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Todo lo que aprendí de mis hijos: y no me enseñaron en la escuela de negocios
He aquí un libro especial, revolucionario, que extrae lecciones de la vida familiar para aplicar en la vida profesional. Tiene una perspectiva femenina, la que siempre ha sospechado que la vida familiar estaba infravalorada. Va contra el prejuicio masculino de que lo único importante es el trabajo, el poder y el dinero y de que el ámbito de las emociones se regula por sí solo y además es intrascendente, una posición falsa y perjudicial para quien la sostiene.
Una líder empresarial reconocida como Helena Guardans recoge aquí experiencias personales con sus hijos que le han inspirado el mejor modo de organizar equipos, de comunicar más convincentemente o de resolver conflictos en el trabajo. Historias deliciosas que atraparán desde la primera página tanto a la lectora como al lector, tal vez este más necesitado de equilibrar ambas facetas de la vida.
Una líder empresarial reconocida como Helena Guardans recoge aquí experiencias personales con sus hijos que le han inspirado el mejor modo de organizar equipos, de comunicar más convincentemente o de resolver conflictos en el trabajo. Historias deliciosas que atraparán desde la primera página tanto a la lectora como al lector, tal vez este más necesitado de equilibrar ambas facetas de la vida.
208 pages, Paperback
Published November 3, 2020
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Community Reviews
Displaying 1 - 2 of 2 reviews
May 26, 2024
La idea: Tomar conceptos de la vida familiar y en pareja y aplicarlos de manera natural al mundo de la empresa.
La realidad: Tomamos situaciones de la empresa e intentamos meter, aunque sea con calzador, una situación familiar que sea mínimamente identificable con la misma.
El resultado: un conjunto de historias de trabajo y de familia que, aunque hacen que no dudemos de las buenas intenciones y experiencia de la autora, no acaban de conseguir un todo coherente.
Entre las ideas que me han parecido más interesantes está la de que ante una situación anómala hay que acelerar el conflicto. Cuanto antes surjan los problemas a la superficie mejor. Otro consejo que da y que yo había experimentado es no proponer soluciones a nuestros reportes sino hacer preguntas para que las soluciones salgan del otro interlocutor. Es la manera más eficiente de empoderar a alguien.
Entre las cosas manifiestamente mejorables me salen, por ejemplo, el buenismo y el simplismo. Los empleados a los que retrata son tan fáciles de manejar e instruir como sus hijos de cuatro años, y la misma lección les vale a los dos. Hierve la sangre en ocasiones, la verdad. Conclusión de uno de los capítulos:
Y yastá, comiendo perdices cada capítulo. O peor, soluciones del tipo de "sed felices", "generad buen ambiente de trabajo" o "no trabajéis demasiado":
La autora difunde también el bulo de que "a igual trabajo las mujeres cobran menos" (ojo, que no digo yo que no sea así, sino que lo dicen a diestra y siniestra) para también dejar caer perlitas típicas de CEO que no tiene, la verdad, tanto problema con su remuneración.
Que no digo yo que la señora no pueda hacer lo que quiera con su dinero, obviamente. Hay que mirar, sin embargo, la estética de los mensajes combinados.
En conjunto, un libro del que he podido extraer ideas interesantes pero que por su planteamiento (cuando comparaba las soluciones propuestas a sus empleados con las que había usado con sus hijos era algo difícil de tragar, la verdad) y sus conclusiones se queda, creo, bastante corto.
La realidad: Tomamos situaciones de la empresa e intentamos meter, aunque sea con calzador, una situación familiar que sea mínimamente identificable con la misma.
El resultado: un conjunto de historias de trabajo y de familia que, aunque hacen que no dudemos de las buenas intenciones y experiencia de la autora, no acaban de conseguir un todo coherente.
Entre las ideas que me han parecido más interesantes está la de que ante una situación anómala hay que acelerar el conflicto. Cuanto antes surjan los problemas a la superficie mejor. Otro consejo que da y que yo había experimentado es no proponer soluciones a nuestros reportes sino hacer preguntas para que las soluciones salgan del otro interlocutor. Es la manera más eficiente de empoderar a alguien.
Entre las cosas manifiestamente mejorables me salen, por ejemplo, el buenismo y el simplismo. Los empleados a los que retrata son tan fáciles de manejar e instruir como sus hijos de cuatro años, y la misma lección les vale a los dos. Hierve la sangre en ocasiones, la verdad. Conclusión de uno de los capítulos:
Cuando una situación no funciona, es más fácil ver las faltas que cometieron los demás que las nuestras. En cambio, si reconocemos primero nuestros errores, probablemente ellos harán lo mismo, y entre todos seremos capaces de reconducirla.
Y yastá, comiendo perdices cada capítulo. O peor, soluciones del tipo de "sed felices", "generad buen ambiente de trabajo" o "no trabajéis demasiado":
La tecnología nos facilita la vida. Podemos trabajar desde cualquier lugar y en todo momento, y nos podemos conectar con nuestros seres queridos y nuestros colaboradores con gran facilidad. Pero esa gran ventaja tiene su lado oscuro, y es que no dejemos nunca de trabajar y tampoco permitimos a otros que desconecten. Tenemos que disfrutar del beneficio pero limitar su parte negativa para tener una vida plena y permitírsela a los demás.
La autora difunde también el bulo de que "a igual trabajo las mujeres cobran menos" (ojo, que no digo yo que no sea así, sino que lo dicen a diestra y siniestra) para también dejar caer perlitas típicas de CEO que no tiene, la verdad, tanto problema con su remuneración.
Que no digo yo que la señora no pueda hacer lo que quiera con su dinero, obviamente. Hay que mirar, sin embargo, la estética de los mensajes combinados.
En conjunto, un libro del que he podido extraer ideas interesantes pero que por su planteamiento (cuando comparaba las soluciones propuestas a sus empleados con las que había usado con sus hijos era algo difícil de tragar, la verdad) y sus conclusiones se queda, creo, bastante corto.
May 11, 2021
Un libro sincero y sin poses
Helena cuenta sus experiencias genuinamente, sin sermonear. Nos abre su corazón con belleza y gracia. Vale la pena leerlo y aprender de Oscar y Laura.
Helena cuenta sus experiencias genuinamente, sin sermonear. Nos abre su corazón con belleza y gracia. Vale la pena leerlo y aprender de Oscar y Laura.
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