Las mil y una anécdotas que rodean el día a día de un profesor de instituto.
Si esto fuera Finlandia, este libro no existiría. Porque allí los alumnos son perfectos, los profesores son perfectos, las familias son perfectas y los institutos, por supuesto, son perfectos.
Aquí, como de finlandeses tenemos poco, más que perfectos somos humanos, por eso en nuestras aulas hay alumnos distópicos, que hacen un examen de 10 en un universo paralelo y sacan un 2 en el universo real; profesores multitarea, que tan pronto ejercen de animadores socioculturales como de psicólogos, enfermeros, seguratas o traductores simultáneos; y padres que hacen compulsivamente la ESO y se preguntan cómo suspenden sus hijos tras haberse estudiado con ellos hasta la última conquista de los Catholic Kings (en bilingual, claro).
Si eres alumno y odias al tipejo del «justifica tu respuesta», o si eres profesor y no recuerdas cuándo fue la última tarde que no estuviste pegado a un rotulador rojo, o si eres padre y empiezas a dudar de que la adolescencia se termine, este es tu libro. Y si aún crees, como el autor de estas páginas, que las tizas pueden cambiar el mundo, también lo es.
Un libro divertido para los profesores, especialmente los de secundaria, y para todo aquel que sea o quiera ser docente. Fernando J. López recorre con mucho humor la penosa vida del profesor de secundaria. Sus aventuras con el sistema, otros docentes, los alumnos y los padres. Nos presenta con ironía y de una forma divertida el día a día del profesor en un instituto mientras realiza una caracterización de toda la fauna que allí habita. Al principio del libro ya nos avisa, "todos los ejemplos son reales", lo que hará que en aún te rías con más ganas o que alguna vez no puedas evitar llevarte las manos a la cabeza. Repasaremos las juntas de evaluación, el reparto de cursos, los compañeros de trabajo, las familias funcionales y disfuncionales y los alumnos de todo tipo que el sufrido profesor de secundaria se va a ir encontrando en su día a día. Todo ello aderezado con buenos consejos para aquellos que se quieran dedicar a la enseñanza y sobretodo con muchísimo cariño a esta profesión en la que para algunos que realmente la aman, todo se compensa. El libro empieza muy bien, te engancha, te ríes pero hacia el final se ve que el autor se ha ido quedando sin ideas, que ya no hay tanta chispa y que se empieza a repetir un tanto pero merece la pena aunque sólo sea por las buenas risas que te puedes echar con algunas respuestas de examen. Lo recomiendo a todos los docentes y también a padres con hijos en secundaria, les ayudará a hacerse una idea del mundillo en el que viven sus hijos y a comprender desde otro punto de vista el sistema escolar.
Lo dejo en el 21%, no porque esté mal sino porque empecé a leerlo un poco por curiosidad y ahora mismo no me apetece seguir leyéndolo. Habla en clave de humor de la vida dentro del aula, pero basándose (más de lo que esperaba) en la realidad, por lo poco que he leído. Es interesante.
Me ha gustado, es un libro ameno y rápido de leer en el que todos (creo) nos sentiremos identificados en más de una anécdota. Cuenta la historia de la docencia desde el punto de vista del profesor con un buen sentido del humor.
La realidad. Ni más ni menos. Necesitaba leer a un compañero hablando de lo nuestro en un curso que se estaba presentando algo duro. Si quieres dosis de realidad, es tu libro. Me he reído, de mí, de otros compañeros y de mi realidad.
Este libro de lectura agradable pone sobre la mesa diversos debates como el hecho de que todo el mundo tenga su opinión sobre cómo se debe enseñar. Sin embargo pocos se dan cuenta de que esto conlleva enseñar a treinta alumnos, treinta alumnos con treinta realidades sociales, culturales, económicas y familiares distintas. Innovar no es usar TICs. La sutil diferencia entre enseñar y educar sin que te acusen de adoctrinar. A pesar de todo consigue transmitir un mensaje de esperanza, con altas dosis de humor, se lo recomiendo a cualquiera que sea profesor, quiera serlo o simplemente quiera recordar su paso por el instituto.
A parte de ser un libro de humor (el cual emplea un sarcasmo e ironía en casi cada página, haciendo que resulte de los libros más divertidos que he leído), es un libro con el que todos nos podemos sentir identificados (con cada descripción de un tipo de alumno o profesor siempre se me venía algún conocido a la cabeza).
Quitando un par de erratas (y varias menciones a Finlandia) es un libro escrito de forma maravillosa ya que no tiene un número de páginas demasiado extenso y se hace muy sencillo y ameno de leer.
Lo recomiendo mucho si quieres pasar un buen rato leyendo (créeme, reirás sin parar con este libro). Además, es genial para superar un bloqueo lector.
En este simpático libro, Nando López hace un repaso de casi todos los elementos que te puedes encontrar en el día a día de un instituto y recoge todo tipo de anécdotas (que todos los del gremio habrán vivido en mayor o menor medida) que te mantienen todo el rato con una sonrisa en la cara. De lectura amena, hará las delicias de aquellos que o ya sean profesores o que quieran serlo y que finaliza con una defensa muy bonita de la educación y la adicción de dar clases y hacer con ellas un mundo mejor.
Un libro muy divertido en el que se repasa con mucho humor lo que se cuece en un instituto desde el punto de vista del docente. Muy entretenido, imposible no sentirse identificado a cada párrafo, simplemente genial.
Se trata de un libro que cuenta con mucho sentido del humor y autocrítica la vida en los institutos españoles desde el punto de vista de un profesor de educación secundaria.
Definitivamente una delicia de libro. este libro se lo recomiendo a todos los maestros, lo van a disfrutar porque habla de su mundo, y sé que se van a identificar y van a identificar a más de uno que conocen. y a aquellos que son (y fueron) alumnos, que tambien les va a traer más de una sonrisa, porque va a despertar recuerdos. buenos, malos, pero recuerdos, recordaran al maestro que les hizo sufrir, del que se enamoraron, del que llegaron a querer y aún recuerdan con cariño. de aquellos maestros que siguen vivos y aquellos que ya no. Pero, sobre todo, yo espero que este libro les haga detenerse un momento y agradecer a todos aquellos que creyeron que podían volverles mejores personas.
Me gustó mucho cómo usa el humor para destacar elementos que distan mucho de ser los ideales, desde el horario de clases, el acomodo de las asignaturas, el trato con los padres de familia hasta los contenidos de los programas.
Me causó estupor saber que los defectos o "áreas de oportunidad" de ambos países son similares (no idénticos) y eso me lleva a la inevitable reflexión acerca de la educación requiere de ser pensada y repensada desde dentro, desde los que vamos todos los días a lidiar con los pubertos.
Cuando se lo regalé a mi hermana (profesora) pensé que nos echaríamos unas risas. Bueno, alguna sí, pero en realidad no es una novela de humor.
Cuenta su experiencia docente desde una visión optimista, con cierta ironía y sinceridad. Relata momentos que hemos vivido todos los estudiantes desde el punto de vista del profesor, de un profesor bastante majo, por cierto.
Lo recomiendo a aquellos que crean que saben lo que piensan los profesores y quieran entender su día a día de primera mano.
Genial. Me lo leí en un suspiro por lo divertido que era y terminé con agujetas por las risas. La única pega (a la editorial, no al autor) es que la versión digital del libro estaba muy descuidada y muy mal maquetada. Sí, ya sé que es mucho más barato, pero no se puede descuidar de esa manera. Una gran lectura si eres (o quieres ser) profe, ya sea de primaria o secundaria.
Muy divertido y ameno. Me ha encantado leerlo, sobre todo en esta cuarentena en la que todos los días le echo muchas más horas al día a mi trabajo y me pregunto qué estoy haciendo... Pero siempre vuelvo a responder a los tropecientos correos sobre qué hay que hacer cuando viene claramente explicado en el PDF que les mando. Estoy deseando leer el de los exámenes en la ESO.
Un libro ameno, realista, que nos habla de la vida de un instituto, sus habitantes y sus usos y costumbres. Con humor y fina ironía, es una dosis de realidad que deberían leer especialmente padres y alumnos, para entender ese mundo tan complejo y asumir sus papeles con más sentido común y asumiendo más responsabilidades. Porque el instituto es cosa de toda la comunidad.
Aunque en el libro está más centrado en las batallas de los profesores de instituto, no puedo dejar de sentir algunas cosas como propias. La mejor parte es la de las respuestas de los alumnos. Todos tenemos y asoramos joyitas que hemos leído y escuchado a lo largo de nuestra carrera que dan para tres libros o cuatro.
Un divertido retrato del día a día en un instituto: desde los alumnos a los profesores, pasando por padres, deberes, nuevas tecnologías y (casi) todo lo que rodea la actividad docente. Para desconectar con una buena dosis de humor.
Una buena inmersión en el mundo de las aulas desde el humor una sensibilidad muy necesaria. Tiene una empatía que ojalá tuvieran más personas dentro y fuera de los centros educativos. Aun así como lectura y teniendo en tan alta estima al autor me espera algo más de humor o de crítica ácida.
Una crítica irónica sobre la educación en España, lo que se cree que es la educación en España y sobre la vida de los institutos en general. A ratos el autor se hace demasiada gracia a sí mismo y resulta forzado, pero en general es cortito, ameno y se lee bien.
Todo docente una vez fue adolescente, pero no todos se acuerdan. Me he reído con cada página del libro, aunque algunas partes sean tan reales que den ganas de llorar. Gracias, Nando.
Madre mía lo que me he reído en un rato. Y digo lo de reír en situaciones que son para llorar, porque hay cada cosa en la vida del profesor que telita.
Una reflexión lúcida y muy divertida acerca del panorama real dentro de las aulas. Ideal para profesores, alumnos y cualquiera que quiera meterse en esta locura que es la labor educativa.