“Hay un punto en que la literatura es como la guerra: hay que pelear fuerte” llegó a decir Feiling algunos años antes de su muerte. Y en El agua electrizada esa pelea se da en cada coma, en cada punto, en la estructura misma de cada frase. Destila la novela una formación clásica en Letras: citas en latín y en francés. También en inglés, la lengua de su casa. Es así como Feiling escribe una novela doble o incluso triple: por un lado, la historia de un dudoso suicidio que a su vez conecta con la misteriosa muerte de dos mujeres. Por otro lado, la de los lectores, que corremos tras la pista filológica y gramatical. Y por último: la que se corresponde con la senda de una sintaxis única. Como ha dicho Daniel Guebel, Feiling inventa una lengua. Y la inventa para hablar del crimen de un militar; para darle voz al detective, Tony Hope, que deja la Marina por las letras; para reescribir una historia de la violencia política en la Argentina. Y en ese entramado polifónico de autor hiper culto, académico y a la vez moderno, desafía las convenciones gramaticales. La definición de Guebel gravita sobre El agua electrizada: policial negro, pero también autobiografía y reescritura de la telaraña de las relaciones cívico militares que sostuvieron el golpe de estado de 1976 en la Argentina. Hay en Feiling una suerte de escritor de culto, de aquellos que mueren tempranamente y dejan atrás una obra genial. como esta novela, que se ubica entre la academia y la calle; entre el detective más irreverente del policial negro y el caballero inglés; entre la ficción y la parte más sórdida historia de la argentina de los 70 y los 80.
Licenciado en Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires, fue profesor de Latín y Lingüística en la URA, de Filosofía en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y en la Universidad de San Andrés, y de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Nottingham (Inglaterra).
Debe ser, si la memoria no me traiciona, la tercera vez que leo esta novela de C.E. Feiling o "Charlie" como le decían los amigos.
Me sigue sorprendiendo por un lado el olvido del cual no lo podemos arrancar y por otro la poca critica y charla que gira alrededor de su obra. Una vez, no recuerdo quién lamentablemente, alguien me dijo: cuando te morís en la literatura argentina, realmente no existís más. Es cierto, aunque alguien me puede decir que solo es cierto parcialmente, morirse en la literatura argentina es llevarse la obra a la tumba. La única palabra que se me ocurre para describir esto es: lamentable.
Feiling es una anomalía en la literatura. Con sus obsesiones, su devoción por el idioma inglés y una inteligencia generosa, Charlie vivió poco pero escribió mucho.
"El agua electrizada" es su encuentro con el policial. Un crimen que no se sostiene en la lógica y un suicidio que no es creíble, son la excusa para construir un policial que se enfrenta a la dictadura, los militares y visita el orden de lo fantástico, anticipando los temas que abordará luego en "El mal menor"
Feiling quiere descabezar de alguna manera el orden de la política argentina y se anticipa a discusiones, modos, maneras y taras que padecemos hoy. Los castigos que se merece la clase media canibal, las elucubraciones de los intelectuales que no llegan a nada, la cobardía que se explicita en los silencios, el abandono y en girar la cabeza para mirar sencillamente hacia otro lado.
Si bien Feiling es un escritor que apunta a contar una historia su uso del lenguaje es exquisito. Donde todos fallan, Feiling triunfa. No solo logra contar una historia, logra empecinarse con el lenguaje y empujarlo a límites que quienes escribimos de manera común, apenas soñamos.
Pienso y seguiré pensando que Feiling es el mejor escritor argentino. Cualquier libro escrito en la actualidad no logra en todas sus páginas la calidad que Feiling logra en una de sus solas frases. Nadie hoy tiene el valor de Feiling para medirse en todos los géneros y para hacer periodismo cultural como se debe.
Creo que es el único escritor argentino que me hubiese gustado conocer. Del resto, vivos o muertos, paso.
Me gusta que Feiling escriba novelas de género. El mal menor es de terror y esta es policial. No sé Un poeta nacional (me encantaría que fuera de ciencia ficción, por ejemplo, pero no sé). Me parece que está muy bueno que juegue con los géneros, porque en el caso de que algún escritor o escritora quiera ir más allá de las reglas de un género primero tiene que conocerlas. En este caso no me interesó tanto la historia que narra pero sí hay otras cosas que me hicieron pensar. La que más me interesa es por qué Feiling pone tantas frases en inglés y en latín. Hay un capítulo que lo dedica casi entero a narrar una situación de examen en la que un estudiante quiere rendir Latín II libre; explica las témporo-causales de cum y la cantidad de las vocales para definir un ablativo de un nominativo en los sustantivos de la primera declinación. A quién le puede importar eso, no sé, y menos le va a importar a alguien que vio latín básico en la escuela y nunca más. Lo mismo con las frases en inglés. Feiling era de familia inglesa (le dedica la novela a sus padres, y la dedicatoria está, obvio, en inglés) y se entiende que le guste esa lengua y todo, pero incluso siendo una lengua mucho (muchísimo, infinitamente) más masiva que el latín, la pregunta es la misma: ¿por qué tanto de eso? Porque sí, hay un montón. No son dos o o tres frases, en cada página hay algo en latín/inglés. Y eso me hace pensar en la figura del lector: ¿qué lector está pensando Feiling cuando escribe esta novela? ¿Está realmente pensando en un lector, o escribe para él, que entiende perfecto el latín y el inglés? ¿Construye la figura de un lector culto que, como él, entienda todas esas referencias? Hay ahí como una paradoja, porque el policial es un género de esos que se consideraban menores, porque eran para la mayoría, para el público popular, pero al mismo tiempo esta novela está escrita de una manera bastante snob y elitista; non solum por las frases en latín y en inglés, sed etiam por la forma medio confusa que tiene de narrar. El mal menor was definitely a better novel.
Tony Hope, un joven profesor de latín de la UBA, recibe de su madre la noticia de que su amigo de la infancia Juan Carlos Lousteau, alias el Indio, había sido encontrado desnudo y muerto en su baño con un disparo en la cabeza. Un supuesto accidente. Sin embargo, son demasiadas las contradicciones y extrañezas. Irene, la hermana menor de Juan Carlos, quien en otro tiempo había ignorado a Tony, toma presencia en su vida tras la desgracia, y juntos, entre coqueteos intelectuales, comenzarán una investigación personal para descifrar la incógnita de una muerte, la que, a medida que se adentran, más desconcertante se torna. Un disparo con la mano izquierda de un hombre diestro, una supuesta conección con el asesinato de dos mujeres electrocutadas en una bañadera; los militares, la marina, la pornografía. "El agua electrizada" es una novela policial que te atrapa en el primer capítulo. Para los que leyeron a Salvador Benesdra, me hizo acordar mucho a él; a su forma de narrar, a su construcción de personajes, a su voz llena de ironía y sarcasmo, de soberbia. Un escritor brillante que intercala el español, el inglés y el latín. C.E. Feiling (1961-1997) fue un escritor rosarino de familia de origen inglés, lic. en letras y profesor universitario. Llegó a publicar tres novelas; la cuarta no pudo terminarla. Murió a los 36 años.
No puedo ser objetivo con Feiling (borré Charlie y puse su apellido). Siento una afinidad y admiración inconmensurables. A veces pienso que así, como él, me gustaria escribir a mi. Desde que lo descubrí en una mesa de saldos no pare de buscar más e investigar sobre él. Mi prueba de devoción, y extraña muestra de no ansiedad, fue cuando comencé este libro años (mas de una década) atrás y decidí dejarlo reposar porque consideraba no estaba listo.
Excelente policial noir. El protagonista es Tony Hope, ex oficial de la marina devenido en profesor de latin. Trata de atar cabos entre el suicidio de un amigo y la dudosa muerte de dos mujeres a principios de la democracia de los ochentas, con toda la violencia latente en las relaciones cívico militares.
La novela mezcla los clásicos elementos del policial negro (investigador improvisado y solitario, mujer inalcanzable y misteriosa, poder violento y oculto) con aspectos autobiográficos y elementos del mundo literario argentino.
Feiling era un genio y es un escritor que exige al lector. No lo subestima. Ninguno de sus libros son de fácil lectura, pero todos traen recompensas enormes. Lean todos sus libros (son 4 y 1/4)
Con un pie acá y uno allá, Feiling acierta en defender su original voz en la literatura. Entre "latinajos", cinismos y pretenciosas frases en inglés o acaso francés, entremezcla el thriller con la autobiografía, las calles más hermosas de Buenos Aires con los harapos de sociedad que nos hereda la dictadura para el 89'. Pero si hay algo que me fascina, y con lo que elijo quedarme, es ese deseo tortuoso, inconfesable de Tony por Inés, esa amiga de la infancia que vuelve para revolver un pasado que acaso no está enterrado. Esa oscilación constante, intima, entre el deseo y el autodesprecio, que lo atrae tanto como lo aleja. Ay, Charlie, te quiero abrazar. Nadie escribe como vos.
Primer libro que leo del autor, y qué magnífica obra. Es una lectura compleja, pero con una forma de narrar que me gustó muchísimo, espero leer más de él pronto.
«Tomando pequeños sorbos de vermouth, Tony leyó y releyó la nota. Hasta que decidió que no podía inferir el vínculo del Indio con esas muertes, por lo menos no si se quedaba sentado en el bar, absorbiendo el pésimo estilo de escritura de las páginas policiales. Lo lógico hubiera sido llamar a Irene inmediatamente averiguar si los nombres u otro detalle significaban algo para ella. “Lo lógico”. No había nada lógico en todo eso: Irene, el papel, Juan Carlos, el agua electrizada».
Carlos Eduardo Feiling tenía todas las condiciones y talento literario (y ya lo había demostrado) para transformarse en uno de los mejores exponentes de la narrativa argentina. Además de esta novela de 1992 publicó, “Un poeta nacional”, la genial “El mal menor” y un libro de poemas, “Amor a Roma”, ambos en 1995. Póstumamente, se publicaría “Con toda intención”, una compilación de sus textos críticos y periodísticos en el año 2005. Pero la temprana muerte lo sorprendió en 1997 luego de perder su lucha contra la leucemia truncando una incipiente y posiblemente excelente carrera en la literatura nacional. En “El agua electrizada”, una novela que combina el policial negro con los modismos e idiosincrasia de los porteños nos cuenta las peripecias de su alter ego Tony Hope (tanto autor como personaje principal son profesores de Latín y Lingüística), en la búsqueda de la verdad sobre la muerte de su entrañable amigo Juan Carlos “Indio” Loustau por distintos lugares de Buenos Aires. Loustau, que está enfermo de leucemia (como él), muere en extrañas circunstancias que llaman la atención de Tony y de la hermana del Indio, Irene, una amiga, imposible amante y compañera de Hope. A su vez, la muerte del Indio se relaciona con la de dos mujeres que son halladas muertas en una bañera luego de ser “electrizadas” antes de morir (de allí el nombre de la novela). Feiling se tomó todas las libertades narrativas para escribir el texto de la novela, pues está plagada de frases en latín y en inglés que, aunque es resistida por muchos lectores, no me generó ningún tipo de inconvenientes a la hora de leer el libro. Los títulos de los capítulos son fechas que van desde el 31 de julio al 4 de septiembre de 1989 y además, y en ellos el autor conecta los hechos narrados con el oscuro período de la última dictadura militar en la Argentina, característica esta que dota de más misterio y suspenso a la novela. “Hay un punto en el que la literatura es como la guerra: hay que pelear fuerte”, supo decir Charlie una vez. Es una verdadera pena que Feiling haya muerto tan tempranamente, pues nos hubiera sorprendido con increíbles novelas. De todos modos y para aquellos que quieran adentrarse en su literatura, esta novela, “El agua electrizada” y especialmente “El mal menor” son indudables puntos de partida.
Lamentablemente no me gusto absolutamente nada, una escritura difícil, trabada, inconexa, me hizo perder en muchisimas partes, el cambio de idioma me pareció totalmente irrelevante y lo único que hacia era mezclar y trabar, una pena pero no lo recomiendo ni un poco.
3.5 original, provocador, inteligente: la escritura de este autor argentino de culto va por un carril propio que él mismo construye y que cualquier persona interesada en la literatura debería transitar. sus tres novelas son de género. ésta es su primera novela, un policial.
Escrito por y para intelectuales trata de interesar con un caso policial que resulta ser una simple confusión. Recomendado para seguidores de la literatura argentina.