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Parte de una historia . (CLASICOS CASTALIA. C/C.)

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It appears to be a typical small Spanish fishing village; but this is Africa, not Europe. A herd of camels crosses the desert in the background on one of the Canary Islands in the Atlantic, just off mainland Saharan Africa. The quiet life of these simple fishing people is interrupted by the arrival of strangers from a more modern, more urban world. With its brilliant dialogue and descriptive passages, this novel has been hailed by critics and the reading public alike.

269 pages, Paperback

First published June 30, 1981

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10 (16%)
1 star
2 (3%)
Displaying 1 - 11 of 11 reviews
Profile Image for Rafa Sánchez.
459 reviews108 followers
May 4, 2024
La calidad narrativa de Ignacio Aldecoa no puede ser negada, en mi opinión, porque en cada página de este libro tiene destellos y eso es siempre de agradecer lo que te hace avanzar en el relato sin pereza. En "Parte de una historia" nos cuenta una historia menor, sin apenas acontecimientos dignos de mención más que el relato costumbrista de gentes en una isla remota de Canarias, la isla Graciosa, tan lejos y tan cerca... Un pueblo de pescadores vive la llegada de unos turistas anglosajones en la década de 1960 que revolucionan por unos días a la comunidad, sobre todo a las mujeres. No me ha gustado mucho que el narrador principal apenas se nos desvele y quede un poco aparte de toda la acción.
Profile Image for Leticia Martín Hernández.
Author 8 books8 followers
June 9, 2021
El escenario de mi próxima novela va a ser la diminuta isla canaria de La Graciosa. Me animé, por tanto, a leer esta novela de Ignacio Aldecoa. Esta es una de esas historias en las que no pasa nada, pero, al mismo tiempo, todo pasa. Es una historia contada por un forastero del que desconocemos todo, incluso su nombre, como si, de esta forma, el autor quisiera dar todo el protagonismo a los habitantes de La Graciosa. El lenguaje es poético. Los diálogos, sublimes. Los personajes, inolvidables. Si pudiera transportar una mínima fracción de la magia de Aldecoa a mi propia novela, me sentiría más que satisfecha.
Profile Image for Eduardo Vara.
146 reviews3 followers
February 26, 2023
Qué moderno y qué poético fue Ignacio Aldecoa y qué bien contaba más de lo que parecía estar contando. En 'Parte de una historia' no solo retrata con lírica compasiva la dura vida de los habitantes de la isla canaria de La Graciosa en los setenta. La llegada de unos turistas ricos y hedonistas produce un choque cultural que retrata aún mejor y con profundidad la diferencia de clases.
Profile Image for Laura.
102 reviews2 followers
July 28, 2023
Entiendo el propósito, la valía de la narración, los dos lenguajes usados y la contraposición de mundos, pero no he conseguido entrar en la voz narrativa. De tan sofisticada en el protagonista, se me hacía ajena.
86 reviews
May 21, 2022
No logré entrar en la historia, me pareció demasiado sofisticado
Profile Image for Carlos Battaglini.
Author 8 books23 followers
January 10, 2018
(Más información en www.carlosbattaglini.es)

En realidad yo iba a leer otro libro esas navidades. Pero el faro seguía insistiendo. Hacía tiempo sí, que Parte de una Historia se quejaba de verde y trágico, reclamando. Y así, algunas noches abría la novela por la página 37 o 71, y al momento recibía esos arañazos bajo la piel que te asesta toda obra hecha desde las entrañas. Y la sal. Aquello iba tomando carácter marino, cuestión de nudos.

Entonces Órzola.

Saldría de arriba, del norte hacia La Graciosa en unos días y decidí aplazar una novela de Janne Teller.

Comprendí por fin, que el presente se conjugaba en un lomo de clorofila, en un faro inaplazable, era tiempo de Parte de una Historia; las pupilas claro, ya recorrían el primer renglón: “Ayer, a la caída de la tarde, cuando el gran acantilado es de cinabrio, he vuelto a la isla”.
Y cuando unos días después llegué a La Graciosa y mis dedos se dejaban cosquillear por la arena de Caleta del Sebo, miraba al risco antes de la puesta de sol, y siempre me susurraba, “cuando el gran acantilado es de cinabrio”. Era verdad que estaba rojo, todo era mercurio.

Fue también el risco, bajo los rayos bermejos, con su voz de rubí, el que me recordaba que Parte de una historia era un canto al diccionario, una fiesta descriptiva, un homenaje al ritmo y a la precisión, un esfuerzo que valía la pena nadar. Y la sal.

Volví a pensar en el enigmático visitante que llega a la isla en busca de algo, o tal vez huía, escapando de muy lejos, pero probablemente sospechando que su ADN bebía de la misma mar salada que muchos de los gracioseros.

Caso de Roque, amigo, la calma del saber: siempre laborando alrededor del pescado, pescado que buscaban los jóvenes embarcados en la costa sahariana. Permanecía la isla progresando en la dureza atlántica, aún el camello, todavía el trueque, mucha tertulia también, la taberna del Fardelero acogiendo trago y parranda.

Lo de don Mateo era otra pesca: más sabía por viejo, defensa del territorio, siempre listo para el ron. Alrededor, por la isla, unos más rudos, otros con risas, directos, algo de desconfianza, muy vivos, nobleza; sobreviviendo.
En cuanto a ellas, mirando hacia el suelo, asumiendo la obligación de la costumbre, convergiendo con el marido en la monotonía del sentido común, la ley de la experiencia, contando al revés, como si el tiempo ya hubiera pasado…Sobreviviendo.

Entonces el naufragio.

Porque es desde el risco, todo rojo ya, de donde se atisba también la Playa de las Conchas: allí donde había encallado el yate de los extranjeros como un color desconocido. Eran los 60’, comenzaron a venir los turistas… y del accidentado yate asomaron unos norteamericanos, una euforia. Eran los 60’ y un impulso hedonista atrapó en la misma red tanto a los visitantes como a los varones locales: espuma de novedad, atrapando a Dionisos, se podía volar: la isla se revolvía.

Lo imposible siguió respirando en el alcohol, oliendo a erotismo, siempre fue viernes, hasta que el zarpazo de la costumbre, halo conservador, recordó: todavía hay lunes. Y fue aquí, ahora que el risco era de escarlata, cuando sentí que el primer día de la semana podría llegar a ahogarme al recordar algunas imprecisiones en la narración de esta novela, esas gotitas de agua dulce: choni sólo se oye en Gran Canaria, difícil que un graciosero diga pez; tampoco supe más de Roque, confundí a los extranjeros, urgía un sólido anzuelo sumergido en el rigor documental…

Pero salí pronto, muy pronto a la superficie. Nadar era tan fácil en esta historia, en esto fresco realista y virtuoso, que pedí a la marea aldecoana que me siguiese arrastrando hasta verle la cara al momento y una vez ahí le dije como Goethe, “Detente instante, eres tan bello”. Sólo entonces pude leer el último renglón, y mirando al risco susurré junto al enigmático visitante, “Mañana, poco después de que amanezca, dejaré la isla”.

Más información en www.carlosbattaglini.es
Profile Image for Paul Faraway.
4 reviews3 followers
May 31, 2016
En realidad yo iba a leer otro libro esas navidades. Pero el faro seguía insistiendo. Hacía tiempo sí, que Parte de una Historia se quejaba de verde y trágico, reclamando. Y así, algunas noches abría la novela por la página 37 o 71, y al momento recibía esos arañazos bajo la piel que te asesta toda obra hecha desde las entrañas. Y la sal. Aquello iba tomando carácter marino, cuestión de nudos.

Entonces Órzola.

Saldría de arriba, del norte hacia La Graciosa en unos días y decidí aplazar una novela de Janne Teller.

Comprendí por fin, que el presente se conjugaba en un lomo de clorofila, en un faro inaplazable, era tiempo de Parte de una Historia; las pupilas claro, ya recorrían el primer renglón: “Ayer, a la caída de la tarde, cuando el gran acantilado es de cinabrio, he vuelto a la isla”.
Y cuando unos días después llegué a La Graciosa y mis dedos se dejaban cosquillear por la arena de Caleta del Sebo, miraba al risco antes de la puesta de sol, y siempre me susurraba, “cuando el gran acantilado es de cinabrio”. Era verdad que estaba rojo, todo era mercurio.

Fue también el risco, bajo los rayos bermejos, con su voz de rubí, el que me recordaba que Parte de una historia era un canto al diccionario, una fiesta descriptiva, un homenaje al ritmo y a la precisión, un esfuerzo que valía la pena nadar. Y la sal.

Volví a pensar en el enigmático visitante que llega a la isla en busca de algo, o tal vez huía, escapando de muy lejos, pero probablemente sospechando que su ADN bebía de la misma mar salada que muchos de los gracioseros.

Caso de Roque, amigo, la calma del saber: siempre laborando alrededor del pescado, pescado que buscaban los jóvenes embarcados en la costa sahariana. Permanecía la isla progresando en la dureza atlántica, aún el camello, todavía el trueque, mucha tertulia también, la taberna del Fardelero acogiendo trago y parranda.

Lo de don Mateo era otra pesca: más sabía por viejo, defensa del territorio, siempre listo para el ron. Alrededor, por la isla, unos más rudos, otros con risas, directos, algo de desconfianza, muy vivos, nobleza; sobreviviendo.
En cuanto a ellas, mirando hacia el suelo, asumiendo la obligación de la costumbre, convergiendo con el marido en la monotonía del sentido común, la ley de la experiencia, contando al revés, como si el tiempo ya hubiera pasado…Sobreviviendo.

Entonces el naufragio.

Porque es desde el risco, todo rojo ya, de donde se atisba también la Playa de las Conchas: allí donde había encallado el yate de los extranjeros como un color desconocido. Eran los 60’, comenzaron a venir los turistas… y del accidentado yate asomaron unos norteamericanos, una euforia. Eran los 60’ y un impulso hedonista atrapó en la misma red tanto a los visitantes como a los varones locales: espuma de novedad, atrapando a Dionisos, se podía volar: la isla se revolvía.

Lo imposible siguió respirando en el alcohol, oliendo a erotismo, siempre fue viernes, hasta que el zarpazo de la costumbre, halo conservador, recordó: todavía hay lunes. Y fue aquí, ahora que el risco era de escarlata, cuando sentí que el primer día de la semana podría llegar a ahogarme al recordar algunas imprecisiones en la narración de esta novela, esas gotitas de agua dulce: choni sólo se oye en Gran Canaria, difícil que un graciosero diga pez; tampoco supe más de Roque, confundí a los extranjeros, urgía un sólido anzuelo sumergido en el rigor documental…

Pero salí pronto, muy pronto a la superficie. Nadar era tan fácil en esta historia, en esto fresco realista y virtuoso, que pedí a la marea aldecoana que me siguiese arrastrando hasta verle la cara al momento y una vez ahí le dije como Goethe, “Detente instante, eres tan bello”. Sólo entonces pude leer el último renglón, y mirando al risco susurré junto al enigmático visitante, “Mañana, poco después de que amanezca, dejaré la isla”.
Profile Image for Horax.
48 reviews12 followers
September 19, 2010
novelita que desarrolla su trama en un ambiente rural de un islote canario con el fondo de la pesca y la monotonía curada a base de tragos de alcohol; monotonía que se ve alterada por la presencia accidental de unos extranjeros.
Profile Image for Víctor.
106 reviews6 followers
July 18, 2014
La llegada de un grupo de extranjeros altera el día a día de una pequeña isla de las Canarias. La narración es atrayente y evocadora, la historia sencilla y agradable.
En resumen, otro recomendable libro de Aldecoa, aunque quizás no alcance el nivel de Gran Sol.
Displaying 1 - 11 of 11 reviews

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