Walter Benjamin soñó un día con un libro que fuera únicamente un montaje de citas. Alfabetos desesperados –como antes Viñamarinos, el primer libro de Catalina Porzio– retoma ese sueño literario con el propósito de iluminar esta vez las formas ideadas por los seres humanos para comunicarse en circunstancias adversas. Las citas escogidas, montadas con una habilidad sorprendente, urden fascinantes historias de encarcelados, locos, conspiradores, personas con alguna discapacidad, amantes crucificados, artistas disconformes o simples delincuentes experimentales que se las ingeniaron, bajo amenaza o impedimento, para burlar o hacerle trampas a la policía del código. Un hermoso libro sobre «la posibilidad inagotable de desplegar una voz» y la rebeldía esencial de la comunicación humana.
Sin palabras quedamos enclaustrados. Por eso los presos, los exiliados, los ocultos, las valoran tanto que son capaces de reinventar alfabetos y señales. Cuánta pasión, cuánto dolor, cuánta esperanza hay en cada una de esas claves, en esos criptogramas, en esos papelitos lanzados al viento.
Selección gloriosa de citas que encapsulan pensamientos y sentimientos sobre el lenguaje. Sobre todo del lenguaje cuando se nos es negado. Cuando se necesita para sobrevivir. Cuando es la riqueza más grande de los pueblos. Preciosura para quienes aman el lenguaje. 4.5⭐️
La premisa de este libro es muy interesante: está hecho de fragmentos de las lecturas de Porzio; solo unos pocos fragmentos son escritos por ella misma. Es más el libro de una lectora que el de una escritora. O desafía el límite entre ambas cosas: es el libro de una editora, alguien que organiza, clasifica, ordena fragmentos que, juntos, apuntan hacia nuevos sentidos. El problema es que completar esos nuevos sentidos queda como un trabajo nuestro, de los lectores, y tenemos pocas pistas para hacerlo. Tal vez para algunos sea liberadora la idea de tomar el libro por cualquier esquina, consultarlo y dejarlo, precisamente como un diccionario, pero a mí en particular me costó la idea de la obra abierta. Disfruté y agradezco las referencias a muchas lecturas sugerentes, pero eché en falta la sensación de unidad.