What do you think?
Rate this book
Los que sufren
Desde El Puerto de Santa María llega esta explosión literaria llamada Pablo González Sánchez (1994) con "Los que sufren" , la historia de un parricidio en un escenario de carente moral. Nuestro protagonista se aferra a un mundo habitado por unas mentiras que no se condenan. ¿Le suena a usted de algo?
190 pages, Paperback
First published October 1, 2021
2 people are currently reading
38 people want to read
About the author
Pablo González Sánchez
3 booksPablo González Sánchez es graduado en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz y Máster en Estudios Hispánicos Superiores por la Universidad de Sevilla.
Voraz consumidor de literatura, música y cine. Estupendamente mal es su primer libro de relatos y Los que sufren es su primera novela.
Voraz consumidor de literatura, música y cine. Estupendamente mal es su primer libro de relatos y Los que sufren es su primera novela.
Ratings & Reviews
Friends & Following
Create a free account to discover what your friends think of this book!
Community Reviews
Displaying 1 - 6 of 6 reviews
March 21, 2022
«Los que sufren» es una novela breve —menos de 200 páginas—, que parece juguetear entre el absurdo y lo introspectivo, pues desde un inicio nos habla un personaje: «Tengo que decirles que me enamoré de Carmela un día de toros tras haber matado a mi padre.» Pareciera el principio de una historia de tipo más comercial, no sé, en plan: hombre misterioso que ha matado al padre y ya veremos por qué, y que se enamora de una mujer con la que vive una intensa relación bla, bla, bla, ¡No! Porque de pronto esta voz narradora cuenta, divaga, enreda y lo mismo ilustra que oculta. Tu tarea como lector es descifrar un poco a este tipo, a este matarife con cara y actitud de tonto del pueblo, que no es más que otra víctima de las circunstancias, claro, si ahondo más sobre su situación ya convierto la reseña en spoiler.
La novela da vueltas, juega con las ideas y con las palabras, altera sus estructuras. Los diálogos parecen responder cuestiones azarosas que se escapan de lo evidente, son cínicos, rudos, dicharacheros e hilarantes. Por momentos parece una historia absurda, y su personaje principal ¿un esquizofrénico?
En toda la historia no hay personajes femeninos en acción, se les menciona, pero no se les "ve". La Carmela de la cual él se enamoró es vuelta a mencionar otro par de veces y ya está. Sí, es una historia algo loca.
Por momentos sentí un aire a lo Beckett, por lo disparatado de algunas situaciones; a lo José Camilo Cela, por las voces y las formas de decir de los personajes; a lo Harold Pinter, por sus diálogos extensos y a veces sin acotaciones, pero que no pierden, porque las voces están definidas.
Esta es una novela sobre hombres, de ahí su crudeza, torpeza, violencia, falta de comunicación profunda, lazos crueles y mala sintonización de los afectos.
«Los que sufren» son todos, el que parece malo, el que parece bueno, el toro, el torero, el que apuesta, el golpeado, el político, el vendedor, el padre, el hijo y hasta los estreñidos ángeles, y de esto parto para hablarles de los simbolismos de la novela: la caca que sueltan los cadáveres, el hijo que mata al padre con el culo sucio después de haber ido al baño y no poder limpiarse, etcétera.
Esta es una novela que adquiere sentido si llegas a su final, porque va creciendo a medida que avanzas. Al leerla, imagina que estás sentado en un parque sin más nada que hacer y dejas que un loco te cuente su historia, ya está.
Si te dejas llevar por la originalidad de su autor, por la audacia y locura narrativa, por lo no lineal y poco masticado que te lo dan todo en la historia, si no eres un lector holgazán que se rinde cuando hay que construir al personaje según los datos que el mismo te dé, pues disfrutarás «Los que sufren».
He aquí una historia sobre la frialdad y hermeticidad del macho, del hombre —en la novela a modo de un frigorífico, negocio familiar—, sobre el rechazo que pare desprecio, sobre la incomprensión que pare malentendidos, sobre el desamor que reproduce el sufrimiento.
He aquí una novela sobre la eterna culpa que tienen nuestros padres, los que se van, los que se quedan, que nunca quedarán bien, y ese es también su trabajo, entregar su carne como el escorpión para que sus crías le devoren.
He aquí una historia sobre el niño roto que siempre seremos cuando se nos rompe en la niñez, si luego con el tiempo no nos crecemos espiritualmente también. Y es que, como dije en mi novela aún inédita «El globo roto en la hierba» —y perdonen el asomo de vanidad, ¡bah!—: «(...)del rencor de un niño, solo la muerte salva».
La novela da vueltas, juega con las ideas y con las palabras, altera sus estructuras. Los diálogos parecen responder cuestiones azarosas que se escapan de lo evidente, son cínicos, rudos, dicharacheros e hilarantes. Por momentos parece una historia absurda, y su personaje principal ¿un esquizofrénico?
En toda la historia no hay personajes femeninos en acción, se les menciona, pero no se les "ve". La Carmela de la cual él se enamoró es vuelta a mencionar otro par de veces y ya está. Sí, es una historia algo loca.
Por momentos sentí un aire a lo Beckett, por lo disparatado de algunas situaciones; a lo José Camilo Cela, por las voces y las formas de decir de los personajes; a lo Harold Pinter, por sus diálogos extensos y a veces sin acotaciones, pero que no pierden, porque las voces están definidas.
Esta es una novela sobre hombres, de ahí su crudeza, torpeza, violencia, falta de comunicación profunda, lazos crueles y mala sintonización de los afectos.
«Los que sufren» son todos, el que parece malo, el que parece bueno, el toro, el torero, el que apuesta, el golpeado, el político, el vendedor, el padre, el hijo y hasta los estreñidos ángeles, y de esto parto para hablarles de los simbolismos de la novela: la caca que sueltan los cadáveres, el hijo que mata al padre con el culo sucio después de haber ido al baño y no poder limpiarse, etcétera.
Esta es una novela que adquiere sentido si llegas a su final, porque va creciendo a medida que avanzas. Al leerla, imagina que estás sentado en un parque sin más nada que hacer y dejas que un loco te cuente su historia, ya está.
Si te dejas llevar por la originalidad de su autor, por la audacia y locura narrativa, por lo no lineal y poco masticado que te lo dan todo en la historia, si no eres un lector holgazán que se rinde cuando hay que construir al personaje según los datos que el mismo te dé, pues disfrutarás «Los que sufren».
He aquí una historia sobre la frialdad y hermeticidad del macho, del hombre —en la novela a modo de un frigorífico, negocio familiar—, sobre el rechazo que pare desprecio, sobre la incomprensión que pare malentendidos, sobre el desamor que reproduce el sufrimiento.
He aquí una novela sobre la eterna culpa que tienen nuestros padres, los que se van, los que se quedan, que nunca quedarán bien, y ese es también su trabajo, entregar su carne como el escorpión para que sus crías le devoren.
He aquí una historia sobre el niño roto que siempre seremos cuando se nos rompe en la niñez, si luego con el tiempo no nos crecemos espiritualmente también. Y es que, como dije en mi novela aún inédita «El globo roto en la hierba» —y perdonen el asomo de vanidad, ¡bah!—: «(...)del rencor de un niño, solo la muerte salva».
March 12, 2022
Aviso de que no va a ser una reseña como tal porque me veo incapaz de hacerle una reseña a este libro. Tampoco me veo capaz de hacerle una sinopsis como suelo hacer, y tampoco puedo copiarla porque el libro no la tiene.
Todo esto se debe a que básicamente no he entendido casi nada de lo que he leído, no he entrado en el "juego" del autor, no he disfrutado leyéndolo (todo lo contrario) y se me ha hecho pesado en sus menos de 200 páginas, muchas de ellas llenas de diálogos monosílabos para mí sin mucho sentido. La única parte que he leído con cierto interés han sido sus primeras treinta páginas (aprox).
Y si digo todo esto, ¿por qué lo he terminado? Pues por lo mismo que me hizo gastarme el dinero en él, por las buenas reseñas. Aun así, de haberlo cogido prestado de la biblioteca seguramente lo hubiera abandonado, pero me daba pena después del gasto (craso error).
No, esto no quiere decir que no lo leas, es algo personal como siempre, un libro raro (porque esto no lo puede negar nadie) con el que no he conectado en absoluto. Quizás mi nivel intelectual no ha llegado a él, así que os recomiendo leer reseñas de otra gente si os llama la atención porque como digo, está gustando mucho. Yo por supuesto, no lo puedo recomendar.
Todo esto se debe a que básicamente no he entendido casi nada de lo que he leído, no he entrado en el "juego" del autor, no he disfrutado leyéndolo (todo lo contrario) y se me ha hecho pesado en sus menos de 200 páginas, muchas de ellas llenas de diálogos monosílabos para mí sin mucho sentido. La única parte que he leído con cierto interés han sido sus primeras treinta páginas (aprox).
Y si digo todo esto, ¿por qué lo he terminado? Pues por lo mismo que me hizo gastarme el dinero en él, por las buenas reseñas. Aun así, de haberlo cogido prestado de la biblioteca seguramente lo hubiera abandonado, pero me daba pena después del gasto (craso error).
No, esto no quiere decir que no lo leas, es algo personal como siempre, un libro raro (porque esto no lo puede negar nadie) con el que no he conectado en absoluto. Quizás mi nivel intelectual no ha llegado a él, así que os recomiendo leer reseñas de otra gente si os llama la atención porque como digo, está gustando mucho. Yo por supuesto, no lo puedo recomendar.
October 26, 2021
me ha encantado, muy sorprendente
March 13, 2022
Es difícil reseñar “Los que sufren” de Pablo González Sánchez. Y es difícil porque mientras vas leyendo eres incapaz de saber lo que tienes entre manos y, una vez lo acabas, no puedes explicar lo que acabas de leer.
“Los que sufren” es la historia de un parricidio, en una sociedad descarnada, repugnante y carente de moral.
En una edición preciosa que ha publicado “dosmanos”, llega una explosión brutal, un ejercicio único que no se parece a nada. Su lectura es muy recomendable, por lo original. En un lenguaje muy duro, se muestra a un protagonista, un perdedor en toda regla, en un ambiente asfixiante y unos personajes repugnantes.
El libro no te deja descansar, te mantiene constantemente en un estado de malestar extraño, porque asistimos a situaciones incómodas que han formado parte de nuestro país. Hay maldad, gratuita, asesinatos y mentiras.
Cuando una novela es indescriptible y te hace sentir cosas, es que es un muy buen libro. Pablo González Sánchez ha firmado una de esas historias que no se olvidaránfácilmente, que te desconcierta y de la que no sabes qué pensar. No hay punto medio, lo adoras o lo odias, pero sin duda, no te va a dejar indiferente.
“Los que sufren” es la historia de un parricidio, en una sociedad descarnada, repugnante y carente de moral.
En una edición preciosa que ha publicado “dosmanos”, llega una explosión brutal, un ejercicio único que no se parece a nada. Su lectura es muy recomendable, por lo original. En un lenguaje muy duro, se muestra a un protagonista, un perdedor en toda regla, en un ambiente asfixiante y unos personajes repugnantes.
El libro no te deja descansar, te mantiene constantemente en un estado de malestar extraño, porque asistimos a situaciones incómodas que han formado parte de nuestro país. Hay maldad, gratuita, asesinatos y mentiras.
Cuando una novela es indescriptible y te hace sentir cosas, es que es un muy buen libro. Pablo González Sánchez ha firmado una de esas historias que no se olvidaránfácilmente, que te desconcierta y de la que no sabes qué pensar. No hay punto medio, lo adoras o lo odias, pero sin duda, no te va a dejar indiferente.
February 8, 2024
Será mi culpa, que no tengo sensibilidad para estos ejercicios de estilo.
May 4, 2022
De partida...es un libro muy particular.
Entre sus líneas se respira la radición hispánica atiborrada de postmodernidad americana, aliñada de lalangue de Joyce y con retazos de Hammet.
Dicho esto, el autor es joven, lo que explica su interés por sorprender, así como de emplear un gran número de recursos. Personalmente, le veo también ecos fílmicos a lo Tarantino.
Desde luego, no recomendable para todos los públicos, Pero, eso sí, bastante más recomendable que tantos otros autores jóvenes de la escena nacional.
Por cierto, su libro de relatos (Estupendamente mal) demuestra gran capacidad para la insinuación aderezada de potencia estilística.
Entre sus líneas se respira la radición hispánica atiborrada de postmodernidad americana, aliñada de lalangue de Joyce y con retazos de Hammet.
Dicho esto, el autor es joven, lo que explica su interés por sorprender, así como de emplear un gran número de recursos. Personalmente, le veo también ecos fílmicos a lo Tarantino.
Desde luego, no recomendable para todos los públicos, Pero, eso sí, bastante más recomendable que tantos otros autores jóvenes de la escena nacional.
Por cierto, su libro de relatos (Estupendamente mal) demuestra gran capacidad para la insinuación aderezada de potencia estilística.
Displaying 1 - 6 of 6 reviews