La Madre Naturaleza

Saga de Ulloa #2

by Emilia Pardo Bazán

La aparición en 1886 de "Los Pazos de Ulloa" provocó un formidable escándalo en el mundo literario de la Restauración. Sin esperar a que se calmaran las aguas, Emilia Pardo Bazán (1851-1921) publicó al año siguiente otra novela, "La madre naturaleza", que es continuación directa de la anterior. En ella, la persistencia de ciertos temas (como el desvelamiento de las dimensiones ocultas del alma, el conflicto entre los instintos y la razón, el retroceso hacia la animalidad) y de la forma de tratarlos muestra la profundidad del compromiso de la autora con el naturalismo. En esta ocasión, sin embargo, el núcleo del relato (los amores incestuosos de los dos adolescentes que protagonizan la novela) se impone a los elementos sociales que acompañan a su trama.

Genres: Classics, Fiction, Spanish Literature, Romance, Spain, Drama, 19th Century

368 pages, Paperback

First published January 1, 1887

About the author

Emilia Pardo Bazán was a Galician author and scholar from Galicia. She is known for bringing naturalism to Spanish literature, for her detailed descriptions of reality, and for her role in feminist literature of her era.
Her first novel, Pascual López (1879), is a simple exercise in fantasy of no remarkable promise, though it contains good descriptive passages of romance. It was followed by a more striking story, Un viaje de novios (1881), in which a discreet attempt was made to introduce into Spain the methods of French realism. The book caused a sensation among the literary cliques, and this sensation was increased by the appearance of another naturalistic tale, La tribuna (1885), wherein the influence of Émile Zola is unmistakable. Meanwhile, the writer's reply to her critics was issued under the title of La cuestion palpitante (1883), a clever piece of rhetoric, but of no special value as regards criticism or dialectics.
The best of Emilia Pardo Bazán's work is embodied in Los pazos de Ulloa (1886), the painfully exact history of a decadent aristocratic family. A sequel, with the significant title of La madre naturaleza (1887), marks a further advance in the path of naturalism.
She was also a journalist, essayist and critic. She died in Madrid.

Reviews

[Ana Cristina Lee · Rating 4 out of 5]

Anoche soñé que volvía a Los Pazos…

Y sí, he leído la continuación de ese clasicazo, que cierra la historia del Marqués de Ulloa con el conflicto amoroso de su hija, que nos tiene en vilo hasta el final. ¿Se casará Manuela con su tío, el apuesto comandante Don Gabriel (resonancias de Tristana!) o con su amigo de la infancia, Perucho, que todo el mundo – menos ellos dos – sabe que es el bastardo de Ulloa, y por tanto su medio hermano? La novela causó escándalo en su época y eso hizo que pasara más desapercibida que la primera parte.

Tengo que decir que la lectura se me ha hecho algo pesada, ya que aquí encuentro a una Doña Emilia un poco desmelenada, verbosa, incluso decimonónica, con esas descripciones del paisaje y la naturaleza que están muy bien, pero son demasiado abundosas. Los personajes quedan a veces en segundo plano, como si no nos quisiera contar lo que estamos esperando saber y no hay tanta riqueza de secundarios magníficos como en Los Pazos.

Con todo, se trata de una obra fundamental, que expone de manera extraordinaria todo el pensamiento de la autora, con esa dinámica naturalista que se opone al idealismo romántico, con una naturaleza que es bella pero también terrible – véase las descripciones de las curas que se practican a los animales de granja.

La crítica a los clérigos y los caciques locales está aquí en segundo plano y la acción se centra en la relación de Manuela con sus pretendientes. Hay una contraposición entre la incultura, la inocencia y lo natural como opuestos a la civilización, que impone límites a los sentimientos. Doña Emilia es seguidora del naturalismo de Zola, pero cree en el libre albedrío, en el poder de sus personajes para decidir su destino frente al determinismo implacable de la escuela francesa.

Un cierre brillante para una obra rompedora.

[Rocío Prieto · Rating 5 out of 5]

Si has leído la obra más famosa y aclamada de Emilia Pardo Bazán, "Los Pazos de Ulloa", deberías leer su secuela "La Madre Naturaleza". Obra extraordinaria donde se recrea con evocación el medio rural gallego de la segunda mitad del XIX, y que sirve de marco para el desarrollo y desenlace de un drama familiar iniciado en "Los Pazos". Si bien la trama argumental es más pobre que en esta última, destaca por encima de todo la presencia de la naturaleza, que adquiere en el relato un papel primordial, donde el ser humano pasa, sólo ella es importante.

Mientras que en "Los Pazos de Ulloa" los asuntos familiares se equilibraban con el retrato de una remota comunidad montañesa en un momento de turbulencia política, "La Madre Naturaleza" se limita en gran medida a la dinámica entre un triángulo de personajes: Manuela, Perucho y Gabriel, quien es el tío de Manuela. Gabriel es el forastero educado y viajero, que está fuera de su elemento en el entorno inculto habitado por su sobrina y su cuñado. Su objetivo es casarse con su sobrina y rescatarla de lo que él considera una existencia degradante. Como verdaderos hijos de la madre naturaleza, el instinto es la mano que guía a Manuela y Perucho, mientras que Gabriel es el centro reflexivo del libro. A través de la exposición detallada de sus procesos de pensamiento, Pardo Bazán deja que el lector juzgue si el curso de acción de Gabriel es honorable y consistente o destructivo y egoísta.

Las tensiones que sustentan las relaciones son inexplicables sin haber leído antes "Los Pazos". Sin embargo, los dos libros difieren enormemente en su alcance. La comedia costumbrista y la sagaz disección de un determinado tipo de sociedad en la primera novela, cede terreno a un drama doméstico en el que el pasado alcanza al presente y los pecados del padre recaen sobre los hijos.

[Esther · Rating 5 out of 5]

¿Cómo (no) romper a hablar de estas dos maravillas que son Los Pazos de Ulloa y La madre Naturaleza? Podría empezar por llamar a su autora, una y mil veces, lo que la llamó Clarín: «la dueña del idioma». Y para mí que don Leopoldo se quedó corto... La mano y el genio descomunal de Dña. Emilia nos desvelan el español en todo su esplendor y señorío: pura exuberancia, engranaje prodigioso de la lengua.
Para seguir, podría explayarme en elogios hacia las descripciones, muchas sobre objetos vulgares o fenómenos ordinarios, pero que la autora carga de tanta belleza, colorido y precisión, que acaban siendo festivales de palabras perfectas. Y podría continuar con la elegante y calibrada sensualidad de algunas imágenes, el desenfado y la picaresca de los chisporroteantes diálogos, la frescura del humor paisano...
Yo supongo que este es uno de esos libros con los que los escritores aprenden a escribir, porque, si bien es posible que alguien no se conmueva con la belleza estilística de la prosa de esta señora, lo que de verdad me parece inconcebible es que uno no aprenda con ella.
Y siguiendo con los méritos tenemos, junto a todo este himno a la estética del lenguaje, el innegable interés de la trama, que desde el primer momento ha ido creciendo con la misma intensidad que mi estupor ante el talento gigantesco de la autora. Lo cierto es que las dos novelas, además de estar abrumadoramente bien escritas, se mantienen rítmicas y tensas argumentalmente, además de mayormente encantadoras. De hecho, si me he demorado mucho en su lectura ha sido porque, a pesar de la intriga y del placer inmenso de leerlas, casi siempre ha sido mayor el impulso de no leer demasiado, para alargar el placer de la lectura.
Podría seguir con la retahíla infinita de bondades, pero creo que tampoco tiene sentido seguir justificando la propia admiración por algo a todas luces admirable... Al fin y al cabo, las letras de esta increíble escritora brillan por sí solas, por fortuna para muchas generaciones.

[Dina · Rating 4 out of 5]

Me remito a la reseña de Los pazos de Ulloa.
Sin duda es una segunda parte necesaria y hasta cierto punto más entretenida que la primera.

[Abril Camino · Rating 5 out of 5]

Continuación de «Los pazos de Ulloa» que, no sé por qué, no había leído hasta ahora. Historia valiente, con un tema peliagudo para la época en que está escrita la novela, y escrita de forma magistral.

[bookstories_travels🪐 · Rating 5 out of 5]

Este diciembre he decidido dejarme fluir en cuanto a lecturas. En el sentido de que no me he hecho ninguna lista especialmente ambiciosa de lecturas que realizar antes de que acabe el año. Pero, entre las pocas que tenía más claro que el agua que sí o sí quería leer, se encontraba el libro que nos ocupa, “La Madre Naturaleza”, segunda y final entrega del díptico del mismo nombre publicado por uno de los pesos pesados de las letras castellanas, Emilia Pardo Bazán, a finales del siglo XIX. Y es que la primera parte de esta bilogía, “Los Pazos de Ulloa”, me encantó cuando lo leí en mayo de este año, siendo una de mis mejores lecturas de lo que llevamos de 2025. Quería haber leído “La Madre Naturaleza” este verano, pero las cosas se torcieron mucho y no me dio tiempo a incluirla en mis lecturas estivales. Pero lo importante es que, aunque haya sido en diciembre, ya puedo decir que he leído dos de los libros más importantes de la literatura española y que los he disfrutado mucho. Quería saber si podría meter en su conjunto el díptico entre mis mejores lecturas del año, tal y como pasó con la primera entrega, y me alegra poder decir que así ha sido.

Han pasado ya muchos años desde que el cura Julián Álvarez regresó a los Pazos de Ulloa, y desde entonces una frágil tranquilidad y los designios de don Pedro reinan en el lugar. Los dos niños que conocimos en la primera parte, Pedro y Manuela, se han convertido en dos adolescentes que se mueven a voluntad por el campo, en libre y alegre camaradería, sin sospechar cuál es la auténtica relación que comparten. Todo volará por los aires con la interrupción de Gabriel Pardo, un militar soñador y noble que busca en su sobrina Manolita compañía y amor. Y, con él, viejas heridas volverán a abrirse, mientras que los secretos saldrán a la luz.

Una vez más, Emilia Pardo Bazán se luce en un drama profundamente costumbrista que continúa su historia de familias venidas a menos y llenas de secretos en la Galicia rural del siglo XIX, con grandes dosis de crítica y acidez hacia la España del momento y las costumbres de la nobleza rural. Siempre me pasa con esta autora que, cuando empiezo a leer sus obras, me cuesta mucho conectar con ellas al principio por lo complejo y depurado que es su estilo narrativo, por la cantidad de palabras antiguas, expresiones añejas, objetos ya en desuso y, en esta ocasión, gallegismos que aparecen desde el primer momento. Pero una vez que te acostumbras a su manera de escribir… Dios mío, qué maravilla de lectura. Qué gusto da leer a doña Emilia por la calidad de su pluma, lo bien que usa el lenguaje y su inteligencia narrativa; los nítidos cuadros de costumbre con los que recrea la Galicia rural de la época, desde cómo era el trabajo agrícola hasta los hogares, con una ambientación pobre en cuanto a bienes materiales, como rica en cuanto a descripciones, sin olvidarse de la manera tan pura como desarrolla a sus personajes. A medida que vas leyendo, no se siente nada impostado o preconcebido en ellos; parece que te encuentras cara a cara con personas de carne y hueso que no tienen personalidades absolutamente definidas, de tan humanos increíbles que resultan. Es imposible que ninguno de ellos te deje indiferente: todos tienen una forma de evolucionar ante tus ojos que hace que lo que sientas por ellos sea visceral. Y esa es la belleza de los libros de esta autora, que estos caracteres se rigen por lo mismo por lo que cualquier persona lo hace, no por ninguna convención literaria, sino por las circunstancias en las que han crecido, por su grupo social, por sus propios impulsos y por la educación que han recibido. Y es que en “La Madre Naturaleza”, al igual que en “Los Pazos de Ulloa”, se pone en relieve el conflicto entre los instintos primigenios y la razón, la manera en que la auténtica naturaleza de las personas siempre está a flor de piel si no hay un parapeto moral y social que la reprima. Ahí se pone el foco en la importancia de la educación como catalizador de la integridad humana y lo convencional como suerte de muralla que pueda reprimir los auténticos impulsos y la animalidad que todos poseemos, ese algo salvaje y más dispuesto a saltar en cuanto se le dé la ocasión que todos albergamos en nuestro interior. En su momento hablé de “Los Pazos de Ulloa” como una especie de parodia del “Emilio” de Rousseau, en el sentido de que la naturaleza humana no es siempre benigna: puede llegar a ser cruel en el más amplio sentido de la palabra.

En “La Madre Naturaleza”, Emilia Pardo Bazán pone sobre la mesa qué ocurre cuando la mayor falta contra la ley de los hombres y de Dios se hace siguiendo un impulso que en realidad es natural y del cual quienes lo cometen no tienen realmente la culpa; qué es lo que pasa cuando algo que en principio no tiene nada de malo es un crimen que mata en vida a quienes participaron en él, convirtiéndoles en las auténticas víctimas; cuáles son las consecuencias de no cuidar y educar a las personas desde pequeñas y dejarles a su libre albedrío, lo que supone ser tu propio verdugo. Eso hace que lo que sucede en este libro se convierta en una culpa social y no privada, una culpa que convierte en auténticos verdugos a los que no participaron directamente en ella y en víctimas a los verdugos nominales. El peso moral que tiene esta idea es lo que rige toda la lectura, junto a los preceptos de este naturalismo del que la autora es una de los mayores exponentes en la literatura hispana. Al igual que en las novelas de Émile Zola, pesa el determinismo genético, la manera en que las circunstancias familiares y el entorno de los dos jóvenes e inocentes protagonistas les han marcado sin que ellos puedan hacer nada más que ser hijos de este determinismo genético y de sus más bajos instintos. Y, al igual que en los trabajos del inglés Thomas Hardy, en toda la lectura del díptico hay una sensación de oscuridad que envuelve a los personajes y maneja las riendas de las tramas, la sensación de que, hagan lo que hagan, están condenados a un cruel sino por el egoísmo de unos o las circunstancias sociales y morales. En cualquier caso, te queda claro que los grandes protagonistas de la novela, Gabriel, Manolita y Pedro, no tienen salvación posible; algo más grande que ellos conspira en su contra, conformado por el mundo, la religiosidad férrea, las emociones humanas y la mala sangre. Y todo esto la autora lo retrata sin cortarse para nada, siguiendo los preceptos del naturalismo en cuanto a representar la realidad pura y simple, sin favorecerla y sin cambiar para nada ni un tilde de sus tenebrosos tonos oscuros. Por todo ello, no es extraño pensar que, si la publicación de “Los Pazos de Ulloa” fue una auténtica bomba de relojería en la bienpensante sociedad del año 1886, la aparición de su continuación tuvo que ser una auténtica hecatombe social. No es difícil imaginarse las críticas y el escándalo que debió suscitar una obra que exploraba los límites de la razón y la animalidad con el incesto como motor principal, a la vez que criticaba a los estamentos nobiliarios, burgueses y rurales de un pequeño y oscuro rincón de la Galicia de la época, sin olvidarnos de los pobres y desfavorecidos, que usan todo tipo de tretas y su primigenia inteligencia para escalar en ese microcosmos social y bestial. Y es que, como se suele decir, en España se inventó la picaresca, y pícaros siempre los ha habido frente a los desmanes de los poderosos.

Como ya he dicho antes, “La Madre Naturaleza” está escrita con un lenguaje rico, elegante y perfectamente calculado, pero que a la vez se siente natural e incide en todos los recovecos de la historia y de los personajes. Mientras que en “Los Pazos de Ulloa” casi toda la acción narrativa tenía lugar en espacios cerrados, y la casa, que da nombre a la novela, se va volviendo poco a poco un lugar cada vez más angustioso, deprimente y asfixiante, que parecía que iba enriqueciéndose para apresar a sus personajes, en esta segunda entrega la mayor parte de las escenas tienen lugar al aire libre. Pardo Bazán se recrea en describirnos los entornos naturales que rodean a los pazos, con todo lujo de detalles, convirtiendo a la naturaleza ya no solo en un personaje más del libro, sino en la auténtica narradora de la historia. Es posible que dé la sensación a más de uno de que estas descripciones están minimizadas o solo sirven para ralentizar el discurrir narrativo sin aportar realmente nada a lo que es la pura historia. Pero, a medida que vas acercándote al final, te das cuenta de que tiene todo el sentido poner tan en primer plano a la naturaleza y su belleza. Esta se convierte en una suerte de hilo conductor de un romance que surge tan bello y desprejuiciado como lo que se describe, pero que esa misma naturalidad condena a la más terrible de las miserias. Y este contraste entre la sordidez de la primera parte y esa inocencia luminosa de la segunda pone el foco en el determinismo genético del que se ha hablado antes y en cómo discurren los sentimientos y la evolución de Manolita y Pedro. Y, sobre todo, en lo profundamente psicológica que es, además de descriptiva, “La Madre Naturaleza”. Otro autor podría haber contado la misma historia en muchas menos páginas, pero Emilia Pardo Bazán se centra incluso más que en la primera parte en el desarrollo humano y psicológico de sus personajes, desmenuza con mayor profundidad su psique y su forma de pensar, y se centra más en los monólogos internos y en las sensaciones por las que van transitando. Así que, a nivel humano y literario, este libro es más profundo y complejo que “Los Pazos de Ulloa”, pero a nivel argumental la historia es mucho más sencilla y consta de menos episodios concentrándose todo el peso de la historia en menos personajes, tres en concreto (los niños que aparecían en este primer libro y otro personaje que simplemente era mencionado), aunque tengan un peso esencial varios secundarios. A muchos lectores, por lo que me han comentado por Instagram y por lo que yo he visto leyendo reseñas después de haber leído el libro, ese es el motivo por el que les gusta más “La Madre Naturaleza”. Pero tengo que reconocer que, aunque me ha encantado esta novela y tiene la nota máxima para mí, creo que en su momento disfruté un poco más de “Los Pazos de Ulloa”. También era una lectura exigente, laberíntica y densa a ratos, muy centrada en la psicología y el alma de los caracteres, pero me parece que el que tuviera más peso la trama hacía que fuera un poquito más amena y rápida de leer. Porque su continuación requiere incluso más esfuerzo por parte del lector a la hora de enfrentarse a ella. Es bastante exigente y, de hecho, yo tuve que pararla hacia la mitad unos días para así poder evitar que me saturase y coger fuerzas para afrontar su tramo final, que irónicamente es donde realmente se desenvuelve el nudo argumental y donde hay más acción, ya que la autora tiene que resolver el conflicto que ha ido poco a poco anudándose con todos los hilos sueltos que había dejado la primera parte. Y cierras el volumen con la misma sensación de angustia y pena que te formaba un nudo en la garganta con las últimas páginas de “Los Pazos de Ulloa”, por su crudeza humana y costumbrista, sintiendo la misma sensación de oscura impotencia y compasión por los grandes perjudicados por los descalabros de un noble brutal y egoísta y una sociedad pacata y analfabeta en lo cultural y en lo moral.

En su momento tuve la oportunidad de hacerme con el díptico de “La Madre Naturaleza” en un único volumen, y me arrepiento mucho de haber dejado pasar la ocasión y tener esta historia en dos volúmenes diferenciados. He cerrado la novela con la sensación de que sus dos partes forman un único conjunto que es interesante leer uno detrás de otro y no dejar que pase mucho tiempo antes de saber cómo se va a finiquitar la historia de la familia Moscoso de Cabreira y Pardo de la Lage y su crónica de endogamia y bestialidad malamente reprimida. Y también con la confirmación de algo que ya sabía: tengo que leer más de doña Emilia Pardo Bazán. Me arrepiento mucho de haber tardado tanto en haberme puesto manos a la obra con sus novelas, ya que hasta el año pasado solo había leído algún relato suelto suyo. Este año he leído tres novelas de ella. Una no me ha gustado nada y es una de mis grandes decepciones literarias de 2025. Pero las otras dos creo que ha quedado claro en esta reseña que me han maravillado y me han encantado, y que son la prueba palpable de que para mi doña Emilia es una autora estupenda que tengo muchas ganas de seguir descubriendo.

[Paula · Rating 4 out of 5]

La Bazán abraza el realismo y el naturalismo de una forma más completa y absoluta en este libro. Si se observa con más profundidad, dejando a un lado el tema del incesto, se podrá ver que la elección no es tan solo entre un hermano y un tío, sino que también es elegir entre dos formas completamente opuestas de ver la vida: Perucho representa el libre albedrío, el desorden, la rebeldía; mientras que Gabriel representa el orden, la educación, la cultura, el vivir en sociedad acatando las normas sociales y el decoro. Es la inmoralidad contra la moralidad, porque los matrimonios entre tío y sobrina (nunca viceversa) aun eran aceptables si contaban con la venia eclesiástica.

En mi opinion, este libro no desmerece al primero. Tiene menos historia, menos acción, es más reposado y contemplativo. Pero a veces tiene arranques pasionales que son como si, de repente, me quitaran la silla en la que estoy sentada. No sabría definirlo de otra manera. Es como si el ritmo de mi respiración aumentara cuando Perucho o Gabriel agarran a Manolita del brazo para llevársela consigo. Y, curiosamente, nunca tomé partido por ninguno de los dos, pero sí por Manuela. Por último, señalar que en todas y cada una de las páginas, casi en cada línea se puede adivina otra historia de amor aún más potente que la que pretende contar en el libro: el amor de la Bazán por Galicia.

[Ratita de biblio · Rating 4 out of 5]

Continuación de su obra cumbre Los pazos de Ulloa, en esta La madre naturaleza, Emilia Pardo Bazán, continúa con el devenir de los protagonistas que ya conocimos anteriormente en los pazos, dando un salto temporal de varios años adelante.

La historia de los amores incestuosos de Perucho y Manuela, que ignorantes de normas y convenciones sociales baten de frente contra la moralidad imperante, continúa la estela naturalista que caracteriza sus obras. Emilia nos aporta en esta historia una realidad más sosegada y luminosa, sin el halo turbio y oscuro que caracterizó a su predecesora, no por ello la historia deja de reflejar la sordidez y crudeza de la realidad circundante, señas inequívocas de la corriente naturalista, pero dejándonos vislumbrar, sin embargo, un hálito de esperanza, de inocencia y ternura.

Como rasgo de identidad de Emilia, el texto profesa una profunda crítica social, tanto a la moral imperante, como a la religión, y a los estamentos sociales marcadamente establecidos. Todo ello aderezado por el poder turbador de la naturaleza física, los paisajes, la meteorología, el campo y sus labores, un pintoresco cuadro costumbrista de la Galicia rural del siglo XIX que otorga un soplo de aire fresco a la narración.

Un broche de oro que cierra la compleja historia de los Moscoso y de Los pazos de Ulloa. Una lectura maravillosa. No me voy a hacer repetitiva con esta autora, que bastante os tengo comida la cabeza con ella últimamente, pero ya sabéis mi máxima, leed a Doña Emilia.

[SilviaG · Rating 4 out of 5]

4.5

[Elena · Rating 3 out of 5]

No me ha gustado tanto como Los pazos de Ulloa, principalmente porque tiene un ritmo mucho más lento y fatigoso. Las descripciones del entorno natural a veces resultaban eternas y lo único que lograban era ralentizar el avance de la trama, que por otro lado no me ha parecido que tenga tanta chispa como la de la primera parte.

[Masteatro · Rating 5 out of 5]

La segunda parte de la saga de los Ulloa que comenzó con "Los pazos..." y que, a mi juicio era muy necesaria porque la primera parte deja al lector con ganas de saber más, de saber qué pasó después. "La madre naturaleza" responde a estas preguntas puesto que en ella seguimos sobre todo a las jóvenes generaciones que ya conocimos en "Los pazos de Ulloa". Haciendo honor al título, Doña Emilia, nos lleva aquí por diversos parajes naturales de esa Galicia rural del siglo XIX y realmente al lector le parece estar recorriendo sus caminos junto a los protagonistas.

Para mí esas descripciones son la gran maravilla de esta novela, gracias a ella me he sentido en Galicia junto a Perucho y Manolita. Además, la trama no está ni muchísimo menos exenta de interés, incluso debo reconocer que a mí me ha enganchado aún más que la de la primera parte.

Una novela redonda que forma parte merecidamente del podium de nuestras letras.

[Nerea · Rating 4 out of 5]

Qué bonito pero cuanto incesto

[Repix Pix · Rating 4 out of 5]

Maravillosa continuación de Los pazos de Ulloa. Más poética y sosegada, pero igual de brillante.

[maría 𖦹 pagesbymaria · Rating 5 out of 5]

La madre naturaleza es la digna continuación de Los pazos de Ulloa, ambas lecturas consideradas de las más relevantes en la producción de la naturalista Emilia Pardo Bazán. La obra tiene como protagonistas a Perucho y Manuela, los ya adolescentes criados en los Pazos y cuya relación se irá haciendo más estrecha, si es posible, con los años. También contamos con un nuevo protagonista, don Gabriel Pardo, hermano de Nucha, quien decidirá hacerse cargo de su sobrina y brindarle la educación y cuidados que según él no tuvo en los Pazos.

De la mano de estos tres protagonistas y demás personajes secundarios podremos observar el naturalismo propio de doña Emilia, ese naturalismo cristiano gracias al cual la autora se diferencia del resto de sus contemporáneos. Nos muestra una constante lucha entre ese naturalismo y una naturaleza exuberante, caótica y desenfrenada; que vemos en la relación de Manuela y Perucho, y en esas excelentes descripciones del paisaje gallego, de sus montes y las gentes que los habitaban.

Personalmente, uno de los aspectos más destacables de esta obra serían estas descripciones paisajísticas, tremendamente específicas, de una gran belleza y que demuestran el enorme conocimiento que tenía la autora de su tierra natal y de la naturaleza en general. La naturaleza es, como el título indica, la gran protagonista de la novela.

Más poética y descriptiva que los Pazos, su lectura se hace más llevadera y amena, intercalando las ya mencionadas descripciones del paisaje con las ocurrencias de los habitantes de los Pazos, así como atisbos de vida campesina que rodea a este lugar. Es una novela que fluye de principio a fin, y que gracias a sus detalles no deja de sorprender.

[Mari Carmen · Rating 4 out of 5]

Quizá me gustó másla primera parte, pero ésta me ha tenido enganchada de igual manera.
La protagonista no me ha acabado de gustar y Perucho me ha caído igual de mal.
Aún así, está escrito de maravilla, igual que la primera parte.
Muy recomendable.

[Galena Sanz · Rating 3 out of 5]

Compré este libro poco después de leer la primera parte, LOS PAZOS DE ULLOA. Doña Emilia Pardo Bazán siempre me ha despertado interés por el grandísimo personaje que fue, entre eso y lo bien que la profesora nos vendió estos libros suyos, quería tenerlos en mi estantería.

Pensaba que La Madre naturaleza me iba a gustar más que el primer libro, pero me ha dejado sentimientos encontrados. Tal vez se deba a todo el tiempo que ha pasado entre una lectura y otra, pero he encontrado el estilo de Doña Emilia farragoso. Mezcla demasiadas palabras en gallego en la historia o incluso intenta dar su versión en español. Los diálogos me cuesta seguirlos, a veces son muy largos, las expresiones intentan imitar al entorno rural y como gallega las comprendo, pero para un lector de fuera puede no ser cómodo estar viendo siempre las notas.

Así y todo, no me siento cómo con los diálogos, no me parecen muy reales. El estilo naturalista, las descripciones detalladas y a veces un poco grotescas, los significados encubiertos de ciertas descripciones, las reflexiones incasables de don Gabriel... en general, me ha resultado todo un tanto fatigoso.

Obviamente, no soy de la época, así que que un tío quiera casarse con su sobrina es difícil de digerir, más aun al saber que ni la conoce. El gran final con el que la profesora tanto nos interesó es un tanto precipitado y triste. Sentí lo mismo que al finalizar Los pazos, una lectura que desanima incluso un poco. En este caso hay un par de personajes, Perucho y Manuela, que demuestran algo de alegría e inocencia, pero por lo general todos tienen algo feo y tristón y el final desbanca la alegría que aportan los más jóvenes.

Supongo que todavía necesito más tiempo y estudio para entender el placer de esta lectura, mientras tanto me quedaré con lo interesante que fue la vida y actitud de Pardo Bazán, que no debe olvidarse.

[Angélica T · Rating 5 out of 5]

Acabo de soltar el libro y me ha sacado una lágrima. Tanto con los pazos de Ulloa como con este libro me encariñe mucho con Perucho y con Manolita por lo que la historia y el desenlace a pesar de ser lo esperado me rompió el corazón. Al final ellos son víctimas de los tapujos y la falta de honestidad y verdad de la casa donde viven y de quienes les han rodeado toda la vida. Es un libro hermoso con unas descripciones que te transportan a los sitios donde ocurren los hechos y aunque por el lenguaje en algunos momentos se me hizo densa vale totalmente la pena leerlo aunque me quedo con muchas dudas de lo qué pasó finalmente con los protagonistas. Finalmente decir que la Señora Emilia Pardo Bazán escribe de una manera que no tengo palabras para describirla con un uso del idioma y del lenguaje sensacional.

[Никола · Rating 4 out of 5]

okej malo varam da mi se ne bi prenela u sledeću godinu, za sada su Uljoini bolji zbog dinamike i ambijenta

p.s. Da, definitivno mi se više dopadaju Uljoini, onoliko detaljisanja u opisima mi je delovalo prilično hipnotišuće. U svakom slučaju, knjiga je za pohvalu, otvara široko polje za diskusiju, posebno otvoren kraj i udaljavanje od naturalističkog determinizma. Treba prvo čitati Uljoine da bi se stekla potpunija slika o likovima i događajima koji se nadovezuju na prethodnu priču. Moje pohvale za gospođu!

[Juan · Rating 3 out of 5]

Buena trama, excelente léxico, estilo elegante para manejar la ternura y los sentimientos con un estilo depurado propio de la época.

[Paco Montañez · Rating 4 out of 5]

As per usual que se mueran todos los hombres y vivan las narradoras de este país nuestro ❤️‍🩹

[Vanesa Cantero · Rating 4 out of 5]

Menudo final. ..
Ay, doña Emilia, porque estás muerta si no, iba y te mataba. Me ha hecho sufrir, ahora tengo que ir a curarme el mal trago.
También tengo que decir que me ha gustado más que "Los pazos de Ulloa".

[Giovanni Gregory · Rating 5 out of 5]

La terquedad del mal etnólogo y otras violencias de la letra

[Carmen · Rating 4 out of 5]

Popsugar Reading Challenge: 44. Un libro vinculado a tu ascendencia

Emilia Pardo Bazán cierra con La madre Naturaleza la historia empezada con Los Pazos de Ulloa de
una forma brillante.
La autora hace un magnífico retrato del paisaje y naturaleza gallegas en uno de los mejores ejemplos del naturalismo español del siglo XIX.
La historia gira entorno a un tema tan controvertido como es el incesto, al que se ven abocados Perucho y Manolita, tras ser dejados crecer asilvestrados, sin saber que son medio hermanos, siguiendo las leyes de la madre naturaleza.
Al final ambos expiarán su pecado: él marchandose sin volver a ver a Manolita y ella metiéndose a monja, aconsejada por el cura.

[Kapuss · Rating 5 out of 5]

Ni el pensamiento de otras venturas le cruzaba por las mientes, y aunque la respiración de Manuela le calentaba el rostro y su mano le desordenaba y acariciaba el pelo, no hervía con ímpetu su sangre moza; sólo parecía correr con mayor regularidad por las venas. Tan feliz se encontraba, que olvidaba el transcurso del tiempo y lo que pudiesen regañarles al volver al caserón, sumido en una de esas distracciones profundas propias de los momentos culminantes de la existencia, que rompen la tiranía del pasado, anulan la memora, suprimen la preocupación del porvenir, y dejan sólo el momento presente con su solemnidad, su intensidad, su peso decisivo en la balanza de nuestro destino.

[Paula Vergara · Rating 3 out of 5]

Esta historia continuación de Los pazos de Ulloa tiene una historia con la que conecte mucho más que la primera parte. No tiene mejor puntaje, porque hay mucha descripciones que si no estuvieran, harian la historia más facil de seguir y que rompen un poco el ritmo. Pero bien, con Emilia Pardo Bazan, buena escritora.

[Alicia Lorena · Rating 5 out of 5]

Ha sido precioso y tristísimo.

Ojalá haberlo leído mucho antes.

[Bárbara · Rating 4 out of 5]

La historia de Los pazos de Ulloa continúa diez años después y allí siguen sus para mí ya queridos personajes. El protagonismo y la trama cambian, claro, pero nos engancha y nos atrapa igual que la primera.
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Contrastando con la lluvia, la humedad y el gris del otro libro, en este hay tanta luz, tanta claridad, tanto sol que hasta parece que nos calienta a nosotros también. Como promete el título, la naturaleza tiene más presencia si cabe y las descripciones (demasiado minuciosas a veces) nos transmiten esa paz que, dramas aparte, domina las tierras de los pazos.
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Las andanzas de Manolita y Perucho ponen en valor la naturaleza, el disfrutar y maravillarse con los espectáculos más sencillos y cotidianos a la vez que extraordinarios que nos regalan los espacios naturales. Qué importante es recordar esto de vez en cuando en medio de nuestras vidas llenas de prisas.
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La verdad es que podría estar hablando durante horas de estos dos libros.
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Por supuesto, os dejo un puñado de esas palabras maravillosas que a Emilia le gusta usar: similor, chafarrinón, laya, gutapercha, rejalgar, micáceo, currutaco, eutrapelia, tagarote, chalán, tundir, machucho.
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Amor incondicional y eterno ya.
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Yo he leído los dos libros seguidos y no puedo más que recomendarlo. La experiencia de leer el segundo es mucho más enriquecedora si tenemos fresquita la primera parte.

[José · Rating 5 out of 5]

100/100.

La continuidad entre Los Pazos de Ulloa y La madre Naturaleza es innegable, aunque este segundo volumen se puede leer de forma independiente, ya que doña Emilia se asegura de resumir todos los acontecimientos de la primera entrega.

Si puedo destacar algo de esta obra es la fina ironía con la que doña Emilia construye sus episodios. El Cantar de los cantares, en su traducción por fray Luis de León, tiene una importancia capital en la obra y no me la habría imaginado. De una forma muy inteligente, recrea la obra bíblica en los idilios de Perucho y Manuela.

Si en la reseña de Los Pazos aludía a que Pardo Bazán había creado a unos personajes que son difíciles de olvidar (Primitivo, don Julián, Sabel, Nucha...), en La madre Naturaleza lo vuelve a hacer, en especial, con sus tres protagonistas: Perucho, Manuela y don Gabriel. Dos niños en la primera parte, diez años antes y otro, un personaje aludido que por fin aparece. El quijotesco don Gabriel puede parecer, en su inocencia, el menos atractivo de los tres, ya que representa el contrapunto a otra pareja.

En esta obra, se enfrentan naturaleza y cultural. Esta oposición se expresa en la fuerza del amor irresistible a pesar de no ser aceptado por la sociedad.

Ha sido una delicia leer a doña Emilia.

[Emma]

Aunque las reflexiones de Gabriel y las descripciones al detalle hacen que el comienzo de la novela se estanque, a medida que se sucedían las descripciones de la naturaleza y el ambiente de los pazos, más me iba ganando esta historia donde parece que apenas pasa. Al contrario que Los pazos de Ulloa, esta segunda parte es más lenta y con una única trama: la relación entre Manolita y Perucho y cómo influirá la inesperada visita de su tío Gabriel. Reencuentro de personajes a los que ya conocemos bien y más espacio para profundizar en los nuevos integrantes de esta saga familiar.
A la naturaleza, que tanta influencia tiene en el destino de los protagonistas, cuenta con la ayuda de la mano del hombre; el hombre que siempre elige el destino de las mujeres jóvenes. Manola queda a merced de lo que los demás creen que le conviene.

Viento del norte de Elena Quiroga que siempre se compara con Los pazos, tiene mucho más que ver con esta secuela con la que comparte el paisaje y la benevolencia de un hombre mayor y sus "buenas" intenciones hacia una joven a la que pretenden educar/proteger (como si fuera un proyecto) sin preguntarle su opinión.

[A Librería · Rating 4 out of 5]

Estamos ante una segunda parte interesante, con más peso de las historias de amor y el sentido religioso de la vida que su predecesora. Podría llegar a leerse sin conocer Los Pazos de Ulloa (1886), aunque recomiendo la lectura de esa parte primero pues se comprende mejor la bilogía en su conjunto. Sin embargo, las dos obras pueden disfrutarse por separado puesto que tenemos explicaciones al ir leyendo de lo que ocurrió y que marca lo acontecido con posterioridad.

Crítica completa en: https://alibreria.com/2017/10/02/crit...