Una novela filosófica sobre la vida, la muerte y la esperanza en la noche más larga de Auschwitz.
¿Puede darse la filosofía a las puertas de una cámara de gas? ¿Pueden personas con creencias opuestas dialogar amistosamente sobre el sentido de la vida y la esperanza más allá de la muerte?
La primera novela de Ernesto Castro es una bomba de oxígeno en un mundo panfletario. Cinco mujeres se reúnen en la que podría ser su última noche: escondidas en un barracón de Auschwitz, enfrentan sus creencias sobre por qué merece la pena vivir y por qué matar. Podría parecer un debate teórico más, pero en el campo de concentración la vida y la muerte no son solo conceptos.
'Jantipa o Del morir' es una novela conversacional, una recuperación del diálogo como senda filosófica y una ficción de ideas sobre la condición humana. Es también el primer tomo de esta Trilogía Platónica, el debut narrativo del pensador más brillante de su generación.
Ernesto Castro es un escritor, pensador y sonámbulo milénial. Profesor de Estética en la Universidad Autónoma de Madrid, ahora culmina su 'Trilogía platónica', elabora su propio sistema filosófico (el «naturalismo genérico») y prepara una historia del pensamiento migrante en castellano y portugués (Iberografías). Terció en el 15M, completó una gira de conferencias por México y ha publicado media docena de libros de no ficción, el último de los cuales se titula '¡El gran Pan ha muerto! Palimpsestos todológicos'. Su tesis doctoral, la primera en castellano sobre el giro realista de la filosofía en siglo XXI, ha sido traducida al inglés por la editorial alemana Mohr Siebeck. Vive en Arganzuela, tiene novia, escribe poesía y busca agente literario, no necesariamente en ese orden. Regenta un canal de YouTube con más de 135.000 suscriptores, donde emite los vídeos de sus clases y conferencias. Quiere recorrer el camino de Santiago o volar a Guinea Ecuatorial; cualquiera de las dos le vale.
Mis expectativas eran bajas debido a la ambientación en la que se enmarca la novela. Es un escenario repetido en cientas de ocasiones, y pensé que sería el típico libro de reflexión sobre la muerte y lo trágico que hay en ello —cosa que discrepo—; sin embargo, el escenario podría haber sido cualquier otro con sus mismas características, que la novela se habría desarrollado igual. Es decir, que no ha sido realmente influyente en la trama ni en las conversaciones —esto puede ser bueno, si bien la trama no es dependiente de su contexto, o malo, pues no termina de encajar una cosa con la otra—. Que los personajes encarnen cada uno una corriente filosófica que antagoniza con otra me gusta mucho, sobre todo dialécticamente. Las reflexiones y debates intercaladas con pequeñas descripciones narrativas lo convierten en un relato bastante llevadero, aunque he de admitir que he tenido que tomar algunos apuntes para aclarar algunos puntos, pero el nivel de dificultad no es para nada elevado. Muy recomendable en general, chapó por Ernesto.
Retomar el formato de dialogo para el contenido filosófico es un acierto. La dinámica general de los personajes no lo es tanto; están en Auschwitz, enfrentan de cara a la muerte, pero aparentan que todo lo viven antes con la razón que con la emoción. ¿Qué clase de personas son..? Incluso la santa está vaciada de sangre. No tienen compasión. Sé que es más fácil criticar que construir. ¿Pero qué probabilidades hay de que cuatro o cinco eruditas hayan confluido en una misma campaña de un campo de concentración?
Más plausible hubiera sido tomar la ruta socrática, donde una es la que explora las inquietudes de las demás. En cambio aquí todas saben manejar las definiciones, son expertas, todas hacen deducciones a la perfección sin detenerse a considerarlo en lo más mínimo. No es que sean malas discusiones. No lo son. Algunas me interesaron mucho, pero parecen conversaciones más propias de estudiantes de último año de filosofía que de unas condenadas a trabajos forzados, a desarraigo, tortura y muerte.
Las cuatro están bien paradas intelectualmente: una se declara ex-alumna de Erwin Schrödinger, para otra no hay mejor libro de La critica de la razón practica, una incluso conoce la obra de Moliere de memoria... no hay agujeros, todas son conscientes de las debilidades de sus propios argumentos y las de los demás. Van a un ritmo espectacular, descartándose una a otra decenas de argumentos, como metrónomo, se insultan en sus creencias más intimas, combaten, riñen, pero sobre todo carecen del tacto que otorgaba Platón a sus personajes.
En general (como dije) hubieron buenas discusiones pero no alcance a compenetrar del todo con ninguno de los personajes. Es que todas son monadas inflexibles. Tienen el colmillo bien retorcido. Son lo opuesto a la ingenuidad. Les gusta más la erística. Quieren tener la razón y pocas dan su brazo a torcer, cambiarán aquí y allá alguna definición pero no reconsideran su entendimiento como un todo. Tampoco hay un claro análogo de Sócrates. Se le quiso dar ese lugar a Edith Stein, pero Stein no explora con el propósito de purgar errores sino de enseñar, y muchas veces ella se convierte en el objeto de exploración y es refutada, pero al final de cuentas nada cambia porque sigue enseñando lo mismo de su doctrina. Después de todo es una verdadera conversa, en eso hay consistencia.
A parte de todo esto, elogio el doble fondo de la narración: el dialogo dentro del dialogo es algo que sólo había visto en Platón y estuvo bastante bien. También el potente flujo de información -que ya es algo característico de Ernesto- estuvo bien por la tremenda investigación -sólo el inicio hubiera sido suficiente para armar una novela histórica. Estaré al tanto de las próximas entregas. Quiero ver cómo mejora.
(P.S: Seis meses atrás de que me enterara de las intenciones de Ernesto por escribir un dialogo platónico yo había hecho mi propio intento. A lo que entiendo algunas de las dificultades que tuvo que enfrentar. Escribir es de lo más difícil.) Saludos si es que lo llega a leer.
Me ha decepcionado mucho. La trama no es nada interesante, la ambientación de la novela es paupérrima (apenas hay descripciones del sitio en el que están, y siendo Auschwitz creo que merece la pena hacerlas) y el habla de los personajes se hace muy impostada y artificial; nadie, por muy filósofo que sea, habla así, con todas esas frases subordinadas larguísimas y citando a tantos autores con tanta facilidad y fluidez. Junto a eso, las palabras de los personajes están llenas de clichés y de frases hechas, hay muy poca creatividad en todos los sentidos y aunque la discusión de ideas es interesante, creo que para ese propósito sirve mejor una obra de teatro que una novela. Además, el hecho de que hablen usando juegos de palabras españoles sin ser personajes españoles me parece que añade aún más a la impostura; de alguna forma no te lo acabas de creer y no se logra ninguna "suspensión de la incredulidad", que se supone que es algo que se busca cuando lees una novela. Las ideas acerca del luto y el suicidio son interesantes, pero creo que si quería hacer un libro de filosofía académica exponiendo argumentos, mejor que hubiera escrito un ensayo o un tratado con sus notas correspondientes a pie de página, y si quería hacer un libro de filosofía mundana, mejor que las ideas fueran expuestas imitando lo que suele ser una conversación real y no haciendo hablar a los personajes en líneas interminables.
Qué pobreza la de este chico. Me pregunto si Luna Miguel los elige escasos de talento narrativo como sucedía con Antonio o es que su compañía los perjudica y ellos en realidad eran unos genios antes de ella. No pierdan su tiempo, como no lo perdió el diseñador de la portada.
Empece el libro con mucho miedo de no entenderlo tan bien ya que no tenia mucho conocimiento de filosofía, al principio tomaba notas pero hacía más lenta mi lectura, cuando la dejé fluir la disfruté mucho más.
Una conversación filosófica de 5 mujeres en Auschwitz donde tocan la muerte, el suicidio, el alma, creer o no en Dios según sus vivencias, la familia y otros temas.
Las conversaciones son divertidas y a la vez profundas, realidades dolorosas y que te hacen cuestionarte y que te dejan ganas de aprender más sobre filosofía.
Jantipa o del morir no me ha decepcionado, sino muy al contrario responde al intento de volver al diálogo filosófico como la genuina forma del pensar. Siguiendo al maestro Platón, Ernesto en esta obra asume el desafío de hacer filosofía de otro modo, en una simbiosis magistral del ensayo, la narrativa y el teatro. No se pierde en descripciones superfluas, pues lo esencial son las ideas; las frases están pulidas y el diálogo fluye a excepción de las partes expositivas en las que se desarrollan los argumentos al tiempo que lo anecdótico de la vida interrumpe la trama. Esta reactualización del Fedón está protagonizada por mujeres, cada cual con sus ideas, cada cual con su estilo y lenguaje. Finalmente, el dilema de si es mejor sufrir injusticia o cometerla tiene cabal respuesta a las puertas del crematorio de Auswitch. La verdad es que me ha encantado y estoy deseoso de leer el resto de diálogos de esta trilogía.
Para nada estoy acostumbrada a este tipo de lecturas pero, sorprendentemente, me ha gustado mucho. Aunque es cierto que tiene conceptos que no he llegado a comprender del todo debido a la índole del libro, las ideas principales quedan muy claras usando, además, ejemplos que todo el mundo hemos escuchado alguna vez. Siendo la primera vez leyendo algo relacionado con la filosofía, lo que me ha encantado ha sido el hecho de tener que hacer muchas pausas entre página y página porque mis propias reflexiones no dejaban el silencio necesario para seguir leyendo. Recomendado para novatos de la filosofía.
El mejor somnífero que he consumido jamás. Es leer dos paginas y empiezan a llorarme los ojos y bostezar. Es meritorio que escuchar a Ernesto sea un placer adictivo, pero leerle sea un tedio increíble.
De entrada, dos cosas: no le tenía tanta fé a Ernesto como narrador y me sorprendió para bien. Y que buen formato es el diálogo para temas filosficos, Dios mío. Se nota a buenas primeras que es una especie de reescritura del Fedón. Una especie digo porque felizmente Ernesto va a sus hanchas. Con buen atino las interlocutoras de Edith Stain son, una materialista, una neo kantiana y Jantipa que parece más bien ser discipula de Edith Stain y una neoplatónica que irrumpe en determinado momento del diálogo no más que para unas anécdotas, si cabe, graciosas. Por lo que las discusiones transitan entre la filosofía, la ciencia y la teología. Como sucede con Platón, no sabemos a ciencia cierta con cuál de sus interlocutoras que además son históricamente reales comulga Ernesto Castro. Quizá y lo más probable es que sea con Charlotte Delbo. Pero también es cierto que al ser un diálogo Ernesto perfectamente no podría casarse con ninguna y solo exponer una serie de doctrinas con tal parece que sucede. Es cierto que al compararlo con el Fedón, Ernesto no consigue la virtuosidad narrativa de Platón pero al menos logra un nivel filosofico bastante bueno. Me da la impresión de que al cuidar tanto el nivelo filosofico descuida un tanto lo narrativo y se nota, pero no es nada grave. Parte de la gracia de esta obra de Ernesto es justamente eso, lo cual lo convierte como un obra estimulantememte muy buena para todo aquel que quisiere acercarse a la filosofía o para quienes ya están dentro.
Es un libro que me leí hace tiempo y la sensación que recuerdo es de estar completamente envuelta en la conversación, como si yo misma participase de alguna manera en las conversaciones que tienen estas mujeres. Creo que es un libro que te hace reflexionar sobre aquellas opiniones o creencias que tienes claras hacia algo; pone a debate esas “verdades absolutas” que nos contamos en muchas ocasiones sobre temas como la muerte o el sufrimiento.
La mescla entre teatre, novel·la i assaig (com diu Ernesto) d'este llibre és meravellosa ja que tot és complementa a la perfecció. A més, el llibre fluïx i les personatges passen d'un tema a un altre, pràcticament sense adonar-te'n. En alguns moments sentia com si jo també estiguera conversant amb elles.
Las ideas y los argumentos son muy interesantes. Además, me gusta cómo pasa de un tema a otro, sin hacerlo de manera abrupta. Me habría gustado algo de acción directa para airear el diálogo (se hacen algo pesadas las 128 páginas de conversación continua) y sobre todo más descripciones, pues en ocasiones tenía la sensación de que daba igual que el diálogo estuviera ambientado en Auschwitz o en Cáceres.
[Reseña rápida por simple procrastinación de mis lecturas actuales (tenía entendido que Magda Szabó era buena escritora; las primeras páginas de La balada de Iza son tan malas que me está costando seguir).]
La ficción como disfraz poco convincente de una conferencia académica
El título es una buena síntesis de lo que me pareció la novela en el momento de leerla. Ahora que ha pasado tiempo y no la recuerdo tan bien apuntaré mis impresiones generales, sin demasiado detalle (uno nunca sabe si la autora se podría acabar topando con su crítica; la idea no es herir a nadie, es más fácil hacer una crítica puntillosa cuando la autora lleva años muerta). No es una buena novela. Tiene todos los tics del profesor universitario de filosofía: proliferación de frases hechas para dar la sensación de filosofar de a pie de calle (esto es bastante torpe) y para elaborar la caracterización de las personajes (más torpe todavía); definición sistemática de los términos filosóficos empleados (muy poco convincente en personas que se supone que discuten de estas cuestiones continuamente); referenciación puntillosa y obsesiva, elaboración lógica paso a paso de cada argumento filosófico, y recapitulación al final de cada argumentación. Todo esto resulta irritante para cualquier lectora que no acuda a una novela para ser tratada como una alumna que necesita que se lo den todo mascadito y predigerido; digamos, como en una clase. La novela me parece mala porque no da un voto de confianza a la lectora, la toma por tonta, procura llevarla de la mano paso a paso para que no se pierda, no toma riesgos estilísticos ni formales, el paralelo emocional a las discusiones filosóficas es torpe y evidente, y la falta de desesperación subyacente al hecho de saber que morirán en Auschwitz es poco convincente y le impide a uno suspender la incredulidad y le hace a uno pensar no tanto en la ficción como en el autor, en sus tics de profesor universitario, en su miedo patológico a que sus estudiantes se pierdan, en la distancia insalvable que lo separa de sus materiales. Al final, a pesar del tiempo pasado entre la lectura y la crítica, algo de la irritación con que respondí a la lectura ha vuelto a la superficie. En fin, una decepción fuerte con respecto a un autor del que esperaba bastante más, quizás por sus elaboradas clases sobre el Ulysses, o quizás por mi admiración de ciertos autores a los que alude de vez en cuando (Wallace, por ejemplo). No sé si tendré estómago para el resto de novelas de la serie. Al final si tengo ganas de una clase me puedo poner uno de sus vídeos en llutuf...
No la primera vez que me topo con Ernesto Castro, pero sí es el primer libro que leo suyo y en resumen: me lo he pasado tremendamente bien leyéndolo. Es una lectura filosófica, sí, muy fresca y entretenida recurriendo al esquema de diálogo platónico con un lenguaje y composición de escena actualizada.
Este libro es un tratado sobre la muerte en el que se sitúan 4 (5) mujeres en el escenario de Auschwitz, igual muy recurrido, pero a la vez apropiado. Una judía, una monja cristiana, una kantiana y una materialista comunista (una gitana ''platónica''). Puede parecer un chiste, pero no deja de ser una preparación al cultivo muy apropiada y todas por su condición reunidas en ese campo de concentración.
Una vez más si conoces las obras o contextos filosóficos por los que se van a pasear las discusiones de estas mujeres puedes obtener una lectura más formada, pero para nada es necesario, ya que nadie es ajenx a la filosofía ni los temas que aquí se tratan: sí, la muerte, pero también libertad, el sacrificio, la entrega, lo que nos hace personas, patria, raza, conversaciones teológicas, religiosas y materialistas que se aplastan unas a otras en constante discurso y discusión.
Aquí explico por qué he encontrado tan entretenida la lectura y es que me veía envuelta en la discusión yo misma: a veces llevada por las palabras escritas como argumento y otras enfadada con el texto, pareciéndome que tal personaje estaba argumentando con falacias o que era una justificación vaga y estúpida. Y aquí viene lo divertido, ninguna de las personajes termina condensando una sensación u otra: todas acaban arrastradas por sus propios razonamientos a veces a puntos desesperados del razonamiento in situ. Que ganas de decir: ''pues dios no existe y ya, dejadle de darle vueltas'', pero lo bonito de la argumentación, del diálogo de las diferencias, de la filosofía, está en hablar de las cosas, de plantearlas, de rebatirlas. Así las cosas importan y se hacen las verdades. Un discurso filosófico que está en un formato de novela que no deja de tener elementos ambientales y ricos.
A veces creemos que tenemos claras nuestras creencias, opiniones o pensamientos críticos hacia algo, pero también muchas veces no los queremos poner a pelear con otros, porque le suponemos mayor valor igual del que tienen porque el ego a veces duele. Ganar no quiere decir que tengas razón o que esa sea una Verdad, pero, ¿has pensado en toda la esfericidad que puede tener esa creencia/pensamiento/opinión?
Hay partes muy divertidas de la discusión, de mis favoritas es la que sigue a este planteamiento: ''-No es lo mismo-dije- matar que dejar morir. -El resultado es el mismo: la muerte. -Pero tu responsabilidad es distinta. -¿Por qué debería serlo?''
Y por estar de acuerdo con Teresa en un punto que me hizo reír y asentir al rebatir a Charlotte (con la que me solía sentir más en consonancia, pero aquí la pierdo): ''(...)Me sorprende que, siendo comunista, concibas la existencia como una propiedad ¿privada?, no, ¡privadísima!''. Tu cuerpo no es tu propiedad y la vida no es tuya, tu cuerpo eres tú y tu vida una expresión de tu ser.
Como último comentario y sin pretender ser spoiler siento que ninguna se baja del carro de su pensamiento, no sé si hay mucho resquicio de duda, aunque sí en reconocimiento de fallos argumentativos o de enfoques de pensamiento. Tampoco sé si yo me he bajado del carro de mí misma, pero mis pensamientos acerca de las dialogantes sí que iban cambiando e igual al final volvieron a la calma inicial, previa a la argumentación. Así cierra. No es mal cierre. Fin. Irremediable el tiempo.
Que decepción. Yo me esperaba un diálogo en el que se plantearan cuestiones éticas enrevesadas acerca de la muerte pero todo han acabado siendo debates infantiles con argumentos y preguntas que le hacía yo a mis catequistas con 9 años, unido a un cúmulo de información básica de filosofía de primero de carrera metida con calzador.
Esta obra no es una lectura sencilla: es una obra de divulgación filosófica en torno a la muerte, estructurada en torno a un diálogo. Requiere de bastante atención, aunque sus ideas son interesantes, y finalmente merece la pena si te sientes atraído hacia el tema.
Me ha gustado mucho, especialmente por el equilibrio entre un lenguaje filosófico y popular. Es fácil seguir el diálogo, entender los puntos y reflexionar sobre ellos. Me he reído en voz alta y se me ha encogido el estómago, según qué pasajes. Estoy deseando que salga el último de la trilogía.
En este libro Ernesto usa el diálogo como senda filosófica. Demuestra que pronto te da una clase académica dura en su canal de Youtube como juega con el humor y la perspicacia de sus personajes para enseñar a cualquier nivel. Muy recomendado si te interesan saber las posiciones acerca de la vida, la muerte, lo justo, lo bueno y lo malo
Me parece una obra muy didáctica y accesible, independientemente del nivel que maneje el lector en filosofía (bajo en mi caso). La discusión entre las mujeres sobre diversos problemas filosóficos es super entretenida, ya que cada una de ellas representa una corriente de pensamiento diferente. Me gustaría poder encajar a cada una de ellas en la escuela a la que pertenecen, pero entiendo que no era la intención del autor e incluso es un trabajo que pertenece al lector. A otro le costaría menos, pero yo no sé mucho sobre la historia de la filosofía.