Desde los tiempos bíblicos los vínculos entre hijos y padres han sido en extremo tortuosos. Aun si por lo general se cree que se sustentan en el llamado de la sangre, los años de convivencia —o de la falta de esta— suelen producir roces, accidentes, envidias, imposiciones, resentimientos y rencores, tanto como acercamientos entrañables, orgullos y complicidades. ¿Qué es un hijo?, parecen preguntarse los progenitores en los relatos de este libro. ¿Cómo debo proceder con él a fin de convertirlo en mi imagen y semejanza? Mientras que los vástagos contemplan a quienes les dieron la existencia oscilando entre la admiración y el repudio, entre el juicio severo y el cariño incondicional. Hiram Ruvalcaba aborda en estas páginas uno de los temas eternos de la naturaleza humana, y lo hace con el pulso firme, el instinto y la precisión de un cuentista consumado. El desarrollo de sus historias, los estudios psicológicos de los personajes, lo remates contundentes, sus estrategias narrativas resultan extraordinarias. Cada una de las piezas que integran Padres sin hijos explora un plano diferente de la paternidad hasta conformar un universo trágico en el que, gracias a la magia del lenguaje literario, los lectores acabarán reconociendo sin remedio algún aspecto de sus propias relaciones paterno-filiales. Con Padres sin hijos, Hiram Ruvalcaba obtuvo el Premio José Alvarado de Cuento 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Quien se adentre en él advertirá, desde las primeras páginas, que se halla ante la obra de uno de los narradores jóvenes mejor dotados para el género. (Eduardo Antonio Parra)
Es licenciado en letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara e ingeniero ambiental por el Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán, además de maestro en estudios de Asia y África por El Colegio de México. Ha sido becario del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico en Jalisco en la categoría Jóvenes Creadores. En 2016 fue ganador del Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela. Ha publicado los libros de cuentos El espectador (2013) y Me negarás tres veces (2017), así como, en colaboración con Sandra Ruiz, la antología Kwaidan. Extrañas narraciones del Japón antiguo
Qué gran descubrimiento ha sido la narrativa de Hiram Ruvalcaba. No había escuchado de este autor, pero ha sido una grata sorpresa: contundencia, brutalidad, nostalgia, terror y miedo permean cada uno de los cuentos de esta colección, que exploran la paternidad desde muchos otros ángulos. Padres sin hijos es quizá el libro que detonó en mi el cuestionamiento de la paternidad en la literatura, de la que poco se ha hablado. Apenas hace unos meses, leí La cabeza de mi padre de Alma Delia Murillo, quien sostiene la tesis de que en México "todos somos hijos de Pedro Páramo" ante figuras paternas frecuentemente desdibujadas y en donde todo el peso de la familia recae en la madre, a quien se cuestiona o se observa, mientras el hombre rara vez aparece. Dicho sea de paso, la escritura de Ruvalcaba me recordó, en varios momentos, a Juan Rulfo -ese presentimiento de que algo malo acecha, en donde algo o alguien falta, en ausencias que pesan en el ambiente.
Los cuentos que componen este libro retratan la paternidad desde distintos ángulos, desde el hombre que intenta llevarse al hijo del hogar en venganza de la mujer y su familia, hasta los errores (a veces fatales) de ser padres primerizos. Particularmente memorables me resultaron Elefantes Marinos, La Palabra de Dios y Como mueren los pájaros: historias sumamente realistas, brutales si se quiere, sobre las muchas realidades que rodean la paternidad, pero que, además, también denuncian de manera sutil las violencias que existen y perduran en nuestra sociedad. El primer cuento es terrible y al mismo tiempo magistral, al retratar el temor más grande de un padre, mientras que La Palabra de Dios relata el dolor de la pérdida de un hijo ante la violencia y como ésta se perpetua en un círculo que parece sin fin. El último, Como mueren los pájaros me pareció una historia estupenda, redonda: una padre e hijo salen de cacería y hacen un descubrimiento macabro. El padre intenta proteger a su hijo de esa visión, a pesar que son hombres de campo, rudos, porque sabe que si no lo impide, todo cambiará. Un momento en donde hay angustia y un gesto de ternura que, sin embargo, no es lo suficientemente rápido proteger al hijo. Un libro extraordinario y un autor que espero llegue a más personas.
Se ha escrito mucho, mas no suficiente, del librazo que es Padre sin hijos de Hiram Ruvalcaba. Y con temor a parecer lisonjero, creo que todas las alabanzas y el premio que obtuvo son más que merecidas. He leído reseñas que ensalzan la técnica narrativa de Hiram, la potencia con la que te introduce a las anécdotas y la intertextualidad de sus historias. Esas reseñas que hacen gala de la técnica de este libro, siento que pasan por encima de lo más importante: el vínculo emocional que como lectores generamos con el texto. Leí el libro hace ya varias semanas y aún siguen en mi cabeza escenas de esos cuentos y las repaso una y otra vez. Por su verosimilitud pero aparte por su dolor portentoso. Por la tristeza apabullante y la ternura comprimida en algunas de esas frases que golpearon mi estómago. En mi búsqueda obsesiva por mejorar mi técnica como escritor he tratado de leer todo o parte de lo que se me ponga enfrente. Pero hay libros, como es el caso de éste, que me hacen detenerme, respirar para calmarme y recordar por qué es que escribo. Recomiendo enormemente que lo compren y lean.
4.5 ⭐️ “durante mucho tiempo estuve seguro de que vendrías a buscarme. No te enojes, no es reclamo, pero soñaba con que venías a verme. Pensaba que… no sé, pensaba que cuando crecieras te iba a salir la espinita de conocer tus raíces. ¿No tenías ganas de conocerme?
¡Vaya sorpresa! No conocía al autor y la verdad que lo compré por el título. Pero me encantó encontrar cuentos rotundos, impactantes, a momentos crueles y a otros tiernos, que exploran la relación disfuncional de padre e hijos. Muy recomendable para quienes gustan de la cruda y dura realidad y la belleza que hay detrás de las cosas.
Tengo una fascinación por los libros que mueven las emociones incomodas, vengo de leer "La noche sin nombre", Hiram Ruvalcaba maestro de la pluma, desde la perspectiva de un mundo bajo y decadente, ese que muchos no alcanzan a ver con sus propios ojos pero se puede sentir en estas obras literarias y se agradece.
Contiene una serie de cuentos cortos que nos hablan de la relación de padres e hijos, muy bien escritos. Cada historia es impactante por su realismo y crudeza. Es un libro que vale la pena leer.
Hiram Ruvalcaba es de esos autores sencillos y súper talentosos que te atrapan desde la primera palabra. Este libro de cuentos nos muestra relatos bastante desafortunados sobre el ejercicio de la paternidad, en los que te lleva de la mano para percibir los sentimientos de los protagonistas. Excelente opción de lectura.
Los cuentos de Hiram te hacen llorar o te perturban, pero no sales de ninguno de sus libros a salvo. En este caso, Padres canijos es un deleite al disturbio; el trato del tema es refrescante y no hay forma de que no te guste, por más triste que sea.
También conocido como "Padres canijos" (y aunque sea una broma tiene bastante de verdadero), es un libro de cuentos acreedor de premio literario por su calidad. La manufactura de los ocho cuentos que componen esta colección muestra un ensamble armonioso. Pero estas palabras no son meros halagos, sino que realmente los textos están muy equilibrados entre sí. La técnica se nota desarrollada, ya que todos sostienen estructuras similares donde impera la tensión.
Todas las historias son de corte realista o mimético, y en ellas se representan pasiones humanas fervorosas. Pueden despertar furia o tristeza en los lectores, lo que no se utiliza como un mero recurso dramático, sino que se nota la aspiración a hablar de la vida en sí misma. Los dilemas de la paternidad siguen vigentes (y probablemente seguirán), y no solo en ambientes rurales como sucede en el libro, también en las ciudades aunque con características distintas. Los hombres estamos destapando las heridas del género masculino esperando a que algún día puedan sanar, y esta recopilación abona en esta materia.
Inevitablemente me hace pensar en Juan Rulfo, en Pedro Páramo y algunos de sus cuentos, donde los papás por cabrones emprobleman a sus hijos. También porque las atmósferas comparten muchos rasgos, como el calor, lo rural, la idiosincracia. Y, por si quedara duda, ambos autores son oriundos de la misma zona geográfica. No nacieron exactamente donde mismo pero sí bastante cerca, ni en la misma época, pero para cualquiera que haya visitado un pueblo o comunidad rural sabe que el tiempo transcurre más lento ahí y seguramente vivieron experiencias coincidentes.
Padres sin hijos es un libro que puede representar a la literatura nacional en materia de cuento. Y no digo que sea el único exponente joven, sino que me sentiría orgulloso de que lectores alrededor del globo nos identificaran por obras así.
Asesinos, románticos y desesperados son algunas palabras que definen a los variados personajes de los cuentos. Mi favorito sin duda sería "Visita familiar 2". De verdad creo que le da el cierre perfecto al libro.
Lo único es que no lo recomiendo para personas sensibles, fuera de eso, lo recomiendo 100%
Este año he comenzado a consumir literatura de autores latinoamericanos en general, pero curiosamente ha sido con puros mexicanos, me ha gustado mucho, y añadirle el toque a los que han sido escuchados, de una voz que te va llevando por la narrativa, suma mucho a la experiencia de la historia.
Gran libro de Hiram Ruvalcaba, hay experiencias que se sienten ajenas, pero no todas, y no tanto.
Qué bárbaro Hiram y estos cuentos tremendos. Pocos libros me tienen al borde del asiento, queriendo llorar y enojada. Híjole, te quedas pensando que la vida es bien mala onda con algunas personas. Los quiero abrazar mucho a todos porque tienen historias bien tristes, conmovedoras y sobre todo muy reales. Es un escritor que sin duda sobresale. Amé.
Hermoso libro que habla sobre el rol paternal y su contexto social. He llorado leyendo varias de las historias. Es contado de una manera tan familiar, coloquial sencilla, que irremediablemente envuelven en el momento.
Cuentos dolorosos, desgarradores, entrañables, y eso que no tengo, ni tendré, hijos. ¿Será por ello que me han llegado tanto? Ampliamente recomendable, aunque aún no entiendo cómo Hiram no es más reconocido en el medio editorial.
Esperaba más del libro, los cuentos están muy cargados de desgracias forzadas, no mucho en qué reflexionar después de terminarlos, parece más tarea que cuentos.
Los relatos de Hiram siempre tienen esta característica, parecen ser muy comunes y cotidianos y, sin embargo, son enormes relatos sobre temas sencillos.
No es un libro para pasarla bien, las historias que plantea son duras, dolorosas en la mayoría de los casos. Pero está muy bien escrito y las narraciones están muy bien llevadas.
Destaco especialmente tres de los cuentos: "Elefantes marinos", que me estrujó el corazón por plantear una situación horrible y absolutamente realista. Me dejó la pregunta de cómo sigue alguien su vida después de eso. "Visita familiar" (1 y 2), que te pone frente a un personaje con el que es muy difícil de empatizar, pero a la vez levanta las dudas sobre todo lo que rodea a la historia. Y "La palabra de Dios" por el nivel magistral de tensión que logra crear en el lector.
Es un libro recomendable, pero después no se quejen cuando sufran al leerlo.