Aerith quiere la verdad y está dispuesta a pagar el precio que sea para tenerla, incluso si eso supone ir en contra de su propia madre.
Aerith odia las mentiras. Las ha odiado desde que tiene uso de memoria, no puede con ellas. Y para su desgracia, la gente de su alrededor lo único que hace es mentirle con la excusa de que es lo mejor para ella, que solo intentan protegerla.
Cuando, por enésima vez, su madre decide cambiar de casa y mudarse, llegan a West Salem, un pequeño pueblo rodeado de misterio que esconde mucho más de lo que parece y que hace que poco a poco todo se desmorone en su vida.
La gente en la que debería confiar le ha fallado y las nuevas personas que conoce no se ganan del todo su confianza. Con el tiempo, todas las situaciones que vive ponen a Aerith en jaque, tanto, que no es capaz de diferenciar el bien del mal y de lo que es correcto de lo que debería serlo.
Ella es el hada de fuego y, por eso, es inolvidable.