¡Qué pasó en Venezuela! 2013, Tras la muerte de Hugo Chávez en el 2013, el que fuera el país más rico de Latinoamérica se agudizó una profunda herida, cuyas consecuencias más evidentes vemos casi a diario en las noticias: anaqueles vacíos, hospitales desabastecidos, represión militar y un éxodo sin precedentes. Pero pocos se han detenido a examinar la situación con cuidado, fuera del relato de la crisis.
Catalina Lobo-Guerrero, por el contrario, va más allá. Periodista de larga trayectoria, se instaló como corresponsal en Caracas justo cuando se profundizó la grieta entre quienes aún creían en una revolución exigua, bajo las órdenes del nuevo comandante en jefe, y una oposición que luchaba por legitimarse. Y muchos, como ella, quedaron en el medio.
En este libro, la autora busca comprender, antes que juzgar, un proceso complejo que la atraviesa como persona. En clave de crónica investigativa, y con una prosa sensible y cuidada, relata la dolorosa transición de Chávez a Maduro, hilada por las voces de quienes, sin importar sus ideologías, padecen las consecuencias de esta pugna política. Junto a ellos, nos invita a recorrer las entrañas del que fue su hogar durante casi cuatro años y a recordar la historia olvidada del vecino país; a desprendernos de los prejuicios y los lugares comunes, y a sacar nuestras propias conclusiones.
Tengo el privilegio de conocer en persona a la autora de este libro y de haber convivido con ella en el Máster de Creación Literaria de la UPF BSM cuando estaba desarrollando este ambicioso proyecto... pero nada podría haberme preparado para la potencia de esta lectura.
Catalina Lobo-Guerrero es una excelente periodista y una extraordinaria escritora, que sabe capturar lo cotidiano, los detalles más humanos en situaciones que parecen demasiado grandes para comprenderlas. Desviamos la mirada del gran conflicto político abstracto y nos dirigimos a la gente: al día a día, a los que están en ambos lados de la brecha ideológica, en quienes solo quieren sobrevivir un día más en un país que se va desmoronando a su alrededor. Este no es un libro sobre historia ni política, en el fondo. Es un libro sobre personas, y es ahí donde creo que radica su mayor valor. En una narración hiperlocalizada en el tiempo y la historia... salimos con una impresión atemporal y humana.
La cronología que elige la autora (comenzando con el anuncio de la muerte de Hugo Chávez) nos guía a través de un panorama complejo, pintando poco a poco los antecedentes y los hechos que se desencadenan conforme Venezuela intenta recuperarse de la pérdida de una figura que se había posicionado durante años como el centro de gravedad del país.
El libro es bastante extenso, pero engancha muchísimo. Lo leía en el tren con la intensidad con la que se lee un thriller, robando "solo un capítulo más" antes de llegar a mi estación (y arriesgando pasármela con tal de leer un poquito más).
“Los restos de la Revolución: crónicas desde las entrañas de una Venezuela herida” es un libro conmovedor e informativo. Con algunas breves excursiones hacia el pasado, a veces remoto, y al futuro reciente, se concentra en un periodo en el que se protocolizó la inviabilidad del modelo (político, social, económico, militar, industrial, etc.) chavista: el periodo entre la muerte de Chávez (marzo de 2013 y la derrota de los chavistas en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015). Aunque la política chavista solo pareció viable durante la bonanza petrolera de 2003 a 2010, con un bajonazo en 2008 (crisis financiera), y Chávez experimentó al menos una derrota electoral en plena bonanza (la del referendo sobre la reforma constitucional de 2007), la muerte del caudillo y su sucesión en cabeza de un político no solo incompetente, sino también impopular, y el fin de la bonanza precipitaron la crisis incubada en los años de vacas gordas, la cual Catalina Lobo-Guerrero caracteriza bien en cabeza de múltiples personas: ex militares, abogados, periodistas, manicuristas, fisioterapeutas, empresarios, estudiantes, jueces. El clima general es de desolación del régimen excepto para los seguidores más fanatizados (pues no hay que olvidar que Chávez muy popular y quizás aún lo sigue siendo) y para los cínicos desvergonzados dispuestos a todo para ejercer una cuota de poder con los beneficios asociados. El resto de la población, incluso muchos chavistas de la primera hora, sufre el fracaso (anunciado, predecible) de una ilusión. Muy conmovedoras las historias de un estudiante, hijo de militar, al que un policía prácticamente le destrozó la cara con sus botas de puntera metálica, por participar en una manifestación no violenta. La de un paciente de enfermedad coronaria, con una vida digna de telenovela de las que hacía Televisa, que logra que lo operen en el otrora mejor hospital del país después de meses de ir comprando por pedazos los insumos necesarios para la cirugía, de los cuales el hospital carece. La de una fiscal y una juez honestas, que ven cómo el régimen se adueña de la justicia y cómo bandidos en toga persiguen a sus colegas disidentes. Me estremeció la historia de una magistrada de la sala de casación penal del Tribunal Supremo, a quien habrían mandado a un penal para mujeres con una denuncia fraudulenta, para sacarla de en medio. Allá coincidió con mujeres delincuentes enviadas a la cárcel por ella que aprovecharon para abusar de ella de maneras horribles. La de un abogado que, por haber sido asesor y apoderado de una cadena de supermercados populares acusados de acaparamiento, terminó preso en el Helicoide, una de las peores cárceles en el hemisferio occidental, en donde contrajo una enfermedad pulmonar grave. Entre paréntesis la historia del Helicoide es fascinante y da para una miniserie (como el libro de Lobo-Guerrero, obvio). Realmente la suma del sufrimiento y la dignidad de unas personas y el cinismo y la malignidad de otras es algo muy impactante. ¿Cuándo girará la rueda de la fortuna para que quienes se bebieron la sangre y la médula ósea de sus compatriotas paguen sus abusos, y quienes son violentados y abusados recuperen sus derechos? Las crónicas están muy bien escritas, son entretenidas e informativas y capturan muy bien la forma de ser venezolana, un tanto anárquica y deslenguada, pero cálida y muy humana. Muchas palabras yo no las sabía, por lo que fue muy útil el glosario que viene al final. Tras leer el libro siento más empatía con los venezolanos que se vinieron o se quedaron en Colombia, aunque temo la oleada que se vendrá a nuestro país si no se restablece el orden institucional basado en el acatamiento de las elecciones del pasado julio. La autora no parece tener agenda política propia, no usa a sus personajes como ventrílocua para ponerlos a decir lo que ella piensa o le sirve para su narrativa, sino que los deja hablar, extensamente (los personajes desaparecen para reaparecer sorpresivamente en episodios aparentemente inconexos con los de ellos) hasta generar un efecto casi de polifonía, como el coro de una tragedia griega que comenta en la parte trasera del escenario mientras al frente los protagonistas van deshaciendo la trama de su historia, que es la de un pueblo bendecido y a la vez maldecido por la mayor riqueza, con una historia en la Independencia de América que fue gloriosa pero a la vez tan fuerte que nunca logró dejarla atrás y la sigue repitiendo, ya no como épica, ni como tragedia, ni como farsa, sino como una mezcla de las tres. Una tragedia con visos de farsa en que algunas personas son heroicas en su decencia y en su valor, aunque no santas. En vez de las caricaturas que frecuentemente se usan para “contar” la historia latinoamericana (hay personajes de una malignidad tal que ni Iago, Lady Macbeth ni Ricardo III les ganan), este libro, aunque no cuenta la historia completa (no es un tratado sino un libro de crónicas), da la suficiente información y el suficiente colorido episódico e individual como para que el lector sienta que entiende lo que pasa. Mi conclusión es que la situación venezolana es incluso peor de lo que yo pensaba. Ojalá en algún momento el bravo pueblo lance su yugo y vuelva de la tragedia a la historia.
Restos de la revolución, de Catalina Lobo, es un libro que narra la Venezuela desde la muerte de Chávez y unos años mas. La autora, colombiana que vivió varios años en Venezuela, ofrece una perspectiva interesante de los eventos que han definido al país pues vivió en carne propia varios de los eventos, algunos tan pintorescos como la noche en que se anunció la “tragedia” de la muerte de Chavez.
Cada capítulo tiene un tono periodístico que hace que la lectura sea interesante y atractiva. Bien describe el fanatismo que gran parte del país tenía hacia Chávez, pero también el desencanto que se fue dando hacia uno de los regímenes más autoritarios de los últimos años. Como dijo uno de sus entrevistados, “Chávez puso a un loco peor que él. Deseo que se pudra en vez de que siga madurando”.
Lo que más me sorprendió fue cómo se va copiando casi de manera idéntica el modelo de las dictaduras mundiales pasadas y cómo, comparándolo con Colombia, nuestro presidente intenta imitar estas iniciativas, aunque sin el mismo apoyo popular ni carisma, sumado a un grado comprobado de torpeza (o pereza).
Como abogado, me impactó la narrativa del descarado desconocimiento de principios básicos como la tridivisión de poderes, totalmente irrespetado en Venezuela. Así narra la autora parte de esta degradación: “Los jueces y fiscales venezolanos fueron perdiendo cada vez más independencia. Quienes insistieron en ella fueron removidos y reemplazados por abogados obedientes que respaldaban la Revolución, aunque al hacerlo cometieran las peores injusticias”.
Un libro recomendable para entender detalles desconocidos de la hoy muy actual realidad Venezolana.
Un muy buen compendio cronológico de varios perfiles de personajes que vivieron el paso de la revolución bolivariana, desde sus inicios con la elección de Hugo Chávez en 1999, hasta su muerte en marzo de 2013. Una fiscal, una magistrada, un militar retirado, un abogado empresarial, un ingeniero de petróleos, un director de medios, entre otros, van contando sus historias hiladas en distintos capítulos. Estos se distribuyen por temas y etapas de la crisis de la revolución, que se desata con la muerte del líder y la selección de su sucesor, que creó toda una vertiente de 'chavistas no maduristas' y que empezó a generar muchas suspicacias sobre la legalidad de su elección como presidente de Venezuela. Retrata muy bien a los principales líderes de la oposición y los diversos caminos que llevaron a que perdieran las elecciones presidenciales reiterativamente. Muestra la cooptación de los distintos poderes: legislativo, judicial, militar, la prensa, PDVSA, que se fue dando gradualmente, desde los tiempos de Chávez.
Un libro bastante interesante para entender todos los procesos (que vienen de largo) que han llevado a Venezuela a donde está hoy día, especialmente para gente de fuera, que quizás no tiene toda la información necesaria para entender lo que llega desde allí.
La forma en la que Catalina hila la historia es magnífica.
Excelente narración de la periodista. Con precisión y detalle narra la fantasía Castrochavista, la peor peste que ha salido de Latinoamérica en los últimos 100 años.