La narradora de Yo, mentira es una mujer que ronda los cuarenta, está casada con «el Escritor», es madre de un niño pequeño y empleada en el departamento financiero de una empresa. Pero estas definiciones están vacías; ella no sabe quién es o, peor, si es alguien. Una vez se sintió auténtica, pero eso fue hace muchos años, cuando era cajera en un supermercado. En el presente, su sensación de desengaño y de vacío se han vuelto asfixiantes, y las dudas la persiguen del parque al coche, de la oficina a casa. La necesidad brutal de ser otra la lleva a romper su burbuja y estropearlo todo. Ya habrá tiempo después para recoger lo que se salve.
Narrada en una primera persona que destila honestidad, esta novela se adentra con perspicacia en los claroscuros de la intimidad de una mujer. Silvia Hidalgo abraza la ironía y el sarcasmo para interpelarnos con frases directas y brillantes acerca del fracaso, el engaño, la pareja, el deseo y el cuerpo.
¿Quién soy yo ahora? ¿Soy sólo madre? ¿Queda de mí algo más que eso? La historia nos acerca a la crisis de identidad que muchas veces va asociada a la maternidad, a los roles que impone la sociedad, y a los que nos auto- imponemos nosotras mismas. El querer volar, pero a la vez no querer, los miedos, la necesidad de encontrar un lugar ajeno donde poder ser otra a ratos…
Me ha gustado mucho, es una historia que te remueve y te hace reflexionar con la intensidad justa, y en la que me he visto reflejada en varias situaciones
“Me ensueño con una pérdida total de memoria, con empezar de nuevo, aunque probablemente elegiría la misma historia otra vez”
Compré Yo, mentira de Silvia Hidalgo porque alguien con criterio, no recuerdo quién, lo recomendó. «Una novela diferente» o algo así dijo. ¿Por qué caí con ese reclamo? No lo sé, supongo que respeto el criterio de ese alguien. Bien, si hay algo que Yo mentira no es es diferente. Es otra novela más sobre lo mismo, una narradora sin nombre, de cuarenta años, con un marido, El Escritor, y un hijo, El Niño, al que dedica su tiempo. Se siente perdida, aburrida, harta de sus rutinas, se ve poco interesante y nadie le interesa. Se dedica a flotar en la vida llevada por la corriente. En su trabajo se aburre, se fija en un compañero de trabajo que misteriosamente también se fija en ella y tiene una aventura que acaba confesándole al marido.
Quizás es que yo ya estoy harta de estas historias, a lo mejor he leído demasiadas o, a lo mejor, a pesar de que Silvia Higaldo escribe bien no me creí absolutamente nada de lo que ocurre en esta novela, no me importaron los problemas de la protagonista, no me conmovió su sensibilidad ni me emocionó nada de lo que le ocurre o deja de ocurrir. Me aburrí.
«Cuando volvemos a casa, todo huele a podrido. Se fue la luz o alguien la quitó. En todas las acusaciones anónimas ese alguien soy yo. Soy el alguien que dejó la leche fuera, que no abrigó lo suficiente al niño, que olvidó recoger la ropa seca cuando empezó a llover. No pasa nada, le puede pasar a cualquiera. Me he convertido en ese alguien y también en cualquiera. Pronto seré nadie».
Qué voz tan potente la de Silvia Hidalgo y qué historia tan estimulante incluso para una persona como yo, que no tengo nada en común con su protagonista y que, aun así, me ha atrapado de principio a fin. Me ha encantado cómo esa mujer me cogía de la mano y me dejaba acompañarla hasta sus lugares más íntimos. Este libro está lleno de frases tan veraces que me molesta no haberlas pensado yo. En resumen: es mejor este libro que mirarse en ningún espejo.
Es curioso que el libro se llame «Yo, mentira» y la protagonista derroche, precisamente, honestidad a borbotones.
La prosa de Silvia Hidalgo es sencilla, fresca, adictiva, sarcástica… me ha gustado muchísimo. Un libro sobre la crisis de identidad que a menudo trae consigo la maternidad, sobre el deseo de jugar a ser otra incluso cuando aparentemente nada en nuestra vida nos da razones para no querer ser quienes somos (aunque, en realidad, sí las hay: nos las deja ver por la mirilla con asombrosa sutileza). Una protagonista a la que, a ratos, me daban ganas de zarandear, y a ratos, de abrazar y arropar con una mantita y un café templado.
Probablemente lo que más amé de este libro fueron esas pequeñas expresiones de amor y cuidados, de confusión y de nostalgia. Esos pequeños gestos de preocupación, solemnidad y deterioro propio. Ese mirar cansado y al mismo tiempo expectante. Las acciones dicen más que las palabras, pero muchas veces son las palabras, lo expresado, lo dicho, aquello que nos permite detenernos, dar una bocanada de aire fresco, y avanzar.
Propuesta interesante de Silvia Hidalgo, reflejando muy gráficamente la crisis, depresión (en teoría absurda) e inquietudes que siente una mujer de posición acomodada al ir abandonando la juventud, aun a pesar de estar en una situacion en apariencia sólida y con los objetivos de una vida supuestamente cumplidos. Aunque esta bien escrito, el único "pero" que le pongo es la falta de originalidad de la novela, me suena un argumento muy parecido en J. Offill, Dpto de especulaciones.
Opinión: Yo mentira nos habla de la falta de identidad que podemos llegar a sentir en algún periodo de nuestra vida. Como la rutina del día a día, nos lleva a tal punto que nos hace olvidar quienes somos realmente. Me he sentido reflejada en algunos escenarios de esta historia. La narración es amena, cuidada y te atrapa desde las primeras páginas. “Finjo como quien oculta algo, una mentira o una culpa. La de no sentirme lo feliz que debería”
Llevo ya unos años diciéndole a la gente que, si pudiera, querría pasar de tener 39 de edad a los 60 directamente; que yo nunca seré una de esas cuarentonas. ¿Por qué es entonces que disfruto tanto leyendo sobre ellas? 🍷
Doy las brazadas concentrada, mis brazos y piernas se hacen más largos, mi cuello se estira, ni siquiera levanto la cabeza para respirar. No sé por qué imagino que me persigue un tiburón, tampoco sé en qué apoyo la idea absurda de escapar con vida. Pero no he debido de hacerlo mal porque, cuando termino, tanto mi renacuajo como mi monitor sonríen, me enseñan sus dientes; desde aquí diría que tienen varias hileras.
“Nada de lo que pasa en mi vida es malo, sólo normal”.
Para mí esta frase resume la esencia de YO, MENTIRA de @lacallarga SILVIA HIDALGO, porque… ¿si todo va bien porque me siento mal? Es un pensamiento algo recurrente ahora mismo, a mi alrededor, lo que pasa es que no se puede hablar con todo el mundo, si acaso con unas pocas personas de confianza, de esas que caben de sobra en los dedos de las manos. Y es que nadie quiere parecer una loca insatisfecha.
Tanto pensamiento positivo y… ¿dónde ha quedado el derecho, la libertad de sentirse triste? Sí, sin motivo alguno, porque, a veces, simplemente no lo hay. Todo va bien. Todo está bien.
La protagonista es una mujer en la cuarentena, con una vida convencional. Una mujer con una familia, con una profesión, con cultura, con recursos económicos… con todo, pero que siente que se ha perdido a sí misma en el camino de esa normal existencia, que no se reconoce. Una #CrisisExistencial en toda regla.
Libro corto con frases cortas, aparentemente poco literarias, pero cargadas de significado que te adentran en la mente de la protagonista, una intrusión consentida en sus pensamientos, en sus emociones. Una novela íntima y honesta. #SinFiltro
La novela es una vomitona de todo lo que pasa por su cabeza. Por la suya, por la mía y por la tuya seguro que también, independientemente de las concretas circunstancias personales de cada una, o que sean más o menos similares a las de la protagonista. Una mujer anónima que somos todas. Rutina, miedos, dudas, contradicciones, pérdida (o búsqueda) de la identidad, desencanto y culpa. La peor de todas. “La culpa de no sentirme lo feliz que debiera”, dice su protagonista.
¿La recomiendo? No lo sé. Tienes que encontrarte bien, fuerte, ser crítica, estar dispuesta a asumir cosas… No apta para todos los públicos, pero (¡ojo!) no pasa nada, está bien.
📚 La cita resume de qué va la novela. Un devenir de capítulos en los que la protagonista relata hechos, dudas y elucubraciones varias sobre su matrimonio, maternidad, trabajo, cuerpo y personalidad. No hay certezas, no hay razones para sus decisiones (no que yo haya podido leer y/o sabido interpretar). Sí expresa una gran insatisfacción por todo, aunque no comprendí bien su por qué.
📖 ¿Mi reseña es confusa? Bueno, así quedé al terminar esta lectura. No entendí a la protagonista que, en 1ra persona, va contando su diario vivir. Felizmente casada pero con fantasías y deslices fuera de casa. Madre amorosa pero débil. Profesional exitosa pero cansada...y así. Un continuo sí, pero no.
📖 Por eso diré que me resultó entretenida pero superficial. Ágil pero sin sustento. Graciosa por momentos pero sin superación de los mandatos que las mujeres padecemos: belleza hegemónica, "vocación de servicio", bienestar culposo y buena disposición permanente aunque no se tenga ganas.
En fin, seguro soy yo y mis circunstancias, así que si la quieren leer... ¡Adelante!
Escrito como una especie de diario. Muy ameno de leer. La protagonista es una mujer de unos 40 años con un niño de cinco, trabajo en una oficina y un marido Escritor. Ha hecho todo lo q la sociedad propone para ser feliz. Es madre, esposa, trabajadora, es alguien, no es nadie.... Pero ella no es feliz y no se encuentra a si misma. Es una historia de crecimiento personal, en la q no hay nombres (está el Escritor, el indebido, el niño, el tinieblo...) puesto q cada uno representa a un colectivo. Vemos cómo ella busca ser perfecta y no lo consigue y comienza a saltarse normas: matrimoniales, laborales, maternales.... Necesita redescubrirse como persona y saber si acepta esa vida q ha construido por normativa social o no. Toca muchos temas actuales de nuestro tiempo. Me ha encantado, me he sentido identificada en buena parte del relato y me ha ayudado personalmente. Lo recomiendo a mujeres y hombres con niños pequeños y una vida de clase media acomodada; les ayudará a caer en la cuenta de muchas cosas y a preguntarse q quieren, en q punto están y a reencontrarse como personas únicas. Cada uno tenemos q encontrar nuestro camino de crecimiento y plenitud.
4.2/5⭐️ Esta novela es prácticamente una crónica de la cotidianidad, de la incapacidad para lidiar con el aburrimiento y de la frustración de envejecer. Con un humor muy agradable y frases muy potentes, explora la crisis de una mujer que tiene todo eso a lo que tradicionalmente se aspira, pero desea encontrar algo nuevo, y la única manera en que sabe moverse para intentar salir de esta depresión es intentando sobrepasar todos los límites. Es honesta, vulnerable, graciosa y contradictoria. Muy recomendable para el tipo de lectorxs que les interesa el tema de lo cotidiano y los personajes que tienen una vida demasiado mundana, sin heroísmos ni conflictos capitales, simplemente una vida común y corriente, con toda la belleza y aburrimiento que involucra.
Este libro es reflexión en sí mismo. Son pensamientos que todos compartimos pero nadie sabe que lo hacemos. Es esa necesidad de cambiar, de no ser quien se es. El yo real y el yo imaginario. También es bajar del altar al amor, las relaciones, la pareja, la maternidad. Es hacerlo terrenal, palpable. Es imposible no sentirse identificada en sus páginas. Me gusta cómo termina los párrafos, con frases que resumen bien la importancia que a veces se le da a todo lo que ha pasado. Un accidente, sí, pero el niño tiene piojos. Se hace ameno y es cortito, así que es una lectura obligatoria de fin de semana. Lo recomiendo muchísimo. .
Hace poco leía en el primer número de la revista fotográfico-literaria "Esto es un cuerpo" una entrevista a la directora y a la diseñadora de la editorial Tránsito en la que hablaban sobre la necesidad de incomodar y el compromiso de publicar a mujeres. Este libro es, ante todo, una mirada incómoda a la experiencia de una mujer en su cuarentena que ni se siente una profesional competente, ni una buena madre ni una buena esposa. Es un diario sobre la culpa, el dolor y la ironía ácida que queda resiliente como único elemento al que aferrarse cuando una se odia más de lo que nunca pudo odiar a nadie.
Sobre la rutina. Sobre ser madre de, esposa de, trabajadora para. Sobre eso que nos repiten de que “la gente alegre molesta menos”. Sobre desaparecer.
“Hacía tiempo que no me enfadaba con alguien que no fuera yo misma. Sienta bien, es una energía que se propulsa desde mi pecho hacia fuera y no hacia adentro por una vez”.
Mi mejor libro del año, el más íntimo y el más sincero. El personaje con el que más he conectado desde que leo.
La calidad literaria de Yo, mentira es espectacular, de lo mejor que he leído. Es directo, es certero, es una sucesión de sensaciones. Creo que refleja muy bien, sin caer en tópicos, las bambalinas de las relaciones largas y la complejidad humana.
Lo que más me ha marcado de este libro es, sin duda, cómo la narración encaja a la perfección con la historia. Intranquila, dura, directa, perdida en muchas ocasiones.
Es un libro que merece un debate posterior y, seguramente, una relectura en diferentes etapas de la vida.
“Necesito que el olor a sexo impregne las sábanas, dormir con los muslos viscosos y despertar con la boca seca y salada, como una náufraga a la que han sacado de los pelos desde el fondo del mar”.
Este libro ha llegado a mis manos en el momento justo, en el momento preciso, ni antes ni después: cuando lo necesitaba, como si yo le hubiese llamado y él hubiese respondido. Todo un viaje.
Puede que algún día me canse de los libros que relatan en primera persona la crisis de la mediana edad de sus protagonistas, madres más o menos recientes, y la búsqueda de una salida en forma de aventura extramatrimonial: esa fusión orgiástica que, decía Erich Fromm en El arte de amar el mes pasado (lo dijo hace 60 años, pero leer lo leí en octubre), es una solución transitoria, pero acaso en ese momento no se necesite más.
Puede que me canse algún día, decía: no será hoy.
Cogí esto sin haber oído hablar del libro ni de su autora (sí de la editorial), guiada por la recomendación de la biblioteca, la sinopsis y el color de la portada, y no pude acertar más: me dejó sin aliento desde el principio, pocas veces marqué tantos párrafos en una obra tan breve, no me dio tregua, empaticé como nunca (yo, que empatizo casi siempre) con la protagonista.
Solo le pongo una pega, y es que me recordó demasiado a La mejor madre del mundo, de Nuria Labari, que leí hace no muchos años: la temática, el desarrollo de la trama, el estilo, el ritmo y hasta la forma de hacer propios mediante mayúsculas los nombres comunes. Eso me hizo torcer el gesto un poco hacia el principio, pero enseguida adquirió entidad propia.
En definitiva: un recomendable libro sobre la búsqueda de la identidad y de nuestro lugar en el mundo, que se lee sin descanso y golpea profundo.
Silvia Hidalgo desgrana “Yo, mentira” con un estilo sencillo, directo, sin filtros que endulcen la realidad incómoda de la protagonista; creando así una atmósfera contagiosa, plagada de reflexiones vitales, un camino espinoso y solitario a recorrer en busca de una misma. Dice la protagonista: “Yo he ido dibujando sobre mi cuerpo el mapa de un país en guerra”; porque cada cambio físico, emocional, laboral o familiar supone un período de aceptación y adaptación. Reconocerte en esa imagen cambiante del espejo a lo largo de los años, la lucha descarnada entre perseguir tus sueños o intentar cumplir con los roles sociales que se esperan de ti, romper con el mito de la maternidad perfecta para ir escribiendo a golpes tu propio manual de instrucciones, la agotadora conciliación femenina ante el poder indestructible e invariable de los hombres en el trabajo, la demoledora rutina,... En definitiva, una vía directa a la pérdida de identidad, a la necesidad exorbitante de que te quieran y te vean cueste lo que cueste, sacrificándote en el trayecto en pos de quién sabe qué. Hidalgo te arroja al borde del precipicio, a ese temor constante a verte reflejada en las palabras y/o acciones de la narradora, a tener que reconocer que quizás no estés tan bien ni seas tan moderna y feminista como pensabas. Sin embargo, el poder de sus palabras también te ofrece la oportunidad de sentir que “no estoy sola, que ahora pertenezco a un grupo, a un colectivo, a un porcentaje.” Y el regusto final de saber que todas las respuestas están dentro de una misma, que VIVIENDO a pesar de las circunstancias, volverás a reconocerte en ese reflejo.
Este libro me lo tuve que leer para el curso de "Escribirse, escritura íntima" de Retiro de Escritoras que hice el pasado diciembre. Es un libro que cada día que me sentaba a leerlo me dejaba una sensación muy pesimista de la vida. Sentía que la vida de la protagonista no tenía mucho sentido, que iba por la vida sin rumbo, que había perdido todos sus sueños y ambiciones desde que se casó y fue madre, que siempre anteponía a los demás. No quiero llegar a sentirme nunca como ella.
He leído este libro muchas veces “el marido”, “el hijo”, incluso la prosa es similar a la de otras autoras que escriben sobre el mismo tema (la crisis de los 30/40… el affaire). Aún así, me parece que está muy bien escrito y que tiene frases ingeniosas. Perfecto para un par de tardes en la piscina.
Yo, mentira es un libro sobre la crisis, las dudas, las emociones que atraviesan a algunas tras la maternidad. Es un libro que puede incomodar y, precisamente por eso me ha gustado. No es para todo el mundo, pero no pasa nada.
“Permanecemos así. Todo parece menos frágil ahora, diría que inmutable; aunque el cielo ya muda a naranja y rosa, y lo cruzan aviones y yo los veo desaparecer, desvaneciéndose cuando escapan a mi vista.”