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304 pages, Paperback
First published January 1, 1996
Our Art concerns all that may change or move in life, but with their endless writ they seek to make life still, that soon it shall be suffocated, crushed beneath their manuscripts. For my part, I would sooner have the Fire. At least it dances. Passion is not strange to it.
It's about the vital message that the stiff lips of decapitated men still shape; the testament of black and spectral dogs written in piss across our bad dreams. It's about raising the dead to tell us what they know.
A-hind of hill, ways off to sun-set-down, is sky come like as fire, and walk I up in way of this, all hard of breath, where is grass colding on I's feet and wetting they.
It's about the vital message that the stiff lips of decapitated men still shape; the testament of black and spectral dogs written in piss across our bad dreams. It's about raising the dead to tell us what they know. It is a bridge, a crossing point, a worn spot in the curtain between our world and the underworld, between the mortar and the myth, fact and fiction, a threadbare gauze no thicker than a page. It's about the powerful glossolalia of witches and their magical revision of the texts we live in.
'A-hind of hill, ways off to sun-set-down, is sky come like as fire, and walk I up in way of this, all hard of breath, where is grass colding on I’s feet and wetting they.'
'Comitted to a present-day first-person narrative, there seems no other option save a personal appearance, which in turn demands a strictly documentary approach'
No sé dónde leí que el señor Moore invoca y evoca la magia y el pasado en este libro. Estoy totalmente de acuerdo con dicha afirmación. La lectura de “La voz del fuego” ha resultado toda una maravilla y un descubrimiento.
“La voz del fuego” es una novela fix-up compuesta por doce relatos en que diversos personajes van apareciendo mediante recuerdos, en sueños, en el proceso de delirios y alucinaciones o en experiencias cercanas a la muerte (o tras ella). El escenario se sitúa un condado de Inglaterra y abarca épocas tan pretéritas como el 4000 a. C. hasta el 1995 de nuestros días. Se trata de una empresa temeraria que Moore lleva a buen puerto y que borda en cada uno de los relatos. Las piezas básicas son los mitos, la memoria colectiva, la muerte, el trascender y la (perra) vida. Elementos con los que nos descubre mapas, ya sea sobre el espacio físico que habitamos, en el inframundo, en los tatuajes de la piel del chamán o en puentes y encrucijadas bajo los que se entierran los sacrificios humanos y que conectan a personajes con experiencias repetidas a través del tiempo y del espacio.
Los personajes de Moore parecen ser figuras de su propio tarot particular: el perro cancerbero, el chamán, la bruja, el asesino, la embustera, el desengañado, la víctima del rito, el juez, el reo, el pescador, el ahorcado, el loco o el mujeriego. Personajes que se aparecen, se enquistan y desdoblan según le conviene en aldeas, ante iglesias de planta circular o en granjas apartadas. Lo gracioso es que tienen un origen en la historia, el folclore o la leyenda del territorio.
Como decía, la prosa del autor está llena de magia evocadora en un sentido aterrador, pagano, siniestro e inquietante. “Puerco y cenizo”, el primer relato, y también, “El sol luce pálido en el muro”, exigen de un plus de predisposición por parte del lector por el uso del lenguaje tan especial y adaptado a la historia que teje Moore. En parte, creo, es como si nos retara para comprobar si queremos continuar adelante. No pone las cosas fáciles (en especial en el primer cuento), aunque, una vez adaptados a su voz es imposible substraerse a cada nuevo descubrimiento que conlleva pasar una nueva página.
Quizá, “La salida de incendios de Phipps”, el relato que cierra el libro, en el que Moore es quién nos habla y quién revela sus intenciones y sus fuentes es el que me resultó menos apetecible, aunque paradójicamente, fuera escrito con la intención de ofrecer más luz al origen de la concepción de todos los anteriores.
De lo mejorcito que llevo leído este año.
Or old Moore’s annual prophecies
Of flooded fields and clouded skies;
Whose Almanac’s thumb’d pages swarm
With frost and snow, and many a storm,
And wisdom, gossip’d from the stars,
Of politics and bloody wars.
Trust in the fictive process, in the occult interweaving of text and event must be unwavering and absolute. This is the magic place, the mad place at the spark gap between word and world.”
"Although the fire is dead, these cinders are its voice"