Son fragmentos y la piedad del aire hace gesta la luz. Nadie pregunte quién teje este temblor de muerte y pájaros.
Son heridas, son sílabas, son nombres, es olor de cantueso y transparencia, es tan sólo ese sol que gotea del fruto, es esta piedad justa que lava la mirada de quien no la merece, de quien no la merece todavía, miel de infancia en los párpados.
Es la no luz del cuerpo. Es también esta arcilla caliente del lenguaje y este rumor que pronuncian las manos e ignoran pero saben las palabras.