«-Uno piensa y dice muchas tonterías, aunque eso tiene arreglo. Lo que no lo tiene es cometerlas».
En plena celebración de la boda de su hija, Aloisio Ayarza sufre un ataque de estrés postraumático que libera los fantasmas de la terrible guerra civil que azotó Guatemala entre 1960 y 1996. Y a medida que transcurre la noche, las heridas de su conciencia y su memoria se volverán a abrir para recordarle que, si bien él no combatió con las armas, tampoco es ningún santo. La guerra es una actividad contagiosa que desata los peores instintos, incluso los de un hombre sencillo transformado en una especie de ángel vengador que aprovechó el conflicto armado para enterrar en él un crimen de cuya culpa no ha podido liberarse.
Inspirado en hechos reales, Heridas tiene la noche es sin duda el relato más «civil» que la narrativa de ficción ha ofrecido hasta hoy sobre la guerra de Guatemala. Su enfoque no es militar, insurgente o eclesiástico #los tres rostros del conflicto#, sino el de quienes estaban ocupados en tareas menos heroicas, como abrirse paso en la vida,sostener una familia y educar a los hijos, en lugar de asesinar, torturar, secuestrar o sembrar el terror. Heridas tiene la noche es un magistral relato hilvanado a partir de un conjunto de emotivas historias que envuelven y seducen al lector desde el primer párrafo de la obra.
"Heridas tiene la noche" es una genial narración que lo captura a uno desde el inicio. El estilo de Francisco Pérez de Antón para narrar e hilar las historias, dentro de un contexto histórico es genial. En este caso ubicado entre 1968 y 1998, uno va moviéndose dentro de la lectura entre distintos episodios que se dan a lo largo de esos años para el personaje principal, Aloisio Ayarza. Para uno que ubica muchos de los lugares en los que se narra la novela, la hace aún mucho más amena y uno se sumerge con más interés.
Al igual que en todas las novelas de Pérez de Antón, a través de sus personajes se encuentra un pensamiento e ideas muy claras que lo hacen pensar a uno sobre diversos temas de la vida, la amistad, posiciones políticas e ideológicas entre otras... Recomiendo leer el libro con portaminas o lo que sea que usen para subrayar libros. Hay mucho que sacar de algunos diálogos.
Sin haber vivido esos primeros años en que se ubica la novela, pero por lo que a uno sus familiares le han contado y lo que ha podido conocer de la historia de Guatemala, se logra plasmar muy bien lo que la sociedad civil sufrió en esos años que se hicieron eternos y que, por lo que uno ve hoy en día, aún no termina de sanar.
Al terminar el libro me queda claro y me pareció genial el título. Junto con "Callejón de Dolores" y "El sueño de los justos", este libro se posicionó entre el top 3 de mis favoritos del autor.
Me tocó vivir esa época que narra el autor en esta obra. Fue una época difícil, aunque debo aceptar que, personalmente, por el lugar en el que vivía, no viví muchas de las situaciones y dramas como los que se relatan en la novela y menos, como los que alcancé a escuchar en aquellos días, como la masacre de Panzós. Como sea, me logré transportar a aquellos días, cuando apenas era un muchacho, y logré recordar la infeliz inseguridad que se sentía al ver pasar una patrulla de soldados, algo que tristemente, debía de haber sido todo lo contrario. Creo que fue por esa época cuando definitivamente empecé a crear esta aversión hacia las guerras, la milicia, el juego de los poderosos y la estupidez humana. Sigue con buena pluma el maestro Pérez de Antón.
El caso y la forma de contarlo entretienen, aunque en varias ocasiones los diálogos de los personajes se sienten demasiado falsos, casi como de obra de teatro.