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128 pages, Paperback
First published January 1, 1934
“Un teatro sensible y bien orientado en todas su ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en poco años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde la pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera” (del discurso leído por FGL a los actores madrileños en febrero de 1935)“Yerma“ bien podría acontecer entre las mismas gentes de “Bodas de sangre”, el mismo ambiente rústico de tradiciones y costumbres anquilosadas que esas mismas gentes mantienen al tiempo que castigan su inobservancia, en el que la mujer pasa de ser propiedad del padre a serlo del marido, muchas veces por el simple deseo del primero. Mujeres a las que, encerradas en casa, con un trato muy limitado con otras gentes, y prácticamente prohibido con hombres, solo les queda el cuidado de la casa, del marido y de los hijos.
“YERMA.- … Yo me entregué a mi marido por él, y me sigo entregando para ver si llega, pero nunca por divertirme.Yerma, casada con un hombre al que no quiere, por el que no siente deseo, necesita un hijo para justificar su existencia, un hijo que no viene, una obsesión que le cierra la puerta a cualquier otro placer de la vida. Todos la culpan, ella misma se culpa por no gustar del marido. Su sentido de la lealtad, de la honra, le impide buscar otra solución, lo que no evita la malevolencia del pueblo.
VIEJA 1.ª.- ¡Y resulta que estás vacía!
YERMA.- No, vacía, no, porque me estoy llenando de odio.”
“LAVANDERA 4.ª.- Tiene hijos la que quiere tenerlos. Es que las regalonas, las flojas, las endulzadas no son a propósito para llevar el vientre arrugado.Varias veces el marido le ha pedido que se resigne, cansado del enrarecido ambiente que Yerma ha creado en su casa a la que llega cada día agotado por el cuidado de sus campos y de su ganado. Yerma se encuentra en una espiral obsesiva que la lleva a buscar una salida en supersticiones y plegarias, hasta que llega el día de la romería en la que las mujeres piden al cristo el hijo tan deseado.
(Ríen.)
LAVANDERA 3.ª.- Y se echan polvos de blancura y colorete y se prenden ramos de adelfa en busca de otro que no es su marido.”
“Si tú vienes a la romeríaToda la historia deviene en un intenso crescendo que culmina en la romería. En el camino nos encontramos con elementos comunes a todo el teatro lorquiano, simbólicos, poéticos, musicales; el lenguaje es lírico aunque sencillo; los caracteres amargos y secos; los coros adquieren una importancia capital subrayando las claves del drama, erigiéndose en la voz del pueblo; el final, como no, trágico.
a pedir que tu vientre se abra,
no te pongas un velo de luto
sino dulce camisa de holanda.
Vete sola detrás de los muros
donde están las higueras cerradas
y soporta mi cuerpo de tierra
hasta el blanco gemido del alba.
¡Ay, cómo relumbra!
¡Ay, cómo relumbra,
ay, cómo se cimbrea la casada!”
María: Have you ever held a live bird in your hand?This is how pregnancy is described early on in Yerma, a tragic and ultimately brutal play about infertility ('yerma' means barren in Spanish). Yerma desperately wants to have a child. It is the reason she was married, and the idea takes hold in her head like a phantom. All the other women around her are having children, why not she? Years pass by, and she stays in her house all day while her husband is away; even though there is increasing prosperity due to her husband's diligence, her home becomes stale without fresh life. Whether it is Yerma or her husband who is infertile remains unknown – and it does not matter, because Yerma has too much honor to step outside her marriage in order to conceive. In this attitude, is she a victim of the strict social order of the time? Or is her sense of honor an admirable and timeless thing? However you choose to see it, Yerma is doomed by the combination of the boundless yearning for a child, which increasingly presents itself as the sole reason for her to exist, and her honor, which prevents her from trying with another man.
Yerma: Yes.
María: It's the same…but it's right inside your blood.
Yerma: See how alone I am. Like the moon roaming the sky in search of itself.