A fin de conocer sus raíces, un joven cronista decide recorrer en coche la península de Yucatán. El periplo no es fácil: lo asaltan mosquitos, recuerdos, pirámides demasiado arduas, platillos indigeribles y vendedores de souvenirs; entre sus incentivos se encuentran la historia del ajedrecista que desafió a Capablanca, los trovadores que renuevan el eterno arte de morir de amor, los paisajes de embrujo, las infinitas maravillas de la cultura yucateca. Ante cada contratiempo, el cronista se sirve de la ironía para criticar su propio punto de vista. Por definición, un viajero mira desde el desconocimiento. Villoro lo sabe y busca comprender los variadísimos misterios que frecuenta en este libro: del beisbol peninsular a la fabricación de dientes de exportación. Con idéntica empatía, se adentra en la arqueología y visita la casa donde vivió su familia. Palmeras de la brisa rápida es un relato fulgurante, que se beneficia de los recursos de la crónica y la novela: no sólo estamos ante una prosa con inmensa capacidad de asombro, sino que a cada paso el viajero debe afrontar diversas pruebas vitales que comprometen la solidez de sus intenciones. Con el humor infalible que caracteriza sus crónicas, Villoro recorre los puntos más sintomáticos del sureste mexicano: se diría que nos muestra una excursión por la península, pero en realidad comparte los resultados de un inmenso viaje interior.
Juan Villoro is Mexico's preeminent novelist. Born in Mexico City in 1956, he is the author of half a dozen prize-winning novels and is also a journalist. In 2004, he received the Herralde Prize for his novel El testigo (The Witness).
Este es un libro que trae tatuados, tanto el oficio de escritor de Villoro, como su característico humor, que se siente involuntario, pero no lo es, y te provoca una carcajada cuando menos lo esperas. Es un libro ligero, pero que al terminar de leerlo te contagia de la nostalgia prematura que siente el autor al terminar su viaje por la península de su madre, y su abuela, y mía también, como yucateco que soy.
Supongo que la experiencia debe ser otra para quien no está relacionado con los sitios, costumbre e idiosincrasia tan propias de esta tierra, retratadas en el libro, a veces de manera por demás atinada, otras no tanto, considero en parte por el poco tiempo tenido por Villoro para asimilar todo lo que esta tierra ofrece.
Ente carcajada y carcajada, recuerdo en recuerdo, y muchas memorias recuperadas que no sabía que tenía guardadas, este libro me ha ofrecido un viaje por mi pasado, y el de mi padres y abuelos, y una radiografía detenida en el tiempo de mucho de la esencia de la península, que hoy, 30 años después, permanece. Y en el proceso me ha hecho revalorar muchas cosas, y experimentar, placentera la nostalgia y el recuerdo, de lo que fue, ha sido y será.
Podría decirles qué esperar sobre este libro, pero citaré una frase de aquí mismo:
"Las crónicas no proponen un estilo de viaje sino el viaje a un estilo".
En fin, si te gustaría aprender más curiosidades sobre Yucatán, narradas de manera punzante y con un excelente sentido del humor, este libro es para ti. No tiene un gran arco narrativo, ni metáforas que te vuelen el cerebro, pero me mantuvo interesado gracias a las excelentes referencias literarias, musicales y cinematográficas que Villoro hace con maestría y un genio inigualable.
Mi parte favorita: la historia de Carlos Torre Repetto, con todo y guión para cine. Increíble que aún no haya una película sobre su vida. Sin duda un legendario ajedrecista.
Nunca había leído a Villoro y qué bueno que al fin lo hice. Seguro leeré más de él en el futuro pero no pronto porque me costó trabajo terminarlo, no porque fuera malo, para nada, es un excelente libro, pero desafortunadamente no domino nuestra lengua como lo hace él como para no acudir al diccionario o a Google para investigar a qué se estaba refiriendo en algunas de sus páginas. Es un maestro de la prosa, domina la lengua y explota su riqueza y su belleza. Y creo que como lector lo que más aprecio es la sencillez para presentar tal dominio, pues no me pareció que fuera un escritor arrogante. ¡Qué deleite!
Buenísimos relatos sobre Yucatán... ¡Anhelo estar ahí! La narración de Villoro es muy atractiva. Sientes el lugar, el calor, la alegría y la gente. Me encantaron sus glosarios, las descripciones de los sitios que visita, la idiosincrasia del yucateco y la historia del lugar. Definitivamente soy su fan...
El viaje del Juan Villoro al Yucatán, la tierra de su madre y abuela. Escrito con maestria y humor, me ha permitido aprender mucho sobre el pasado de la región. Con sus guerras y personajes sorprendentes. Villoro nunca falla.
De verdad que Villoro tiene un don para la sensorialidad: el calor sofocante, el traqueteo del motor de la lancha, la humedad de la brisa, la textura de las empanadas, el cántico de las gotas en los cenotes, el barullo de los cafés, la musicalidad del habla yucateca, el ascenso por las pirámides y el vuelo del pájaro toj. Consigue inyectarte la nostalgia que él percibe al vagar por la tierra de su madre y visitar la vieja casa de su familia: el lugar donde una mata de mango tatemada hacía décadas sigue siendo noticia. Mete también muy buenas reflexiones -tanto políticas, sociológicas y hasta mágicas- a sus peripecias; narradas con una elocuencia que a veces hasta marea. Disfruté sobremanera todas sus descripciones paisajistas. Nota: acabo de descubrir que uno de mis libros favoritos de la primaria es también de Villoro, oficialmente llevo leyéndolo 15 años, jaja.
Un dejo de nostalgia, la crónica de un mundo que ya no es, mi tierra descarnandose a latigazos de sol, la brisa sopla y las melenas de los árboles se agitan en la selva baja. Juan villoro cuenta lo que ve de Yucatán en el año del 1988, una invitación a volver, al libro y al recorrido, un susurro de secretos, una reivindicación al habla, una alabanza al perdido, un encuentro fortuito, un amor que se esfumó en el soplo sobre la taza de café.
Un joven Juan villoro visita la tierra de su familia, la casa de su madre y muchos otros lugares que aunque cambiados, a 32 años del libro, parece que siguen ahí, resistiéndose a las inclemencias del tiempo en el trópico.
He has a style that manages to be both dense and light, rich without crossing the line into pretentious and florid. The actual content was hit-and-miss — he wasn’t in Yucatán for very long, mostly he just repeats some scattered facts he read and heard — but when talking about his ephemeral impressions, noticing details or describing a place, he’s at his best, with surprising and often clever observations.
Es una crónica muy bien escrita, sobretodo para lo que son o han vivido en Yucatán, específicamente Mérida, o simplemente los que tienen interés en ese estado. Algunas partes del libro son lentas, particularmente me aburrió un poco ya que hay cosas que no son interesantes para el lector en general pero sin duda Villoro es un magnífico escritor y tiene su mérito por ser un texto de un estilo muy elegante del español moderno.
Un road trip literario por la cultura y geografía de Yucatán con el trasfondo de la búsqueda genealógica. Divertidas peripecias aguardan al lector. Me llevo de tarea ir al estadio Kukulkán a ver a Leones jugar beisbol, comer kibis y conocer Loltún.
Curioso: recorrí el Yucatán hace medio año y muchas de las cosas que el autor explica, tengo la sensación de que siguen igual 30 años después. Aparte de eso, es un placer viajar de la pluma de un tipo que escribe tan particularmente bien.
Villoro podría escribir practicamente sobre cualquier tema y lo hará con una gran belleza y riqueza. Disfruté más la primera parte del libro. Pienso que si conociera esa región sería todavía más satisfactoria la lectura de este libro.
Es el primer libro que leo de Villoro, y fácilmente leería más libros de él. Tiene una forma muy peculiar de escribir, hace disfrutables las descripciones y acontecimientos aparentemente sencillos. Es muy cómico ver cómo el paso del tiempo transcurre con tal lentitud en Yucatán; y me identifiqué con muchas secciones de cuando me vine a vivir a esta región. Creo que hay muchas partes que en verdad no tienen sentido, razón, ni fondo... y estoy segura que algunas se podrían profundizar o mencionar. Es una crónica interesante y amena de leer.
Una crónica de Yucatán muy enriquecedora e interesante con el estilo muy particular de Juan Villoro. Me quedo con ganas de leer una de sus novelas. En general me gustó mucho la textura del calor ya que yo vivo en un lugar donde te rostizas como pollo o te congelas como témpano y su expresividad es muy buena. Particularmente cuando dice que en Yucatán uno vive para derrotar al calor, así me siento a veces.
In a contemporary iteration of the tradition of the great chroniclers, journalist and writer Villoro relates his travels through Yucatán, the land of his mother and grandmother. Its distance from the capital, its fortuitous location jutting out in the Gulf of Mexico, the syncretism of its Mayan heritage with foreign influences, and its faded nineteenth-century glory derived from sisal, essential for ships' ropes, have given rise to a singular culture, a country within the larger nation of Mexico. Rather than a travelogue or weighty history, this is a leisurely ramble focusing on the current expressions of the region's history, through glimpses at cultural curiosities, regional idiom, classist manners, and more or less amusing denizens. Much closer to Bill Bryson than Bernal Díaz del Castillo, the sardonic humor is generally engaging, though an excess of detail occasionally chafes. In any case, the reader is sure to feel the oppressive heat and humidity of Mérida, marvel at the Maya, and object to the gringo tourists. For larger public libraries and bookstores where interest in Mexican themes and Latin American culture prevails.
Este libro contiene un viaje literario a Yucatán escrito por Juan Villoro.
Después de relatarnos como se conocieron sus abuelos paternos y describirnos con mucho humor la personalidad de su abuela yucateca, el autor nos describe el viaje que hizo en los 80 a este estado del sureste mexicano.
Siempre con el café Express de Mérida como punto de partida y de retorno, Villoro nos relata sus impresiones de la ciudad, de las antiguas haciendas henequeneras, de la arquitectura Puuc, de Chichen Itzá, de Río Lagartos, del Puerto de Progreso, etc.
Además, nos describe la conservadora sociedad yucateca, la casta divina y la casta beduina, la dificultad de vivir en una tierra "sin tierra", así como la herencia musical del estado.
Con una excepcional prosa y con un gran sentido del humor, este libro es recomendable para aquellas personas que, habiendo viajado a este estado mexicano, quieran conocer un poco más de Yucatán.
A manera de conclusión, he de decir que disfruté mucho de la lectura.
"Palmeras de la brisa rápida" busca conocer la zona anclándose en sus habitantes, que constituyen el verdadero patrimonio de esta crónica. Villoro entabla conversación con lugareños en la calle, bateristas de grupos rock en los pubs, taxistas, hoteleros, guías que venden su tiempo y no siempre su conocimiento, etc. Reproduce sus encuentros para transmitir el verdadero sabor del Yucatán y no hablo de papadzules o pollo pibil. Su mirada no contiene idealización, traza círculos alrededor de las ideas preconcebidas del pasado maya para puntualizar sobre su situación actual.
Una bella crónica, escrita por un Villoro de 32 años con mucha sensibilidad. Sin embargo, debo confesar una cosa. Este libro lo intenté leer por primera vez hace un par de años, y lo abandoné porque me aburrió. Tuve que viajar a Yucatán para interesarme nuevamente por la crónica de viaje de Villoro, y esta vez me encantó. Quizá sea una de esas crónicas de viaje que adquieren valor si se han vivido los paisajes y la sociedad que se describe en sus páginas. Lo recomiendo a todos los interesados, pero sobre todo a quienes han conocido este particular rincón de México.
es el primer libro de J.Villoro que leo y creo que descubrí un autor que me puede reconciliar y apaciguar con México. Encuentra la manera inteligente y suave de mostrar nas cosas que pueden resultar mas difíciles de soportar. Este libro me abrió otra puerta a Yucatan, lo leí después de un viaje de trabajo de documentación vídeo ahí. Quiero regresar ahi, a vivir el cotidiano tan dulce que cuenta Villoro. Recomiendo mucho este libro y sobre todo si van ahí de viaje, vacaciones o a vivir.
Lo leí por recomendación después de hacer un viaje por Yucatan, todos los viaje remos que nos detengamos a observar un poco la cotidianidad de los lugares visitados encontraremos grandes personajes y anécdotas chuscas como en este libro.