Santiago de Chile, invierno de 1984. Llueve mucho. Juan González tiene techo seguro, pero pasa frío y la plata no le alcanza ni para comprar una bolsita de té. Por eso acepta un trabajo como junior en una oficina sin nombre, en pleno triángulo militarizado del barrio República.
El trabajo de Juan es rutinario y aburrido. Lleva sobres dentro de sobres a otros edificios del barrio. Camina al centro para pagar cuentas. Y finge que no sabe lo que ocurre a su alrededor.
Hasta que un día le toca llevar el Opala sin patente de su jefe, un poco más arriba de San José de Maipo, junto al río y entre las montañas. Allá Juan entra en un valle maldito, embrujado, donde los pobladores aseguran que han visto al Diablo; donde criaturas de pesadilla duermen bajo tierra en patios de casonas abandonadas; donde nacen los niños monstruo.
«Los Niños Monstruo» es una novela autoconclusiva de la serie «Lockwar».
Dan Guajars escribe las historias y su otro yo, el tenebroso, las disfruta. Se lo puede encontrar con el nombre de Daniel E. Guajardo Sánchez en Providence, Chile.
Periodista de profesión, lector y autor de fantasía urbana, terror cotidiano y ciencia ficción hopepunk desde muy joven. Trabaja como consultor en una agencia de marketing digital. Estudió un diplomado de edición y un diplomado de guion de ficción mención TV.
Está felizmente casado con Lucía Gabriela y es orgulloso padre de Amanda Luna y Margarita Aurora.
Oye, me gustó caleta el libro. Yo me leí el cuento llamado "Aquí duerme el diablo" que es con el que parte la antología Poliedro Seis. Y como me gustó bastante y sentí que no podía ser solo un cuento, terminé dando con que efectivamente, era un libro.
Un libro corto, conciso. Una manera interesante de contar una historia de -monstruos, brujos, magia, mafiosos- en medio de la dictadura de Pinochet.
Me encantó cómo estaba escrito, tosco, desde la pobreza, la suciedad, la miseria, la tristeza, la desesperanza... y a la vez una luz pequeña allá por el final.
Amo cómo se crea este ambiente de dictadura, amo como nos transportan a los 80. Mi escena favorita es lejos cuando los vecinos arropan a Juan, si leyeron el libro, entenderán.
Me he llevado una increíble sorpresa con esta historia: ágil, bien contada, entretenida y atrapante. Todo ocurre en el invierno de 1984 en Santiago de Chile, cuando Juan González es enviado a dejarle el auto a su jefe en Cajón del Maipó. Hasta allí nada extraño, pero llega a encontrarse con una operación por parte de agentes del Estado Chileno (CNI) y toparse con criaturas que nunca en su vida antes había visto; ni siquiera en sus peores pesadillas. Allí nos entrometemos en la vida de Juan: de cómo vive, de cómo le afecta la situación social de la dictadura, de su trabajo como junior, de lo que está siendo testigo y qué papel debe jugar él. Trepidante, recorremos Santiago de los años 80’s, nos adentramos en una oficina de “gorilas” y además, nos vemos enfrentados a fuerzas oscuras que intentan pasar desapercibidas. Debo decir que me ha gustado un 95%, porque al terminar el escritor agrega “explicaciones” de su novela: cómo surgió, la idea, la referencia, etcetéra y siento que eso mata en algo la magia de una historia que te atrapa y que tú como lector o lectora puedes concluir sin esa ayuda en el mismo libro. Pero ten por seguro/a que será un libro que te ayudará a pasar el rato de manera divertida con la lectura.
Que manera de sufrir con Juan. Es de esos personajes que por casualidades de la vida, quizás, termina en medio de una situación sobrenatural que se escapa de su comprensión. Por si no fuera poco, está con la amenaza constante de que a la mínima equivocación o capricho de sus jefes lo manden para el patio de los callados o un lugar peor. La verdad es que no puedo evitar empatizar con sus temores, su cobardía y su tartamudeo. A pesar de lo anterior, cuando se encuentra frente a estas criaturas y una situación de lo más surreal no huye de ella. Y, aunque fuese por presión de Reyes y Carmona, termina adentrándose más en este mundo oculto a plena vista. Vaya mundo, además de transitar por el Santiago de la década de los 80, poco a poco nos iremos enterando del origen de estos “monstruos” y de cómo estos matones lidian con ellos y su monstruosa progenie. De hecho, en Puente Alto Juan conocerá a Pepe, el “especialista en salvar niños monstruos”. Mi escena favorita es el encuentro con los niños y niñas que le dan el nombre a este libro, fue mágico en muchos sentidos de la palabra. Tanto así que me quede con ganas de aprender y leer más sobre ellos. En cuanto a ese giro argumental durante el clímax del conflicto, no me lo esperaba para nada. No estoy segura si fue del todo de mi agrado porque recién estaba armando el rompecabezas en mi cabeza, pero lo acepto. En resumen, fue una historia interesante, entretenida e intrigante.
Esta fue la primera obra que leí de Guajars, y debo decir que me gustó tanto, que a penas me duró un par de días. La forma en que retrata la tragedia de Juan, desde el trabajo extraño en el que se ve envuelto, lo sórdido de aquella época y aquella organización gubernamental, hasta el giro que toma todo al pasar a lo sobre natural me atrapó, llevándome a empatizar con el protagonista, y desear que saliera de ahí. El único elemento que me descolocó fue la recta final, y por no dar spoilers, solo diré que, si bien no fue apresurado, sí fue inesperado, pues sentí que algunas cosas quedaron sin decirse. No sé si habrá sido así porque vendrá una continuación, o por alguna otra razón, pero en líneas generales, disfruté mucho el libro y quedé con ganas de más. Volveré a leer a Guajars a penas pueda, pero ahora en su beta de ciencia ficción, que es mi género preferido.