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672 pages, Mass Market Paperback
First published January 21, 2016
Pablo ponía mi mundo del revés, agitaba los cimientos y me hacía preguntarme si la vida no sería mucho más sencilla dejándose mecer por las olas de vez en cuando.
—Me pregunto por qué esta canción te recuerda a mí.
—Rayo que no cesa, mar en calma. Faro entre la niebla, viento de cara —dije repitiendo parte de la letra.
“Yo lo quería más cerca. Siempre un poco más cerca, sin pensar que cuanto más cerca dejas a alguien vivir, más fácil será que te haga daño. Dicen que cuando uno se da por completo, jamás regresa entero...”
“Y yo era tan minúscula que apenas lograba encontrarme a mí misma debajo de mi ropa, mi preocupación y lo jodidamente marciana que me sentía.”Martina llegó y no conquistó de entrada. Me costó entenderla a pesar de sentirme tremendamente identificada con ella. Sé lo que es sentirse como un pez fuera del agua y no saber cómo gestionar todas las emociones de cara al exterior. Pero había un mundo entre lo que ella pensaba y cómo se comportaba después y me chocaba tanto que tenía la sensación de estar ante dos personas distintas. Ahora que he tenido tiempo para reflexionarlo la entiendo más, habría que meterse en nuestras cabecitas y comparar lo de ahí adentro con lo que reflejamos después a los demás. Pero bueno, que me cagué, hablando claro, ¿y si era la primera con la que no podía conectar? Hasta que aparece el torbellino Pablo para convertir a la cyborg en humana y descubrir todas las capas que escondía. Por mucho cariño que les tenga a Valeria, Silvia y mi adoración incondicional por Alba, creo que Martina es la más especial y diferente de todas. Sé que no tengo porqué compararlas ni elegir a quién quiero más, pero es que Martina me ha llenado de una forma que no esperaba.
“Yo le hacía preguntas a las respuestas de los interrogantes de mi vida.”Y yo amé su honestidad, su saber estar, sus dudas infinitas al pensar que no encajaba, su espontaneidad y el no querer dejarse llevar por miedo a que la cambiaran y no hubiera vuelta atrás. Ahí es donde más la comprendí. Lo mejor de todo es que siento que aún queda un mundo por descubrir de ella y me muero de ganas de ver a la persona en la que se convertirá al final del recorrido.
“...que ella se olvidara de que era ella y fuera quien quisiera ser conmigo.”
– Yo no quiero que me lleven en brazos.
– ¿Y qué quieres?
– No lo sé.
– ¿Y por qué no lo averiguamos juntos?
– Porque eso sí da miedo.
“Con Amaia siempre pasan muchas cosas. Ella va y vuelve y tú sigues ahí, mirándola, preguntándote si siempre brilló tanto.”




