Una niña llega a Menorca junto a sus padres. Es uno de los muchos sitios en los que vivirán a lo largo de sus vidas, acostumbrados al cambio. En El Calypso, una casa con vistas a un faro, se encuentra su nuevo hogar. Durante este tiempo, María irá creciendo mientras explora partes de la isla en las que se esconden gentes con vidas extrañas. Tendrá una cuidadora monja, dos novios, un amigo camarero de un puticlub, hará expediciones a hoteles con guiris, comilonas, excursiones en barco, accidentes. Piscinas que no cubren es un homenaje a una infancia semi autónoma.
Compré este libro en la Feria del Libro solo porque me gustaron el título y la portada y la contradicción entre las mismas. La autora, muy simpática, estaba firmando, y cuando le compré el libro vi cómo el librero apuntaba la compra en forma de palito en un cuaderno. Con el mío eran cuatro palitos y eso me dio pena, además de que no ponía las expectativas del libro muy altas, sin embargo, caray, que sorpresa más agradable. El libro está compuesto de capítulos muy breves en los que una niña de lo más curiosa cuenta escenas de su infancia en Mallorca. Cada uno de estos relatos deja muy buen sabor de boca, quieres conocer a la niña y seguir leyendo y hasta te preguntas cómo será de adolescente y más tarde adulta (¿segundas y terceras partes? La verdad es que no lo creo). Está escrito en primera persona de manera autobiográfica y esto era para mí una de las maravillas del libro, creer que podía pasarle todo eso a alguien, porque cada capítulo se encuentra entre la línea de la anécdota superlativa y de la cotidianidad. Finalmente comprendes que esto no es así y, al menos para mí, le resta encanto al libro porque el mismo, sin el hilo conductor de ser unas memorias se queda sin hilo conductor alguno. Sumado a lo anterior solo tengo otra crítica para este libro y ésta pertenece al diseño, pues cada capítulo cuenta con su título en una hoja propia, a la manera de la separación de las partes de una novela, siendo en mi opinión innecesario tal gasto de papel.
4🌟 En este libro María, una niña que se muda temporalmente junto a sus padres a Menorca, nos comparte su experiencia y crecimiento allí. Comenzamos con su llegada a la casa donde vivirá, El Calypso, y de la que se irá de una manera distinta a la que llegó. Marieta se hace con el lector, veremos cómo se adapta a este lugar y a las figuras que conoce, entre ellas: una monja que la cuida, compañeros del colegio, un antiguo bibliotecario ahora trabajador de un puticlub, amistades de sus padres, unos vecinos numerosos bien agarrados a la religión... Así como también conoceremos su relación, un tanto especial, con su madre —que no siempre se lo pone fácil— y con su padre y otros familiares, como abuelos viajeros y un tío con ojo de cristal. Nos compartirá, al fin y al cabo, una serie de experiencias y momentos vividos por ella y la forma en la que se nos cuenta todo es lo mejor.
Un libro fresco y diferente, con un ritmo y estilo que atrapan y que consigue que pases un buen rato leyéndolo; que trata diversos temas vistos todos desde la perspectiva de una niña en pleno crecimiento que nos comparte sus experiencias de manera especial. Terminarás un capítulo y querrás continuar con el siguiente (al menos eso justo me ha pasado a mí). Una lectura idónea para el verano, la he disfrutado.
Un libro muy tierno, entrañable, pueril, muy fácil y agradable de leer por la brevedad de los capítulos y por estar estos planteados desde la perspectiva de María, una niña recién llegada a Menorca que nos muestra sus andanzas y descubrimientos propios de la infancia. Me ha gustado mucho cómo se plasma el despertar de la conciencia sobre el cuerpo y sus rinconcitos de placer, así como el aprendizaje temprano de lo que este tiene derecho o no a comer por su tamaño.
Este libro es efervescente, divertido y especial, como la primera vez que pisas el mar, porque realmente está lleno de muchas primeras veces.
Este libro relata la infancia de María en Menorca y te dan ganas de dos cosas: de volver a ser niña para vivirlo todo con tanta emoción y que el verano vuelva a ser de nuevo emocionante y especial y de ponerte a escribir para sacar punta a todo eso que vivimos pero que como adultos no disfrutamos ni saboreamos porque la vida nos arrasa y vivimos a x2.
Hay algo mágico en las novelas sin trama que se dejan arrastrar por el paso del tiempo y poco más. La cronología nos guía, pero aquí no tenemos reloj. Piscinas que no cubren es un mosaico formado por pequeños fragmentos de la vida de Marieta, una niña muy independiente para su edad a la que se le coge cariño muy rápido. Tiene una madre artista que está más para allá que para acá, una no-monja cuidadora, una vecina muy pintona que fuma como un carretero, un amigo que trabaja en un puticlub y unos vecinitos del Opus.
Piscinas que no cubren me ha atrapado por completo y ha conseguido que mi mente cree imágenes muy vivas, en mis viajes de metro, sobre la infancia de esa niña que lo mira todo con ojos curiosos y libres de juicios. Ella simplemente experimenta el mundo por primera vez y tal cual te llega a ti.
El estilo de la autora es muy característico y directo, y las situaciones vividas muy rocambolescas y divertidas. Dan ganas de seguir leyendo, a ver qué más le pasa a la Marieta. Podría haberme leído 200 páginas más de su adolescencia.
Además, me ha dado envidia y ganas de escribir. Y eso es un plus.
Qué ternurita de libro (gracias, Ali, como siempre). Es súper fácil de leer porque son capítulos/relatos muy cortitos. Me gusta mucho que esté escrito desde la mirada de una niña, tan curiosa y tan graciosa. Hay muchas partes en las que sentirse reflejada (vaya cosa ser hija única), en muchas otras sólo podía pensar que ojalá haber vivido yo en una calle que acaba en el mar.
Para mí le da mil vueltas a “Panza de burro”. No solo quise abrazar a la protagonista sino que ansié ser ella. Volver a la infancia. Pequeño. Bonito. Real.
Yo no me llamo María, pero sí nací un 1 de enero. También fui niña en los 90 y también vi la vida con prismáticos. Yo a María la quiero abrazar y le quiero decir que no deje nunca de escaparse entre guiris para ver a ABBA. Que crecer no tiene carácter retroactivo, que se quede tal cual está en la última página.
Tiene atisbos de inteligencia hermosa, maneja la infancia y la preadolescencia. También eternidad. Pero algo se diluye entre lo que la escritora nos quería contra y lo que llega en realidad.
Si “el invierno en Menorca es como recoger después de una fiesta de cumpleaños, cuando ya no queda nadie”, este libro se siente como el principio del verano, cuando te das tus primeros baños y pasas las primeras noches con tus amigos en la calle y vuelves tarde y feliz porque no hay responsabilidades que atender.
Un libro fresquísimo y que se disfruta muchísimo. Un relato de la infancia que nunca dejará de encantarme ❤️🩹
este libro ha sido facilísimo de leer: no me he enterado y de repente pluf ya no había más páginas es el típico libro q parece el guión de una peli indi europea en la q no pasa nada (lo digo en el buen sentido); aún así creo q había temas interesantes (clasismo, roles de género, xenofobia) que quizá podrían haber estado mejor descritos, más opinados, q se insistiera más de algún modo
Me ha encantado. Me gusta mucho cómo cuenta lo que cuenta, con una mezcla de ingenuidad y aridez muy atractiva. Se visualiza perfectamente a los personajes, q no son en absoluto planos sino llenos de contrastes muy creíbles. Es un libro de crudeza simpática, ni idealiza la infancia ni la dramatiza. Si además eres fan de Menorca lo disfrutas mucho.
Obviamente, doctor, yo nunca he sido una niña de 9, 10, 11 años. Tampoco he vivido en Menorca, ni mi padre ha sido notario, mi madre artista y mi cuidadora una exmonja (aunque sí que he tenido una vecina monja, una profesora exmonja y he estudiado en un colegio de monjas). Sin embargo, creo firmemente que María Agúndez retrata a la perfección cómo una niña con todas esas circunstancias ve el mundo, cómo experimenta el crecimiento y vive determinadas situaciones tanto sencillas como trascendentales. Es un libro fresco y corto con un ritmo que hace que pueda ser leído en un día. Se disfruta en todo momento y al terminarlo solo puedes pensar que ojalá poder darte un chapuzón con la prota del libro en una piscina de las que no cubren. Eso es este libro, un chapuzón en una piscina que no cubre.
Qué me gusta a mí una niña con tan poca vergüenza como tiene la protagonista. Piscinas que no cubren es uno de esos libros que narran la infancia/juventud desde la óptica correspondiente a esa edad. Existen muchos libros del estilo, que personalmente me han gustado más (Feria, Panza de burro, Los nombres propios) o menos (Vozdevieja, Simón). Sin tener nada de especial, María Agúndez ha escrito un libro que pertenece al primer grupo, ya que de alguna forma u otra ese humor y esa picaresca de María, el personaje principal, me ha llegado. Esta es una novela que sin duda puedes ser capaz de ventilarte en un día de lo ligera que es.
Sin querer menospreciar a nadie, pero después de leer vozdevieja y panza de burro, este me parece aún más una joya. Andrea Abreu me horrorizó con su forma de escribir. Y Elisita pasaba las líneas de lo ordinario.
Sin premios y con mucho menos reconocimiento viene María Agúndez con la misma temática a enseñarnos una infancia dulce, en la que entra el xixi pero de un modo bello, sin ser soez. Me ha encantado la niñez de Marieta, elegante, graciosa tiene todo en su justa medida.
Es llegeix d'una tirada,sense que decaigui en cap moment. Marieta és una filleta observadora, innocent i perspicaç. Als seus ulls tot adquireix una dimensió poètica i sincera. La prosa de María Agúndez és de frases molt ben treballades, sense que hi sobri res. Vist des de Ciutadella de Menorca, com és el meu cas, aquest llibre és una alenada d'aire fresc.
Piscinas que no cubren, de María Agúndez llamó mi atención ya hace bastante tiempo, pero por h o por b no me había animado todavía a leerlo. Tener a las compis de @edieciseis en la caseta de al lado de la Feria del Libro de Xixón hizo que por fin me hiciera con él engañando a @librosbykenia para que me lo regalara 😝😂.
María acaba de llegar con sus padres a la isla de Menorca para vivir allí después de unas cuantas mudanzas. A través de la voz de la niña iremos viendo, a modo de anécdotas casi todo, su vida allí y también cómo se va haciendo "mayor".
Me ha gustado mucho cómo está planteado el libro, con pequeños relatos que en 4-5 páginas te ponen en una situación contada en primera persona, con situaciones interesantes, divertidas, que te dejan enganchado a sus páginas. Tanto es así que, aunque no es el típico libro que engancha, me lo ventilé en un par de días, ya que era acabar un capítulo y querer seguir leyendo, aun sabiendo que lo siguiente seguramente poco tendría que ver con lo anterior, más allá de la trama principal, claro.
Además, lo leí casi íntegramente en la playa (lástima no tener piscina privada para haberlo hecho mejor 😂) y creo que es un libro totalmente veraniego, para distraerse, entretenerse y recorrer Menorca de la mano de ese personaje fantástico que es María.
Por todo ello, os lo recomiendo mucho, por supuesto, es una más que agradable propuesta.
"Piscinas que no cubren" cuenta la historia de una familia que suele cambiar de ciudad de residencia y esta vez llega a Menorca. La narradora es una niña de menos de 10 años. A través de sus ojos vemos cómo va creciendo y conociéndose a sí misma. Nos enteramos de la relación con sus padres, sobre todo del lazo tenso que construye con su madre. El relato es muy fresco y gracioso. La voz de la niña es adorable, sus pensamientos y reacciones son los de una niña que de alguna manera ha crecido más rápido que el resto. Y es que ella misma se da cuenta de que a veces los adultos no conocen los límites de su edad.
«Me fijo en el fósil incrustado en la piedra en la que estoy sentada. Este esqueleto en espiral se va a quedar aquí para siempre»
Dentro de poco vendemos el apartamento de Benalmádena donde he pasado los 25 veranos de mi vida y me he acordado del reloj de Pringles que le tocó a mi abuela con la compra de un pack.
Quizás ese reloj ya nunca vuelva a estar en esos azulejos y me da pena pensar que yo tampoco lo estaré. El libro de María se queda, como los espirales en forma de esqueleto en la entrada de El Calypso.
Poca trama y mucho costumbrismo de vida rica. Me ha costado empatizar con la niña y he echado en falta información del resto de personajes: Marga, la amiga seductora; Tomás, el que desaparece, y la misma madre, que querría saber qué le ha hecho volverse tan oscura. Eso sí, se lee rápido y no cuesta nada leerlo porque es corto y el lenguaje es sencillo, escrito desde la visión de una niña de 6 años. Lo que más me ha gustado son las escenas en las que va descubriendo su sexualidad de forma innocente pero sin vergüenza.
Lo compré por una recomendación sin saber de qué iba, y me ha sorprendido el relato escrito por un niña, es muy ágil, de hecho, se lee de forma muy rápida. Quizá esperaba más de la historia en sí, pero los capítulos son muy cortos y no hay una verdadera trama, más allá de lo anecdótico de todo lo que explica desde su visión de niña.
El desarrollo de la historia de otros libros de este estilo (Los ingratos, Feria…) me atraparon más.
Una niña cuenta esta historia sobre el verano y también sobre el invierno en Menorca, que para ella es “todo lo que no es verano”. Desternillante, descarada y tierna como solo puede serlo una historia cuya protagonista es María, la niña más independiente y perspicaz de toda la isla.
“- Papá, ¿en qué piensas? - En nada. Miro hacia el mismo punto que él y me concentro para no pensar en nada. Pensar en nada me da pena y ganas de llorar. Igual a él también.”
Una narrativa preciosa, se devora muy rápido porque todo el rato quieres saber más de María. Creo que muchas chicas de su generación nos veremos reflejadas en muchas de las ocurrencias de Marieta, y la forma en que está escrito hace que suene muy cercana. Tiene partes muy divertidas que me han hecho soltar alguna que otra carcajada. Lo recomiendo 100%
me lo podría leer todas las entre horas del día cuando me lo pille lo hice xq es la misma sinopsis q panza de burro pero en las baleares, es menos explicito, mas corto y va mas sobre la niñez autónoma esta moda de mostrar a las nenas diciendo xixi, me va a cargar q todo el mundo se ponga a usarla x cínica pero me gusta aunq yo decía toto
es tan mono🥲 es un libro de esos q creo q ahora mismo no ha tenido más trasfondo q ser un libro cute y una lectura ligera para el verano pero q conforme pase el tiempo iré recordando cosas y me pondrá el corazón calentito
amo haber vivido una infancia feliz y haber sido una niña sin más preocupaciones q ser una niña,,,, kinda miss it y por un momento esto me ha devuelto un poco a ese sentimiento se lee taaannnn rápido q casi se agradece ver q una lectura no tiene por qué ser híper larga e híper seria para q te haga sentir es perffffffecto para el verano lo he amado
Una sorpresa muy agradable. See lee muy rápido y es una lectura estupenda para el verano. Como menorquina que pasaba los veranos en una urbanización turística me he sentido muy identificada con la protagonista. Creo que el libro representa muy bien como eran aquellos veranos de los ‘90 en una Menorca sin tanta masificación, sin internet ni móviles.
Very enjoyable. About a girls childhood on Menorca told from her point of view so that lots of her logical or childlike thinking sounds really reasonable whilst the behaviour of the adults around her seems equally unreasonable.