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Defensa de la Hispanidad

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Maeztu está considerado a principios del siglo xx uno de los ensayistas y pensadores más prestigiosos de Europa. En su prosa directa y sin artificios, influida por el ensayismo inglés, la expresión se pone al servicio del pensamiento.

En Defensa de la Hispanidad (1931) Maeztu se propone recordar el papel jugado por España en la Historia universal, y la necesidad de un ideal nacional para recuperar ese papel.

Ramiro de Maeztu nace en 1874 en Vitoria. La bancarrota familiar le lleva a trabajar a París y luego a Cuba. Vuelve de América, y en 1897 se traslada a Madrid, donde llega a ser uno de los cronistas más leídos. Con Azorín y Baroja constituye el germen de la célebre Generación del 98, y propugna un cambio radical; precisamente Hacia otra España es el título de su primer libro. En 1905 marcha como corresponsal a Londres, y allí vive durante 15 años. En esta etapa, 1916 es el año clave: publica su admirado libro Autority, Liberty and Function (traducido como La crisis del Humanismo ), se casa y vive una gran transformación espiritual.

En 1928 le nombran embajador en Argentina, cargo que ejerce hasta 1931. Ese año publica en la revista "Acción Española": Defensa de la Hispanidad y Defensa del espíritu. Diputado monárquico en las Cortes republicanas, es nombrado académico de la Lengua en 1935. En julio del 36, el Alzamiento le sorprende en Madrid; es encarcelado, y fusilado sin juicio previo el 29 de octubre, según unas fuentes; según otras, el 2 de noviembre.

352 pages, Paperback

First published January 1, 1931

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About the author

Ramiro de Maeztu

47 books21 followers
Ramiro de Maeztu y Whitney was a Spanish political theorist, journalist, literary critic, occasional diplomat and member of the Generation of '98.

Maeztu was born to a Basque father and an English mother in Vitoria, the capital of Alava province, on May 4, 1875.

He was among the young Spanish intellectuals deeply affected by their country's humiliating defeat in Spanish-American War of 1898, along with José Martínez Ruiz ("Azorín"), Pío Baroja and others forming the literary Generation of '98. His first collection of essays was published in 1898 under the name "Hacia otra España" ("Towards a Different Spain").

An early advocate of Socialism, he became disillusioned by the Great War while serving as the London correspondent for several Spanish newspapers, traveling in France and Germany.

After returning to Spain, Maeztu rejected many of his radical friends and argued that human reason alone was not enough to solve social problems, and argued for the importance of strong authority and tradition rooted in the Roman Catholic Church. These ideas were embodied in his 1916 book, Authority, Liberty, and Function in the Light of the War, first published in English, and later in Spanish as La crisis del humanismo (1919).

Maeztu became one of the most prominent defenders of the regime of Miguel Primo de Rivera, and called for Spain to "recover its 16th-century sense of Roman Catholic mission."[1] In 1926 his literary essays were published in Don Quijote, Don Juan y La Celestina, and in 1928 he served as Spanish ambassador to Argentina.

Along with Pedro Sainz Rodríguez and others, Maeztu founded the right-wing, monarchist Acción Española movement in 1931. In 1934, his final published book was written, Defensa de la hispanidad ("In Defense of Spanishness"), advocating "a return to pure Spanishness" and strongly condemning Liberalism and the French Revolution's slogan "Liberté, égalité, fraternité".

On October 29, 1936, Maeztu was murdered by Republican soldiers in the early days of the Spanish Civil War while near Madrid.

His younger sister was the Spanish educator and feminist, María de Maeztu who founded the Residencia de Señoritas and the Lyceum Club in Madrid, and his younger brother was the painter Gustavo de Maeztu who has a museum named for him in the Palace of the Kings of Navarre in Estella, Spain.

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Profile Image for Malakh.
52 reviews21 followers
July 18, 2022
Defensa de la Hispanidad se compone de una serie de artículos publicados durante los primeros años de la Segunda República en la revista Acción Española, de la cual el autor fue uno de los fundadores y a la que propuso sin éxito el nombre de Hispanidad. Pese a que tanto el propio Ramiro de Maeztu como Pío Baroja negaron su existencia, suele incluirse a este escritor en la llamada «generación del 98», al poseer en su juventud un pensamiento de tipo regeneracionista, europeísta y liberal. No obstante, su experiencia como corresponsal en la Primera Guerra Mundial influyó de manera decisiva en el giro ideológico patente en su etapa de madurez. Bajo el subtítulo de «Libro de amor y combate», sus ideas tradicionalistas, monárquicas y profundamente católicas quedaron de manifiesto en esta obra, publicada en 1934 y dedicada a Ignacio Luca de Tena, director de ABC, y a Isidro Gomá y Tomás, arzobispo de Toledo y cardenal primado de España.

En este compendio brillantemente estructurado, Ramiro de Maeztu defiende el concepto de Hispanidad como un espíritu común que posee la totalidad de los pueblos hispanos – sin excluir a Portugal y Brasil –, cuyos elementos cohesionadores serían el catolicismo y la monarquía. Para Maeztu, la Hispanidad es la misión histórica y sentido de España, consistente en la proyección hacia el mundo de valores universales que se fundamentan en la igualdad esencial de todos los hombres por su capacidad común de alcanzar la salvación. De esta forma, se enfrenta a las doctrinas protestantes de la sola fide y la predestinación en la línea de la tradición española representada en el Concilio de Trento, su lucha contrarreformista y la evangelización de América. La conclusión que extrae es que, si todos los hombres pueden alcanzar la salvación, adquieren la posibilidad y el deber de progresar y perfeccionarse para este fin.

La Hispanidad se encuentra al servicio del catolicismo; por tanto, la «teología política» de Ramiro de Maeztu (como acertadamente ha sido denominada por Pedro Carlos González Cuevas) es plenamente universalista. Desde el primer momento clarifica que su visión de la Hispanidad no puede limitarse a una raza o un territorio, sino que consiste en una concepción del mundo representada por rasgos «que son luz del espíritu, como el habla y el credo». El carácter español no es cerrado y exclusivista como el hebreo o el nórdico, pues su misión no es otra que la de aunar en familia al género humano bajo unos valores universales y eternos. «Los principios morales de la Hispanidad, en el siglo XVI, son superiores a cuantos han concebido los hombres de otros países en siglos posteriores». La inabarcable grandeza de la obra española radica en haber llevado a efecto la unidad física y moral del género humano, creando de esta forma la Historia Universal. España, defensora de la verdad objetiva, buscó transmitir sus principios a la totalidad del globo, en la creencia de que existe «un Derecho común a todo el mundo» y que «lo bueno debe ser bueno para todos».

La crisis de la Hispanidad, que culminó en la independencia de las colonias americanas, tuvo su comienzo en el cambio de ciclo de la Monarquía Católica de los Austrias a una monarquía moderna, de carácter militar y territorial, en manos de los Borbones. Entre la Guerra de Sucesión y la Guerra de Independencia, España comenzó a renegar de sí misma, de su propio ser, por su incauta admiración del extranjero y la paulatina pérdida del sentido de sus tradiciones. Ramiro de Maeztu mantiene que «fueron dos las condiciones de la prosperidad de los pueblos hispánicos: el ideal y la autoridad comunes, y la más importante de las dos fue el ideal». Por tanto, al perder la conciencia de su misión histórica y pasar a imitar a otras naciones, la Hispanidad olvidó su razón de ser, que desde entonces no ha recordado. Bajo su interpretación, las guerras entre españoles que produjeron las independencias americanas fueron un acto de insurrección contra una España que había traicionado su papel de Monarquía Católica universal.

Sin embargo, Maeztu no estaba limitándose a realizar un diagnóstico sobre la ruina española. En el momento de la publicación, el autor, testigo de la crisis de las ideas de la modernidad, creía que los pensadores de la época podían optar por poner la vista en las ideas de la Hispanidad. Los estudios del momento por parte de historiadores extranjeros que desmentían las creencias más extendidas acerca de la Leyenda Negra parecían confirmar su postura. Así, el renacer de España sólo podía tener lugar mediante la recuperación de las fórmulas de la Hispanidad que Acción Española trataba de infundir a la sociedad. Esta serie de ensayos, maravillosamente redactados, expresan de manera nítida esa idea de Hispanidad que, sustentada por numerosas citas y referencias, reflejan el abrumador bagaje cultural del que gozaba el escritor vitoriano.

Hoy en día, pese a los variados y polémicos derroteros por los que ha transitado el concepto de Hispanidad, podemos apreciar diferentes tentativas por reivindicarlo, total o parcialmente, de mano de diferentes sectores del espectro ideológico, ya sea como definición de España o como posible plataforma geopolítica. En este sentido, la escuela de Gustavo Bueno, los escritos de María Elvira Roca Barea o el próximo estreno del documental España, la primera globalización son una pequeña muestra de la actualidad de las propuestas de Maeztu.
Profile Image for Wilfredo R. Dotti.
114 reviews53 followers
September 5, 2016
Una visión tradicionalista e interesante, este libro evoca el papel jugado por España en la historia y exalta sus valores. Se puede no estar de acuerdo en todo lo que Maeztu señala, sin embargo es importante conocer y tener presente nuestra identidad cultural, y no es algo que atañe solo a España, sino también a los países hispanoamericanos, ya que compartimos la misma raíz cultural y representa una identidad con la que debemos reencontrarnos. Maeztu hizo un gran esfuerzo para darle al tradicionalismo la relevancia que merece, es un buen libro.
9 reviews
April 27, 2025
“¿Han elaborado los siglos sucesivos ideal alguno que supere al nuestro? De la posibilidad de salvación se deduce la de progreso y perfeccionamiento. Decir en lo teológico que todos los hombres pueden salvarse, es afirmar en lo ético que deben mejorar, y en lo político, que pueden progresar. Es ya comprometerse a no estorbar el mejoramiento de sus condiciones de vida y aun a favorecerlo en todo lo posible. ¿Hay ideal superior a éste?”
[pág 74]

“Hay una razón, para que España preceda en este camino a sus pueblos hermanos. Ningún otro ha recibido lección tan elocuente. Sin apenas soldados, y con sólo su fe, creó un Imperio en cuyos dominios no se ponía el sol. Pero se le nubló la fe, por su incauta admiración del extranjero, perdió el sentido de sus tradiciones, y cuando empezaba a tener barcos y a enviar soldados a Ultramar, se disolvió su Imperio y España se quedó como un anciano que hubiese perdido la memoria. Recuperarla, ¿no es recobrar la vida?”
[pág 104]

“Saturados de lecturas extranjeras, volvemos a mirar con ojos nuevos la obra de la Hispanidad y apenas conseguimos abarcar su grandeza. Al descubrir las rutas marítimas de Oriente y Occidente hizo la unidad física del mundo, al hacer prevalecer en Trento el dogma que asegura a todos los hombres la posibilidad de salvación, y por tanto de progreso, constituyó la unidad de medida necesaria para que pueda hablarse con fundamento de la unidad moral del género humano. Por consiguiente, la Hispanidad creó la Historia Universal, y no hay obra en el mundo, fuera del Cristianismo, comparable a la suya.”
[pág 104]

“Y aunque es muy cierto que la Historia nos descubre dos Hispanidades diversas (...), la una la del Greco, con su misticismo, su ensoñación y su intelectualismo, y la otra la de Goya, con su realismo y su afición a la “canalla”, y que pudieran llamarse también la España de Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia, la verdad es que las dos no son sino una, y toda la cuestión se reduce a determinar quién debe gobernarla, si los suspiros o los eructos. Aquí ha triunfado, por el momento, Sancho; no me extrañará, sin embargo, que nuestros pueblos acaben por seguir a Don Quijote. En todo caso, su esperanza está en la Historia: Ex proeterito spes in futurum.”
[pág 106]

“El humanismo español es una fe profunda en la igualdad esencial de los hombres (...) y lo característico de los españoles es que afirmamos esa igualdad esencial de los hombres en las circunstancias más adecuadas para mantener su desigualdad, y que ello lo hacemos sin negar el valor de su diferencia, y aun al tiempo mismo de reconocerlo y ponderarlo. A los ojos del español, todo hombre, sea cualquiera su posición social, su saber, su carácter, su nación o su raza, es siempre un hombre; por bajo que se muestre, el Rey de la Creación; por alto que se halle, una criatura pecadora y débil. No hay pecador que no pueda redimirse, ni justo que no esté al borde del abismo.”
[pág 114]

“Este humanismo español es de origen religioso. Es la doctrina del hombre que enseña la Iglesia Católica. Pero ha penetrado tan profundamente en las conciencias españolas que la aceptan, con ligeras variantes, hasta las menos religiosas. No hay nación más reacia que la nuestra a admitir la superioridad de unos pueblos sobre otro o de unas clases sociales sobre otras. Todo español cree que lo que hace otro hombre lo puede hacer él. Ramón y Cajal se sintió molesto, de estudiante, al ver que no había nombres españoles en los textos de medicina. Y, sin encomendarse a Dios ni al Diablo, se agarró a un microscopio y no lo soltó de la mano hasta que los textos tuvieron que contarle entre los grandes investigadores.”
[pág 115]

“... y como en todos los países los tiempos de auge son los de fe, y de decadencia los de escepticismo, ha de hacérseles evidente que la hora de su pujanza máxima fue también la de su máxima religiosidad. Y lo curioso es que en aquella hora de la suprema religiosidad el poder máximo, los españoles no se halagaban a sí mismos con la idea de estar más cerca de Dios que los demás hombres, sino que, al contrario, se echaban sobre sí el encargo de llevar a otros pueblos el mensaje de que Dios los llama…”
[pág 116]

“El español cree en valores absolutos o deja de creer totalmente. (...) guardamos en el pecho la convicción de que la verdad existe y de que los hombres son, en potencia, iguales. Habremos dejado de creer en nosotros mismos, pero no en la verdad, ni en los otros hombres. El relativismo de Sancho se refiere a una aristocracia. Es posible que no haya habido nunca caballeros andantes, tal como se los imaginaba su señor Don Quijote. Pero en el bien y en la verdad no ha dejado de creer nunca el gobernador de Barataria.”
[pág 119]

“El sentido español del humanismo lo formuló Don Quijote, cuando dijo: Repara, hermano Sancho, que ningún hombre es más que otro, si no hace más que otro.”
[pág 126]

“Ni por un momento se le ocurre a Arias Montano pedir a su Monarca [Felipe II] que renuncie a su política católica o universalista, para dedicarse exclusivamente a los intereses de su reino, aunque esto es lo que hacen otras monarquías católicas de su tiempo, al concertar alianzas con soberanos protestantes o mahometanos. El poderío supremo que España poseía en aquella época se dedica a una causa universal, sin que los españoles se crean por ello un pueblo superior y elegido, como Israel o como el Islam, aunque sabían perfectamente que estaban peleando las batallas de Dios. Es característica esta ausencia de nacionalismo religioso en España. Nunca hemos tratado de separar la Iglesia española de la universal. Al contrario, nuestra acción en el mundo religioso ha sido siempre luchar contra los movimientos secesionistas y contra todas las pretensiones de gracias especiales. Ese fue el pensamiento de nuestros teólogos en Trento y de nuestros ejércitos en la Contrarreforma.”
[pág 131]

“Es posible que los padecimientos de España se deban, en buena parte, a haberse ocupado demasiado de los demás pueblos y demasiado poco de sí misma. Ello revelaría que ha cometido, por omisión, el error de olvidarse de que también ella forma parte del todo y que lo absoluto no consiste en prescindir de la tierra para ir al cielo, sino en juntar los dos, para reinar en la creación y gozar del cielo.”
[pág 132]
“...la posición ecuménica de los pueblos hispánicos, que dice a la humanidad entera que todos los hombres pueden ser buenos y que no necesitan para ello sin creer en el bien y realizarlo. Esta fue la idea española del siglo XVI. Al tiempo que la proclamábamos en Trento y que peleábamos por ella en toda Europa, las naves españolas daban por primera vez la vuelta al mundo, para poder anunciar la buena nueva a los hombres del Asia, del África y de América. Y así puede decirse que la misión histórica de los pueblos hispánicos consiste en enseñar a todos los hombres de la tierra que si quieren pueden salvarse, y que su elevación no depende sino de su fe y su voluntad.”
[pág 133]

“No hay en la Historia universal obra comparable a la realizada por España, porque hemos incorporado a la civilización cristiana a todas las razas que estuvieron bajo nuestra influencia.”
[pág 161]

“La eficacia de esta acción civilizadora dependía de la perfecta compenetración entre los dos poderes: el temporal y el espiritual; compenetración que no tiene ejemplo en la Historia y que es la originalidad característica de España ante el resto del mundo.”
[pág 165]

“El 26 de Octubre de 1546 es, a mi juicio, el día más alto de la Historia de España en su aspecto espiritual. Fue el día en que Diego Laínez, teólogo del Papa y futuro general de los Jesuitas, pronunció en el Concilio de Trento su discurso sobre la Justificación. (...) lo que realmente se debatía allí era nada menos que la unidad moral del género humano. (...) …la [doctrina] del catolicismo: las armas son excelentes, la redención de Cristo es arma inmejorable, los Sacramentos de la Iglesia son magníficos; pero, además, hay que pelear con toda el alma; esta es la doctrina tradicional de nuestra Iglesia. (...) La alegoría produjo efecto tan fulminante en aquella corporación de teólogos, que la doctrina de Láinez fue aceptada por unanimidad. Su discurso es el único, ¡el único!, que figura, palabra por palabra, en el acta del Concilio. (...) Pues bien, Laínez entonces no expresaba sino la persuasión general de los españoles. (...) …en él se salvó el resorte fundamental de la voluntad humana, la creencia en el libre albedrío. Lo que se salvó, sobre todo, fue la unidad de la Humanidad; de haber prevalecido otra teoría de la Justificación, los hombres hubieran caído en una forma de fatalismo…”
[págs 167, 168, 169 y 170]

“El propio padre Vitoria, dominico español, maestro (...) de los teólogos españoles de Trento, enemigo de la guerra como era y tan amigo de los indios, que de ninguna manera admitía que se les pudiese conquista para obligarles a aceptar la fe, dice que, en caso de permitir los indios a los españoles predicar el Evangelio libremente, no había derecho a hacerles la guerra bajo ningún concepto, tanto si reciben como si no reciben la fe; ahora que, en caso de impedir los indios a los españoles la predicación del Evangelio, los españoles, después de razonarlo bien, para evitar el escándalo y la brega, pueden predicar, a pesar de los mismos, y ponerse a la obra de conversión de dicha gente, y si para esta obra es indispensable comenzar a aceptar la guerra, podrán hacerla, en lo que sea necesario, para oportunidad y seguridad en la predicación del Evangelio. (...) …el creador del derecho internacional, máximo iniciador, en último término, de todas las reformas favorables a los aborígenes que honran nuestras Leyes de Indias, legitima la misma guerra, cuando no hay otro medio de abrir camino a la verdad.”
[pág 172]

“...hay que dedicar buena parte de nuestra energía misionera a reconquistar nuestro pueblo. De otra parte, no me cabe duda de que tan pronto como se efectúe esta labor de reconquista -y tiene que realizarse, porque hay muchos hombres que comprendemos la necesidad de consagrar a ella nuestras vidas- y a medida que se vaya efectuando, el alma española volverá a soñar con descubrir nuevas Américas y con llevar a todos los hombres la esperanza de que pueden salvarse, lo mismo que nosotros, lo que significa en lo humano que pueden perfeccionarse y progresar, persuadida de que esta catolicidad o universalidad es la quinta esencia de nuestra Religión Católica…”
[págs 183 y 184]

“Por eso puede decirse que toda España es misionera en sus dos grandes siglos, hasta con perjuicio del propio perfeccionamiento. Este descuido quizá fue nocivo (...). Pero cada día tiene su afán. Era la época en que se había comprobado la unidad física del mundo al descubrirse las rutas marítimas de Oriente y Occidente; en Trento se había confirmado nuestra creencia en la unidad moral del género humano; todos los hombres podían salvarse, esta era la íntima convicción que nos llenaba el alma. No era la hora de pensar en nuestro propio perfeccionamiento ni en nosotros mismos; había que llevar la buena nueva a todos los rincones de la tierra.”
[pág 172 y 173]

“Ni españoles ni hispanoamericanos nos creemos superiores a los demás pueblos, ni nos lo creímos jamás, ni siquiera cuando teníamos la certidumbre de estar librando “las batallas de Dios”, porque una cosa es creer en la excelencia de nuestra causa y otra distinta envanecerse de la propia excelencia. Nunca pensando que Dios hubiera venido al mundo para nosotros solos, sino que peleamos precisamente por la creencia, vieja como la Iglesia, pero olvidada, desconocida o negada por las sectas, de que Dios quiso que todos los hombres fuesen salvos. (...) No nos imaginamos nunca que éramos, como escribe Menéndez y Pelayo en su estudio sobre Calderón: “el pueblo elegido por Dios, llamado por Él para ser brazo y espada suya, como lo fue el pueblo de los judíos”, sino que preferimos pensar que éramos nosotros los que, de propia iniciativa, habíamos elegido la defensa de la causa de Dios.”
[págs 199 y 200]

“... los genios han de ser genios de su raza, pero tipos como el de Jovellanos, que al anhelo de emular al extranjero [apunte personal: la fascinación española por Francia durante el s. XVIII], juntasen fuerte patriotismo territorial y popular, hombría de bien y positiva religión, los hemos producido y aún los seguiríamos produciendo, según todas las probabilidades, en número bastante, si al escepticismo respecto de sí misma, que es la extranjerización de España, no se hubiera unido el escepticismo respecto de toda la civilización, que es en lo que consiste esencialmente el espíritu revolucionario.”
[pág 211]

“...nos muestra un soberano [Felipe II] excepcionalmente bondadoso para todos los suyos, incluso para el príncipe don Carlos, dado al trabajo con absoluta abnegación, demasiado lento en adoptar resoluciones, pero hábil, sagaz, patriota y extremadamente religioso. ¿No es ésta una figura de que debemos enorgullecernos? ¿Que sacrificó el interés egoísta de España a la Contrarreforma? Perfectamente; la gloria de los pueblos está en sus sacrificios. Gracias al nuestro pudo impedirse que el protestantismo venciera en toda Europa…”
[pág 243]

“La crisis de la Hispanidad es la de sus principios religiosos. Hubo un día en que una parte influyente de los pensadores cultos dejó de creer en la necesidad de que los principios que inspirasen su Gobierno fuesen al mismo tiempo los de su religión. El primer momento de la crisis se manifiesta en el intento de secularización del Estado español, realizado por los ministros de Fernando VI y Carlos III. Ya en ese intento pueden distinguirse, hasta contra la voluntad de sus iniciadores, tres fases diversas: la de admiración al extranjero, sobre todo a Francia o a Inglaterra, y desconfianza de nosotros mismos, la de pérdida de la fe religiosa, y la puramente revolucionaria. Al trasplantarse a América estos modelos espirituales, destruían necesariamente los fundamentos ideales del Imperio español.”
[pág 264]

“España comienza a ser al convertirse Recaredo a la religión católica el año 586. Entonces hace San Isidro el elogio de España que hay en el prólogo a la Historia de los godos, vándalos, y suevos: ¡Oh, España! Eres la más hermosa de todas las tierras… De ti reciben luz el Oriente y el Occidente… (...) Antes de la hazaña creadora de la patria hay ciertamente hombres y tierra [elementos ónticos, indispensables, pero que necesitan estar acompañados del elemento espiritual], con los que la hazaña crea la patria, pero todavía no hay patria. Hasta que Recaredo nos deparó el vínculo espiritual en que había de juntarse el Gobierno y el pueblo de España, aquí no había más que pueblos más o menos romanizados y sujetos a un Gobierno godo, al que tenían que considerar como extranjero y enemigo. Gobernantes y gobernados habitaban la misma tierra, comunidad insuficiente para constituir la patria. Pero desde el momento en que los gobernantes aceptaron la fe, que era también la ley, de los gobernados, surgió entre unos y otros el lazo espiritual que unió a todos sobre la misma tierra y en la misma esperanza. Los hombres, la tierra, los sucesos anteriores, la conquista y colonización romanas, la misma propaganda del Cristianismo en la Península no fueron sino las condiciones que posibilitaron la creación de España. Tampoco sin ellas hubiera habido patria, porque el hombre no crea sus obras de la nada. Pero la patria es espíritu; España es espíritu, la Hispanidad es espíritu: aquella parte del espíritu universal que nos es más asimilable, por haber sido creación de nuestros padres en nuestra tierra, ahora llena de signos, que no cesan de evocarlo ante nuestras miradas.”
[págs 277, 278 y 279]

“Donde no se conserve piadosamente la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original, ni una idea dominadora. Esta es la sentencia más conocida de Menéndez y Pelayo. (...) Una idea original se puede producir en cualquier ambiente, conserve o no la herencia del pasado, pero sólo será dominadora si encuentra ya el camino abierto para ella por una sucesión de ideas que la sirvan de antecedente, y ello por una razón: la de que en el pueblo se conservan como en un depósito de sentimiento los pensamientos del pasado y que una idea no puede ser dominadora si no logra el apoyo popular.”
[pág 296]
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11 reviews
August 27, 2022
Un gran ensayo, lleno de reflexiones interesantes y profundas, que te hace ver que nuestra decandencia actual ya venía de largo. Ramiro de Maeztu es idealista, tradicionalista y está enamorado de todo lo que ha representado España en la Historia. Me ha conmovido y me ha hecho pensar. Los únicos peros que le pondría al ensayo es la excesiva complacencia que tiene el autor con el catolicismo, colocándolo como punto central indispensable en el concepto de España, tanto pasado como futuro, y que al final del libro se deja ver que tiene cierto interés por el régimen de Mussolini. En su defensa, el libro fue escrito en 1934, antes de la segunda guerra mundial y nuestra guerra civil. Ojalá este libro fuese leído por unos cuantos hispanófobos.
Profile Image for Jose-Luis La Torre-Cuadros.
78 reviews3 followers
October 27, 2024
Un libro interesante, fue escrito en 1934, hace casi un siglo, pero los problemas, las dificultades, la decadencia de la civilización hispánica no han cesado. Hoy seguimos viendo como las divisiones y los resentimientos priman entre naciones hermanas al punto que en lugar de abrazarnos nos dejamos de hablar. La hispanidad es una civilización que aún no ha sido capaz de reencontrarse a sí misma para cumplir su misión histórica. El autor buscó despertar de nuevo el espíritu de la caballería, el sentido de misión, de catolicidad. Su proyecto nunca se dio, su propia patria se sumió en una guerra donde el mismo murió. Habrá una hispanidad unida en el siglo XXI ? La pregunta sigue abierta.
Profile Image for Marta Guerrero.
300 reviews1 follower
July 13, 2023
¿Qué hacía yo leyendo este libro con 14 años? Debo reconocerlo, no entendí nada...
Profile Image for Walter .
463 reviews6 followers
March 28, 2021
Extremamente pretensioso, carente de lógica (ou de uma lógica expressivamente excludente e xenofóbica, até para o tempo em que foi escrita), além de repetitiva. Maeztu pendula perto de um eixo do qual não sabe sair, como se uma só ideia fosse dita de diferentes formas, sem que a repetição consiga trazer nenhum ponto de novidade com relação à ideia da qual parte.
Dito de outra forma, Maeztu foi um pensador injustamente super-valorizado pela ala mais radical da direita hispânica. Foi e é exaltado por falta de intelectuais que apoiem o pensamento reacionário, tal qual acontece no Brasil com Olavo de Carvalho, por exemplo.
Profile Image for Iván Santaella.
59 reviews2 followers
April 24, 2024
Clásico del nacionalismo conservador español. Su apuesta por un acercamiento entre ambos hemisferios de la hispanoesfera es interesante, y jamás olvida las grandes diferencias culturales que hay entre cada uno de dichos países. Eso sí, bebé en parte de la leyenda rosa y en su pensamiento se perciben ciertas simpatías por el fascismo y el nazismo, cosa que en el primer lustro de los años 30 tampoco es algo extraño.
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