Los eufemismos, la novela debut de la escritora Ana Negri (Ciudad de México, 1983), narra la relación entre Clara y su madre, un vínculo intenso que evidencia la complejidad de los afectos que se tejen en las relaciones maternofiliales, así como las luces y oscuridades que dibuja el pasado sobre la vida de ambas.
Clara, una mujer de treinta años, arrastra la carga emocional de las historias del exilio de su madre, desde las cuales construyó su vida. A partir de ese pasado, que aunque la atraviesa no se atreve a llamar suyo, ha levantado una vida desde su propio exilio en la soledad de un departamento en Ciudad de México.
Con agudeza y algo de humor negro, Los eufemismos saca a la luz los relatos que quedaron en la memoria de la última dictadura en Argentina, bombas de tiempo que minan el presente de Clara y que nunca dejaron de habitar a su madre.
Ana Negri (Ciudad de México, 1983) es escritora, editora y doctora en Estudios Hispánicos por McGill University. Fue becaria del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México en 2017 y ha colaborado con ensayos, relatos y crónicas en distintos medios impresos de México, España y Estados Unidos. Actualmente trabaja como editora independiente.
La forma en la que retrata el deterioro de la demencia es inmejorable, fue mi cosa favorita. La mamá es perfecta, redonda, compleja. La hija también. La relación con Mariano me pareció lo más débil, me lo habría ahorrado pero entiendo que le daba más juego de facetas al personaje.
El juego que hace con la adaptación al argentino me encantó, pero creo que la constante puntualización (decir "a la argentina" o "como dirían en México") sobraba, ya estábamos en el juego bien metidas, bien padre.
Los eufemismos es una novela muy íntima sobre el dolor del exilio, la pérdida de la salud mental por los horrores de la violencia y también sobre cómo lo sobrelleva una hija y su madre. La relación que nos retrata aquí Ana Negri no tiene intenciones de suavizar o idealizar cómo debe llevarse una persona con su madre, sino todo lo contrario, retrata con detalle la desesperación y el miedo de no poder cubrir todas las necesidades que nuestras madres tienen. En este caso muy particular, la personaje no sólo se enfrenta al vínculo madre-hija, sino al pasado de su familia, argentinos perseguidos durante la dictadura argentina que terminaron exiliados en México. Esta doble "nacionalidad" es también algo que notamos en la historia, la búsqueda de identidad está presente, pero pareciera que quienes tienen estas historias les es muy complicado encontrarse un lugar en el mundo. Es una historia extraña porque es compleja en su interior, parece por momentos una propuesta de entendimiento para quienes no saben qué hacer con lo roto que nos deja la violencia estructural por generaciones y generaciones.
"No puedes ir por la vida diciendo 'éste es un aburrido', 'este otro es un tarado', 'ésta no entiende nada'... Hay gente que piensa distinto que tú —la mayoría, diría yo— y eso no significa que no tengan razón."
Los eufemismos es de esas novelas... extrañas. De esas que no tienen ni pies ni cabeza, que pasan sin pena ni gloria y que sin duda, no tienen un mensaje concreto y conciso. Creo que la autora intentó hablar de demasiadas cosas pero no se le da la profundidad a cada una. Salud mental, refugiados, inmigración, reparación de victimas, y muchas otras temáticas que no se desarrollan bien.
Algo que tampoco me gustó fueron los saltos de tiempo, que son de un párrafo al otro sin previo aviso, lo que hace que te pierdas mucho leyendo la novela.
Clara se me hizo completamente insufrible, siempre asume el papel de la victima incluso cuando no la hay, y la verdad es casi insoportable. De hecho, ninguno de los personajes logró hacerme empatizar por el pobre desarrollo que tienen, y la verdad siento que perdí mi tiempo.
Honestamente, lo único "bueno" de la novela es el ritmo en los primeros capítulos, que es bastante ágil, pero conforme va a avanzando la historia pierde coherencia y es completamente irritante.
Leí este libro dentro de un círculo de lectura dedicado a mujeres y no me gustó. Empecé con entusiasmo y hasta disponibilidad a dejarme envolver por una historia atrapante e interesante sobre el exilio de la dictadura argentina. Y debo decir que, al principio, la lectura es muy bonita y fluida, puesto que la autora maneja un estilo de escritura bien trabajado. Se nota que es una buena lectora y que pule bien su trabajo escritural. Pero que se logren construir frases bien armadas no significa que se sepa contar una historia. Ese es el gran handicap de este libro. No hay una historia bien contada en términos estructurales. La escritora describe bien y tiene partes poéticas bien logradas, pero eso no es suficiente para desarrollar un trabajo novelístico. Que novelizar, pues ya es otra cosa. Uno de los peores errores de esta obra es que tiene un personajazo muy interesante, la madre de Clara, que es una mujer que ha sufrido el exilio en México. Sobre ella se dicen pocas cosas y se esconden muchas. El error no es tener a este personaje en la historia, el error es no explotarlo debidamente. Su presencia parece esfumarse detrás de la vida insulsa de su hija, que se presume ser una doctorada en alguna carrera humanística. Tiene a este gran personaje complejo y lo esconde atrás de una trama ñoña de una chava que está atrapada en su separación reciente. La madre ahí aparece como una vieja loca, media esquizo, y todo el potencial que tiene solo se demuestra en el capítulo final. Creo que a la autora le ganó el ego al colocar en primer plano a un personaje muy parecido a sí misma. Como si quisiera hacernos ver que su historia es mucho más interesante que la de los perseguidos políticos de la década de 1970. No lo consigue. No consigue ni interesarnos en su trama amorosa insípida ni logra engancharnos en la dramática vida de la madre, a la que le dedica muy poco interés, pues casi toda la narración trata de cómo consigue un carro para llevarla a una oficina, de cómo se pelea con el ex, de cómo alimenta a la mascota del novio, secuencias demasiado simplonas para el potencial que nunca se desarrolla sobre los refugiados políticos. Desde mi punto de vista, este tipo de novelas son el peor resultado de utilizar la escritura como terapéutica y no para construir literatura.
Sobre los traumas que parece que se heredan genéticamente, con los que se educa a quienes no vivieron el horror en carne propia, pero sí que cargan con su peso.
Eufemismo: Palabra o expresión utilizada para sustituir una palabra que socialmente se considera ofensiva o de mal gusto. Los eufemismos es una novela con cinco capítulos que te van adentrando en forma de espiral hacia la historia. Saca a la luz relatos que quedaron en la memoria de la última dictadura en Argentina. Clara la protagonista de esta historia junto a su madre te llevan a recuerdos y vivencias del exilio. Interesante la cita de la antesala a la novela. <> ⭐️⭐️⭐️
Definitivamente no es para mí. A pesar del tema, es muy sosa y aburrida para mi gusto. La protagonista me cayó muy mal (¿habrá sido la intención de la autora? realmente me pareció insoportable) y las historias intercaladas de sus parejas son completamente prescindibles y llenas de lugares comunes para estas alturas del partido. Las descripciones constantes del entorno también las considero innecesarias y me dio la impresión que quiso romper con ese tedio que provocan a través de los saltos en el tiempo. Estaba muy emocionada por leer esta novela y la verdad es que me decepcioné.
Narradora protagonista, Clara, no es 100% un fluir de la conciencia su relato, pero un par de veces me perdí; tiene varios momentos en que recuerda cosas que se entremezclan con su presente. Esta corta novela está dividida en partes y cada título de estas tiene su importancia en las páginas que se narran a continuación. Se la muestra a la narradora en la búsqueda de su ser, y mientras tanto lucha con relaciones de pareja que van y vienen, y una relación con sus padres que tiene mucho drama. Ambos progenitores han sobrevivido a la dictadura argentina y han debido exiliarse, este tema atraviesa toda la novela.
La primera víctima de la guerra (sucia) es el lenguaje, y aquí Los Eufemismos nos lo dejan claro. Modificar el lenguaje siempre ha sido la mejor manera de manipulación y de beneficio de unos cuantos sobre los otros. Pero también es una forma de tejer vínculos. Solemos ser poco asertivos, ello plantea la dificultad de hablarnos con claridad sin que nos sintamos ofendidos. Decir las cosas como las pensamos, como las sentimos, no siempre es bien recibido. "La verdad es bella pero mal vestido" y es de mal gusto. Los Eufemismos no sólo habla de la manipulación del lenguaje como mecanismo de anulación del otro en los sistemas autoritarios, ni la opacidad de la violencia del Estado, también son la manera en que tejemos relaciones, la manera en que tememos decir la verdad o en la forma en que callamos. Clara es una mujer tan callada, que los eufemismos incluso rebasan su capacidad de comunicación. Creo que este tema es fundamental. La mala comunicación es también una forma de relacionarnos con personajes esenciales, como la madre. Qué relación tan tirante ésta, desesperante para el lector y para la protagonista. Gracias a la necesidad de usar eufemismos, la novela nos sugiere gran parte de sí misma, no nos lo cuenta todo, nos da trozos y nos permite tejer los hilos a nuestra manera. Una estupenda primera novela de Ana Negri.
Me cuesta mucho empatizar con Clara, desde el principio me pareció un personaje que no tenía nada en común conmigo, y eso me causo un mini conflicto al principio, pero después me di cuenta que este libro va mucho más allá de eso.
Conocer la historia de su madre, y ver como hay palabras super particulares y aleatorias que las personas no quieren decir me hizo preguntarme muchas cosas. ¿Cuáles son las palabras que yo evito decir? ¿Por qué tienen significados y contextos diferentes para cada persona?
3 1/2. La historia parece perder su hilo central (el de los eufemismos), pero la forma en cómo se narra la asfixia, el acorralamiento y la proyección de un trauma, da paso a identificar un hartazgo y dolor que por más tiempo que pase, no se irá.
Eufemismo: manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante. (RAE).
Abro la novela: epígrafe de Pizarnik, tal vez el primer Eufemismo.
Cierro la novela y pienso que quiero correr a abrazar a Clara fuerte, largamente e invitarle un café. También detesto que sea la primera novela de Ana Negri: quiere decir que hay que esperar para leerla de nuevo en este formato.
Leía a "uno" por ahí, opinar (¿manspleinear?) que Ana Negri había tratado de hablar de “demasiadas cosas sin profundizar en ninguna”. ¿No van de eso los eufemismos: De tener que ir de puntitas por los temas, sin tocar muy fuerte, sin hablar muy duro, sin decirlo directo a los ojos sin tapujos, sin profundidad? y todo para no herir, ni lastimar o incomodar ¿a quién? a los otros, a una, a lo establecido, a los pactos de silencio, a las pausas.
Y es que también de eso trata #LosEufemismos: del peso de las palabras, de las verdades encriptadas, de lo permitido y lo escondido, de palabras maquilladas que ocultan otras muchas, que tapan heridas aún frescas y cicatrices que no dejan de doler… Y sí, en 129 páginas, se lee de muchos temas: maternidad y maternaje, de ser hija, de migración y pertenencia, soledad, amor, desamor, desesperanza, anhelo de esperanza y compañía. De “Lo Roto”, de “lo que duele”, y sobre todo, de fronteras como la que hay entre la locura y la cordura. (¿Qué es más loco: la verdad o la demencia?) Y pienso ahora, que no hay forma de abordar las fronteras sin eufemismos.
Hay dos cosas que me gustaron mucho: cuando navega entre expresiones en argentino o en mexicano y procura “Ser Clara”,a través de esos dos “idiomas” porque los recibo como un ejemplo de los muchos contrastes que vive cuando tiene que construirse y definirse, separando las huellas personales de las heredadas: un continuo tratar de traducirte en el mejor lenguaje posible, identificarse, enraizar y pertenecer, continuar los secretos, etc.
También los cambios de tiempo entre párrafos, ese recurso con el que, Ana Negri nos hace favor de ir más al fondo de los eufemismos con frescura, sutileza y a veces hasta un poco de ternura y nos permite ver un poco más de los que se esconde entre esas “manifestaciones suaves y decorosas”.
"¿Y a ti no te parece duro cargar con el peso de algo que ni siquiera viviste?"
Esta pregunta expresa muy bien el sentir de Clara y protagonista de Los Eufemismos, la obra de Ana Negri que comencé con cierto recelo y que acabo ganándome.
La vida de Clara se detiene cuando la vida de su madre, perseguida por su pasado, aquel que en los años 70 y tras la matanza de Ezeiza la obligó a exiliarse a México, se rompe. Un pasado que no solo la impide avanzar, sino vivir su día a día con normalidad debido a diversos traumas. Traumas que hacen que la reparación suene lejana e difícil.
Y tan interesante como ser testigo de esa deriva y decadencia mental, es ver cómo afecta esta a la relación madre hija. A esa hija que acaba viviendo para su madre y abandonando momentáneamente sus proyectos por esta.
A pesar de ser una historia dura, el humor con el que la autora juega a través de la relación entre ambos personajes, me ha parecido refrescante. Tiende a repetir, sin embargo, algunos recursos. Y las continuas idas y vueltas al pasado tampoco me convencieron. Entiendo su sentido, entiendo que es la forma en la que normalmente hablamos: contamos una historia y nos valemos de la aparición de un personaje o un lugar concreto en esta para interrumpir la historia actual y trasladarnos a otro suceso... pero considero que no siempre tenían relevancia.
Me ha gustado y me ha invitado a leer más sobre la Argentina de los años 70, pero no me ha entusiasmado.
Mi primer audio libro. Y sinceramente creo que este libro se disfruta más escuchándolo que leyéndolo. La historia pareciera sencilla, pues se va narrando la vida de Clara en muchos sentidos, pero se centra en la relación con su madre, una madre que fue exiliada de Argentina durante la dictadura. Clara siempre ha vivido en México, pero siempre ha sido también muy argentina, por lo que el lenguaje se mueve en estas dos realidades, en estas dos formas de comunicación que a pesar de ser muy parecidas, tienen también muchas diferencias (es por esto que considero que el audiolibro es mejor que el libro, porque se pueden disfrutar más los distintos acentos). Las secuelas del exilio se van haciendo cada vez más evidentes en el compartamiento de la madre de Clara conforme va envejeciendo y por consiguiente, en la vida de Clara quien tiene que lidiar con todo lo que implica tratar con una mujer rota como lo es su madre. Me gustó mucho la narrativa, el uso y tratamiento del lenguaje y la relación madre e hija en la que se centra la historia.
Existen muchas novelas en las que se trata a la madre con agradecimiento, admiración o solemnidad. Ese no es el caso de Los Eufemismos. La relación madre-hija que se lee aquí es desesperante, cuidar de una madre con demencia y un pasado muy herido no es cosa fácil.
Tanto el título como la edición de Antílope son bellísimos, de la historia me quedo con la exploración a las consecuencias del trauma a causa de la dictadura y el exilio.
Tengo sentimientos encontrados con el personaje de Clara, por una parte entiendo su hartazgo y tedio, cuidar de alguien puede llegar a ser exasperante, sin embargo había situaciones que sólo me parecía una niña haciendo berrinche, idk, quizá la autora quería explorar como el trauma atraviesa hasta la dinámica madre-hija, pero para mí gusto se quedó a medio camino.
También me dejó un gusto agridulce el juego entre las expresiones a la mexicana y a la argentina, creo que con una vez era suficiente para cachar las referencias, no lo necesitaba leer cada tres páginas.
Me gustó a secas, sobre todo los últimos dos capítulos, me gustó leer el desencanto de Clara y el declive de su mamá.
“El tono de las fotos las avejentaba, pero podría haber sido cualquiera en la calle, lo mismo ese día que hace casi cuarenta años, lo mismo en México que en Argentina. Clara ralentizó todavía más el paso para dar tiempo a sus ojos, que seguían tratando de descubrir en las imágenes alguna pista con la que pudiera ubicar la fecha de la circunstancia enunciada. “Los desaparecidos. Los muertos”, pensó, “faltan los rotos. Aquí ni siquiera se habla de los rotos”.
El relato es sobre la vida de Clara, sobre la vida de Clara y su madre, sobre la vida de Clara y su madre sin su padre, sobre la vida de Clara y Mariano, sobre la vida de Clara sin Mariano, sobre la vida de Clara y el exilio, sobre la vida de Clara buscando evidencias de una dictadura militar que pueda reconstruir episodios que no tienen cómo ser reconstruidos.
La madre de Clara fue víctima de la dictadura militar en Argentina, por consiguiente de una u otra manera la vida de Clara también es víctima de cada evento vivido (sufrido) por sus padres. Ella vivió en México porque sus padres se vieron forzados a salir de su país, pero a su vez ante esta búsqueda de recuperación y reconstrucción de la fragmentación que resultaron sus vidas, los recuerdos y el repaso constante de los hechos son la parte central de esta historia.
Como parte de un recuerdo de Clara cuando era niña le pregunta a su madre (a su ma´) si los adultos también sentían miedo; "claro que sí - le responde- aunque es distinto, sentimos miedo a otras cosas, como a perderte, por ejemplo, a que te pase algo, a los milicos".
La relación madre e hija se encuentra en una constante estrechez emocional, no solo por lo que pasó, sino por cómo no hay forma de reparar el presente sin pensar en un futuro ya roto.
Una relato que cuenta dos historias: la compleja relación de madre e hija a través de Clara y su mamá, y la de la dictadura argentina a través de los daños irreparables que la violencia ejercida dejó en la mamá de Clara y muchas personas más.
La perspectiva desde la que se narra este relato es buenísima, no por compleja, sino por certera. La hija mexicana de unos padres argentinos, se ve forzada a lidiar con las secuelas que ha dejado la dictadura en su familia, en especial en su madre. La historia contada desde la perspectiva de la hija pone en evidencia que la brutalidad de la dictadura persiste por generaciones y de maneras muy diversas. La voz que se logra me pareció muy bella, una especie de cruda sutileza.
La historia de exilio y abatimiento de la madre es lo que hace interesante a este libro, la voz de una mujer que le robaron la fuerza, voz y existencia, que ahora vive con temor de ser perseguida por lo mismo que huyó de su país. Por su parte Clara es frívola e insulsa realmente no disfrute su desarrollo que preferiría que la madre sea la protagonista de la historia.
Cuando terminé de leer Los eufemismos de Ana Negri, no pude evitar pensar en la canción de La malquerida. Tanto en la novela de Negri, como en la canción que interpreta Lafourcade, las historias que se cuentan son protagonizadas por personajes femeninos que son señalados o llevados a la periferia por su entorno al quebrantar normas establecidas por el mismo grupo al que pertenecen. “Me llaman la malquerida/ algunos me han maltratado/ otros sin mirar mis ojos/ mis palabras silenciaron”, canta Lafourcade, y también puedo imaginar que son las palabras que se repite la madre de Clara, quien vivió las consecuencias de un sistema que la rechazó por sus ideales y, ahora, la confronta con su hija. Acercarse a la historia de Clara y su madre es conocer una relación que atraviesa tensiones y apegos desde un momento clave: el exilio. En las primeras páginas sentí que la confusión y el asedio que siente la mamá de Clara eran consecuencias de lo que vivió en Argentina. Es decir, ¿cuán cercano nos puede parecer la vida clandestina, la tortura, las ejecuciones y las desapariciones de un régimen de los 70´s? Podríamos pensar que es lejano, que eso ya se vivió y que solo afectó a quienes lo vivieron en carne propia. Aquí es donde Negri nos presenta una historia que desmiente nuestro error, gracias al personaje de Clara —hija de exiliados argentinos y nacida en México—, quien se posiciona como ajena a todo lo experimentado por sus padres durante la dictadura. Para Clara es difícil comprender la angustia que su madre experimenta cuando escucha de la intervención de comandos armados en la guerra contra el narco, encabezada por Felipe Calderón. La protagonista, al percatarse de las similitudes entre su contexto actual y el que su madre vivió en décadas pasadas, esclarece al lector que hay sentires y pensares que van más allá de naciones y momentos específicos de la historia. Nos hace preguntarnos qué será de las personas rotas como Clara y su madre, que lidian con las consecuencias de una guerra fallida, de un combate que dejó más daños colaterales que frutos. ¿Cuánto tiempo nos tomará juntar esos trocitos? Con una edición impecable, Ediciones Antílope nos ofrece la prosa de Ana Negri, un título que sin duda se ganará un lugar en el corazón de sus lectores.
Siento que este libro bordea el dolor de una forma muy peculiar: nos muestra sus límites, nos permite ver lo que está roto y no se victimiza en ningún momento.
Ana Negri escribe desde un ojo propio y sincero, casi clínico, en donde nos permite observar parte de la vida y las relaciones de sus personajes. Vemos pasar muchas de las fracturas que deja el exilio: persecución constante, humillación, desapariciones y la no-reparación de daños.
Claro que la protagonista no nos hace quererla, y me parece totalmente intencional que Clara incomode a lxs lectores cuando está lejos de ser "la hija perfecta", cuando ya no le quedan ganas de cuidar a otrxs, cuando no quiere responsabilizarse por las heridas ajenas.
Ojalá todxs tuviéramos la sinceridad de Clara y asumirnos como humanos, como hijxs con intereses y heridas propias. Ojalá ser menos durxs con nosotrxs y con nuestras madres. Ojalá aceptar que las madres tienen historias y huellas y lesiones que nos terminan lastimando a nosotrxs; pero también aceptar que eso somos y que nadie tiene derecho a señalarnos ni a juzgarnos.
Agradezco mucho a la autora que escribió desde sus propios bordes y nos los delimitó aquí con mucho cuidado. Gracias por todos los escenarios que nos dibujó y por toda esta escritura sensorial. Gracias también a la grandiosa voz de Micaela Gramajo que hizo un trabajo excepcional en la lectura de este libro que escuché en Bookmate. Gracias porque leer y escribir desde la hijitud es desbordarse.
Sin duda es un libro complicado, no por la forma de escribir de la autora (que sin duda fue mi parte favorita) sino por los personajes, que, aunque no son muchos, son sumamente complicados, yo creo que esto es por la cercanía a la realidad, son personajes que sin duda se asemejan al actuar tan complicado del ser humano.
Leyendo otras reseñas y opiniones, concuerdo que el libro busca decir muchas cosas en pocas palabras y falla en el intento, no del todo, pues creo que sí tienes una noción de los temas de los que habla Ana Negri podrás entender lo que sus letras te quieren expresar, pero justo por esto no creo que sea un libro para cualquier persona, sino para aquellos con interés y cierto nivel de conocimiento, para aquellos que hemos estudiado los problemas sociales y políticos por los que América Latina ha pasado a lo largo de los años hasta el día de hoy.
La relación madre-hija que existe en la narración me pareció sumamente triste y desesperantes, no me imagino tratar así de mal a tu mamá, ser cero empática y no tener la conciencia completa de poder ponerte en sus zapatos, pero también entiendo está frustración de no poder ser y hacer todo lo necesario para tu mamá y papá, para llenar y cubrir sus expectativas y necesidades, resultado de esto, tener una relación rota y complicada con ellos. Un libro que no es para todos y me dejó simplemente con ganas de buscar algo más emocionante, pero igual de bien escrito.
Cuando las mujeres llegamos a cierta edad, comenzamos a ver a nuestras madres como mujeres más que sólo como "mamá" y sus eufemismos ya no son más mentirillas piadosas de madre a hija para suavizarle el mundo sino disfraces de una realidad ahora compartida por dos mujeres.
Este libro retrata esa idea a través del viaje de Clara por los PTSD y la demencia de una madre argentina que vivió el exilio en México. Y es acertado narrarlo desde el punto de vista de la hija poniendo énfasis en una cosa tan simple y compleja como el lenguaje para ser el hilo conductor de una historia que se teje entre el hartazgo, la incertidumbre, el sentido de pertenencia y los traumas generacionales.
El personaje de la madre está escrito maravillosamente y aunque muchos lectores quisieran que fuera ella la protagonista, el punto de esta historia es narrar desde las heridas que no se sufren, pero se heredan; de las historias que no se vivieron pero dejan ecos, de los miedos que traspasan generaciones y fronteras. Y eso sólo se logra haciéndolo como hizo Ana Negri aquí.
Un libro lleno de crudezas sutiles, como bien señala su título. Sos una capa, Ana -una chingona, diríamos en México-.
Ah, claro. Si buscan este libro en España, destacar que la edición de Firmamento es preciosa.
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Si te gustó el libro, te va a gustar: -El Padre (película de 2020) -Sonata de Otoño (película de 1978) -Yeguas Exhaustas (libro de Bibiana Collado Cabrera)
En la primera novela de Ana Negri “Los eufemismos”, persiste una sensación de desarraigo y despojo permanente que angustia, que asfixia, y nos asfixia tanto como a Clara en los días más difíciles en los que sobrelleva la carga del juicio de reparación que le devolvería algo de dignidad a la moral de su madre. Más allá de una relación materno filial en conflicto, el trauma transgeneracional y su relato de posmemoria nos presenta un panorama en que tanto lxs personajes como sus vínculos interpersonales están rotos, han sido quebrados por la fuerza. La dictadura, las torturas, el exilio y ese miedo constante a ser perseguidx o vigiladx mantienen encendida una sensación de alerta que limita frecuentemente con la paranoia y el delirio; así, en ese vaivén emocional vertiginoso se abre una herida que se creía cicatrizada, pero que en realidad jamás ha sanado, heredando dolores que traspasan generaciones. La lectura de este relato que pulula entre las ausencias y aquel “no lugar” que se habita, puede servir como un gesto para sanarnos en varias medidas, al mismo tiempo que nos empuja a repensar nuestra historia que es también la de nuestras madres/padres. Es un llamado de atención a descifrarnos en la construcción emocional fragmentada de eso que somos, pero también de aquello que no podemos rehuir.
📙 Los eufemismos: Este libro cuenta un fragmento de la vida de Clara y su madre, la que sufre episodios de pérdida en el espacio y el tiempo. Y eso significa que en algunos momentos piensa que es víctima de persecuciones militares, motivo de su exilio a México por la dictadura militar en Argentina. Clara quiere tener una vida independiente, pero está unida a la historia de su madre y permanece a su lado.
🗣 Opinión: Leído en forma conjunta con el Club de la delicia de @holadelibooks, Los Eufemismos no es un libro que yo elegiría para leer por voluntad propia ya que me llevo a un lugar fuera de mi zona de confort, como se suele decir. Y esto es porque es demasiado realista, la historia no me atrapaba, no encontraba puntos de coincidencia con la autora, que a veces narraba su relación con la madre (lo que más me gustó), y otras hacia un repaso de sus relaciones con su ex, y otros, que no llevaban a ningún lugar. Eso me llevó a pensar que quizás ella se identifica como una náufraga de la vida, de la situación familiar y de la historia. Otro vestigio que dejan de lado la dictadura y la burocracia… o solo es una suposición mía para tratar de encontrar sentido.
🔊Recomendado para quienes les gusten las historias de personas que sobrevivieron a dictaduras, o a quienes busquen leer sobre relaciones filiares.
Me siento extraña al terminar este libro. No sé si entendí bien el final. Esta lectura no me resulta tan satisfactoria porque siento que espié por la ventana la vida de personajes en la que nada pasa... o peor, todo lo que pasa es malo y nada les sale bien. Es frustrante. Pero es también la realidad de muchas personas en el mundo, me imagino. Quería explorar la relación madre e hija entre Clara y su madre pero no me gustó (quizás porque a veces me vi reflejada y, una vez más, no me gustó). Quedo con un sabor amargo pero también agradezco esta lectura porque creo que antes no había leído algo así... y también porque en mi vida estaba haciendo falta un poco de novela (corta) latinoamericana, con temáticas cercanas pero a la vez lejanas (como el exilio y la dictadura). - Están los muertos, los desaparecidos y los rotos. De los rotos nadie se preocupa. De los rotos nadie se acuerda. Los rotos parecen estar invisibilizados. La madre de Clara (¿tiene nombre o es siempre "ma" o "su madre"?) está rota y Clara debe lidiar con todo eso, rompiéndose un poco (o mucho) también en ese quehacer.
Sería más bien 2.5 ⭐️. Otra lectura del diplomado. Tenía rato con ganas de leer este libro, la portada, el diseño que siempre tiene Antílope y los lugares a los que apuntaba la sinopsis me llamaban mucho la atención la atención. Pero me resultó una lectura más bien decepcionante. Creo que parte de puntos super interesantes, no sólo interesantes sino que incluso son de mis grandes temas (la historia latinoamericana y las dictaduras de la guerra fría) y la forma que en esa violencia terminó trastocando el lenguaje y a quienes la vivieron tenía todo para atraparme, pero no fue así. Me pareció que la novela no termina de cuajar bien, y la atención que le presta a Clara, un personaje bastante antipático y que en esa antipatía hace de la narración algo cansada, y sus relaciones, termina por desdibujar esos temas tan tremendo que no son bien profundizados, de haberse quizás puesto más foco a la madre, y me hicieron sentir una narración más bien sosa.