La Historia del Arte con uno de los grandes divulgadores de Españ @ElBarroquista.
Cualquiera que haya visitado un museo o haya hojeado un libro sobre arte habrá escuchado o leído frases rimbombantes y categóricas como «Nos encontramos ante la gran obra maestra del siglo XX», «Este artista es un genio» o «Aquella pintura cambió el mundo». Esta concepción de la creación artística -basada en la aceptación de un canon preestablecido que privilegia unos estilos específicos y encumbra unas firmas concretas-,lejos de favorecer el aprendizaje y hacer el arte más accesible, ha encorsetado el placer del público general y ha condicionado su gusto.
En este libro, el historiador del arte Miguel Ángel Cajigal Vera -conocido como El Barroquista en su labor divulgativa- propone una nueva manera de acercarnos a esta disciplina y nos invita a disfrutar del arte sin prejuicios y con total libertad.
Otra historia del arte es un ensayo estimulante que nos abre las puertas al museo particular del autor, donde conoceremos historias fascinantes y obras personalísimas, como las de Maurizio Cattelan, Teresa Margolles, Piero Manzoni o Fiona Banner, junto a piezas muy reconocidas de Guo Xi, Frida Kahlo o Artemisia Gentileschi.
Y tras finalizar la lectura comprenderemos por qué no pasa nada si no nos gustan Las meninas.
Quizá algunos de vosotros recordáis el programa de TVE, "Mirar un cuadro", en el que se intentaba analizar para el gran público algunas de los principales obras pictóricas custodiados en nuestras pinacotecas.
Este programa estaba muy bien, si tenéis oportunidad de ver algún capítulo no os arrepentiréis, pero este formato no es lo que encontraréis en este libro. El autor, muy conocido en redes sociales con el pseudónimo de "El barroquista", pretende un acercamiento al arte, a la historia del arte sin prejuicios, sin ideas preconcebidas, sin tener en cuenta el canon de lo que es una obra de arte que todos tenemos en la cabeza por nuestra formación, o por nuestra cultura. Cuando vamos a un museo y contemplamos una obra de arte reconocida de forma unánime como obra maestra y "el diablillo malo" nos susurra al oído: "pues no es para tanto, no se que le ven a esto", el "diablillo bueno" rápidamente se encarga de tapar esta opinión en el otro oído: esto le gusta a todo el mundo, es una obra maestra, así que a callar y a disfrutar.
Esta es precisamente la idea que pretende transmitirnos el autor en este libro, que la interpretación del arte debe ser libre para cada uno de nosotros, sin prejuicios y sin ideas preconcebidas, que no debe gustarte nada por decreto y para ello intenta darnos una serie de claves, de distintos elementos que suelen aparecen en el arte y como han evolucionado a la largo de la historia. La idea es buena, pero creo que se ha quedado en los mimbres, el análisis de estos elementos me ha parecido demasiado vago y con poco contenido para alcanzar objetivo tan loable, pero el intento ha sido bueno. Opinar es fácil: me gusta o no me gusta. Pero si el que opina tiene un bagaje de adecuado esta decisión se realizará con un mayor conocimiento de causa.
Yo también confieso: No me gusta el Guernica, no hay por donde pillarlo (sorry)
Es un libro que disfruté mucho. Fue como sentarse a tomar un café con Miguel Ángel mientras charlábamos de arte. Muchos argumentos de los que expone no los había considerado de la forma en la que él los plantea. Es un libro para aquellos que quieran apreciar el arte desde una perspectiva más abierta.
Me gustó mucho. Más que intentar ser un libro de texto, es una reflexión sobre el concepto de arte, y sobre cosas que los legos nunca nos fijamos. La primera parte intenta cuestionar tus preconcepciones del arte. Y te pone a pensar en temas que nunca habías pensado antes. La segunda parte toca temas más individuales como retratos, animales, autorretratos, etc, del cual destaco el capítulo sobre arte abstracto. Es buenísimo. Noté que la proporción de hombres y mujeres de los artistas mencionados es de mitad y mitad y leer esto es algo muy refrescante porque me hizo googlear muchos cuadros y artistas que desconocía y que me deslumbraron. En conclusión fue un libro que devoré y que me gustó mucho. Los que buscan en él un libro de texto, organizado por fechas y nombres comunes no lo encontrarán aquí.
Una aproximación novedosa a la Historia del arte, fresca, bien escrita y muy a tono con los tiempos que vivimos.
Es normal que de un tema como este se encuentre uno libros, incluso de naturaleza divulgativa, que o bien son muy académicos o se reducen a una colección de láminas con descripciones relativamente superficiales - o demasiado detalladas - destinadas a turistas de museo.
Debo reconocer que "Otra historia del arte" es mi primer libro introductorio en el tema - aunque tengo otros esperándome en la biblioteca - y la verdad ¡me ha encantado!. Logró en mi lo que debe lograr una buena obra divulgativa: ahora quiero saber más, leer otras obras, incluso obras más académicas sobre Historia del arte. También ha operado en mí una transformación en la manera en la que creo apreciaré en lo sucesivo el arte, en museos, en libros o simplemente en Internet. Sé que parecen demasiadas cosas para un simple texto divulgativo, pero a veces solo se necesita eso: un empujoncito.
El libro se organiza en dos partes.
En la primera parte, Miguel Ángel presenta una serie de ensayos cortos, escritos con una buena dosis de humor e ironía, en los que nos presenta una visión propia y en algunos muy original, de temas claves de la Historia del arte: ¿son los cánones buenos en el arte? ¿no han exagerado demasiado los biógrafos de los grandes artistas al resaltar elementos de la historia personal para crear mitos humanos? ¿es el arte contemporáneo realmente el fin del arte o estamos en realidad viviendo una era de creación artística sin precedentes? ¿qué es una obra maestra y por qué parece haber tantas? ¿qué es el efecto Stendhal? ¿alguna vez te ha dado un soponcio presenciando una obra artística? ¿es el gran arte solo innovación o hay también grandes obras, creadoras y creadores que producen obras con estilos de otros tiempos?.
En la segunda parte, la más extensa, el autor nos presenta una nueva aproximación a la Historia del arte - de allí el nombre del libro, en la que en lugar de un recorrido cronológico o estilístico por la Historia de la creatividad humana - que es la aproximación usual, Miguel Ángel nos lleva en un viaje de reconocimiento de algunos temas centrales: el arte y el contexto cultural en el que se crea, el arte como expresión de sentimientos, la representación de los animales, la representación de niñas y niños en el arte, el arte abstracto, la naturaleza muerta, entre otros.
¡Que buen viaje es este libro!
Una cosa me gusto particularmente del trabajo de Miguel Ángel en "Otra historia del arte": su esfuerzo por escribir una Historia del arte inclusiva, en la que se resaltan casi en la misma proporción las obras de grandes artistas masculinos así como la de las innumerables maestras del arte que han quedado fuera del Canon. Igualmente, se nota el esfuerzo por exponer ejemplos procedentes del arte que se produce en culturas diferentes a la europea. ¡Bien por eso!. Yo sé que llamarlo un "esfuerzo" puede ser injusto con su autor; se nota a leguas que Miguel Ángel pertenece a la generación de académicos que ya han incorporado mentalmente la idea de que el 50% de la humanidad ha sido excluída de la Historia y de que existe un mundo de arte y cultura allende el Mediterraneo. Aún así, creo que no es fácil encontrar tantos ejemplos como los que son necesarios y le agradezco a Miguel Ángel por su dedicación. También me gustó el uso de lenguaje no sexista; aunque es inevitable que no todo el libro pueda gozar de esa característica, se nota también que en la cabeza del autor como académico del arte, las mujeres existen.
El libro solo tiene un “defecto”: le hacen falta como 200 páginas de láminas a color con las obras que ilustran los distintos ensayos que lo componen. En realidad incluye 20 laminas al final pero definitivamente no es suficiente. Si van a leerlo prepárense a hacerlo al lado del navegador para que vayan buscando los artistas y las obras de las que habla Miguel Ángel. Les aseguro que la experiencia es completamente diferente.
Ahora bien, entiendo perfectamente que la edición actual no incluya todas estás imágenes. Conociendo los enredos que existen en el mundo creativo con los derechos de autor estoy seguro que si los editores hicieran un esfuerzo por agregar todas las posibles imágenes, terminarían con un monstruo de 1000 páginas que constaría 10 veces más. El resultado es que tal vez el libro no sería nunca publicado o quiénes no podemos darnos el lujo de comprar grandes libros sobre arte, jamás lo habríamos leído.
Para quienes se vayan a animar a leerlo después de conocer esta reseña, he preparado en Twitter un hilo (vayan a este enlace para leerlo ahora mismo) con una colección más o menos exhaustiva de las obras pictóricas y escultóricas que se citan en el libro. Pueden leer el libro mientras navegan por el hilo. O pueden no hacerlo, pero ahí les queda el hilo con el que me divertí y aprendí mucho.
Entiendo que es un libro bastante introductorio pero como yo no sabía casi nada de historia del arte me ha resultado muy útil. Además, es genial conocer las obras, autores y autoras que reseña en la segunda parte. Se lee rápido. Muy recomendable.
Hace ya 12 años, tras el éxito de mi obra teatral “Historia de España en 70 minutos”, se me ocurrió escribir y dirigir un espectáculo parecido al que llamé “Historia del arte universal en 80 minutos”, en el que tres actores interpretaban cerca de 90 personajes desde Altamira hasta los emojis de hoy en día. Para mí era imprescindible incluir en el espectáculo las tradiciones artísticas no occidentales, y las pasé canutas buscando documentación relevante para aprender sobre ellas. Recuerdo tirarme de los pelos varias veces porque varios manuales llamados “Historia del arte universal” se limitaban a repetir una y otra vez los hitos del arte occidental que ya conocemos, incluyendo, en todo caso, a Hokusai, los relieves del palacio de Asurbanipal y muy, muy poco más.
Es por eso que he disfrutado especialmente de este libro de El Barroquista, a quien sigo y leo en redes sociales, y que aquí ha conseguido crear esa “Otra Historia del Arte” que tanto nos hace falta para que dejemos de mirarnos el ombligo en Occidente, sobre todo los señores. Gracias a la estructura transversal, organizada en temas y géneros y no en etapas o siglos, nos es posible apreciar una comparativa infinitamente más interesante al relacionar, por ejemplo, el retrato de Mao de Tiananmen con la iconografía religiosa universal o el Monte Rushmore. O la importancia de los autorretratos a lo largo de la historia, incluyendo en un mismo apartado a Durero, Serebriakova -¡por fin un manual de divulgación artística que la incluya!- o nuestros selfis diarios.
Lo he escuchado en audiolibro, narrado por el mismo autor, lo cual me ha hecho detener la reproducción varias veces para irme a google a buscar la obra de arte de la que estaba hablando. Muy, muy recomendable.
Me ha parecido un libro maravilloso. Un paseo por la historia del arte en el que tienes una conversación con el autor y no quieres que se acabe. Muchos libros sobre arte aunque den muchos datos o análisis interesantes en algún momento se hacen tediosos o aburridos en algunas partes. Aquí no encontramos tantos datos pero en ningún momento se hace aburrido. Un estilo fresco, actualizado y cercano.
Por otro lado, he descubierto a infinidas mujeres artista que no habia escuchado nunca. Me atrevería a decir que aparece el mismo número de mujeres artistas que de hombres. Lo mejor de todo es que no tienen un capítulo a parte ni este es un libro "con perspectiva de género ". Al contrario, están perfectamente integradas en el lugar que les corresponde, como debería haber sido siempre.
Siempre he disfrutado del contenido de HdA en rrss de El Barroquista y aquí no iba a ser menos. Lo que más agradezco de este libro es que no hay separación de mujer/hombre artista, simplemente es inclusivo con ambos como creo que deberíamos plasmar en la HdA. Admiro mucho de Miguel Ángel su manera de ver el arte y la perspectiva y emoción que te transmite con sus explicaciones. Tenía las expectativas muy altas y a lo mejor eso me ha perjudicado un poco en la lectura, pero ha conseguido que reconecte con mi emoción por el arte en una época en la que me notaba menos vinculada a ella.
Cómo bien dices el arte es subjetivo . No soy una entendida pero cuando he vivido sobretodo en capitales como Madrid y Londres he intentado ir mucho a pinacotecas y museos . Y mi pequeña base tengo. Desde obras del Mundo antiguo a lo más in en arte conceptual y de última . Y reconozco que no todo me gusta , yo hubiese discutido con románticos , prerrafaelistas e impresionistas porque en todo había belleza y cosas que no eran para tanto , pero todos podían ser aceptados . Se entienden los cambios , los que no querían seguir la academia por innovar , por supuesto hay q renovar , pero puede haber belleza en todo. Si me apuras el expresionismo alemán me gusta menos que el abstracto . Entiendo su arte protesta , pero no me gusta . Yo tb coincido con que Velázquez y Vermeer no eran de este mundo y si me apuras tampoco Leonardo y Miguel Ángel o Boticcelli. Tintoretto, Boguereau, Klimt, O, Keeffe, Tadema, Cesanze o Van Goth , Larsson ilustrador sueco por decir algunos tenían un don. Gracias por el libro y los detalles que a veces se nos van a los aficionados. Recuerdo en una última visita a museo contemporáneo un pintor que hacía grandes lienzos monocolor azul añil, dorado, rojo , y una gran sala de llenaba de esos círculos y cuadrados , y soy tb rajona del arte muy contemporáneo pero en conjunto me gustó , soy muy de colores y ese quizá homenaje al color no quedaba mal. Aunque supongo tenía su sentido para el autor. La obra de Warhol no creo sea lo más, pero no le quito mérito a su innovación y saber sacar jugo de iconos sociales y publicitarios . Con la fotografía me pasa igual, pero a veces es un pellizco que te dice te gusta o no. A veces me gusta ir a exposiciones de gente aficionada y estudiantes y ver qué se puede crear hoy , quién puede aún sorprender , y desde luego no le quito mérito al talento , pero tampoco al gusto de crear y placer , aunque no vayas a ser un Leonardo o un Picasso . Seguiré con mis libros y guías de como apreciar una buena obra de arte , y como apostilla prefiero La venus del espejo de Velázquez que tanto visité en Londres , y La vieja con huevos fritos , a Las Meninas , no me disgusta, pero no es de mis favoritos. Así como La joven de la perla o la noche de V.Goth sigue siendo de mis favoritos . O Venus y cupido de Boguereau ( creo lo escribí bien ) o la escultura de un ángel como caído , no recuerdo ahora su autor . Todos tenemos nuestra lista , eso es indudable , y desde luego hay q ser respetuosos con otras obras y autores . Hay que ir a museos , y exposiciones, hay que vivir el arte , y enseñárselo a los chicos porque es lo que creamos por placer , por amor a la belleza y la vida.
El libro me ha recordado a Homo historicus de los buenos de Ad Absurdum y también compañeros del autor en el programa de TVE El condensador de fluzo. No es un libro de Historia del Arte al uso, sino un libro sobre la disciplina del la Historia del Arte.
Aborda diferentes temáticas de interés para el público en general, especialmente los tópicos sobre el arte abstracto o la agency histórica de algunas obras y el por qué. También el por qué ciertos autores o autoras son canonizados y si se ha abusado del término "obra maestra".
Creo que en la propia crítica de la disciplina el autor consigue hacer llegar el arte a un público no especializado que se pierde en cierta pedantería o soberbia académica, sin que por ello pierda rigor, gracias a una distinción entre método/técnica/contexto y gustos del espectador.
Miguel Ángel, además, consigue una obra pareja en número de artistas mujeres y hombres, sin que sea una libro de temática feminista o que busque precisamente poder de relieve el papel de la mujer en la historia, recordándonos, como Guda de Weissfauen, que ellas también forman parte del grupo de artistas.
Soy una persona que nunca ha dado Hª del Arte, que en ocasiones ha caído en tópicos de los que habla el autor o que se ha planteado ciertas preguntas del libro pensando que eran cosas que "debería saber" y que parecían preguntas locas o absurdas, es por ello por lo que me atrevo a decir que acerca al público no familiriarizado al arte.
Como crítica principal destacaría que, aunque si que se hace un tarea por salir del eurocentrismo típico que se da en MUCHAS disciplinas metiendo obras de otros lugares, sobre todo de Asia, se centra mucho en explicar obras de "occidente".
Segunda lectura relacionada con el arte (o con la historia del arte, aunque en este caso el eje diacrónico queda un poco más diluido que en la otra) que he realizado en poco tiempo: hace poco he leído Te gusta el arte aunque no lo sepas de Sara Rubayo, que también me prestó mi compañero y amigo Rubén, y que me encantó. Este también me ha gustado mucho. Más la primera parte que la segunda; en la primera lleva a cabo una serie de reflexiones personales, mientras que en la segunda analiza el arte desde diferentes perspectivas temáticas (el autorretrato, la expresión del paisaje, de los animales, de la divinidad, del cuerpo humano, etc.). Muchas referencias quedaban lejos de mis conocimientos o de mis referencias, lo que me ha obligado a realizar bastantes búsquedas en internet y me ha impedido, seguramente, sacarle todo el provecho posible. Sin embargo, confirma que El Barroquista es una persona muy informada en su disciplina y con una clara capacidad divulgadora.
Súper interesante y ameno, tanto si tienes nociones sobre arte como si no. Me encanta la estructura, dividida en temáticas de la historia del arte y sin buscar un relato cronológico. También me gusta que no pretende ser una historia del arte única y universal, sino que explica formas en las que se desarrolla esta disciplina y deja entrever que hay mucho más que ver, analizar y aprender. Además, las reflexiones y puntos de vista me han fascinado, tengo el libro lleno de subrayados y notitas a modo de diálogo con el autor.
Buen libro. Sintetiza conceptos clave para comprender el arte mejor y con mayor libertad y lo hace de manera muy amena, cargando el relato con ejemplos muy asimilables, memorables. Me ha encantado el capítulo en el que aborda el canon, que es algo que ya le había leído en Twitter y me abrió la mente en canal. También el concepto de "obra maestra", y muy destacable su óptica feminista y reivindicativa todo el tiempo. Muy aconsejable si te interesa el arte, sin importar tu grado de conocimiento sobre la materia.
Igual esto que voy a decir es una tontería, pero me ha sabido a poco la selección de imágenes de referencia incluidas en el libro respecto a la cantidad de obras que se mencionan en cada capítulo. No sé tanto de arte como me gustaría y me ha resultado un poco incómodo tener que parar de leer cada pocas palabras para buscar los cuadros o esculturas que no aparecen en el anexo final del libro y poder decir "ah, pues es verdad esto que comentaba el autor".
El Barroquista analiza el por qué del canon actual del arte: por qué las obras que están en los museos están ahí, por qué no hay casi mujeres en sus paredes, qué criterios se siguen para catalogar algo como Arte y de dónde se han sacado dichos criterios.
Me parece interesante como un primer acercamiento crítico si nunca te lo has planteado. En mi caso se me queda corto pero, aún así, es entretenido e interesante.
Una de las actividades de los amigos jóvenes del Museo Thyssen era leer este libro en su club de lectura #LabThyssen ¿Arte + lectura? ¡Por supuesto que me apunto!
Me ha parecido un ensayo bastante sencillo en cuanto a lenguaje, por lo que, tanto los temas que presenta como sus conclusiones e ideas se entienden a la perfección y no hace falta que seas un experto en la materia o sepas de historia del arte para comprenderlo y disfrutarlo. Sin embargo, como punto negativo tengo que añadir que me ha resultado demasiado superficial para mi gusto y hubiera agradecido que se extendiera más en los melones que abre. La temática es variada, pero sus capítulos son cortos y las conclusiones e ideas se me hacen vagas y poco profundas.
Los retratos, las obras maestras, el canon, la infancia, el síndrome de Stendhal, los bodegones, la divinidad, el arte como propaganda ideológica, el valor de la firma o las biografías morbosas son temas por los que se pasea el libro. Con capítulos cortos y buen ritmo, Miguel Ángel nos presenta artistas, anécdotas y miradas diversas.
No es un ensayo al uso sobre historia del arte: no enseña periodos históricos ni explica los diferentes estilos, por lo que si buscas un texto divulgativo este no es tu libro. Su misión es contar los puntos de vista del arte haciendo hincapié en la libertad tanto del creador como del espectador, alejándonos de prejuicios, cánones, ideas preconcebidas y arcaicas. En este sentido, creo que es original, puesto que es la primera vez que leo un ensayo dedicado a la forma de mirar. Además, dedicar un capítulo a la infancia y salirse del foco de Occidente me ha encantado.
Aunque me hubiera gustado que añadiera notas al pie de aquellas referencias que no están registradas en el anexo y que añadiera más fotos de los cuadros que menciona, creo que ha sido un libro que ha aportado un debate interno muy interesante. Me quedo con una lista de artistas que desconocía y otra de libros que ha usado el autor para documentarse.
Por último, lo incluyo en el #24retosdelectura en la categoría 18 (con mujer en la portada).
Entre tanta bibliografía dedicada a la historia del arte, muchas veces de manera poco accesible, Otra historia del arte me ha parecido un libro de divulgación bastante bueno para acercarse al arte desde un punto de vista diferente al que dicta la corriente de opinión general.
En la primera parte el autor pone una base sobre la que va a trabajar la segunda parte, empieza a comentar la importancia del contexto en el que se hizo una obra y como solemos interpretar una pintura desde el contexto actual en vez del de la época, qué es una obra maestra o la creación de mitos alrededor de la figura de algunos artistas
En la segunda parte, en cada capítulo se aborda un tema aportando información que no tiene que ver con lo académico o técnico. No disecciona qué características tiene el barroco, más bien se centra en temas más específicos como la representación de la infancia o la muerte en la pintura, la importancia del retrato en la historia del arte, por qué es tan popular el bodegón (era un género con el que era fácil practicar), hasta la razón política detrás del monte Rushmore, pasando por cómo el arte da forma al imaginario colectivo de una ciudad. Lo explicado en cada capitulo de esta segunda parte, más la base de la primera, se puede ir aplicando al posterior encajando poco a poco todas las piezas del libro.
Me gustaría abordar varios temas con el autor para profundizar en ellos. Hay algunas justificaciones que no logro comprender del todo, que entiendo que serán más claras para alguien inmerso en el mundo del arte, a diferencia de la mayoría de los lectores. Por ejemplo, la justificación de la importancia de las obras de Catellan.
Con todas sus cosas buenas y sus cosas malas, como dice en el epílogo, su intención es que nos enfrentemos obras con otros ojos , que nos formemos una idea con criterio y que tengamos otra opinión mas allá de la preformada por lo que dicta el canon.
Un acercamiento iconoclasta y desmitificador a la historia del arte, que derriba, entre otras cosas, la figura del genio, los cánones intransigentes, la abundante sacralización de las obras o la afectación y desmesura con la que se contemplan. Es decir, pone cierto sentido común a algunas ideas preconcebidas que se tienen sobre el arte y muestra una mirada diferente; una mirada que pasa por ser el eje central del libro y a la que, como objetivo, se intenta educar.
En general, me ha gustado bastante, pero algunos capítulos mucho más que otros. Por ejemplo, la defensa a ultranza que hace de una obra de Maurizio Cattelan titulada "Comedian" (un plátano pegado a una pared) me parece casi insostenible. Y, sin embargo, aquellos capítulos dedicados a desencorsetar el discurso tradicional de diferentes aspectos del arte me han encantado.
Miguel Ángel ama con locura las Meninas. Y en este libro separa su composición para mostrarte cómo la obra abarca diferentes aspectos en la historia del arte: Desde el retrato, hasta el bodegón, la animalística, el discurso de los ganadores, la selfie y muchísimo más.
A la final te pueden o no gustar la Meninas, pero es una conversación que disfrutarás mucho y te acercará a ver las obras artísticas con una mirada diferente.
Interesante y muy lúdico. Hace hincapié en la falta de referentes femeninos, pero se ha encargado de darnos nombres y exponer su trabajo. Se agradece.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con su opinión sobre los desnudos en el arte. La intención y el contexto del/ de la artista definen su obra. No es lo mismo un desnudo femenino pintado por Picasso que un desnudo femenino de Harmonia Rosales.
En líneas generales bien, es un libro fácil de leer y el autor, como divulgador que es, se expresa bien. Sin embargo tengo varias pegas. En muchas ocasiones me parece un tanto repetitivo: en cada capítulo el autor quiere expresar una idea o concepto que se puede resumir en unos pocos párrafos, si bien él lo ilustra con muchos ejemplos redundantes. En general habla de cosas muy sabidas, conceptos un tanto manidos. Entiendo que para un público que se acerque de 0 a la historia del arte pueda ser interesante, pero a la mínima que sabes un poco te resultará repetitivo. Me resulta más interesante la segunda parte que la primera, en la que menciona algunos ejemplos o autores menos conocidos. Finalmente, y esto es una apreciación totalmente subjetiva, considero el tono del autor un tanto prepotente y condescendiente hacia el lector, no sabría explicar porqué. En resumen, bien pero no lo recomendaría, olvidable.
Dudo mucho que alguien se vaya a sentir mal por reconocer que no le gusta el cuadro de “Las Meninas”. Desde luego no es mi caso, aunque sí el de otros muchos cuadros de reconocida fama y que no me dicen gran cosa. Pero suponiendo que te sintieras mal por ello, aquí tienes un buen libro para que tu mente se libere de esa carga.
Y vale, aquí mismo tenemos el meollo de la cuestión de esta lectura. ¿Consigue realmente el autor su objetivo de hacer que te sientas mejor? Pues no lo acabo de tener claro, pero lo que sí puedo decir es que no me arrepiento del tiempo invertido en su lectura.
Lo que sí deja claro “el barroquista” (a quién reconozco no tenía el gusto de seguir en redes sociales, aunque eso va a cambiar) es que la culpa es del Canon establecido por “ilustres” entendidos del arte, que han creado una suerte de “Hit parade” en connivencia con museos y demás instituciones, haciendo que lo que no está en esa lista venga a ser ignorado o desestimado. Pasa con el arte como pasa con cualquier otra cosa. Y si se te ocurre ir al Louvre y salir sin haber visitado la “Mona Lisa” (aunque es posible que te la pasaras de largo dado el tamaño de la obra, salvo por las aglomeraciones a su alrededor, que evitarán que te pase tal desgracia) mejor será que no lo cuentes, o ya vendrá cualquier listillo a ponerte a caer de un borrico. Que puede que A) el listillo sí que haya visitado la obra. Y B)no tenga ni pajolera idea de quién, cómo y porqué se pintó. Es que hay mucho listillo por ahí suelto.
Y ya de paso que te lees este librito (apenas 250 páginas) para aliviar tu conciencia aquí mismo descubrirás datos interesantes y, lo que es mejor, obras de arte de toda índole, algunas de las cuales (en mi caso) no tendrías ni idea de que existían.
Lástima que al final del libro sólo vengan 28 láminas para poder ver algunas de esas obras, pero créeme si te digo que te pasarás la mayor parte del tiempo pidiéndole a San Google que te enseñe el resto de las que menciona el autor. Algunas de las que desconocía me han dejado ojiplático perdido.
Los temas que trata y cómo los trata podrán ser objeto de debate por cualquier lector, pero a mí personalmente el carácter divulgativo de la obra me ha convencido. Me lo he pasado bien y he aprendido. ¿Qué más puedo pedir?
Y si de reconocer obras de arte que no te inspiren gran cosa se trata, ya que estamos mencionaré que la ya citada Mona Lisa no me dice gran cosa. Y si me mencionas el arte abstracto apaga y vámonos. Ya me diréis cuántos latigazos me tocan por la confesión. Pero eso después, que ahora tengo entradas para el Prado