Em tempos em que no mundo inteiro lê-se cada vez menos, Antoine Compagnon propõe-se corajosamente a responder à pergunta que intitula sua Aula Inaugural no Collège de France : Literatura para quê ? é uma reflexão lúcida sobre os poderes da literatura que coloca em relevo a convicção de que a literatura ainda cumpre uma função no mundo de hoje. E que seu papel continua a ser insubstituível.
Professeur de littérature française à la Sorbonne, à l'université Columbia de New York et au Collège de France
Né le 20 juillet 1950 à Bruxelles, dans une famille de six enfants. Son père, le général Jean Compagnon fait la guerre de 1940 puis les guerres d’Indochine et d’Algérie. Orphelin de mère à quatorze ans, il passe son enfance à Londres, Tunis, Washington et fait sa classe de rhétorique dans un lycée militaire de la Sarthe.
Ancien élève de l'Ecole polytechnique, ingénieur des ponts et chaussées et docteur ès lettres, Antoine Compagnon est maître de conférences à l'Ecole polytechnique (1978-1985), professeur à l'Institut français du Royaume-Uni à Londres (1980-1981), à l'université Columbia à New York depuis 1985, à l'université du Mans (1989-1990) et à l'université Paris 4 (1994-2006). Il est également membre du Conseil national de l'enseignement supérieur et de la recherche (Cneser) de 2002 à 2007 et de la Commission Pochard sur la revalorisation du métier d'enseignant (2007).
Professeur de littérature française au Collège de France depuis 2006, il est membre, entre autres, du comité de rédaction des revues telles que Critique, The Romanic Review, Bulletin de la Société des amis de Montaigne, The French Review, Genesis, Cambridge Studies in French, L'Année Baudelaire, Revue d'histoire littéraire de la France, Les Cahiers du judaïsme. Spécialiste de Montaigne et de Proust, il écrit de nombreux ouvrages sur la littérature.
En 2012, il reçoit le titre de Professeur Honoris causa d'HEC : « La littérature, ça paye ».
Antoine Compagnon est chevalier de la Légion d'honneur et commandeur des Palmes académiques.
"La literatura debe ser leida porque ofrece un medio, algunos inclusive dirán que es el único, de preservar y transmitir la experiencia de los otros, de aquellos que se han alejado de nosotros en el tiempo y en el espacio, y que son distintos a causa se sus condiciones de vida. Nos hace sensible al hecho de que los demás son muy diversos y sus valores son diferentes a los nuestros."
Transcripción del discurso de investidura de Antoine Compagnon como catedrádico en el Collège de France en 2006 (posición que ocupó hasta el 2021). En el discurso, el profesor dibuja una cronología histórica del estudio de la literatura con el objetivo final de presentar su propuesta de cátedra para la institución francesa.
La verdad es que no es un texto que me halla resonado especialmente por el modo en el que está escrito: se presenta como un texto interrumpido compuesto por citas, ideas, conceptos... que funcionan más por suma de individualidades que por el conjunto. El resultado es una suerte de collage muy parecido a La utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine.
Sin embargo, la parte positiva es el número de ideas y citas célebres que nos arroja—todo sea dicho, de una brillantez deslumbrante—. Compagnon se aupa a los hombros de los más grandes (para expresar las bondades más remarcables de la literatura.
Me quedo con dos ideas especialmente relevantes. La idea arrojada por Bergson de que la literatura nos sirve para revelar y dar claridad a aquello que ya estaba en nosotros pero que hasta ese momento no habíamos conseguido iluminar con claridad—con palabras, al fin y al cabo—. Y la segunda es una cita de Prévost que dice que la literatura sirve como instrumento moral, pues es en ella donde las reglas abstractas y poco concretas del bien y del mar toman forma, y por tanto, se aprenden realmente.
“Leemos porque, aunque leer no sea indispensable para vivir, la vida es más agradable, más clara, más rica para aquellos que leen que para aquellos que no lo hacen. En un sentido más simple todavía: vivir es más fácil para aquellos que saben leer, no solamente las noticias, las instrucciones de uso, las ordenanzas, los periódicos y las papeletas de voto, sino también los textos literarios.”
Compagnon defiende que, aunque podemos vivir sin literatura, leer nos permite explorar en el presente y en el pasado, conocer, tener otros puntos de vista y, definitivamente, vivir una vida más feliz. Un discurso precioso.
“Leemos porque, aunque leer no sea indispensable para vivir, la vida es más agradable, más clara, más rica para aquellos que leen que para aquellos que no lo hacen. En un sentido más simple todavía: vivir es más fácil para aquellos que saben leer, no solamente las noticias, las instrucciones de uso, las ordenanzas, los periódicos y las papeletas de voto, sino también los textos literarios”.
El premio Nobel de Literatura portugués José Saramago, en una entrevista con Jesús Quintero, dijo que la persona más sabia que conoció fue su abuelo, que no sabía leer. Está claro que leer no hace mejor a nadie —ojalá fuera así—, pero sí aporta conocimiento y entretenimiento, además de poder despertar emociones en ti. Son las típicas cualidades que suelen exponerse del hábito de la lectura, y una oda a la literatura es lo que hace Antoine Compagnon (1950) en este libro. Compagnon es catedrático de Literatura Francesa en la Sorbona de París y en Columbia, en Nueva York. ¿Para qué sirve la literatura? Es, en realidad, un discurso que el propio Compagnon leyó en la sección inaugural de la Cátedra de Literatura Francesa Moderna y Contemporánea en el Collège de Francia, el 30 de noviembre de 2006.
¿Es la literatura útil? ¿En qué sentido? ¿Hasta qué punto? Consideremos desde el principio la utilidad de lo inútil —como el título de ese libro tan necesario de Nuccio Ordine—. La literatura tiene una innegable utilidad desde que entendemos que aquello que no aporta nada material no tiene por qué ser inútil.
Sobre temas como estos habla Compagnon en el libro, defendiendo la lectura de cada obra dentro de su contexto y del público para el que fue escrita. Habla también, quizás en exceso, de teorías del siglo XIX, de autores, de teóricos e historiadores literarios, aunque es a partir de la segunda mitad del volumen brevísimo donde aborda la realidad de la literatura y su esencia.
Actualmente, las tecnologías quitan mucho tiempo de lectura. El sistema de vida actual, donde estamos la mayor parte del tiempo ocupados en tareas laborales o del hogar, nos abruman y el tiempo de ocio que nos queda, a veces misérrimo, preferimos pasarlo viendo la televisión o haciendo scroll en las redes sociales para desconectar. La lectura es un acto que requiere concentración y esfuerzo, y en una sociedad tan atareada muchas veces se priorizan otras actividades más relajantes o proclives a hacernos desconectar.
La literatura, por tanto, recibe menos nuestro tiempo. Y esto repercute en todos sus ámbitos. Compagnon nos dice que la literatura en los periódicos está muriendo. ¡Y la propia prensa en papel también, Antoine!
Son tiempo de renovar conceptos, modelos y sistemas, y la literatura está sufriéndolos a gran escala. Por suerte, hay plataformas online donde los lectores pueden imponerse retos lectores y, al igual que una red social, pasar su tiempo de ocio entre libros, pero esto parece solo para los más enfermos de literatura. Para el resto de los mortales, los que antes eran lectores asiduos, ahora apenas le prestan atención a la literatura.
Esto lo encontramos desde los inicios, en los colegios e institutos. ¿Por qué defender las lecturas obligatorias allí? Yo estoy en contra de las lecturas obligatorias por experiencia propia. En el instituto, en mi clase, de dos docenas de alumnos los que leíamos el libro de comienzo a fin podían contarse con los dedos de una mano. ¿Por qué hacer el paripé de obligarles si luego sacarán el resumen de internet y el profesor se creerá que lo han leído pese a que se ponga muy bien puesto?
Al alumnado, en mi opinión, hay que introducirles en la literatura, hablarles de ella no como una tarea, sino como ocio, porque si no la odiarán y no habrá remedio. Hay que hablarles de los libros, de las historias, de lo que nos pueden transmitir. Creo que todas las personas tienen un libro que les podría marcar o, al menos, gustar. Lo que hay que hacer es darles las herramientas para que se adentren en el mundo de la literatura y lo encuentren. Y si disfrutan con uno, se lanzarán a por otro. No hace falta que lean cincuenta libros al año, quizás solo se lean uno, o dos. Pero no odiarán la lectura porque en el instituto se les obligó y se vieron obligados a buscar el resumen en internet.
En definitiva, Compagnon viene a defender en cierto modo que cualquier pasado fue mejor. La literatura instruye y causa placer, ¿pero es necesario que aporten esto? Están por un lado los defensores del arte por el arte, y luego los que defienden que la literatura debe tener una función. La literatura sirve para conocer mejor la vida en general y la tuya en particular, y te ayuda a conocerla mejor que cualquier tratado filosófico o ensayo humanista.
La literatura es el antídoto contra la filosofía y la religión. Compagnon, por esto, expone las virtudes de la literatura y cita a numerosos autores en un tono culto. No es de sus obras más conocidas, como puede serlo Mi verano con Montaigne, pero en esta obra tan breve se forma un ecosistema en el que dice que la literatura, al igual que el cine y la música, aporta algo único en su forma artística que el resto de las manifestaciones como las susodichas no pueden, y viceversa. En efecto, se complementan.
La literatura, en definitiva, está resistiendo envites cada vez más agresivos de estos tiempos donde el ritmo de vida y la multitud de ofertas de ocio la apartan de la vida de muchas personas que antes fueron lectores o lectoras. Hay que seguir defendiendo la literatura, y la mejor manera de hacerlo es leyendo.
Un ouvrage des plus intéressants, et intelligemment écrit. On ressort de cette courte lecture l'esprit décidé à aimer la littérature comme elle le mérite, tout en continuant une certaine méditation sur les propos de ce discours d'Antoine Compagnon au Collège de France : la littérature a-t-elle une fin essentielle à l'homme et à son existence ?
Une lecture intéressant qui force a réfléchir. Passionné de littérature il est indispensable de continuer à la faire valoir. Elle provoque une expérience et une compréhension unique du monde. Vision qu'elle seul peut donné. Un peu sceptique du format et de la durée de l'oeuvre. J'ai cependant apprécié.
Algunas de sus páginas son interesantes y, aunque al principio se centra demasiado en los autores y en un contexto francés, algo por otro parte lógico por el cariz de la obra (es la lección inaugural de la cátedra de literatura francesa del autor), termina hilvanando ideas interesantes sobre la utilidad de la literatura que hoy, más que ayer, está en disputa.
"El ejercicio nunca cerrado de la lectura sigue siendo el lugar por antonomasia del conocimiento de uno mismo y del otro; descubrimiento, no ya de una personalidad compacta, sino de una identidad obstinadamente en devenir"
J’avais ce livre dans ma PAL depuis des années et je ne me sais pas comment il y est arrivé, ce livre ne ressemble en rien à ce que j’ai l’habitude de lire et ne m’a pas donner envie de lire plus de livres de ce genre.