacendados que tenían el control de la zona. Su narración con muchos refranes y dichos populares (algunas veces demasiados) refleja la vida del pueblo mexicano posterior a la revolución. Le di tres estrellas porque en partes se me hizo pesado, había ocasiones dónde una sola página eran puros refranes que tenían la misma moraleja o enseñanza y llegaban a hacer tediosa la lectura, sin embargo si leeré más del autor.
Es un libro que describe una época, una forma de vida ya distante, la historia es sencilla, pero las descripciones de los lugares y de la forma de pensar de la gente de ese entonces, enriquecen la lectura. Esta llena de refranes que les escuchamos a nuestros abuelos. Particularmente me gusto mucho que mientras leía, recordaba lo que mi abuelita me contaba de su vida en el rancho, pude verla de nuevo a través de estos relatos.
Del mismo autor recomiendo "Al filo del agua" y claro, en mi opinión este es un buen libro.
La vida rural post-revolucionaria en una épica con guiños bíblicos, que como todo lo mexicano, nunca está peleado con el humor. Librazo imprescindible, infravalorado.
El trabajo literario de Agustín Yáñez en esta obra me parece excepcional: desde la estructura de la trama, el desarrollo tan entretenido, lleno de giros que nos hacen prometernos volver para saber qué pasará en el siguiente capítulo, así como los dichos y descripciones, lo bien definido de los personajes inmersos en una atmósfera sólida (y tremenda) que, en conjunto le dan fuerza y solidez a la obra que debe observarse desde la genialidad de una novela costumbrista.
He visto algunas reseñas muy tristes -y que considero injustas, literariamente hablando- en las que se habla en particular de este libro con palabras ligeras como "me gustó" o "los dichos fueron muchos y me aburrió". Debemos recordar que quien nos habla es una voz ficcional, la omnipresente voz lírica de una época en la que las cosas en ese tiempo probablemente fueron así y que si bien no es de nuestro total interés, debemos hacer a un lado para dar libertad sin predisponer a lectores potenciales que podrían encontrar en este texto algo bueno para ellos pero que se estarían perdiendo por una cuestión de gusto particular.
Los temas relacionados con la Revolución Mexicana en su más amplio significado son claves en el desarrollo y trascendencia de la novela mexicana. Puede argumentarse que las siguientes cuatro novelas marcaron importantes hitos en tal desarrollo: Los de abajo (1916) de Mariano Azuela González, Al Filo del Agua de Agustín Yáñez(1947), Pedro Páramo (1955) y La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes.
Las tierras flacas(1962), no es una novela sobre la Revolución Mexicana, aunque los temas que trata tienen mucho en común con dos de las obras mencionadas previamente, a saber, Pedro Páramo y La muerte de Artemio Cruz. Aparece por ejemplo el seco y duro campo del llano, la miseria, la superstición, la violencia, la injusticia y el abuso en que viven los campesinos de la región, es central la figura de un padre poderoso, castrador surgido del pueblo mismo pero que no duda en imponer su poder y su semilla a trocha y mocha. Las tierras flacas exhiben un torrente indetenibles de rumores y dichos coloquiales que contribuyen al tono coral de la obra, coro popular y griego, aprehensivo, a la vez que continuamente sorprendido, por la tragedia familiar que inexhorablemente se muele delante de sus ojos con el peso del Viejo Testamento. El padre/padrote maneja y somete las vidas de quienes lo rodean con la arrogancia y orgullo desmedido de quien se cree dueño y señor de sus destinos, cría hijos como quien cría ganado, los reconoce o no según sirvan a sus propósitos, fomenta celos entre ellos a la vez que mantiene un precario equilibrio entre ellos que se rompe al empezar a perder las fuerzas que lo mantienen entronado. Atraviesa la novela una curandera y pitonisa agorera, un héroe ambiguo que regresa con la magia de la tecnología, un hijo de fuerza bruta, uno mañoso y manipulador y una hija que reseca, durísima y rencorosa.
A diferencia de Pedro Páramo o Artemio Cruz, juega un papel dominante en la novela, el progreso tecnológico que muestra cómo la aridez bíblica de la región en que se desarrolla la novela también puede llegar a ser una región donde mana leche y miel. Sin embargo, el tono predominante de la novela no es de pleno optimismo, sino de cautela y sospecha que las promesas se vuelvan ilusiones y polvo.
En resumen, se trata de una importante, destacada y densa novela que bien vale la pena leer al ritmo que impone.
Todo bien, su forma de describir las vidas en esos lugares previos a la electricidad, sus maneras, sus costumbres,etc. Muy bien ilustrado y con una narrativa que es difícil que te suelte. El único pero es para los soliloquios que no tiene a quien pertenece y hay que adivinarlo mientras los vamos leyendo. Todo lo demás, muy bien.
El libro a recomendar hoy es del jalisciense Agustín Yáñez; para mi una novela imprescindible a cualquier edad, si puede ser en la adolescencia mejor, un retrato increíblemente bien logrado de nuestro México, sus carencias, virtudes, sueños y pesadillas; este en particular ambientado en la sierra post revolucionaría, muestra una parte de la idiosincrasia de nuestro pueblo, lo único criticable son sus párrafos en ocasiones demasiado largos sin cortar la idea, en esta versión con muchos errores en la edición, muy recomendable, le doy un personal 10/10, (hace mucho no daba esta calificación), esperando lo puedan leer y opinar Los invito a darle un like a mi página en facebook “Leer te vuelve sexy” y comentar sus libros favoritos