Con Blancogramas, Gemma Solsona Asensio se adentra en la oscuridad del color blanco para presentarnos niñas que custodian un ángel en el desván, una familia que rinde culto secreto a Mary Poppins, un anciano obsesionado con una dama espectral en las calles de Barcelona, o una joven que descubre lo peligrosa que puede llegar a ser su mejor amiga. Siete relatos de negrura nívea, hermosos y terribles, dentro de la mejor tradición de lo extraño.
«En su nuevo libro, Gemma Solsona también explora el horror de la blancura y nos ofrece un estupendo catálogo de seres y fenómenos que escapan a los límites de lo real. Quien haya frecuentado sus relatos anteriores reconocerá aquí recurrencias y obsesiones: la infancia, la monstruosidad, la evocación nostálgica del pasado, los espacios domésticos asaltados por lo insólito...»
Gemma Solsona Asensio nace en Barcelona, dos noches más tarde de la verbena de San Juan y quizá por eso, desde siempre, se ha sentido fascinada por los fantasmas, las brujas y los mundos fantásticos. Licenciada en Comunicación Audiovisual, orienta su trayectoria profesional hacia el marketing y la publicidad.
En el 2009 publica su primer libro Valguamar (Hijos del Hule) junto a Tebu Guerra. En el 2012 gana el concurso literario Vila de Gracia y es finalista del Ana María Matute (su relato fue publicado en La teoría de Polch, de ed. Torremozas). Ha publicado en diversas antologías: Qué me estás contando (2008), Café con letras (2009), Homenaje a Poe (2014), Navidadoscuracasinegra (2015), Cuéntame un día (2016), Barcelona Gótica (2016), Vampiros en Barcelona (2017), Doñana es arte (2017), Monstruari (2018), Más macabras (2019)... Y ha coordinado otras como Cuentamínate (Hijos del Hule, 2012), Cuentopsia (Hijos del Hule, 2014), Vuelo de brujas (Apache libros, 2018) o TRAStiendas (Stonberg, 2019). Es profesora de Escritura Creativa y Relato y miembro de la PAE (Plataforma de Adictos a la Escritura) con quienes participa en la organización de charlas y eventos literarios.
En el 2016 publica su segundo libro: Maullidos (ed. Stonberg). En el 2019 ganó el certamen Terroríficas II y presentó su tercer libro de relatos: Casa volada (ed. Huso).
Terror blanco, pero no blanco con el significado de plano o inocuo sino literalmente blanco, resplandeciente y cegador, tanto ciega que puedes no ver el peligro. El blanco está en todas partes: en las plumas del ángel, en los vestidos, en la ropa de cama y los camisones, muchas veces en contraste con el rojo, rojo sangre que indica el peligro. La narración es muy sugerente y los ambientes están fantásticamente creados. Lástima que el libro está cerrado con el cuento que menos me ha gustado y eso me ha dejado cierto sabor de disgusto. En cambio el de Mary Poppins (Cucarachas blancas, si no me falla la memoria), por favor, es absolutamente genial.
Me ha gustado mucho. Creo que sería un 3,5, pero lo he disfrutado muchísimo y eso decanta la balanza.
Vaya por delante que no soy lectora de terror y aunque Blancogramas me ha gustado bastante en general, lo he leído a cucharadas, de cuento en cuento, para no abrumarme con la oscuridad nívea de sus páginas. La prosa de Gemma Solsona es envolvente y cautivadora, de tela de araña que te atrapa del mismo modo en el que lo hacen sus obsesiones: la maldad infantil, libre y genuina, las locas de los desvanes, las brujas y la muerte, el amor obsesivo que te arranca el alma, las casas encantadas y sus fantasmas, y los monstruos, que muchas veces tienen aspecto humano y otras sufren tanto o más que nosotros. La autora revierte el cliché y pinta el miedo de blanco y ya en ningún lugar nos sentimos seguros. Homenajea en varios cuentos a sus personajes clásicos favoritos y también los desvirtúa y rehace con perversas y níveas intenciones: Mary Poppins, Blancanieves, Cat... Sus autoras de referencia están presentes: Ángela Carter, Shirley Jackson o Charlotte Bronte, por ejemplo. Mis cuentos preferidos: Plumas sucias y El caimán blanco.
Hablar de lo puro, lo divino e inmaculado, es también darle espacio a lo corrupto, lo podrido e infecto. Este es el trabajo que ha hecho Gemma Solsana con Blancogramas: presentarnos historias en donde lo lumínico da paso a lo grotesco.
Con un estilo desenfadado y fiel a lo que cuenta a sus temática, esta antología parece alimentada por una línea de coca; no puede parar, hay una inevitable recorrido hacia el horror, la desdicha y el dolor. Cada cuento convierte en perversidad su propio registro, ataviado desde las voces de las infancias, las relaciones familiares, los amores añorados y perdidos; la conexión entre lo avejentado y lo lumínico se agrieta, o mejor dicho: se vuelve agrio, como leche cortada. Y es que, aunque estos cuentos nos narren hechos estáticos, alrededor de habitaciones, casas viejas, desvanes y pueblitos olvidados de antaño, el recorrido hace entrever que la belleza que disfraza, maquilla, lo terrible se expande en lo universal que representa el camino hacia la locura, hacia el tormento.
Hay libros que empiezas a leerlos después del café y cuando pasa esa hora de la siesta se han terminado, dejándote esa sensación de ausencia pensante que te dejan las buenas historias. Con "Blancogramas" de Gemma Solsona Asensio me ha pasado eso. Son siete relatos un poco oscuros, blancamente oscuros si nos atenemos al nombre del libro. Siete relatos de monstruos infantiles, cuentos perversos, o perversiones de cuentos, brujas (Blancas eso si) y una vampira a la que ya conocí en "Vampiros en Barcelona" de la editorial Apache libros. También me he encontrado con esa obsesión de Gemma con los lugares, como ya tuve la oportunidad de disfrutar con "Casa volada" de la editorial Huso En fin he disfrutado mucho con estos cuentos y con sus personajillos perversos y malvados, aunque no todos lo son, Tomás o el niño rico de Nueva Orleans. Si me preguntáis cual sería mi relato favorito, no sabría contestaros, todos tienen un algo, todos me han contado una historia que me ha dejado con esa mirada de satisfacción a la ventana al terminarlos antes de pasar al siguiente. Espero que podáis haceros con un ejemplar de este pequeño libro de relatos que os hará sentir. No se muy bien el qué exactamente, pero os hará sentir y eso es mucho en estos días que corren.
En «Blancogramas», Gemma me ha dejado encantada por su prosa limpia, precisa y que traza imágenes con maestría como si fuese tan fácil como pestañear. Es lo primero que leo de esta autora y me ha dejado con ganas de estar atenta a sus próximas publicaciones. Aunque algunos relatos me han gustado más que otros (cosa que siempre pasa en las antologías, sin excepción), todos tienen algo destacable. Los que más me han gustado son el primero y el último, aunque destacaría sin duda el de las cucarachas blancas (original y perturbador) y el de las ratas. Se nota que me encanta cómo escribe Gemma a las niñas que tienen una íntima relación con lo malévolo y lo retorcido, aunque también he encontrado otros elementos persistentes que a mí, personalmente, me encantan en la narrativa de terror, como los lugares con historia y alma propia que son un personaje en sí y, a partir de este libro, las cerezas. En resumen, muy recomendable.
Un libro de relatos con el que no he conseguido conectar. Hay cierta oscuridad en estos cuentos, algo que de primeras ya me atraía, y las ideas principales son interesantes: unas niñas que guardan en el desván un ángel demacrado, Mary Poppins como objeto de culto, una historia de vudú, una malvada niña buena...
Pero no me atrae la manera en la que están narrados ni los diálogos de los personajes. Me ha costado mucho mantener el interés y finalmente he abandonado tras terminar el cuarto relato (son siete). Había visto muchas opiniones muy buenas y tenía realmente ganas de leerlo. Quizá tenía las espectativas demasiado altas o a lo mejor, sencillamente, no es para mí.
Una delicia de antología con halo de literatura gótica tanto en personajes como temática y ambientación, pero que conservan personalidad propia. Mi favorito es "Cucarachas blancas", pero en general he disfrutado mucho de cada historia.
Una grata sorpresa; relats amb un to clàssic, que juga molt bé amb els elements indispensables del gènere de terror i en trenca d'altres que tenim més assumits de forma inconscient.
Una prosa elegante, unos relatos terroríficos y perturbadores, un entorno con toques victorianos. Buhardillas, niñas, locura, espectros. Todo esto en estas escalofriantes historias de Blancogramas.
Reglamente 3'5, 7 relatos donde el color blanco adquiere otro significado y dosne uno de los relatos ha sido mi favorito y me gustaría que ese relato fuera mucho más extenso