13 ligues, 13 historias, cada una con un signo zodiacal distinto, porque la maestra de Geografía de Ro decía que Ofiuco era la decimotercera constelación ignorada por astrólogos. Rodrigo Ciantoro es el hijo perdido de Jack Kerouac y Holden Caulfield, tiene 25 años y es gay en una época en la que concretar sexo es como pedir sushi por Uber Eats y se consume cual serie de Netflix. ¿A cuántos orgasmos tenemos derecho en una vida? A Ro no le gusta describir a sus ligues, las fotos en Grindr ya hacen eso, hay mejores cosas a las cuales prestarles detalle; que el lector se imagine a cada hombre como quiera. Menos _dick pics_, más _dick bios_. Ro es práctico y directo, quiere las cosas chingonas y en chinga, va del tingo al tango, déficit de atención e hiperactividad. Rodrigo habla en forma de referencias a la cultura pop: el lenguaje actual.
Nací y crecí en el sur de la CDMX desde 1990. Estudié en la Escuela Moderna Americana desde el jardín de niños hasta la preparatoria, en donde mi maestra de Geografía casi me convence de unirme a su culto y estudiar Geografía, pero acabé estudiando Medicina en la UNAM por 3 años. Ahí me diagnosticaron con trastorno de déficit de atención y atención e hiperactividad (TDAH), pero no me gustó tomar Ritalin, así que vivo en un espacio corto entre pensamientos. Al descubrir que veía a la Medicina más como pasatiempo y no como razón para existir, terminé estudiando Comunicación en la Universidad Iberoamericana, en donde tuve la oportunidad de viajar de intercambio a Berlín y Ciudad del Cabo para perfeccionar mi alemán. Antes de graduarme, participé como guionista, productor y director de varios cortometrajes, uno de los cuales —Levítico 11— ganó el premio a Mejor Cortometraje en el Festival Tamatán.
He trabajado como redactor y escritor en diversas industrias. Primero escribí sobre música y cine en Ibero 90.9, además de llegar a llevar las redes de la estación y producir programas de radio. Al graduarme y buscar una mejor oportunidad de trabajo, llegué a escribir notas sobre moda, viajes y noticias para varios blogs de la empresa Brutal Content. Después, desarrollé conceptos creativos para restaurantes (y comí mucho) en Mero Mole, en donde llegué a tener una columna en el Reforma y varias publicaciones en El Economista. Ahora soy Director de Marketing para 3 empresas financieras y escribo para Thought Catalog y VOID, freelanceando en ocasiones para la industria de alimentos y bebidas en el colectivo Featuring Co.
Después de varios intentos, logré terminar mi primer libro, razón por la cual les escribo este semblante. Ah y soy mitad Sagitario, mitad Escorpio, mitad Capricornio.
Dave recorre al puro estilo de Jack Kerouac "el camino" de Rodrigo por sus encuentros sexuales para cuestionar a toda una generación de hombres que tienen sexo con otros hombres que quieren relacionarse desde lo casual, per añorando siempr lo afecto. Una crítica a lo sofisticado que queremos que nos resulte el sexo sin compromiso pero sin un tono intencional de ser crítico. Aun así, le sale. Sin querer. Además, posee cierto parestismo que explora desde la entraña a su personaje, lo cual lo vuelve entrañable.
qué es estoooooo????? jajajajjaa lo conseguí en un trueque y agradezco a Dios, estuve a nada de comprarlo carísimo, no vale la pena el tiempo que invertí, el personaje es aburrido y no interesa lo que cuenta y hace
Me gusta la portada que hace referencia a los LTG. Es un anecdotario que basa su destartalado transcurrir en los efectos trepidantes del tedeá (el autor lo ha vuelto su personalidad), la obsesión millennial con los signos zodiacales, una serie de factos random para pavonearse con les lectores y —un cúmulo de ligues homosexuales romaconsederos/internacionales situado en la coyuntura de las malas decisiones, el hedonismo, la gratificación inmediata, la objetificación y el privilegio-. No es un uso de tiempo indickno, porque se lee rápido, como si se leyeran trece hilos de X con chismorreo gay capitalino. Un ejercicio del ego del autor, flojo en su estructura y salpicado de referencias pop a là Gilmore Girls. Un anecdotario pa' cotorrear.
Un libro de esos que lees completo en un día sin darte cuenta. Cada relato te mantiene cautivo y la habilidad para describir del autor hace que sientas que conoces a todos los personajes, como si fueran tus amigos de toda la vida. Una forma distinta y fresca de hablar de historias LGBTIQ+, y en el camino, también de dejarnos ver cómo funciona la mente de una persona con TDAH. Una gran lectura, de esas que cuando lo vuelves a leer, te deja una reflexión diferente.
Me pregunto, sólo eso. Al final, uno escoge el camino que desea, las lecturas que por una y otra razón le llevaron a… entonces, sigue, seguimos en el camino. “Para que las clases y los hombres sean más ligeros y las corrientes escorpianas menos tumultuosas”, me escribió Dave hace poco. Una dedicatoria que cierra, a su vez, la lectura. Un personaje, una vida, toda la bóveda celeste en su conjunto. Aunque, al final, no sé qué hacer con la lata de comida para perro.
El libro te lleva al interior de la mente de Rodrigo. Sus rumiaciones, sus impulsos, sus recuerdos y los pensamientos automáticos que lo llevan a buscar conectar de la manera más intensa con emociones, sensaciones y experiencias en el mundo gay del privilegio mexicano.
La escritura de Dave es justo como la describe. Salta de una idea a otra y otra y otra y al final todo tiene sentido. Es una lectura fresca, ligera, desvergonzada, incitadora, e inspiradora. Disfruté cada palabra, pero los poemas… se antoja ser la persona que los inspiró.