Una novela sobre las películas que nos contamos y las que no nos atrevemos a vivir.
En un mundo donde no hay guion para tanto personaje, David está lleno de dudas: no sabe qué hacer con su futuro profesional, no se entiende con su novia y se está distanciando de sus amigos. Sus problemas son los típicos de cualquier adolescente. Con el pequeño matiz de que él, en vez de quince años, tiene cuarenta y dos.
Así que cuando su hermana Bea le pide que se encargue unas semanas de su sobrino Unai, no duda de que es la peor idea del mundo. Y no solo porque no conoce a ese joven lleno de secretos. Ni porque odie compartir su espacio, sus tazas del Central Perk o sus VHS de los 90. Sino porque, tras años trabajando en el cine con nula repercusión y menos éxito, está a punto de incorporarse a un proyecto importante y al fin va a poner en pie (o eso dice) su propia película.
Son solo seis semanas, lo convence Bea.
Tiempo más que suficiente para acabar exiliado, sin contemplaciones, de Nunca Jamás.
¡Me ha encantado este viaje! Y es que creo que no es una de esas historias que tienen como objetivo llevarte a un punto concreto, sino que el valor del libro es el camino recorrido. Se percibe el cariño (y el corazón) que el autor ha puesto en cada rincón y la verdad que desborda. No trata de ser perfecto, trata de ser real. De enseñar las inseguridades, los miedos, las dudas y las costuras, porque al final nuestras vidas no son perfectas, sino que están llenas de imperfecciones que nos hacen humanos. Además, como siempre hace, trata temas muy importantes y realiza reivindicaciones que introduce con una gran maestría. También me ha encantado cómo ha mezclado entre las narraciones fragmentos de guión (lo siento, no le voy a quitar nunca la tilde). El único "pero" que le pongo es que hay alguna parte en la que las referencias cinéfilas y, especialmente, las mitológicas (la madre de David a veces me ha puesto muy nerviosa 😂😂) han sido un poco "excesivas", pero es que pegaba totalmente con el contexto en el que estábamos. Ojalá en un futuro podamos volver a leer cómo le va la vida a David... En fin, ¡que lo recomiendo mucho y que me ha encantado!
Aunque trata de lugares comunes y de crisis de edad, temas millones de veces descritos, lo hace de forma amena, el drama está pero la fuerza vital se impone y eso lo agradezco. Ha sido una buena sorpresa.
Es un libro entretenido y está muy bien escrito. La historia es compleja y, en mi caso, no he terminado de conectar con el personaje, por eso no lo he disfrutado tanto.
Las referencias son divertidas y ricas, tanto filológicas como cinematográficas, pero tengo la sensación de que todo se queda en un plano superfluo que no hace justicia a los personajes.
Esta opinión es muy personal, dadle una oportunidad si os llama la atención. Quizás os guste más.
Los amigos de David son una pieza fundamental para su vida: se conocen desde el Instituto han sobrevivido a la adolescencia y la juventud para llegar a esta madurez, sino de sentimientos sí de edad, y juntos se ayudarán a pasar estos meses que compartimos con ellos.
La familia de David es, a simple vista típica: madre, padre, hermana, sobrino; pero en la práctica hay muchas dinámicas que se irán descubriendo y que le permitirán conocerse más a sí mismo.
David es un personaje que tiene más dudas que certezas, pero que hace lo mejor posible con la situación que le ha tocado, con las decisiones que ha tomado y con las metas que se ha propuesto.
Unai, el sobrino, es un personaje que parece al principio secundario pero quien conforme vamos leyendo, va cobrando importancia y de pronto me interesó saber más de él que del propio David. Un chico lleno de matices, cuyas acciones no se pueden ver como buenas o malas a seca sino como consecuencia de sus circunstancias.
Me gustó mucho el narrador que se escogió para esta historia: un personaje externo que funge como testigo e investigador, que incluso entrevista a los protagonistas para tener una visión más allá de lo dicho por David, quien se va involucrando y a quien le tomamos cariño.
También me gustó las diferentes formas de narrar que se incluyen: si, el narrador en tercera persona pero también un monólogo interior y esos fragmentos a modo de guion de cine, así como los diálogos con los personajes de los cuadros colgados en la casa.
Las referencias mitológicas, cortesía de los padres de David, también le dieron un toque que me gustó: comparaciones para poder procesar lo que van viviendo.
Una novela con una historia principal sencilla a simple vista pero que va mostrando las subtramas que a ratos cobran más relevancia para el lector.
Un libro muy difícil de seguir, tiene mucho de Alta Fidelidad ( demasiado). Algo que tampoco me gustó fue el abuso de jerga española ( si, sé que el escritor es de allá) pero al final ese pobre lenguaje demerita su obra. No lo recomiendo.
Tuve que abandonarlo porque la cantidad de referencias al mundo pop y a lo retro eran tantas que se me hacía imposible avanzar con soltura. Puede que no conectara con la historia :(
Llevaba tiempo con ganas de leer algo de este autor; lo sigo en redes sociales y me parece una persona muy comprometida y coherente, y considero fundamental que valores como los suyos se transmitan a los adolescentes.
Este libro no es literatura juvenil, pero sí que se intuye una veta importante en el personaje de Unai, el sobrino de David. Su relación me parece uno de los puntos más interesantes del libro. En el fondo, tío y sobrino no son tan distintos; de hecho, son bastante similares. David, a sus cuarentipico años, no tiene muy claro cómo encauzar su vida; Unai, a sus quince, tampoco está muy satisfecho con la suya. Me ha hecho pensar en el proceso de maduración de cada persona -cada persona, un mundo-. David puede pecar de inmaduro para su edad, pero es necesario entender que el proceso es diferente para cada uno. Es cierto que al principio David no cae muy bien -intencionadamente por parte del narrador-, pero a lo largo de su evolución puedo llegar a empatizar con él porque al pobre hombre todo le sale mal (a veces, la verdad es que se lo merece).
La lectura se hace rápida y agradable, me gusta cómo el autor manipula las palabras.
En general, me ha gustado. Lo único que no entiendo es la manía infundada que le tienen a Esther. Y la familia de David, por otra parte, me ha parecido excesivamente "mitológica" como para conservar intacta su verosimilitud, pero tiene su punto.
Para terminar, recuerdo que este libro se publicó muy poquito antes de toda esta situación que empieza por pe y acaba con nuestros nervios. Es curioso, porque es una especie de viaje a un pasado no tan lejano. Cosas que considerábamos tan cotidianas como ir a un bar, prescindir de geles y mascarillas... Están ahí, como si no hubiera pasado nada. Y es que todavía no había pasado. Así que, como creo que David acaba aprendiendo, hay que vivir el momento. No estresarse tanto por las metas.
Una novela sobre madurar, las relaciones, la amistad, las expectativas de una generación, la precariedad, las deudas pendientes del pasado... Muchos temas y pasajes con los que identificarse.
Este libro me ha durado porque lo he ido disfrutando a ratitos. Tal vez porque enfrentarse a las crisis de los 40 (en plural) no es algo que apetezca cada día. Es mi primer acercamiento a Nando López y me ha encantado su manera de escribir, su manejo del narrador, su forma de jugar con el lector. Muchas ganas de disfrutar de sus novelas juveniles. Ya voy apuntando títulos.
Destemplada. Así me he quedado al terminar “hasta nunca, Peter Pan”. Un ni fu ni fa.
Me ha gustado mucho la forma de escribir del autor, quien tiene un estilo muy fresco y ofrece una lectura ágil. Me ha resultado además muy original el enfoque que le ha dado al libro.
David es un hombre de 42 años que aspira a convertirse en guionista, sin embargo, a pesar del talento que cree poseer, todavía no ha tenido su gran oportunidad. Lleva años dedicándose a los proyectos de otros y contentándose con pequeños trabajos que no le permiten desarrollar todo su potencial. En el transcurso de la novela podemos averiguar que el libro que tenemos entre las manos es fruto del trabajo entre David, su protagonista, y Fer, su autor. Ambos eran antiguos compañeros de instituto y a sabiendas de que Fer goza de cierto reconocimiento como escritor, David lo convence para que haga de su historia un libro, que cuando se haga relativamente conocido, él pueda convertir en guion. De este modo, en la novela, escrita en tercera persona, se entremezclan pasajes de prosa con capítulos en forma de guion cinematográfico, así como algunos fragmentos en forma de entrevistas.
Sin embargo, aunque me ha gustado mucho la forma, el contenido me ha sabido a poco. La novela tiene como eje central el relato de cómo la hermana de David le pide que se haga cargo de su sobrino adolescente durante el mes y medio que ella tiene que estar fuera por motivos de trabajo. Unai, el sobrino, es un chaval retraído, que desde que su padre desapareciera ha tenido problemas en la escuela. La relación entre ambos comienza siendo algo tumultuosa pero como era de esperar terminan por entenderse y llevarse bien. Durante el relato se tocan temas como la homosexualidad, el bulling y el intento de suicidio, pero de una forma muy edulcorada y somera. También se plantea al lector una reflexión con algo más de profundidad. La hermana de David es una apasionada de su trabajo, el cual la obliga a viajar con asiduidad. Antes podía contar con su marido para cuidar de su hijo pero desde que descubriera que éste había pegado a Unai, había pedido la custodia total. Sin embargo, cuando estando ella en Tokio, David la avisa de que Unai está teniendo problemas graves, ella no quiere regresar antes de lo debido porque teme que la echen del proyecto en el que está trabajando. En ese momento, resulta complicado no sentir antipatía por Bea y tacharla de egoísta, pero, ¿si fuese un personaje masculino quien se posicionase de esta forma seríamos tan severos con él?
Como temas satélites además, tenemos la relación de David con sus padres, a los que quiere pero que le sacan de quicio con su continuo enjuiciamiento. También con su novia, con la que lleva más de 10 años y con quien acaba de dejarlo, porque ella cree que se encuentran estancados. Se pelean, lo dejan, ella quiere volver con él pero él ya no sabe lo que quiere, tienen algo así como sexo de despedida y el personaje, así como las dudas de David de repente se esfuman, pasando a no importar nada porque David comienza a intimar con Laura, la directora de la película en la que trabaja, que sufre un claro síndrome del impostor.
Creo que la única relación que el libro muestra y que ha podido engancharme algo más es la que el protagonista mantiene con sus amigos. Los 3 personajes están totalmente estereotipados. El amigo gay, el buenazo y el chulo egoísta que se lleva a todas las mujeres de calle. Pero las dinámicas que mantienen entre ellos me han parecido las más humanas y profundas.
“La amistad no es, para ninguno de ellos, el espacio en el que hay que decirlo todo, sino el único lugar en que pueden callarse sin que nadie les juzgue por ello”. Página 92.
Creo que el problema quizá es que el autor ha querido tocar muchos palos, muchos de los problemas a los que se enfrenta la generación millenial (la falta de oportunidades, el crecer creyendo que realmente tenías talento, que eras especial, las expectativas propias y ajenas, la falta de pasión cuando se llega a la edad adulta, la progresiva desconexión de los amigos de la infancia cuando se evoluciona en cosas distintas, la necesidad de aceptación por parte de otros, la crisis de edad...), pero por querer tocarlos todos, ninguno lo aborda con profundidad. Y al no profundizar, termina por darte la sensación de que has leído un libro larguísimo en el que realmente no te han contado nada.
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Ufff, no me ha gustado nada. Los personajes me han resultado odiosos, como si estuvieran en un debate en la universidad de Harvard, cada uno con sus obsesiones: el del cine, que no sabe hablar si no es comparando situaciones de la vida real con escenas de películas; la madre, que sólo tiene metáforas relacionadas con la cultura clásica... Menos mal que el sobrino es medio normal para la familia en la que ha caído. Cero interesante, la verdad.
Ya he terminado un libro muy especial. En él se ve mucho del autor, también lo brillante que es. Tragicomedia pura, no he podido evitar reírme a carcajadas con Iñigo o de llorar con Unai. Y es una novela, que por las circunstancias, nunca lo olvidaré. Es cierto que el final me ha parecido un poco apresurado y quizá hay personajes que me parece poco realistas. Pero se salva con sus toques personales. Gracias.
Ha sido un libro fuera de mi zona de confort, pero aún así recomiendo leerlo, me ha sorprendido la forma de escribirlo y he podido ver el desarrollo de los personajes sobre todo de David ... me he sentido identificada en algunos momentos con este personaje la verdad y me ha hecho pensar en varias cosas ... no descarto volver a leer más libros fuera de mi zona de confort ya que me he dado cuenta que pueden sorprenderme y para bien 😁
Aunque hay partes que se me han hecho larguísimas, otras me han encantado. Lo más interesante del libro es Unai, sin duda, y lo que menos me ha gustado son las disertaciones eternas sobre cine. Creo que el libro habría ganado mucho acortando partes que solo sirven de relleno.
Una novela que es mucho más que una novela. Son muchas cosas. Es narrativa, es dramaturgia, es cine, pero también es música. Porque es sinestésica. La percibes por todos tus sentidos. Es intensa en todos los sentidos. Intensa en el contenido, como suele se habitual en el autor, más depurada si cabe que las anteriores, más virtuoso, más audaz o atrevido. Historias cruzadas duras, cuajadas, hechas de luces y sombras, humanas siempre. Es intensa en cuanto al estilo, ecléctica. Tiene una conjugación de géneros original y brillante. Hay narración, hay meta literatura, con un narrador, que no es omnisciente, es biógrafo imperfecto, original, con detalles de ingenio como cuando se dirige al lector en ocasiones recodando recursos cinematográficos como en Annie Hall, por seguir con el cine. Hay teatro explícito, con sus anotaciones de guión. Todo, dramaturgia y guión explícito, entero las piezas con que se construye este universo, salpicado con diálogos vivaces, actuales, con un tono acorde y muy ajustado a sus protagonistas. En cuanto a la forma, deconstruyéndolo un nivel más, también es intenso. Su sintaxis es extensa, abundante, con ansia de contar, de decir, con ideas volcadas en oraciones concatenadas, en monólogos rebosantes ingenio, con frases para enmarcar, y con otras para sonreír y evocar. El autor escribe como habla, desbordante. Respecto a los personajes, bien construidos, brillantes. Sin destripar nada, hay una pareja de filólogos clásicos que me han hecho disfrutar muchíimo, porque el libro, con todo lo rotundo y toda la carga que lleva, tiene momentos hilarantes, de una complicidad con el lector y con la cultura espléndida, con reflexiones que provocan carcajadas. Con la cultura del cine. El cine es un personaje más en la novela, con la cultura musical y televisiva dde una época. Una novela que es mucho más. Hay que leerla porque se aprende, porque humaniza, porque hace sentir y porque cuenta mucho en sus páginas.
Me llevé a las manos esta obra presuponiendo la lejanía emocional de una generación que no es la mía. Ahora puedo constatar la dicha de mi error. Pertenecer a una misma era te regala un contexto común y por ello, quizá, relega al olvido lo humano compartido. Y yo me quedo, de lejos, con esto último: con la privilegiada complicidad de quién observa al otro cuando comienza a caminar, dominando con maestría el ensayo-error en un autodescubrimiento de una adultez que (ahora sí) su momento disfrazó de fábula. La identidad, proyectada como meta (propia o ajena) y enfrentada al presente, sigue siendo lugar y batalla de y para toda persona. Creo que por esto esta novela se sabe en posesión del derecho a conmover, no sin alguna que otra sonrisa necesaria, al lector. En momentos como el que vivimos se agradece una mirada al mundo compasiva y amable (motivo asegurado de una relectura eternamente bienvenida)*.
*Mención especial para la libertad narrativa en la que se enmarca este volumen (de una inmensidad sólo comparable con el número de referencias cinematográficas incluidas en ella) y para unos persona(je)s que las palabras transforman en vida.
A priori, no me terminaba de agradar la idea: un personaje que a mi gusto era insoportable como vehículo narrador de una historia.
Sorprende si aguantas unas pocas páginas (en mi caso fue "fácil" porque adoro a los perdedores y en esta historia hay muchos de esos) y llegas a ver el arco de evolución que tienen todos, incluso los secundarios, y cómo las historias que parecen sencillas están llenas de matices.
La estrellita que le bajo es porque la narración, en ocasiones, es caótica (llegué a preguntarme durante varias páginas si el autor se había olvidado de una cita y me pasé un capítulo entero intentando descrifrar correctamente los diálogos de una conversación que creo que funcionaba mejor en la mente del autor que en el libro).
Pues con todo el dolor de mi corazón, es la primera lectura del año que abandono... Es un master en cine, un monotema, una pesadilla que todo esté relacionado con el cine, cada frase, cada momento, cada sentimiento de David, el protagonista, está conectado a una película... El tema de David y Felix, así sin mas... no, no me cuadra (no quiero hacer spoilers)Los amigos en general, a los que no soporta, y sus padres... ¿donde dejamos a su padre? Es un libro que empecé con muchísimas ganas, porque el título y su sinopsis me llamaron muchísimo la atención, pero... se me ha hecho super tedioso y difícil de conectar.
Es el primer libro que leo de Fernando López y me ha gustado mucho, he reído, porque es divertido, aunque también es triste, pues toca temas sensibles. Me he sentido muy identificada por la edad de los protagonistas, por los gustos musicales, por todo lo que vivimos en esa época de la que tanto nos hablan, por tener un hijo adolescente, además me encanta el cine y éste libro va de eso, de cine, de amistades, de amores, de familia, de sueños, sentimientos, frustraciones...en fin, muy recomendable.
No sé qué esperaba encontrar en este libro, pero siendo sincera se me ha hecho un poco pesado y aburrido. La trama sí me ha gustado, más el conflicto de Unai que el del propio protagonista, David, con el que no he sabido conectar. Cualquier conversación lo relacionaba con películas de cine y al principio vale, pero después de 30 títulos ya empieza a ser un poco cansino. Por lo demás, decir que está bien narrado y que me ha gustado mucho que haya partes escritas a modo de guion para darle un toque diferente.
Aunque el libro no es malo (tampoco considero que pueda realizar una crítica sobre lo bueno que es un libro de forma objetiva), me ha decepcionado un poco para las expectativas que tenía y lo mucho que me gusta como escribe Nando.
El personaje principal y sus movidas me aburren demasiado, pero se me ha hecho bastante ameno el incluir a todos los personajes secundarios y sus tramas.
Básicamente, lo que más me ha gustado es la parte de Unai del cual me fliparía leer un libro propio.
Un libro distinto a lo que suelo leer en el que se muestra muy bien la evolución de los personajes y sus sentimientos y sensaciones. Un libro muy especial por el estilo en el que esta escrito, por como describe una rutina que podría ser aburrida però consigue acercarte a las vivencias de los protagonistas.
Que pedazo de libro. No conocía al autor. Escogí esta lectura por casualidad cotilleando las estanterías de la biblioteca. Y menudo regalo. De verdad, los personajes son tan reales, están tan vivos y su historia es tan cotidiana, cercana y a la vez tan bonita y de alguna forma esperanzadora que💗💗💗. Os recomiendo muchísimo el libro, de verdad, yo lo he disfrutado un montón.
Un libro simpático e idóneo para nostálgicos de los 90 y frikis, porque se disfruta más si puedes apreciar las continuas referencias culturales. A mí me cautivó la discusión sobre Boyhood vs La Gran belleza xD estoy al 100% con David!
2,5. Ni fu ni fa. Me aburro con tantas referencias cinematográficas que alargan una trama que, de otro modo, me gustaría. Lo dejo en la página 100 aunque igual en otro momento sí me lo hubiera acabado
El libro me ha parecido interesante, sobre todo por la mezcla entre guión cinematográfico y novela aunque la historia me ha parecido un poco lenta y se ve��a venir qué pasaría. Eso sí, la forma de escribir que tiene Nando me encanta :)
El final me hubiese gustado que cerrase cosas pero supongo que es un poco la gracia. Me ha gustado mucho pero al final me cuesta entender las referencias porque no son de mi época, pero toda la reflexión de llegar a un punto de tu vida que no sabes que hacer me ha gustado.
Lectura sencilla y divertida. Con momentos en que te asustas de lo reflejada que puedes verte ... Un reflejo de la sociedad de hoy en día de los de 30 y pico y 40 años... miedos, amores pasados, amistades que perduran años, problemas laborales....