En nuestro mundo virtual el sexo está a una pantalla de distancia. Por primera vez en la historia, podemos consumar el deseo con un simple deslizamiento de dedos sobre el Smartphone. La nueva realidad –que llegó para quedarse y que ya habitaba entre nosotros– ha cambiado para siempre la forma en la que desarrollamos los vínculos sexo-afectivos. Hoy podemos elegir. Elegir una foto, un filtro, una pose, un rol, una edad, un cuerpo, una clave, un espejo, una vida –puedes destruirla si no te gusta– porque “tú eres el paisaje ahora”.
En Grindermanía, del sexo urbano al sexo virtual, ingresamos a un mundo subterráneo que seduce. Ligues callejeros producidos por un cruce de miradas, orgías de treinta y seis horas o sexo químico concertado por una app. Todo lo que imaginas. Todo al alcance de todxs. Este necesario libro narra de forma íntima y a la vez erudita la trama histórica que antecede a esa realidad. Reflexiona y conceptualiza cómo nuestras pulsiones han mutado de forma radical en las últimas décadas debido a las redes sociales. También opera como la autobiografía oblicua de uno de los escritores e intelectuales más alucinantes del panorama chileno, que desde su temprano activismo LGTBIQ+, ha construido una obra-trinchera que difumina géneros y moralismos.
Nunca había leído a Juan Pablo Sutherland y la primera impresión que tuve fue que tiene cierta comodidad en su papel. Pareciera que todo el tiempo quiere shockear a alguien, presumir de las drogas, de sus carretes sin fin y de sus andanzas sexuales como si fueran una cosa abyecta y terrible, como si le dieran cierto poder e insuflaran su ego. Pone mucho énfasis en lo del sexo químico, en el ritual frenético, en el cóctel de drogas, en la gente perdida, y al rededor de unas ochocientas veces en la palabra yonqui, especialmente para definirse él. En todas las palabras que haya que usar para hacer que su vida suene a una cosa salvaje y rebelde.
Me pregunto para quién escribe Juan Pablo Sutherland, pensando en quién. Y me imagino que le escribe a una clase alta impresionable, a alguna persona que ve esos reportajes en la tele para asustarse con la delincuencia. Por el contrario, a una persona que use las mismas redes que él (Grindr, el ciber, los baños de un mall), el libro podría parecerle el discurso de alguien que llegó tarde. De alguien que cree que lo sabe, pero no lo sabe. Y que muchas veces, su rol de semiólogo de este mundo (como él mismo se llama), se topa peligrosamente con el gay ya mayor que no puede seguir compitiendo, que elige descargar su odio contra el gay de gym, que no alcanza a verlo todo porque ya no tiene acceso porque arrastra un cuerpo que no lo deja cruzar la puerta. Así que escribe para quienes menos acceso tienen aún. El libro lo escribe un narrador que llegó tarde, que solo puede ver hasta cierto punto y establece diagnósticos a partir de la superficie que se le ofrece.
En el libro no encontré muchos análisis nuevos, pero sí una gran lista de lugares comunes. No sé si necesito leer a Juan Pablo Sutherland para saber que Grindr es una “vitrina”, un “menú de cuerpos”, que somos pedazos de carne en la carnicería. Sí, sí, sí, sí, qué más. Ya sé qué es el cruising. Creo que esperaba un análisis desde adentro, como promete el libro. Las ideas o las historias de alguien que padece estos deseos contradictorios. En cambio, Sutherland se esfuerza por parecer mejor, el más inteligente, el más crítico de entre los jaleros, la primera persona capaz de explicarlo todo.
La peor parte es el final, cuando luego de usar el lugar común de este mundo terrible nos impone etiquetas y nos divide en tribus, tiene la genial idea de hacer perfiles y hablar de los “tipos de chicos” que se encuentran en Grindr, como una especie de Carrie Bradshaw. Ahí se encuentran un sinfín de prototipos, análisis pobres y diagnósticos que dan para pensar: ¿de dónde sacó esto? ¿por qué Sutherland cree que sabe más que ellos mismos sobre lo que los hombres quieren? ¿que acaso en su mundo no existe la posibilidad de buscar más de una cosa? ¿de despertar caliente y ser “un chico guarro” (como le gusta decir), y a la semana siguiente buscar una cita o un relato amoroso (y que él establece como una pose de chico tímido).
Lo que más me gustó fueron 3 cosas.
Primero, lo que el autor no dice. Por ejemplo, el resentimiento hacia el prototipo de hombre con “músculos plásticos” y que “solo se mete con gente como él”, podría denotar una cosa: que Juan Pablo Sutherland ha intentado invariablemente estar con uno de ellos y que fue rechazado. De ahí su rencor. Y me parece que todos odiamos al objeto de deseo que no podemos tener. Ahí está la belleza.
Segundo, lo ordinario que es a veces. Entre los análisis y su pretensión conceptual, se encuentran pequeños relatos de su vid,a y ahí, creo, es cuando más brilla. Me hubiera encantado saber un poco más de su novio en Bellas Artes, poniéndose jale en el pico o rechazando a hombres para sus tríos en la puerta del departamento. En el libro, el autor es mucho mejor narrador que ensayista.
O sea: hay una parte del libro que era interesante, cuando el autor se dedica más bien a relatar sus experiencias "grindermaníacas" en ciudades de todo el mundo y nos lleva de la manito a sus aventuras homosensuales en Berlín, Barcelona y más.
Esperaba que el grueso del libro escarbara en esta app en cuestión, con un análisis más profundo y fundamentado de la necesidad de que exista y cómo nos afecta. Por el contrario, cuando habla de Grindr desde un punto socio cultural, cae muy bajo, tan sólo describiendo lo que cualquier trolo puede ver al entrar a la app y tener, como decimos en mi país, "dos dedos de frente". No sé, capaz que este libro no me habla a mí y en realidad es para alguien más ajeno a todo este mundillo... pero la verdad que eso no lo veo factible. Incluso cuando caía en sus descripciones llanas, el autor toma una perspectiva muy individualista y ensañada con los usuarios de Grindr que no son más que un producto de nuestro contexto sociomarica actual. Call me naif, pero yo no me indignaría con el usuario MascxMascNoTransNoFemDiscretoBB, si no con las ideas instaladas en el imaginario gay que nos han llevado a perpetuar la homonormatividad (este concepto es lo único que le agradezco al libro).
La propuesta del libro me conquistó, y el contenido me decepcionó (y enojó un poco). Tal vez si se presentara como una colección de viñetas de lo que es ser un grindermaníaco por el mundo... hubiera sido más honesto con su oferta. De hecho en esos momentos de narración personal parecería ser donde al autor se luce.
Pero bueno, send recomendaciones serias de análisis socio culturales de la homonormatividad.
Aunque el libro es corto, estuve un tiempo largo leyendo este libro. No fue complejo de leer para nada, pero necesitaba agarrar otras cosas, pues soy una persona más de novelas. Me gustó la manera que encara todo el mundo que hay dentro de la app de citas y cómo desarrolla todas las facetas. Recomiendo si llevas un tiempo usando esta app
Le regalé este libro a mi pololo por su cumpleaños, pero terminé leyéndolo yo. Lo más rescatable del libro es el análisis que hace Sutherland del desplazamiento del deseo maricas que inundaba las calles hacia el ámbito privado debido a las apps de citas -especialmente Grindr- y cómo este nos ha recluido en las cuadriculas de nuestras fotos virtuales. Otro punto que me pareció interesante de Grindermanías es cómo, según el planteamiento del autor, el deseo narciso se ha incrementado entre los colas lo que nos lleva a practicar el desecho de los otros como si nuestros vínculos sexoafectivos fuesen el vaso plástico en el que tomamos café. Finalmente, la razón de las tres estrellas, es que a esta altura de la vida los análisis desde el yo ya me aburren y me parecen tan narcisos como la forma en que usamos la app amarilla.
Es un libro rápido de leer que analiza una nueva forma de relacionarse en el mundo gay, haciendo un paralelo con el cruising y cómo este ha ido mutando hacia un nuevo “mapa virtual”. Me pareció interesante cuando el autor relata algunas experiencias personales, pero siento que podría haber profundizado un poco más en la influencia de Grindr en las relaciones actuales. Un 3.5
Libros como este son de mis favoritos en estos momentos, y este tuvo sus cuotas de humor, ensayo y escenarios del universo Grindr. Increíble, interesante y divertido.
Me pareció un análisis superficial del fenómeno de grindr. Personalmente me hubiera gustado leer argumentos más profundos (por ejemplo profundizar en el concepto de homonormatividad). Además, las secciones a mi parecer no terminan de conectar entre sí: pasa del cruising al chemsex, luego a estereotipos de "gay" y termina con el covid sin desarrollar muy claramente ninguno de los tópicos y cómo se van conectando entre sí.