La protagonista de esta novela no sabe si puede continuar con la vida conyugal y familiar. Si es apta, si tiene ganas, si es la vida que desea. Relata, a veces con humor negro, distintos episodios de su historia íntima, lo bello y abrumador que es mantener vivos a los hijos, la relación con su madre, el sexo en el matrimonio, idas a la feria, peleas y reconciliaciones. Días festivos exige y reinvindica el descanso de alguien enfrentado a múltiples roles, y celebra la posibilidad de fracasar en las pequeñas y a veces absurdas situaciones cotidianas: <>.
Hay dos cosas que he estado esperando desde hace años: un nuevo disco de Rihanna (sí sí, fan odiosa) y la publicación de esta novela. Por suertes de la vida había leído un par de fragmentos hace algunos años y pensé: Carolina es brillante. Ahora que la leí entera, digo de nuevo: Carolina es brillante, arma los mejores diálogos del universo (no, no soy una fan exagerada) y construye un libro que podría ser el de una historia más o menos (pero solo más o menos) usual (vida cotidiana, amor, expectativas y frustraciones en una vida de pareja) con reflexiones que nunca son usuales.
mi método de calificación personal para esta plataforma será el de la envidia, del uno al diez. así que aunque pongo cinco estrellas, siento diez envidias.
Me aburrí. Este es el retrato de una mortificantemente aburrida heterosexualidad, empeorado por una protagonista - que, tristemente, es también la narradora - sumamente desagradable, que no tiene ningún interés por provocar empatía en el lector. Le pongo dos estrellas porque hay un par de frases e imágenes que me gustaron. Creo que solo me terminé esta novela porque era muy corta.
nunca en mi vida me había sentido tan representada leyendo un libro la selección de escenas que cuentan esta historia están perfectamente elegidas y narradas de una manera tan cercana que se siente casi morboso, me sentí ese gigante que levanta el techo para mirar adentro de esta casa/novela
Vida cotidiana de una «multi-mujer» (hija, mamá, esposa, compañera, funcionaria pública, mueblista, entre otras responsabilidades). Humor negro y reflexiones bellas sobre il solito tran tran. Entrete.
Mujer (arquitecta, según recuerdo), funcionaria pública, se empareja con un tipo que aspira a ser o es (da igual) poeta. Tienen dos hijos, la plata no alcanza. El hombre lleva (y esto dice harto de la novela) a sus hijos al colegio en un triciclo de esos para repartir gas. No compra un carro Thule usado o la versión Acuenta de un carro Thule usado. No, un triciclo repartidor de gas.
Mucha aspiración a beca, mucha duda sobre la escala social en la que se está y en la que se debería estar. Es como la típica novela frenteamplista que se repite y se repite y se repite. Es extraña la ausencia de testosterona en los personajes masculinos de este tipo de novelas. Una tropa de llorones que no se hacen cargo de sus vidas y a los que el mundo les debe algo, como en las novelas de Zambra y toda esa gente. Se hace urgente organizar el seminario "Castración y mito en las novelas de la postdictadura".
La novela no tiene una estructura lineal, hay trabajo y se lee de un tirón cuando no le cae café, como me ocurrió a mi y por eso me demoré un semestre en terminarla.
Está bien escrito y las escenas con los hijos tenían lindas reflexiones. Ahora, mientras leía me sentí obligada a simpatizar con la protagonista, pero no pude porque se quejaba absolutamente de todo. Igual entiendo que desmiente la vida feliz de ser madre y esposa, pero igual, no pude evitarlo.
La protagonista de esta novela, tiene hastió. No sabe cómo se ha embarcado en ser madre, en tener una relación estable con Marcelo (periodista, poeta y administrador de una pastelería), si el amor es suficiente y si ha dejado de ser ella. Nos va contando con la calma de quién intentan recuperar el tránsito por la vida. Desde la cotidianidad que a veces no es más que una repetición constante de acciones que intentamos darle algún sentido. Si a ello le sumamos un trabajo que no sabemos del porqué más que la necesidad de sobrevivir, tenemos la tormenta perfecta de nostalgia: por una vida que siempre creímos merecer. Carolina Soto Riveros, en este debut literario, muestra todos los pergaminos de saber hilar un relato que nos atrapa y engancha bajo la sombra de un presente continuo. Sus cuestionamientos al amor, a la pareja, a la familia, al trabajo; tendrán más de un eco en tu pensamiento de lectora y lector. Un libro que sirve para la reflexión y entretención de una sola vez.
Una novela que pende sobre un hilo delgado que no termina de romperse. Existe una tensión que se vuelve doméstica y a ratos esperamos que explote todo. Pero es una calma telúrica constante. Hay unos pasajes memorables en este libro.
En “Días Festivos” la protagonista nos narra su cotidianeidad como una mujer que ejerce los roles que socialmente le han sido asignados. En esa cotidianeidad, siempre subrayacen reflexiones y cuestionamientos a las decisiones que la han llevado hasta ese lugar, sin tener en claro si verdaderamente lo eligió o se dejó llevar por las circunstancias.
Subyacen también el amor y la falta de pretensiones, porque para ser feliz finalmente no se necesita nada más que estar en paz y que te dejen de huevear.
“(…) Me siento común. Todos los libros de autoayuda te dicen cómo cambiar tu vida y deberían decirte cómo conformarte con la que te tocó, incluso cuando has tenido el lujo de elegir ciertas partes. No quiero emprender nada, ni sacar adelante nada, te prometo no cumplir ninguna meta pronto. Quiero ser funcionaria pública hasta jubilar, hacer un cuartito en la azotea para mí y un invernadero para ti, pintar la casa una vez al año en septiembre, enseñarles a los niños a ser felices y morirme calentita en una cama contigo.”
Ha sido uno de los libros que me levantan el espíritu.
Relato lleno de humor negro que nos hace transitar por la vida de una protagonista que cumple una cantidad abrumadora de roles: esposa, madre, hija, mujer y dueña de casa. Y sí, nos muestra también lo bonito de aquello. Triunfos, fracasos, discusiones cotidianas, cuestionamientos existenciales, la vida familiar, el sexo...este libro le tiene de todo caserita💕
Tan simple y lindo. Aquí el dolor, la maternidad, las frustraciones y la carencia son cotidianidad pura. Me identifiqué en mucho y me gustó. Este es un libro para sentir y sentirse.
Me encantó. Me acompañó en los trayectos a mi trabajo de funcionaria pública por avenida Matta. Me imaginé a Marce en el triciclo con el bebé y sufrí pensando en que si un auto lo chocaba, se sacarían la mierda.
Encuentro notable cómo sublima lo cotidiano en reflexiones y experiencias que retratan lo más real de la maternidad y el ser mujer madre que trata de cumplir con los roles de género.
Me gusta la ternura en los diálogos con sus hijos. La forma en que pelean con Marce y lo real que es lo que a ella no le gusta de su vida y cómo lo plasma en el libro sin vergüenza de no ser quien debería ser: una mujer complaciente.
Mientras leía me preguntaba, si acaso tuviera todo el talento de Carolina para escribir, qué pasajes de mi vida retrataría en un libro.
Al terminarlo me quedé con ganas de más y viuda de Días festivos.
"No me puedo casar con alguien que me trata de hacer lesa de este modo tan ordinario" "Lo recibo y lo siento sobre mí, con su espalda apoyada contra los pliegues de mi abdomen, que tiene lo desolado de las viviendas deshabitadas" "Me mira llorando mientras me estira los brazos, quiere que lo consuele yo misma, su opresora"
Los libros que van de husmear la cotidianeidad me gustan bastante. Me gusta igual como se desliza sin ninguna restricción el humor que subyace en todo desastre. Aun cuando el desastre sea ese día a día que se va armando en las relaciones de pareja largas.
Los rituales y las desavenencias. Las discusiones por la plata y la elección de las paltas. Los rituales del desayuno, todo eso me pareció entrañable.
Ese convenio que no se menciona entre dos y parece un pacto con sus menos y sus más está, de forma escueta, muy bien traducido/materializado acá.
Me gustó. Pese a que se trata de un relato muy cotidiano, sobre una realidad que podría ser tediosa, la autora la narra con una mezcla de sinceridad y ternura. El personaje central me pareció complejo y por eso un retrato honesto de una mujer en todas sus contradicciones, amores, entregas, cansancios y dudas, pero sin victimismo y develando también las bellezas de la situación en la que vive. Me gustaría leer más de la autora. Y vinculado a nada: si algún día escribo un libro me gustaría que tuviera la misma presentación que este lleva en la solapa, súper precisa.
Es muy bakan leer el cotidiano, supongo que es muy difícil escribirlo porque mientras leía me impactaba el nivel de descripción y la delicadeza o elegancia para plantearlo. Nunca más una pelea por el precio de las paltas va a pasar desapercibida en mi vida. Me recordó a Poeta chileno de Zambra y no puedo creer que sea el primer libro de la autora. Seca.
me gustan mucho las historias de lo cotidiano, el día a día y eso, pero no logré conectar con la progatonista, me parecía demasiado forzada, onda este hastío que se trata de representar me llegaba a parece falso a veces y me desconectaba de la lectura.
Disfrute mucho el libro y lo leí en una tarde. Me gusta mucho como Carolina va narrando situaciones de su vida que son muy cotidianas pero su descripción hace que sea cautivador.
Días festivos es todo menos festivo. Descubrí cuanto me aterroriza tener hijos y conformarme, o viceversa. En el libro no pasa nada a menos que te identifiques en los detalles.
Ay es que no sé cuando fue la última vez que me saco risas un libro (si es que la hubo antes) ni cuando me sentí tan identificada pese a mi no-maternidad.
Un libro sobre lo lindo de la cotidianidad. Sobre las preguntas que nos hacemos los simples mortales sobre nuestra rutina, nuestra vida con el otro. Sobre ser mamá y no querer serlo a veces, sobre la maternidad y tener plantas. Me sentí menos sola en este mundo leyéndolo.
"Días festivos" cuenta, con toques de humor, de la insatisfacción de la protagonista en su relación de pareja y en sus múltiples roles de madre, esposa y amante. El libro normaliza la posibilidad de fracasar en lo cotidiano y nos hace empatizar con la protagonista (tanto que en un momento me dieron ganas de abrazarla).
¨Si un ogro gigante decidiera espiarnos los sábados o los domingos por la mañana, y levantara el techo de nuestro departamento para asomar los ojos, vería a dos niños jugando en el living sentados en el piso con un desastre de juguetes. Vería a un hombre en la cocina preparando el desayuno, y a una mujer en una pieza, escondida en una cama, tapada hasta la cabeza debajo de un plumón¨.
Me encanta, Carolina Soto plasma la cotidianeidad que está desarraigada de expectativas, siendo real en sí misma en un diálogo con lo que pasa por su cabeza mientras habita su relación de ser mujer/funcionaria pública/ pareja/madre, entre tantos otros recovecos. Nos invita a echar una mirada en ese mundo privado en el que todas de alguna forma hemos estado.
pillé este libro en mi espiral de procrastinación. lo empecé y de repente me veo frente a lo que he estado evitando todo este tiempo, pero también conversando caleta con mis coetáneos: ¿y qué vai a hacer después? ¿cómo te veis en unos meses/años? ¿tenis hijos? (piénselo bien, me dijo una señora el otro día). aunque está súper mal lo que le dije hace poco al Lucas, pienso que no es tan mentira. nuestrxs compañerxs más normies son mucho más felices que nosotros. por eso le tuve que mandar una foto de "... yo me enamoré de un poeta porque soy _distinta_ y ahora lo único que quiero es ser _normal_, pero acá estoy", porque es justo de lo que hablamos antes de comprar Días festivos. pal hoyo. me gusta mucho la cotidianidad (cómo se escribe esa palabra) y los pensamientos intrusivos que llegan cuando tomai desayuno. es tan real.
Tanto la narración como la perspectiva me parecieron super poco gratas. Qué historia tan fome. Odié cómo la protagonista describía su relación, las interacciones entre ellos eran tediosas, y al menos yo no pude ver cierta evolución en ella. Los hijos parecían adornos caricaturescos y no había un desarrollo importante de su vínculo afectivo. El estilo era sencillo, fácil de leer, pero nada memorable, y algunas descripciones de lugares de Santiago me parecieron muy innecesarias, no eran una buena adición a la historia. La sensación que me dejó este libro es q la vida vale kk en vdd jaja pero creo que esa era la óptica de la narradora.
Este libro es corto, con una narración egoísta e íntima, muy pocas veces he visto la cotidianidad tan bien descrita como en esta obra. Me gustó mucho la deficiencia y conformismo que la habita. Esa simpleza me relaja.
"Es raro como puede resultar agradable un mal olor, hay una parte de mí que nunca ha dejado de ser adolescente." "No tengo conciencia del efecto que causo en las personas, mucho menos podría organizar mis acciones para generar un resultado específico." "Creo que mi negligencia deja espacio para las situaciones incómodas que convierten a las personas en *especiales*; creo del mismo modo que lo anterior es una elaboración que me permite estar en paz conmigo misma."
No tenía muchas expectativas. La palabra "teta" en un primer párrafo suele provocar ese efecto en mi cerebro prejuicioso (es el sonido, nunca me ha gustado). Pasé la barrera de la primera página y comencé a amar esta novela. Es un texto construido en presente, a manera de diario. Las escenas recorren la historia de la protagonista, de su vida en pareja, sus dudas sobre independencia, trabajo, situación social, todo ( incluidos los hijos). Lo hace con fina ironía y, a ratos consigue pasajes memorables. Maneja bien el equilibrio entre la poesía y la dureza. Me recordó un poco a #agothakristof
Me demoré una tarde en leer este libro. Creo que una de las razones es que estaba muy ansiosa por leerlo y también porque me atrapó mucho la novela. Carolina es tan auténtica y honesta que es muy fácil empatizar y sentirte identificada con sus pensamientos. Me encanta que sea capaz de cuestionarse decisiones de su vida como su matrimonio o la maternidad con naturalidad, porque en la vida real somos seres llenos de contradicciones y muchas veces sentimos vergüenza de decir en voz alta lo que pensamos. Caro te ganaste una fan
La cotidianeidad mezclada con las dudas por la vida que te toca (o que eliges, si puedes), los pedacitos de vida que te han llevado a donde estás y que siempre difieren de lo que esperabas, pero que mirados con distancia no parecen tan malos.
A veces en esos días festivos pueden pasar cosas chicas, insignificantes para el resto, pero que son tuyas y valen la pena, y este libro -como un álbum de fotos- te hace repasar cosas que tal vez no miraste lo suficiente. Y lo valen.