Naci en el 73. Me crie en el oeste del Gran Buenos Aires. Vi la luz hermanos el dia mas bien la noche en que empece a ir a bailar al Jesse James de Isidro Casanova. Mucho pero mucho rock de pasillo bastante de lo mejor de Gapul y siempre que se pudo lentos. Y cuando no se pudo? Barra. Mucha barra y madrugadas de donde vienen mis historias. No se si escribo bien. No se si tengo tecnica. Pero estoy seguro de que frente a la PC me pasa lo mismo que cuando le pongo ganas. Muchas. Lo mio es el policial. Hago westerns y le guino un ojo a lo fantastico. Hasta ahora publique las novelas Siete <(> <)> el Tigre Harapiento tercera mencion del Premio Clarin 2004 Chamame y Golgota en Espana y Santeria el inicio de la saga de la Vibora Blanca . Mis cuentos Animetal Matador Oxidado y Tony Plana los pueden encontrar en distintas antologias. Colaboro en la revista Rolling Stone donde escribo sobre cine. Y tengo un hijo Ramon que ojala sea muy feliz. Leonardo Oyola es conocido en Espana como el enfant terrible de la literatura argentina. Hace que la noche venga es sin dudas su obra mas madura aunque conserva su sello personal siempre cercano a la narrativa visceral plagada de referencias a la cultura popular.
Leonardo A. Oyola nació en Buenos Aires en 1973. Su primera novela, Siete & el Tigre Harapiento (Gárgola, 2005) obtuvo la tercera mención del Premio Clarín-Alfaguara en 2004. Su segundo trabajo, Hacé que la noche venga, será próximamente publicado por Sudamericana. En España, la editorial Salto de Página editó en 2007 su tercera novela, Chamamé, y este año la cuarta: Gólgota. Sus relatos han sido antologados en diversas recopilaciones. Actualmente colabora como crítico cinematográfico para la edición argentina de Rolling Stone.
Las novelas de Oyola siempre tienen algo para dar: desde una premisa interesante y atrayente, pasando por la originalidad en la que el autor la presenta, hasta unos personajes singulares y carismáticos. Es difícil que una novela de este autor resulte aburrida, o que no te atrape de una manera que te impida soltar el libro hasta el final. Y Hacé que la noche venga, claro está, no es la excepción.
La novela se sitúa en Buenos Aires a principios del siglo XX. Comienza con dos personajes, dos cirujas (aunque ellos prefieren que se los llame atorrantes), recorriendo la estación de tren de Canning. Inexplicablemente, a uno de ellos le llega la muerte; "La noche me respiró en la cara" es su explicación. La noche asesina, la que si te encuentra, fuiste. De ahora en más, el trabajo de su compañero será tratar de descubrir qué pasó.
Hacé que la noche venga puede leerse como una novela que se identifica con varios géneros: policial, suspenso, thriller, etc. Sin embargo, lo que la hace también interesante es el constante roce con el fantástico. Este factor está presente a lo largo de toda la novela y hace que la historia sea aún más atrayente y, por lo tanto, genere que querramos saber cuál es exactamente el misterio que se esconde detrás de la estación de Canning, la CHADOPyF, la religión, los poderes sobrenaturales y el zoológico. Al final, todos estos elementos, aunque parezca raro, se entrecruzan y encastran perfectamente. A pesar de que llegamos a la instancia de la resolución sin entender mucho, durante toda la historia Oyola consigue transmitir a los lectores esa confianza suficiente como para saber que llegado un punto, el punto final, todo iba a tener sentido. Y su prosa definitivamente ayuda, porque es tan contundente y veloz como la historia que se narra.
Además del argumento, también me gustaron mucho los personajes. Tres, el protagonista, de familia acomodada, sabe que, en realidad, su lugar está en la calle, haciendo su vida de atorrante. Los personajes secundarios (para decirlo de alguna manera, porque tienen mucha preponderancia en lo que es la historia en sí) también están muy bien desarrollados. Un trío singular: un atorrante, un ingeniero y un cura. Todos trabajan para descubrir el misterio que cada vez tiene más elementos para descubrir, que cada vez se va haciendo más siniestro; todos tienen un papel importante en la historia. Ninguno es prescindible.
En conclusión, Hacé que la noche venga es una novela muy buena, muy entretenida y más original todavía, con unos personajes carismáticos y una prosa que ayuda a mantener el ritmo a lo largo de toda la narración. Una historia en la que la mayor estimulación para seguir leyendo es querer descubrir el enigma que se esconde detrás en un contexto que, a priori, pareciera ser uno en el que nunca pasaría nada; hasta que un día, la noche se hace presente.
Me gustó porque tiene esa simpatía atorrante de la pluma de Oyola que te compra o te compra. Pero no me gustó tanto porque por momentos me aburría, me decepcionó un poquito la resolución y en general siento que fue escrito para un baby boomer: el estilo de aventura, el sentido del humor, el racismo. Quizás la sensación se debe a la época, pero no comulgué ni simpaticé con nada de eso.
De Oyola ya había oído hablar: la palabra "Kryptonita" ganó popularidad en Argentina con la adaptación de su novela homónima (cuya fama previa desconozco). Poco después, la palabra clave volvió a repetirse: ahora con una serie. Y hace no mucho tiempo también descubrí que hay un comic. Como no me atraía mucho la idea de una obra derivada, y la falta de billetes me impedían comprar su otro libro ("Chamamé) al igual que otras obras más que desconocía del autor, fui por este.
Es difícil olvidar un título que funciona como orden, la invasión siempre toma por sorpresa a quien recorre las estanterías en silencio. Por si eso no fuera poco, en este caso la propia orden se aleja de lo realizable por cualquier mano humana. Y es así como el libro gana poder: te detiene y te ves obligado agarrarlo, o pasas de largo y el título empieza a perseguirte. En ambos casos la curiosidad está presente. Este es el poder de un título. En la contraportada me encontré con dos nombres dando su opinión, sólo uno me importaba: Laiseca. Que esta figura y personaje, que es casi una leyenda urbana, alabara el libro diciendo que era muy bueno, originalísimo, y de terror de calidad, fue una señal.
Desde el primer momento, y hasta el final, Oyola nos ofrece amplia creatividad y una digna ejecución: ya se nos adelanta en la cara externa del libro que habría carneros que se erguían sobre sus patas traseras, gatos esquizofrénicos y una noche asesina en el Buenos Aires del siglo pasado. Lo que no tardamos en descubrir es que quien narra la historia es el superviviente del asunto, un sujeto de lo más carismático caído en desgracia que mezcla la oralidad informal con las referencias de un pasado lleno de cultura y un presente bajo la influencia del lunfardo porteño, que tiene sus motivos para escapar de su verdadero nombre y cuyo amigo es el muerto que sirve como motivador de venganza. Acontecimiento que, para disfrute del lector, guiará sus pasos hacia una trama más compleja de la que se esperaba en un principio, sin que esto traicione al espíritu excéntrico que se plantea al inicio.
Lo único lamentable de la propuesta es que, ya en la recta final, cualquier defecto que se venia esquivando haga acto de presencia en forma del más grave error temido por los lectores: el deus y el diabolus ex machina. Si bien ninguno de estos dos concluye de inmediato la historia, si que empañan todo el buen trabajo previamente logrado. Es el único motivo por el cuál no logra las cinco estrellas.
Definitivamente es un autor al que le seguiré los pasos.
“El hambre, camaradas, sabe sacar lo peor del hombre; así como también lo peor de los animales. ¡Ja! Eso del instinto, sobre todo lo del instinto de supervivencia, es solo un eufemismo. Puro chamullo. En el fondo, todos somos egoístas.”
La oscuridad se hace presente en la Buenos Aires del ‘39. Una oscuridad que se materializa en el subte porteño, más precisamente en la estación Canning de una línea D en construcción. La Virgen del mural testigo del horror, pero también un vagabundo que pasa las horas nocturnas durmiendo en los túneles. Los crímenes se suceden uno tras otro, la sangre mancha los relucientes rieles que la CHADOPyF instaló no hace mucho tiempo. Vagos, canas, garcas importados y nacionales empiezan la cacería, pero son sin saberlo la presa, el morfi de la oscuridad.
Hace Que La Noche Venga se publicó originalmente en el año 2008 y fue escrita por el autor argentino, más precisamente del oeste bonaerense, Leonardo Oyola (1973-).
Leer un libro de Oyola es siempre una experiencia especial, contándonos historias que son difíciles de encasillar en un solo género, Hace Que La Noche Venga no es la excepción. En esta ficción histórica hay terror, policial, western, comedia y drama; géneros que se cruzan con referencias que van desde Edgar Allan Poe hasta el rock ‘n’ roll (un dato para los kisseros: van a encontrar muchos títulos de canciones de Kiss mezclados con los diálogos de los personajes). Con una construcción histórica excelente, personajes principales bien delineados y secundarios de esos que Oyola suele tener en sus historias, que quedan en la cabeza del lector sin ser los protagonistas y que la historia no sería igual sin ellos, ejemplo de este libro el gato Pichuco.
Sin ser perfecto (si es que existe algo así en la literatura o en cualquier rama del arte) Hace Que La Noche Venga es una buena muestra de la capacidad narrativa de uno de los grandes autores argentinos de los últimos años.
Creo que hay tres o cuatro giros que me hicieron abrir los ojos de sorpresa y gritar. Un amigo me decía que si un libro te causaba algún tipo de gesto o sonido...el libro había funcionado. Desde ya hay algunas influencias del policial norteamericano, citas explícitas también. En un punto hace una reformulación del género. Los años 40 en Argentina están muy bien caracterizados. La historia es excelente. El humor de Leo siempre fresco, muy suyo. Recomiendo pasar por la estación Scalabrini Ortiz del subte D y ver el mural del andén que va para el lado de Catedral. Ahí pasaron varias cosas. Que no te agarre la noche, hermano.
Raro, confuso por momentos, pero muy bueno. A medida que corren los capítulos van atándose los cabos que parecían perdidos. Muy recomendable. La pluma del autor es súper ligera de leer
Un relato entre la mishadura de fines de los 30 en el Buenos Aires palermitano y las mafias constructoras que arranca con tintes sobrenaturales, demoníacos, pega una vuelta al realismo detectivesco para terminar nuevamente envuelto en las sombras de la noche infernal que respira en la cara de los desafortunados, los impíos y los vengadores. Plagada de atorrantes, agentes internacionales y animales en todos sus tamaños "Hacé que la noche venga" atrae y cumple.
Me gustan mucho las novelas de este autor / no sé si será la época del año o soy yo a secas, pero me pareció demasiada la fantasía de la historia . Si bien una sabe que cuando lee al autor de Kriptonita algo fantástico va a encontrar, en “Hace que la noche venga “ el autor abusa de lo fantástico e irreal hasta el punto que confunde al lector .
Es el primer libro que leo del autor y me generó la imperiosa necesidad de leer más de él, de buscar entrevistas, en fin, de conocer más su mundo. Hay algo hacia el final de la historia que decae, pero el resto del libro entretiene y engancha, casi como estar viendo una peli de acción.
Mención aparte el encontrarme en los diálogos con canciones de una de mis bandas preferidas, Kiss. No sé el porqué de la elección, si al autor le gusta o qué, pero me sacaba sonrisas cada vez que encontraba un título y la música tiene un gran simbolismo en la historia. Lo disfruté e iré por otros del autor.
Primera novela que leo de Oyola. Increíble el ambiente que crea de la Buenos Aires de esa época, los personajes de la calle y su vínculo con los espacios públicos (las plazas, el zoológico, el subte en construcción). Si bien pasan cosas cruentas, el tono de la historia se va volviendo cada vez más alegre con el humor y el optimismo de los protagonistas. Como bien dice el Tres "no es lo mismo ser croto que atorrante".
Las 3 estrellas son porque empezó bien, más que bien. Y me estaba gustando mucho. Pero en la segunda mitad el suspenso se desinfla, pasan un montón de cosas sin pie ni cabeza, y se vuelve totalmente inverosímil. Aunque con varios comentarios graciosos, eso sí. Una pena. Aunque el autor promete y me gustaría leer más de sus títulos.
lo fácil que hace que parezca!!! todos los personajes te provocan algo, me encanta que suceda en lugares que conozco, y también que todo tiene ese tinte medio noir 1930 pero a la vez no te parece ajeno. te quiero mucho leonardo oyola!!!
Ayyyy. Me gusta mucho lo que hace Oyola, pero este libro me aburrió muchísimo. Los personajes me parecieron impostores :( No me atrapó para nada. Una lástima porque tenía muchas expectativas.
No es el mejor libro de Leonardo, pero es muy descriptivo de una época rica en historias, de todas formas , merece ser recomendado , sobre todo a los porteños