Après Lettres à un jeune poète , cette émouvante correspondance est une découverte majeure, riche de lumineuses leçons de vie " Dans la vie, on n'éveille jamais assez souvent le sentiment du commencement en soi, et nul besoin pour cela d'un grand changement extérieur, car nous modifions le monde depuis notre cœur même, et si celui-ci veut bien être neuf et incommensurable, celui-là se présente alors comme au jour de sa création : infini. Si nous devions nous rencontrer un jour et pourquoi cela ne se réaliserait-il pas, vous réclamez que je vous raconte l'histoire d'un commencement nouveau qui se produisit durant une période de mon enfance des plus difficiles et en quelque sorte tout à fait désespérée. Que cela demeure une promesse entre nous. "
Cette émouvante correspondance avec la jeune Anita Forrer est une découverte majeure qui comblera tous les amoureux de l'œuvre de Rainer Maria Rilke. Rendu pour la première fois accessible en langue française, cet échange épistolaire, qui peut se lire comme le prolongement des Lettres à un jeune poète, ouvrit à Anita Forrer des espaces spirituels insoupçonnés et donna un sens nouveau à son existence. Rilke fut son guide et son confident, comme il l'avait été quinze ans plus tôt pour Franz Xaver Kappus. Les lectrices et lecteurs d'aujourd'hui puiseront à leur tour dans ce texte inédit de lumineuses leçons de vie.
A mystic lyricism and precise imagery often marked verse of German poet Rainer Maria Rilke, whose collections profoundly influenced 20th-century German literature and include The Book of Hours (1905) and The Duino Elegies (1923).
People consider him of the greatest 20th century users of the language.
His haunting images tend to focus on the difficulty of communion with the ineffable in an age of disbelief, solitude, and profound anxiety — themes that tend to position him as a transitional figure between the traditional and the modernist poets.
2,5 no ha terminado de gustarme mucho, puede pk me veo bastante reflejado en ella y por eso se me hace pesada y repetitiva su insistencia y su súplica constante por recibir una mínima atención de rilke, amor move on porfa
la obra se clasifica como dentro de la perspectiva de genero y lgtbiq+ pero creo que es todo lo contrario es bastante clasista y es simplemente la lamida de culo de una chica fan por un hombre mayor que le da luz de gas
Me encantan las recopilaciones de correspondencia y me lo leí casi entero en un vuelo de tres horas pero también me deja con muchas preguntas las dinámicas de poder entre una joven y un maestro (o maestra) que parecen tan habituales con escritores del siglo XX. ¿Porqué deciden responder la carta de una joven fan? Siempre me sorprende la cercanía que se desarrolla a través de papel, y lo mucho que creen conocer de personas apenas entrando en la edad adulta. Lo que no me sorprende es la facilidad con la que acaban puestos en un pedestal, y eso da aún más importancia a la pregunta. Creo que se forma una relación de dependencia para que guíen y aprueben tus pasos y la desesperación cuando el maestro deja de responder es muy palpable en el libro.
Respecto al apoyo de Rilke en cuanto a la relación sáfica de la joven (que tampoco llegas a entender del todo), me supo a poco. Quizás me esperaba más por la descripción del libro "fue capaz de aceptar de aceptar su atracción hacia otras mujeres, y poco después se enamoró locamente de la escritora Annemaria Schwartzenbach". En cualquier caso, me ha gustado pero me he quedado con ganas de saber de Anita Forrer, más allá de la figura de Rilke y la angustia por la falta de correspondencia mientras él se acercaba a su muerte. Supongo que la historia de Forrer ni siquiera hubiese sido contada de no ser por su asociacion con "el maestro" y quizás es precisamente eso lo que no me gusta.
Quedo pendiente de leer más de ella y su colaboración contra el régimen nazi (de nuevo mencionado en la descripción del libro pero no entre sus páginas).
más allá de algunas cartas como la de la geometría auxiliar del corazón y algunas descripciones me ha sabido bastante a poco. creo que decir que es de temática lgbtiq es inflarlo mucho y hay una desesperación que se me hace un tanto incómoda de leer retratada de esta manera, con rilke haciéndole ghosting a Anita durante años después de haberse conocido en persona... súper a favor de esta facilidad de expresar lo importante que es alguien en tu vida y la devoción en la correspondencia (ojalá nos costara menos esto en el presente) pero no puedo evitar fijarme en el desequilibrio de la misma y en que Anita configura quién es ella en base a su deseo porque rilke responda y atienda sus peticiones. el título que lo asocia a "cartas a un joven poeta" me parece que no tiene mucho sentido porque en él siento que ahonda bastante más en cuestiones artísticas y se toma bastante más en serio a su interlocutor, muy posiblemente por ser un hombre.
"deje a la vida obrar... El ser humano, de su propia iniciativa, destruye muchas cosas, y no se le concedió la capacidad de regenerar ninguna. La naturaleza, en cambio, tiene todo el poder curativo. Es cuestión de no atosigarla o interrumpirla..." - Rainer Maria Rilke
Segundo libro de correspondencia que leo después de 84, Charing Cross Road y creo que este tipo de lectura se esta ganando un espacio predilecto en mi corazón. Hay algo muy valioso en ser testigo de las interacciones humanas de esta manera. En el caso de este libro, me sentí muy reflejada en Anita y muchas palabras y consejos intercambiados por ambos resonaron mucho en esta etapa de mi vida. Lo disfrute mucho.
Que Anita Forrer fuera una mujer sáfica, le confiase el conflicto moral que esto le suponía a Rilke y este le responda que no debe sentir culpa por ello ni cohibir sus sentimientos, que estaba seguro de que eran bondadosos, no significa que nos encontremos ante un libro de temática LGTB. Creo que como se vende esta recopilación de cartas (también en el propio prólogo) condena a que leerlas te decepcione, puesto que las expectativas que te crean no se ajustan a la realidad en absoluto.
Verdaderamente (al avanzar por sus páginas) lo que uno se encuentra es a una chica joven idealizando a un autor mucho más mayor que ella al que admira, el cual le responde a veces sí, a veces no y que se presentó ante ella como su "maestro", como un guía al que siempre podría recurrir pero que finalmente se mantuvo ausente en momentos clave, dejando sin respuesta a muchas preguntas y peticiones de ayuda de Anita. Por ello, su relación era totalmente asimétrica, sustentada por el paternalismo y la dependencia que Anita Forrer sentía ante la idea de que, algún día, el refuerzo intermitente de Rilke cesase y ella volviese a ser "digna" de su tiempo. La joven buscaba en la validación del poeta la forma de sentirse en paz consigo misma y sentía que él era la única persona que verdaderamente la conocía, la persona más bondadosa y en la que más podía confiar. Anita le concedía el mérito de muchos de sus progresos personales y de aquello que iba logrando respecto a su madurez, autonomía personal y mejora de su autoestima y autoconcepto. En sus cartas vemos que llegaba a hacer protagonista a Rilke de sus avances incluso cuando no recibía señales de vida suyas en 2 años.
Por momentos, resulta incómodo leer este libro (sensación que podría verse reducida o incluso evitarse si realmente la personalidad de la correspondencia fuese como el editor y la crítica te presentan) pero lo que más incómodo me ha resultado no ha sido eso. Lo peor ha sido que, tanto en el prólogo como en la información que puedes recopilar en Internet o en librerías, se reproduce el discurso que Anita tenía en esa época de que quien llegó a ser era producto de las buenas obras de Rilke. No dudo que él fuese amable con ella y que fuese una inspiración que le servía como modelo... Tampoco niego el positivo impacto que pudo tener en su vida que Rilke, una figura de referencia para ella de pensamiento claramente moderno (teniendo en cuenta que el contexto de estas cartas se sitúa en los años 20), criticase al psiquiatra que se atrevió a patologizar la relación que había mantenido con una mujer. El poeta la animó a ser ella misma y a sentir y a expresarse como el cuerpo y el corazón le pedían, sin atender a la forma de mirar de los otros y eso le honra, pero no debería darle el protagonismo de cómo de admirable fue la evolución de Anita, como activista y referente LGTB pero también como mujer crítica que respondía con valentía ante las injusticias del sistema. Que hoy me haya encontrado con un artículo titulado "Cuando Rilke convirtió a una joven poeta en una espía estadounidense" (Anita terminó trabajando contra el régimen nazi) me parece "echarle unas flores" que no le corresponden y que desmerecen los esfuerzos que hizo Anita por sí misma, por vivir acorde a sus ideales, dedicando su vida a hacer del mundo un lugar mejor para todos, sin esconder quién era (el amor de su vida fue una mujer) ni justificarse por ello.
Rainer Maria Rilke (Praga, 1875 – Raroña, 1926) fue un poeta y novelista austriaco considerado uno de los escritores más importantes de la historia tanto en lengua alemana como en el contexto de la literatura europea universal. Su poesía, de carácter simbolista y mística, coloca en primer plano el sentido existencialista de la vida experimentado por el autor, que como muy pocos poetas de una época u otra fue capaz de captar la esencia más íntima de nuestro mundo a partir de la observación y la escucha de lo real y sus resonancias. Entre sus obras poéticas más importantes cabe señalar las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo; mientras que en prosa pueden destacarse, además de la presente obra, su contrapartida titulada Cartas a un joven poeta o Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.
En «Cartas a una joven poeta» encontramos la correspondencia entre Rainer Maria Rilke y Anita Forrer. Anita conoce al autor en Saint-Galla, aunque decide no acercarse a él en ese momento, tras leer todas las obras de Rainer publicadas hasta ese momento, la joven de diecinueve años decide mandar una carta al autor para expresarle todo lo que siente a través de sus palabras. Lo que menos esperaba Anita fue que le contestara y que le invitara a seguir manteniendo el contacto.
Carta a carta, Anita y Rainer irán estrechando lazos, la muchacha le irá pidiendo consejos en el campo de la escritura, siendo el papel de Rainer de mentor. Aunque poco a poco Anita le verá como un gran consejero y confidente, llegando a ansiar sus cartas. Rainer intenta aportar la madurez que el tiempo le ha dado en la joven, calmándola en sus momentos más melancólicos y guiándola en la oscuridad.
Anita a lo largo de los años, tiene bastantes altibajos, algo así como crisis existenciales. No siente que encaje en su familia y tampoco sabe a qué dedicarse. Aparte, tiene un gran complejo de inferioridad con respecto a sus hermanos.
Cuando le embargan las dudas o está triste, su primer impulso es escribir a Rainer. Así como cuando necesita desahogarse y hablar de temas menos "convencionales" como la sexualidad, el matrimonio, diferencias sociales o el papel de la mujer en la sociedad. Él desde el principio le deja claro que sus cartas siempre serán bienvenidas y que nunca prejuzgará. Siempre responde a sus preguntas, por personales que sean, y entra en los debates de lleno. La gran mayoría de las cartas abordan temas complejos e incluso a veces difíciles de explicar.
Al principio se nota mucho el choque entre los dos estilos de escritura. Él se nota que es un escritor consagrado mientras que ella está empezando (aunque al final nunca se dedicó a ello), me ha llamado tanto el estilo de Rainer (y Anita lo recomienda tanto) que leeré algo seguro. En las cartas la literatura tiene un papel importante así veremos varias recomendaciones como Francis Jammes (Manzana de anís), Charles Baudelaire (Las flores del mal), Selma Lagerlöf (La leyenda de Gösta Berling), Oscar Wilde... Libros de los que habla Anita en sus cartas a medida que va viajando.
Durante el primer año, la correspondencia es más fluida por dos razones: se escriben más a menudo y viven relativamente cerca (en relación a la distancia de los últimos años) con lo cual las cartas llegaban rápido. Pero con los viajes de Anita y el trabajo de Rainer, la relación se va enfriando (o eso le parece a la joven), y eso le preocupa. Rainer en invierno desaparece como si invernara, durante esta estación no puede mandar cartas y, en los últimos años de vida, decide soltar el brazo a Anita y dejar que ella actúe por ella misma, sin aconsejarla tanto y que viva por ella misma.
Personalmente, he disfrutado de este libro porque no conocía ni a Rainer Miller ni a Anita Forrer y me ha encantado conocer esta bonita relación. Además me he llevado unas cuantas recomendaciones que pienso leer pronto (os animo a darle una oportunidad a Selma Lagerlöf. A esta autora ya la conocía y me gusta mucho, la citan en al menos dos ocasiones en este libro).
La primera carta fue de Anita y data de 2 de enero de 1920 y la última (también de Anita) del 24 agosto 1926, nunca fue contestada porque Rainer falleció y así termina el libro. Algunas cartas no están transcritas (la verdad es que tampoco faltan muchas) pero gracias a las notas de pie de página, el lector no pierde en ningún momento el hilo entre este diálogo epistolar. Un espectáculo de edición.
"Anita Forrer acaba por enamorarse con locura de la escritora de culto (además de filósofa, periodista, fotógrafa, arqueólo- ga y aventurera) Annemarie Schwartzenbach, de la que terminó siendo albacea testamentaria y, como tal, responsable de la conservación y publicación de buena parte de su obra. Hoy sabemos, además, que durante los siguientes años Anita compaginó su pasión amorosa y su cuidado de Annemarie (a la que ayudó a desengancharse de la morfina) con su colaboración con los servicios secretos estadounidenses en varias misiones de alto riesgo para ayudar a derrotar al régimen nazi." Extracto nota de los editores.
Annemarie Schwarzenbach (Zúrich, 1908-Sils im Engadin, 1942) fue un icono de la época de entreguerras, en la que destacó por su belleza andrógina. Llevó una vida intensa, errante y arrebatada que acabó demasiado pronto, pero el peso de la leyenda y la aureola de malditismo no eximen de acercarse a su literatura. Inquieta y apasionada, tuvo numerosos amoríos y serios problemas con el alcohol y las drogas, pero fue también una mujer de avanzadilla que se doctoró en Historia, ejerció como arqueóloga, periodista y fotógrafa, y escribió novelas y relatos donde recreaba sus viajes por Persia, Afganistán, Rusia, el Congo o los Estados Unidos. Sus obras destacan por su estilo reflexivo y lírico y por su atención a cuestiones como la identidad, la alienación y la búsqueda de libertad, especialmente sugestivas para los lectores actuales.
A decir verdad, esperaba algo distinto cuando descubrí este libro y leí la sinopsis. Que el libro esté compuesto puramente por las cartas que Rilke y Anita se mandaban me parece precioso, pero como algunas se perdieron siento que es difícil seguir el hilo de sus conversaciones, además de que el lenguaje utilizado a veces acaba siendo pesado. Esperaba también que se indagara más en la historia de amor de Anita con otra mujer, de la que se hace mención en muy pocas ocasiones y entrando en tan pocos detalles que casi ni se comprende.
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"¿Por qué no seré uno de esos poetas capaz de celebrar lo que le atormenta?” -Sí, Anita, yo me pregunto lo mismo-.
Uno de mis anhelos más profundos en los últimos años es el de encontrar un mentor. En otros momentos de mi vida, he tenido grandes guías, pero esas relaciones duraron hasta que nuestro vínculo externo se extinguió: el colegio se acaba, la universidad termina, el primer trabajo pasa. En esta etapa de incertidumbre y desasosiego de entrar a actuar –cual puesta en escena– en la vida de adultez, un mentor es esa figura que no brinda las respuestas, pero que hace más livianas las preguntas.
Anita Forrer buscaba orientación ante la incomprensión de sus emociones frente a su iniciación en eventos aparentemente simples, pero que forman el carácter de afrontamiento ante la vida: la primera decepción de amistad, un amor prohibido por estándares sociales, la soledad de la juventud, el dolor de sentirse incomprendida, el vaivén emocional ante la rutina, la presión por encontrar marido y formar familia, etc. La joven encuentra en el consagrado poeta Rainer Maria Rilke su mentor. ¡Qué afortunada de contar con la sabiduría y escucha de una de las mentes más agudas de su época! Este libro es una recopilación de su correspondencia, que presenta cómo la zozobra de Anita recibe un bálsamo en la lucidez del poeta, su maestro de vida. Ella tenía una profunda “ansia de ser entendida”; el poeta, paciencia y dulzura para entender.
Rilke enseña la forma de vivir como un poeta: una constante decisión afirmativa, paciente y valiente frente a la vida. A pesar de ser un escritor prolífico, le explica a la joven que el impacto vital no llega necesariamente de la prosa o el verso; porque, “los libros sobrecogen, sí; pero luego uno los suelta”. Por el contrario, de la capacidad que tenemos para dejarnos afectar por la vida misma, de la forma en que nos volvemos seres permeables frente a eventos externos para reforzar nuestra “robustez interior” por cómo el corazón se ve afectado una y otra vez.
La vida actúa a su manera; el voluntarismo está condenado al fracaso. O como Rilke lo expone: “El ser humano, de su propia iniciativa, destruye muchas cosas, y no se le concedió la capacidad de regenerar ninguna. La naturaleza, en cambio, tiene todo el poder curativo. Es cuestión de no atosigarla o irrumpirla”. Valiosa lección sobre todo en la juventud, cuando se cree, por falta de experiencia y humildad, que la voluntad de poder supera cualquier obstáculo o límite. Que el ser humano es capaz de moldear su realidad y entorno como si fuera una figura de barro, solo para chocar bruscamente con la desazón y dureza de la vida. Rainer explica: “la realidad es siempre más grande que la imagen que de ella tenemos”. En ese punto radica la posibilidad de la existencia más plena. Se requiere vulnerabilidad para ser afectado y transformado por el mundo. “La vida habría que vivirla en plenitud, manteniéndose abierta a todo”, Rilke sintetiza. Pero esta transformación solo llega cuando se tiene el coraje de vivir el movimiento, de “no quedarse atascado”. Incluso si nos dirigimos y sentimos lo más arduo, vil, insufrible y miserable, en esos momentos, “quiere decir, siempre, que ya estamos cerquísima de la transformación”.
La vida a lo poeta también implica un retorno a la esencia y a la agudeza, al dejarse sorprender por lo antes era inocuo o intrascendente. En una misiva, Anita le expone su intranquilidad por el descontrol de su emocionalidad; incluso, afirma: “en mi cabeza sólo se ha desarrollado el lado emocional, no me parece que haya mucho intelecto”. Mientras que para algunos la felicidad llega “como llovida del cielo”, para otros –me incluyo– requiere más trabajo y esfuerzo. Rilke transmite tranquilidad. La solución de la mayoría de inquietudes vitales reside en desviar la mirada hacia los “pequeños usos”: circunstancias que generan alegría, tal como “coger en la mano una flor o acariciar un perro”. La serenidad no es más que una cuestión de enfoque.
El desvío –o quizá engaño– de la atención ayuda en el largo horizonte temporal. El tiempo sana. “Algunas de tales preguntas la vida se las va quitando poco a poco del corazón sin que ella se dé cuenta; otras se quedan y algunas hay que se añaden”.
Finalmente, se empieza notar ligeramente más certidumbre y decisión en Anita, así como mayor distancia y silencio de su mentor. Rilke sabía desde el principio: su deber era fomentar la autonomía de la joven y su responsabilidad establecía “liberar a su discípula de sí mismo”.
Tal vez esa es la magia de los mentores, su labor, incluso antes de comenzar, tiene fecha de caducidad. Rilke, al menos por unas páginas o días, fue un mentor para mí, que con su paciencia le recordaba a Anita palabras que robé para mí: “La vida está empezando para usted […] ¡y la primavera es inminente!”
“Usted es tan joven, está tan lejos de toda iniciación, que quisiera pedirle, lo mejor que sé, querido señor, que tenga paciencia con lo que no está aún resuelto en su corazón y que intente amar las preguntas por sí mismas, como habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua muy extraña. No busque ahora las respuestas: no le pueden ser dadas, porque no podría vivirlas. Y se trata de vivirlo todo. Viva ahora las preguntas. Quizá después, poco a poco, un día lejano, sin advertirlo, se adentrará en la respuesta.”
“un día, la muchacha y la mujer serán. Su nombre no significará ya una mera oposición a lo masculino, sino algo por sí mismo, algo que no sugerirá ya complemento o límite y sí, en cambio, vida y existencia, la persona femenina.”🧍🏻♀️🧍🏻♀️🧍🏻♀️
“ Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. ”
“ Pues, para un espíritu creador, no hay po-breza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. ”
Correspondance très intéressante entre une jeune fille de la bourgeoisie suisse et le poète tchécoslovaque autrichien Rainer Maria Rilke. Il est intéressant pour l’époque de voir la réaction de cet homme qui pourrait être son père à la découverte de l’homosexualité de son interlocutrice.