¿Qué es nuestra mente y cómo se relaciona con nuestro cuerpo?
Como novelista y académica, Siri Hustvedt siempre ha creído que ciencia y filosofía deben ir de la mano para ofrecernos respuestas sobre quiénes somos y cómo nos relacionamos con el mundo. En este nuevo ensayo dirige su ojo crítico a un viejo dilema que ha preocupado a la humanidad desde el origen de los tiempos: cómo funciona la mente y cómo se relaciona con nuestro cuerpo. Lejos de ser una cuestión ya resuelta, a menudo, las ideas y los preconceptos que tenemos sobre ambos han distorsionado y confundido el pensamiento contemporáneo.
A partir de disciplinas tan variadas como la neurociencia, la psiquiatría, la genética, la inteligencia artificial y la psicología evolutiva, Los espejismos de la certeza es un ensayo fascinante en el que Hustvedt ofrece un recorrido por los hallazgos científicos y las corrientes filosóficas que han marcado más de dos mil años de historia de la humanidad para llevarlos al límite, invitándonos, en el camino, a cuestionarnos lo que creemos saber de nosotros mismos.
Hustvedt was born in Northfield, Minnesota. Her father Lloyd Hustvedt was a professor of Scandinavian literature, and her mother Ester Vegan emigrated from Norway at the age of thirty. She holds a B.A. in history from St. Olaf College and a Ph.D. in English from Columbia University; her thesis on Charles Dickens was entitled Figures of Dust: A Reading of Our Mutual Friend.
Hustvedt has mainly made her name as a novelist, but she has also produced a book of poetry, and has had short stories and essays on various subjects published in (among others) The Art of the Essay, 1999, The Best American Short Stories 1990 and 1991, The Paris Review, Yale Review, and Modern Painters.
Like her husband Paul Auster, Hustvedt employs a use of repetitive themes or symbols throughout her work. Most notably the use of certain types of voyeurism, often linking objects of the dead to characters who are relative strangers to the deceased characters (most notable in various facits in her novels The Blindfold and The Enchantment of Lily Dahl) and the exploration of identity. She has also written essays on art history and theory (see "Essay collections") and painting and painters often appear in her fiction, most notably, perhaps, in her novel, What I Loved.
She lives in Brooklyn, New York, with her husband, writer Paul Auster, and their daughter, singer and actress Sophie Auster.
One of the top-10 most important books I've read in my adult life. Delusions of Certainty will remain my go-to source for the body-mind problem, artificial intelligence, computational theory of mind, consciousness, emotions, phenomenology, intersubjectivity, embodied consciousness, and neuroscience for the foreseeable future.
Hustvedt is erudite, sharp, and one of the fiercest tender-minded philosophers one is likely to encounter. She melds the arts and sciences so well, counterbalancing the extreme siloing that has occurred since the Enlightenment. A psychoanalyst and novelist who has been published in a variety in scientific journals, she embodies the philosophies she espouses and dissects. She's turned doubt and humility into the highest of virtues—ones to which scholars, scientists, and many academics too often pay lip service.
Largely a critique of the computational theory of mind, Hustvedt gives us plenty of reasons to temper the optimism of artificial intelligence and other transhumanist dogmas. She is far from reactionary in her criticisms, acting as a sympathetic skeptic reminding us that we understand very little about the mind, the brain, or consciousness. We have every reason to remain humble.
And lastly, she explores compelling reasons for the inability we have to get outside of subjective experience, entertaining lines of thought that will enamor pragmatists, phenomenologists, and humanists alike. If this is her non-fiction work, and she identifies first as a novelist, I can only imagine the genius that will shine through. The schools of thought in which she is most well-read and best suited for narrative media.
"Dudar es una virtud de la inteligencia"; en una densa lectura a modo de ensayo científico; Siri Hustvedt (Premio Princesa de Asturias de las Letras, 2019) pone en entredicho diferentes teorías e hipótesis sobre la mente y su relación con el cuerpo humano. Desde posturas biológicas, psicológicas, incluso matemáticas y metafóricas, Siri cita y detalla las corrientes de pensamiento que nos han llevado a pensar y a imaginar la mente a través del tiempo. Todo con el afán de derribar la certeza, no con un ánimo de intolerancia, sino con el hambre de querer siempre saber y comprender más ante la postura y la realidad de que no todas las respuestas las vamos a encontrar y por el contrario, nos invita a vivir en esa perenne duda, en la incógnita eterna, la que nos lleva a la virtud, a expandir nuestro conocimiento. Creo, que como individuos sociales, imaginativos y racionales, la contradicción es parte de nuestra naturaleza, parte de nuestras creencias y de lo que nos configura como personas, permitir dudar de nuestras certezas y encontrar esas contradicciones en nuestras "ideologías" nos hace crecer, probablemente disminuye nuestra tranquilidad mental y la posibilidad de la felicidad plena, pero en cuanto a la construcción de un pensamiento crítico, este texto solo me convence más, que creer tener la verdad es una limitante del conocimiento.
De todo lo que he leído de Siri, este es el ensayo que más denso se me ha hecho. No niego el enorme y trabajo que hay detrás (la recopilación de ideas, la comparativa y entre unas y otras, y el aderezo de lo técnico requiere mucha escucha y entendimiento) pero me ha faltado ese toque final, ese sabor último, ese toque Siri Hustvedt con el que ella empapa todas sus obras. Me ha dado pena encontrarme con ese detalle únicamente al final. Le doy tres estrellas no porque considere que no es una buena obra, sino porque me ha faltado encontrarla entre las páginas.
¡Fantástico libro!… o por lo menos así creo que lo encontrarán quienes, como yo, apreciamos todas las discusiones sobre el problema bo resuelto de la relación de la mente y el cuerpo. Mucho más, si esta escrito por una autora de la cultura, profundidad y creatividad de Siri Hustvedt.
Un repaso histórico muy bien pensado. Una cura de humildad necesaria para la dinámica actual de certezas (científicas y de otro tipo). Un libro obligatorio si se quiere indagar en el tema del “dualismo” cuerpo- mente, porque es un mapa, con anclas claras en el tiempo y en el espacio, para poder acercarte críticamente a otros textos. El libro es, en si mismo, intersubjetividad pura.
Lo cogí con muchas ganas por su subtítulo y algunos de los contenidos anunciados en el índice.
Lo que más me ha gustado ha sido su decidida apuesta por desmontar el mito de la mente computacional. Esa heredera del racionalismo cartesiano y de la corriente griega clásica, que tan profundamente impregna nuestra cultura y modelos mentales. Me gusta que argumente cómo el cuerpo no puede desligarse de lo que somos y lo que pensamos.
Lo que menos me gustó ha sido el nudo que atraviesa los capítulos intermedios, que me resultan embrollados y poco claros. Nos pierde en una lista numerosa de autorías y publicaciones que nos hace abandonar a mi modo de ver la argumentación principal.
Brillante la manera que tiene de conducirte por los pasajes de nuestras certezas más arcaicas , de donde vienen ? Por que hay que cuestionarlas ? Por que derivar la certeza que contienen ? Para avanzar hacia nuevos paradigmas que transformen la Concepción limitante que tenemos de nosotros mismos y de los/as otros/as.
Nunca suponer que la ciencia es el único acceso a la verdad
El ensayo de Siri Hustvedt es tan exquisito, sutil en sus argumentos, cómo de a ratos complejo y denso. A través de la filosofía y la pregunta, la autora logra desarmar ideas que han sido presentadas como verdad absoluta por parte de hombres y mujeres de ciencia (la cursiva es mía).
Este ensayo fue, para mi, en primera instancia, un llamado a despertar el sesgo de autoridad que tengo depositado en científicos de renombre. Me sirvió para recordarme que todos partimos de una cosmovisión del mundo, una perspectiva que las más de las veces tienen su arraigo en la cultura, en la filosofía de la época, inclusive en las propias experiencias tempranas. Los instrumentos de la ciencia no son ajenos a ello, nuestra mirada del mundo nos condiciona al momento de utilizarlos. En segunda instancia, la autora da un baño de humildad a los lectores, nos hace una invitación a reflexionar sobre los misterios que aún existen y que muchas veces creemos haber resuelto dando respuestas tajantes y absolutas basadas en correlaciones observables. La mirada cartesiana del mundo busca darnos certezas, no sabemos tanto como creemos, correlación no es causa.
Yendo a lo concreto, me peleé con la autora en muchos pasajes, me resistí a la presentación que hace del trabajo de Richard Dawkins. Creo que al final tuve que ceder en algunos aspectos. Es correcta la relación que hace de Schopenhauer con el trabajo de Dawkins, Schopenhauer nos habla de una fuerza vital, de "la voluntad", que está presente en el ser humano y es lo que nos mueve. Dawkins habla de los genes como la unidad mínima de información que busca perpetuarse. Hasta ahí, no creo que plantear que existe un impulso vital de perpetuarse implique una mirada determinista de la genética. En su obra, Dawkins continúa, y explica cómo operan los genes y habla de cómo los genes son distintos entre si, pero que comparten esta voluntad de querer perpetuarse, interactúan con otros genes, con otras formas de vida, con el ambiente y de esa interacción que es en esencia compleja, emergen las propiedades que vemos de los distintos seres vivos. En este punto, uno puede quedarse con la impresión de estar ante un determinismo biológico, por más que el autor hable de interdependencia de distintos factores, en definitiva, se trata siempre de cómo los genes interactúan entre si y con su entorno. En lo personal, creo que Dawkins plantea un salto metafísico, que abre la puerta a la intervención de la conciencia del hombre y de una voluntad distinta a la puramente biológica . Esto lo hace a través del concepto de memes, a los que equipara con los genes en tanto que son "una unidad mínima de información transferible". Con este concepto de la edición revisada de Dawkins, se abre una puerta a la intervención de la conciencia y se rompe el biologismo puro. Es cierto que el autor no es expande en este concepto en demasía y no lo desarrolla, pero fue suficiente para que, en mi experiencia subjetiva, su trabajo me abriera la mente a ver la genética desde el prisma de la teoría de la complejidad, y no como un autor determinista y Hobessiano como lo plantea Hustvedt.
Comparto con la autora la mirada respecto de la inteligencia artificial, quienes argumentan que es posible crear una mente sintética, igual a la nuestra pero despojada de toda ligadura física, parten de una mirada productivista, performativa, del hombre. El mismo Alan Turing, manifestó que si una máquina llegara a superar la prueba de Turing, esa máquina habría logrado emular el trabajo de una mente humana, pero no que sería igual a la mente humana. Equiparan lo fenomenológico con lo ontológico. Debo decir que ella misma de a ratos utiliza argumentos que no son correctos, alegando que la inteligencia artificial nunca ha podido resolver problemas tan complejos como los que las personas han resuelto ni crear obras literarias por ejemplo y que por eso no son equiparables a nosotros. Allí queda en evidencia la época de publicación del ensayo. Hoy nos encontramos con un escenario en que las máquinas pueden inclusive superar la performance de las personas en tareas complejas, y hasta creativas. Sería interesante tener una edición actualizada de este ensayo, con una replica a los logros obtenidos por la inteligencia artificial en el último año.
El libro es un llamado a la humildad, a continuar explorando el mundo a través de las preguntas, a sentirme cómodo en la ambigüedad, lejos de los dilemas de natura y nurtura. Se trata de un ensayo rico en ideas, de a ratos denso, para leer con lápiz en mano y así poder entablar un diálogo con la autora.
A parte de haber escrito varias novelas y un libro de poesía hasta la fecha, la autora norteamericana de raíces noruegas Siri Hustvedt, ha reflexionado en numerosos ensayos y artículos de revistas académicas, acerca de todos aquellos temas que más la inquietan en ralación con la ética, la epistemología, el arte, las ciencias, la literatura… Temas sobre los que ha compartido numerosas mesas redondas con neurólogos, psiquiatras, psicólogos, biólogos, antropólogos, sociólogos, filósofos, literatos o con cualquier representante de cualquier disciplina, buscando siempre el diálogo interdisciplinar entre las ciencias y las humanidades. Hustvedt se plantea constantemente preguntas sobre la identidad, el yo, la percepción, los roles de género… Se lo cuestiona absolutamente todo. El punto de partida es tal vez “La mujer temblorosa, o una historia de mis nervios”, un ensayo publicado en el 2010 donde construye un relato a partir de la percepción de estar padeciendo un trastorno convulsivo, lo que la conduce a investigar su origen y razón de ser desde todos los ángulos. En el 2017 se publica “Las mujeres que miran a los hombres que miran a las mujeres” una recopilación de sus mejores ensayos escritos entre 2011 y 2015 y donde el feminismo, el arte y la ciencia interactúan para indagar sobre las relaciones de poder, sobre las funciones de la ficción, sobre el mundo de las ideas, y sobre en esa frontera entre el yo y el otro donde se origina el arte. En el 2021 se publica “Los espejismos de la certeza” donde apuntalándose en una filósofa olvidada del siglo XVII, Margaret Cavendish, Siri Hustvedt continua ahondando en la ambivalencia y la ambigüedad de todo, aplaudiendo la duda e interrogándose continuamente acerca de las supuestas certezas que nos acechan, acerca de esa supuesta dualidad entre mente y cuerpo, abogando siempre por la pluralidad humana y cuestionando la teoría computacional de la mente, rechazando esa metáfora tan extendida hoy de que la mente es como un ordenador, puesto que hasta la fecha ningún ordenador, ningún mecanismo, ninguna inteligencia artificial ha sido capaz de emular las emociones que a todos nos embargan. Y es que sin emoción no hay una auténtica inteligencia.
Lo empecé, me estaba encantando, me desconecté, lo dejé. Lo volví a empezar, y a dejar y a seguir, me acompañó a 4 viajes y así 8 meses después finalmente lo terminé. Está buenísimo, grandes temas, gran intelectual y pensadora Siri Hustvedt. Me requirió un esfuerzo mental muy grande. Son temas complejos, sin duda. Mucho por darle vuelta a ese modo de conocer que es la ciencia (ni de lejos el único valido pero sí que el más validado), cuántas estructuras no hay detrás de ese saber que aquí se señalan, de cuestionan y se piensan.
GENRE SACHBÜCHER 2. ZUM INHALT Als ich “Die Illusion der Gewissheit“ von Siri Hustvedt bei Rowohlt im sah und den Klappentext las, war ich sofort interessiert. Das Leib-Seele-Problem fand ich schon immer spannend. Ich war gespannt auf Siri Hustvedts Herangehensweise. Zu welchem Ergebnis würde sie kommen?
DIE ZENTRALE FRAGE DES LEIB-SEELE-PROBLEMS ODER MODERNER GESAGT: KÖRPER-GEIST-PROBLEMS IST die Frage nach der Beziehung zwischen Körpern und Geist. Der Geist umfasst in dieser Problemstellung die Seele. (Enzyklopädie Philosophie, Meiner)
Siri Hustvedt führt den Leser in die Philosophiegeschichte des Körper-Geist-Problems ein. In einer dialektischen Form stellt sie Leib und Seele, Körper und Geist, Gott und Welt, angeboren und erworben (Nature/Nurture), Form und Materie, Mann und Frau, Psyche und Soma und noch weitere Gegensätze gegenüber. Diese Gegensatzpaare sind mit dem Problem verwoben. In vielen Fällen handelt es sich um Dichotomien.
Dabei entsteht ein Menschenbild, dass sich im Laufe der Zeit verändert. Vor allem das Frauenbild hat sich stark gewandelt. Vom Jäger und Sammler Menschenbild bis heute war ja auch ein weiter Weg. Aber was ist der „Mensch“ heute? Was macht uns aus? Genau diese Fragen stellt Siri Hustvedt in ihrem Essay.
Siri Hustvedt macht einen kleinen Ausflug in die Antike zu den Pythagoreern, zu Platon und Aristoteles, um dann bei Rene Descartes zu verweilen, erwähnt Hobbs, Wir machen zwischendurch bei Kant, Hegel, Schopenhauer und auch Freud Station.
Immer wieder stellt sich die Frage: Haben Leib und Seele ein gleich starkes Verhältnis oder ist einer stärker?
Ist der Geist Herr über den Körper? Oder hat der Körper die Übermacht? Dazu verweist die Autorin auf mehrere Studien.
Besonders belustigt hat mich die These mit dem angeborenen Dominanzverhalten der Männer. Oder die These, dass der Herrschaftsanspruch bei Männern in den Genen zu finden sei. Tja, was sagst du dazu?
Hirnforscher, Evolutionspsychologen, Genetiker, Psychiater, Computerwissenschaftler. befassen sich mit dem Leib-Seele-Problem. Auch der viel zitierte Kognitionswissenschaftler Steven Pinker konnte genauso wenig wie Steven Ray eine wirkliche Lösung bieten.
4/5 Punkten
3. SPRACHLICHE GESTALTUNG Das Essay verlangt einen aufmerksamen Leser, der bei Bedarf auch mal bereit ist, Definitionen nachzulesen. Es ist kein Buch, dass ich an ein oder zwei Tagen durchlese und alles verstanden habe. Aber durch die herangezogenen Studien, fand ich den Weg sehr interessant und wie schon erwähnt, hat mich einiges zum Schmunzeln gebracht..
Trotz des schwierigen und umfangreichen Themas lässt sich das Buch gut lesen.
4/5 Punkten
4. COVER UND ÄUSSERE ERSCHEINUNg „Die Illusion der Gewissheit“ von Siri Hustvedt, aus dem Amerikanischen von Bettina Seifried, hat 416 Seiten, einen Festen Einband und ist am 15.05.2018 unter der ISBN 9783498030384 bei Rowohlt im Genre: Sachbücher erschienen.
Erstveröffentlichung von „The Delusions of Certainty“ bei Simon & Schuster (17. Oktober 2017) veröffentlicht.
4/5 Punkten
5. WAS SAGT SIRI HUSTVEDT? Links dazu auf Connies Schreibblogg
6. FAZIT Siri Hustvedt zitiert im letzten Kapitel Blaise Pascal aus seinem Werk „Gedanken“. Und dieses Zitat bringt das Ergebnis auf den Punkt.
– Ich weiß immer noch nicht, wer oder was mich in die Welt gesetzt hat. – Ich weiß immer noch nicht, was die Welt ist. – Ich weiß immer noch nicht, wer ich bin. – Ich weiß immer noch nicht, was der Geist ist. – Ich weiß immer noch nicht, was die Seele ist. – Ich weiß immer noch nicht, was das Bewusstsein ist.
Siri Hustvedt kann das Problem zwar nicht lösen, aber sie hat das im mittelalterlichen Universalienstreit gipfelnde Problem ins Hier und Jetzt – in die Gegenwart – geholt. Sie nimmt den Leser dabei mit und lässt ihn daran teilhaben. Der Leser mag gerne eigene Schlüsse daraus ziehen.
Die Frage ist natürlich: Benötigen wir überhaupt die Trennlinie zwischen Körper und Geist? Und genau hier kommt die Lösung:
Was bedeutet das für uns? Was will uns Siri Hustvedt mit ihrem Essay sagen?
Wir müssen einen ganzheitlichen Blick entwickeln. Die Frage des Körper-Geist-Problem hat keine Relevanz. Die Trennung ist auch immer ein Ausgrenzen und genau das möchte Siri Hustvedt nicht.
Das Buch aus dem Genre Sachbücher gefällt mir gut. Es ist eine fachübergreifende Sammlung an Fakten, Studien, Philosophiegeschichte, Neurowissenschaften und noch vielen zum Thema.
Schon viele Autoren haben sich mit dem Leib-Seele-Problem befasst. Es gibt dazu heute noch verschiedene Meinungen. Der Materialismus (vertreten durch Persönlichkeiten wie z.B. Hobbes, Eagleman, Hofstadter, Kurzweil, Pinker, Dennett) führt die Psychologie reduktionistisch auf die Neurologie zurück. Der Dualismus geht davon aus, dass Leib und Seele zwei getrennte Instanzen seien (z.B. Descartes, Leibniz). Der Idealismus schlägt vor, dass nur die Seele existiert, der Leib nicht. Hustvedt sympathisiert mit der noch neuen Strömung, welche Leib und Seele in einer Symbiose koexistieren lässt. John Searle (biologischer Naturalismus) und Philosophen des "neuen Materialismus" vertreten ähnliche Ansichten. Soweit so gut, ich sympathisiere ebenfalls mit dieser Idee der Verschmelzung von Natur- und Geisteswissenschaften.
Warum gebe ich nur 2 Sterne? Hustvedt befasst sich in diesem Buch intensiv mit künstlicher Intelligenz. Als studierter Informatikingenieur habe ich mich auch schon längere Zeit damit befasst, insbesondere mit den dahintersteckenden Theorien wie Turingmaschine, Berechenbarkeit, Gödel usw. Leider muss ich an dieser Stelle sagen, dass einige Aussagen in diesem Buch bezüglich künstlicher Intelligenz nicht korrekt sind.
So wird zum Beispiel die Behauptung aufgestellt, dass der Mensch niemals mit künstlicher Intelligenz nachgebildet werden könne, weil erwiesen sei, dass dies mit GOFAI (good old fashioned artificial intelligence) nicht gehe. Ja, herkömmliche künstliche Intelligenz mit programmierten Algorithmen und Datenbanken reicht dafür tatsächlich nicht aus. Aber was der aktuelle Trend des Machine Learnings (Nachfolger von GOFAI) künftig bringen wird, ist noch völlig offen, was Hustvedt leider überhaupt nicht erwähnt. Ich bin auch nicht Fan von Kurzweils Vision der Singularität (Verschmelzung von Mensch und Maschine), aber wie Hofstadter oder Dennett gehe auch ich davon aus, dass die Idee prinzipiell machbar wäre, was Hustvedt aber gänzlich verneint, was ich wiederum gefährlich finde, weil das eine ethische Diskussion verhindert.
EXCELENTE TÍTULO DEL LIBRO Como muchos buenos libros, el título de este lo dice casi todo. Sin embargo, este no me ha parecido tan buen libro. La razón principal: sesgo ideológico. Me parece que el problema que ha querido abordar la quedó grande, en el sentido de sus aportaciones más allá de las preguntas que plantea (las cuáles son lo más interesante de sus planteamientos) y en la manera de argumentar. Trata de ver el problema mente-cuerpo desde distintas perspectivas, y le da más peso a la fenomenología y a las neurociencias. Al hacer el ensamble para la discusión utiliza los postulados de una teoría para apoyar a la otra, cayendo en el gran error que ella mismas critica: la separación entre ciencias blandas y duras, dando primacía a estas últimas. Cuando aborda las teorías filosóficas sólo retoma los postulados de estas sin profundizar demasiado en las discusiones que llevaron a ellos ni a los diversos contextos en que se generaron; lo hace sólo superficialmente para pasar a sus conclusiones con sesgos argumentativos teñidos de ideología. Otro error que comete es personalizar: ataca a la psicología evolutiva dirigiendo sus críticas más a los sujetos que a las ideas que defienden. Esto se observa en los casos de Pinker y Dawkins, de los cuales sólo toma los postulados que sirven a su crítica pero no los que atenúan los determinismo de los cuales los acusa. Se destaca la búsqueda y revisión de la información. El gran error estuvo en la forma de integrarla.
Es difícil saber qué tipo de libro es éste. No se trata de una reunión de ensayos (aunque esté incluido en una colección dedicada a este género), sino de una serie de artículos de divulgación científica aderezada de condescendencia por todos aquellos que ignoran los temas de la neurología. Por otra parte, las expectativas que promete abordar no se cumplen; por ejemplo: hacer una revisión del racionalismo del siglo XVII, pero con perspectiva de género. En cuanto a la historia de las ideas, parecía que las grandes lagunas se debían a elipsis meditadas, pero finalmente tuve que concluir que la ausencia de un Locke o un Hume, por mencionar a dos pensadores necesarios en esta discusión, se debía al desconocimiento de sus ideas. Sin embargo, lo más decepcionante es que se tratan de artículos que no conducen al siguiente en una argumentación, sino de textos independientes que aseguran pertenecer a una sola reflexión orgánica. Son en realidad, numerosas reflexiones con diferentes grados de resolución. Muchas de las ideas sólo son planteadas y desaparecen después, lo que hace casi imposible decir de qué trata en realidad el libro. Ciertamente, se desprenden varias sugerencias de estas páginas, cuyo desarrollo será tarea del lector. Una de esas reflexiones, cuyo desarrollo merecería un libro (y mereció un memorable capítulo de Alfonso Reyes en La experiencia literaria), es la que conduciría a explicar por qué la ciencia se decide por las metáforas para darse a entender. Por ejemplo, la metáfora usada por la ciencia actual que dice que la mente humana es una gran computadora. Sería bueno en este momento decidir cuál es el camino que queremos seguir: si pretendemos estudiar al cerebro como una computadora o, por el contrario, explicar el mundo cibernético como una herramienta construida a semejanza de la mente. Serían dos caminos divergentes: el primero tiene como desventaja que le impondría límites al estudio de la mente porque finalmente las propias ideas que se han tenido en torno a la computación han variado con el tiempo. El segundo, sería de utilidad para la cibernética, que pretende crear inteligencia por medios artificiales. Sin embargo, dado que se trata de una metáfora que humaniza una serie de mecanismos matemáticos, ¿cómo es que la máquina podría arribar a la creación de una mente? La idea de inteligencia estaría sólo del lado del creador, y no del lado de un mecanismo indiferente a esa metáfora. Sin embargo, el principal hueco de este libro es la interpretación del pensamiento cartesiano. A lo largo del libro no se toma partido sobre esta filosofía: imposible saber si la autora concibe la mente como una formación compleja de la materia o bien como algo extra-corporal. En la página 203, por ejemplo, dice que Freud trató de hacer que “lo mental y lo físico fueran una misma cosa”. Esto haría suponer que la autora practica un idealismo filosófico que luego discute para, al final, concluir que hay que abandonar “la concepción cartesiana del cuerpo” (p. 323), la cual es una buena idea, pero llega a la mesa de novedades con siglos de retraso.
Sólidas cuatro estrellas para mí. El motivo del ensayo es la gema incrustada, el tesoro perdido de los académicos, el problema de la conciencia. Según Siri, el planteamiento del problema lo hizo Descartes y con él dio el pistoletazo de salida a la filosofía moderna:¿Son lo mismo la mente y el cerebro?
Según Descartes no lo son y por ello resulta problemático. ¿Cómo es posible que la mente inmaterial tenga influencia en lo extenso? Pero, en primer lugar, ¿de donde sacamos que la mente es inmaterial? Y si fuese material, ¿como podríamos describir la sensación desde un punto de vista material? - es decir, la sensación de lo rojo no es lo mismo que la onda que la causa.
Siri argumenta que este ha sido y sigue siendo un problema central sin resolver. El cual ha derivado en diversas doctrinas de certeza acerca de cómo funciona nuestra mente: si somos máquinas u ordenadores, si nuestras acciones se reducen a biología o al entorno, y si es posible replicarla en una tecnología, a saber la inteligencia artificial.
Ciertamente antes de leer este libro me sentía más seguro sobre la mente en general y el futuro de la inteligencia artificial, quizás eran esos espejismos de certeza.
Aunque me ha costado en ciertos tramos es un ensayo muy particular porque ahora que la inteligencia artificial parece catapultar la psicología evolucionista y la concepción de la mente como computadora, este libro viene a poner una razonable y necesaria sombra de duda. Este año leí el Homo Deus de Harari y también he tenido lecturas cerca del pensamiento de Steven Pinker, así que el contraste no puede ser más fuerte y nutritivo. Estoy de acuerdo y me emociona esa necesidad de la duda ante lo programado y lo rígido. También en la notoria conexión entre lo sensible, lo corporal y lo mental. La necesidad de la metáfora, el poder físico de la imaginación y la memoria, la innegable valorización del inconsciente y de la experiencia, la colaboración constante ente natura y cultura y un sin fin de temas que de forma saludable sirven para hacer más interesante nuestra propia vida, menos árida nuestra visión sobre nosotros mismos y nuestros pensamientos. Muy bueno.
Este ensayo es una provocación argumentada a repensar la relación de la mente con el cerebro, en el libro se hace un recorrido valioso por las diferentes miradas que han intentado descifrar lo humano, pasa por la filosofía, los paradigmas científicos, las metáforas como componentes vivos, la relación con los objetos, las máquinas, las tecnologías y la literatura. Como docente considero que es un ensayo importante para reflexionar el lugar del cuerpo en nuestras actuales relaciones con las tecnologías, en un contexto que constantemente cuestiona el lugar del aula y lo educativo. La propuesta de la autora es necesaria para hacernos nuevamente la pregunta acerca de lo que es ser humano y de las complejas relaciones intersubjetivas, corporales, orgánicas y con el mundo de las cosas que nos rodean. Muy recomendado, contenido académico y con densidad, cuestionador y maravilloso para leer.
Al fin y al cabo es la duda bien formulada la que acaba derribando los espejismos de la certeza. Este ensayo es un entramado de tratar de comprender la separación entre mente y cuerpo que se ha hecho a lo largo del tiempo. Comprendernos desde un lugar integral de seres expresivos y emotivos de forma que nuestro cuerpo es un vehículo para la expresión metafórica de la realidad. Es un ensayo denso, pero disfrutarle, es mi según libro de esta autora y me ha fascinado su inteligencia y su curiosidad así como la forma de hacerse al lector hablándote desde un lugar de honestidad y transparencia
Un ensayo que desafía la aparente solidez del conocimiento contemporáneo. En un mundo donde los avances científicos y tecnológicos nos hacen creer que las grandes incógnitas han sido resueltas, Siri Hustvedt nos demuestra, con ejemplos reveladores, que conceptos como la mente y su relación con el cuerpo aún escapan a una comprensión definitiva. A medida que avanzas en la lectura, te sumerges en profundas y fascinantes reflexiones. Si bien su contenido puede resultar denso, la experiencia es sumamente enriquecedora. Sin duda, uno de los libros más estimulantes que he leído este año.
Soy fan de Siri Hustvedt y, además, el cuestionamiento sobre el límite entre el cuerpo y la mente forma parte de mi profesión por lo que tomé este libro con muchísimo entusiasmo. El libro contiene información de primer nivel, una investigación al mismo tiempo profunda e intuitiva, un paseo por tiempos, teorías y personajes de la historia de la ciencia y la filosofía. Aún así me resultó denso y a ratos confuso en su relato. Es un libro, para bien y/o para mal, saturado de información.
El tema es muy interesante. Merecería mucho la pena que lo tratara también en el 80% que le dedica a las reivindicaciones feministas. Quizá lo que no corresponde es el resumen de la contraportada...
Què som, gens o entorn, la suma d’ambdós? Cos i ment, van cadascun per on volen? I el pensament, està encaixat en el cervell o està de per tot? Una Hustvest complexa, poc Siri, la Siri que coneixem. La lectura, farragosa i exigent, ens passeja per les fites científiques i els corrents filosòfics per posar sobre la taula més dubtes que respostes. I sí, posa-li IA, genètica i epigenètica, la maleïda eugenèsia, els tradicionals binomis de gènere, la relació mare[placenta]nadó per il·luminar la necessitat occidental de desvincular-se de la interdependència, sia amb el propi cos, entre persones, el nostre passat.
Per a la majoria de gent, el dubte és menys atractiu que la certesa. Comença de forma inconscient i s’allarga fins trobar les paraules. És virtut i necessitat de la intel·ligència. I l’eina per enderrocar el miratge de la certesa.
Bonus track: poder aprofundir en la figura de Margaret Cavendish, contemporània de Descartes. Aviam si tot no fora ‘cogito, ergo sum’.
Reconozco que a veces me ha costado leerlo, porque es un libro que te exige llevar el compás de un ritmo de pensamiento crítico frenético. Pero ha merecido la pena. He aprendido a leer otros libros sin creérmelo todo, a dudar de afirmaciones que no tienen porque ser ciertas por el mero hecho de estar impresas en un libro y haber sido celebradas por otros. Han caído algunos mitos. Para mi hay un antes y un después de esta lectura, y por tanto merece cinco estrellas.