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La Siempreviva
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152 pages, Paperback
First published January 1, 2010
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Community Reviews
Displaying 1 - 24 of 24 reviews
January 2, 2022
Siempre he dicho que el texto teatral no fue hecho para leerse, sino para interpretarse; sin embargo, “La siempreviva” ha sido escrita con acierto y da como resultado una historia atrapante que funciona a la perfección en el papel (no he visto la puesta, así que no puedo opinar sobre la obra). Además, la edición realizada por Tragaluz está muy bien pensada y convierte al libro y su lectura en una verdadera experiencia.
June 9, 2020
Es una obra necesaria, casi una obligación colombiana leer este doloroso episodio de la tragedia nacional.
January 3, 2025
Estoy segura de que esta fue mi mejor lectura del año.
Como María lo pidió:
La Siempreviva es una dramaturgia que desarrolla la vida privada de una casa de alquiler, en una de las habitaciones vive la familia de una de las mujeres desaparecidas en la toma del Palacio de Justicia, una de las trabajadoras de la cafetería, Cristina Guarin.
Esta no es literatura histórica porque, como mencioné, es sobre la historia privada de una familia. Precisamente por eso da tan duro, porque tú no la conoces a ella como una persona desaparecida, sino que conoces a la estudiante de derecho que es hija y sustento de una mujer que ya enviudó, doña Gabriela.
Esta es la historia de la clase trabajadora de una Bogotá de los años 80, que entre deudas y violencia intenta sobrevivir a la crudeza de un país como el nuestro.
Como María lo pidió:
La Siempreviva es una dramaturgia que desarrolla la vida privada de una casa de alquiler, en una de las habitaciones vive la familia de una de las mujeres desaparecidas en la toma del Palacio de Justicia, una de las trabajadoras de la cafetería, Cristina Guarin.
Esta no es literatura histórica porque, como mencioné, es sobre la historia privada de una familia. Precisamente por eso da tan duro, porque tú no la conoces a ella como una persona desaparecida, sino que conoces a la estudiante de derecho que es hija y sustento de una mujer que ya enviudó, doña Gabriela.
Esta es la historia de la clase trabajadora de una Bogotá de los años 80, que entre deudas y violencia intenta sobrevivir a la crudeza de un país como el nuestro.
February 3, 2022
"La justicia no se hace con dinero. Mientras puedan pagar los muertos de este país será muy fácil seguirlos matando."
February 21, 2023
¡Qué libro tan vivo, tan frenético, tan cálido! ¡Qué obra!
May 12, 2016
Leer, algunas veces, es paladear con gusto un plato de carbones encendidos que bajan hasta el estómago dejándonos la garganta lacerada como por un largo llanto que no hemos podido llorar todavía. Ésta es una de esas veces, cuando acabo de terminar La Siempreviva y cierro el libro a brazadas, queriendo salir pronto a la superficie y atragantarme de aire fresco.
La dramaturgia de Miguel Torres apuesta por una poética comprometida, por un teatro que le cree a la memoria literal sin que el símbolo se excluya de su trama. En La Siempreviva asistimos a la vida íntima de una casa bogotana en la que viven (luchando contra la hipoteca) Julieta Marín, su madre Lucía y su hermano Humberto. Rentan un cuarto a Victoria (manicurista retirada tras su matrimonio) y Sergio (payaso, mesero, marido celoso); y otro a Carlos (prestamista usurero a nombre de quien está hipotecada la casa). Julieta, a punto de graduarse como abogada, es visitada de vez en cuando por el profesor Espitia.
En una primera parte de la obra, asistimos al drama cotidiano en que se relacionan estos siete personajes. Problemas de dinero, principalmente, y las cuitas del amor y la familia. Luego, la oscuridad parece cernirse sobre el escenario el día que el M-19 se toma el Palacio de Justicia: Julieta estaba, esa mañana, trabajando en la cafetería. La segunda parte de la obra nos muestra la casa en silencio, las diferencias de los personajes en tregua por respeto al dolor de Lucía, quien se empeña por todos los medios en buscar a su hija. Al final, cuando el tiempo pasa y la obra continúa, los pequeños enredos vuelven a cobrar protagonismo, y el drama de la hija desaparecida es apenas otro más entre los problemas de dinero, y la violencia familiar.
La belleza de esta tragedia y su mayor dolor están justo en eso. Si en los clásicos griegos el mundo se paraliza cuando el héroe enfrenta su destino -si en Antígona todo termina con el cuerpo inmolado de la muchacha, si es impensable continuar Ayante luego de que el guerrero salte sobre su espada- aquí, en La Siempreviva, el mundo sigue. No sólo no se detiene el universo general ante el clamor de una madre que no sabe qué fue de su hija, también los pequeños mundos de los individuos más cercanos siguen corriendo sus cursos. Al dolor de la tragedia se suma la soledad posterior.
Eso es lo más conmovedor que nos recuerda la obra. Ese es el carbón ardiente que baja rasgándonos las cuerdas hasta dejarnos mudos (¡como mimos!). La inmensa soledad de las víctimas, de las vidas que no pueden continuar después de que la violencia les mutiló la existencia. Un grito, un grito que emitimos cerrando el libro como quien se araña el rostro. Un grito con el que afirmamos, junto a Ricardo Silva en el prólogo, que este es un libro necesario, para entender que nada, nunca, volverá a ser como antes:
P.D: En esta hermosa edición de Tragaluz, hay una gota (¿de sangre?) que en la página uno aparece en el esquina superior derecha, al margen del texto. Conforme avanzamos en la lectura, la gota empieza a caer. En la página final se tiñe de escarlata. ¿Y hay ingenuos que hablan del fin del libro impreso?
La dramaturgia de Miguel Torres apuesta por una poética comprometida, por un teatro que le cree a la memoria literal sin que el símbolo se excluya de su trama. En La Siempreviva asistimos a la vida íntima de una casa bogotana en la que viven (luchando contra la hipoteca) Julieta Marín, su madre Lucía y su hermano Humberto. Rentan un cuarto a Victoria (manicurista retirada tras su matrimonio) y Sergio (payaso, mesero, marido celoso); y otro a Carlos (prestamista usurero a nombre de quien está hipotecada la casa). Julieta, a punto de graduarse como abogada, es visitada de vez en cuando por el profesor Espitia.
En una primera parte de la obra, asistimos al drama cotidiano en que se relacionan estos siete personajes. Problemas de dinero, principalmente, y las cuitas del amor y la familia. Luego, la oscuridad parece cernirse sobre el escenario el día que el M-19 se toma el Palacio de Justicia: Julieta estaba, esa mañana, trabajando en la cafetería. La segunda parte de la obra nos muestra la casa en silencio, las diferencias de los personajes en tregua por respeto al dolor de Lucía, quien se empeña por todos los medios en buscar a su hija. Al final, cuando el tiempo pasa y la obra continúa, los pequeños enredos vuelven a cobrar protagonismo, y el drama de la hija desaparecida es apenas otro más entre los problemas de dinero, y la violencia familiar.
La belleza de esta tragedia y su mayor dolor están justo en eso. Si en los clásicos griegos el mundo se paraliza cuando el héroe enfrenta su destino -si en Antígona todo termina con el cuerpo inmolado de la muchacha, si es impensable continuar Ayante luego de que el guerrero salte sobre su espada- aquí, en La Siempreviva, el mundo sigue. No sólo no se detiene el universo general ante el clamor de una madre que no sabe qué fue de su hija, también los pequeños mundos de los individuos más cercanos siguen corriendo sus cursos. Al dolor de la tragedia se suma la soledad posterior.
Eso es lo más conmovedor que nos recuerda la obra. Ese es el carbón ardiente que baja rasgándonos las cuerdas hasta dejarnos mudos (¡como mimos!). La inmensa soledad de las víctimas, de las vidas que no pueden continuar después de que la violencia les mutiló la existencia. Un grito, un grito que emitimos cerrando el libro como quien se araña el rostro. Un grito con el que afirmamos, junto a Ricardo Silva en el prólogo, que este es un libro necesario, para entender que nada, nunca, volverá a ser como antes:
HUMBERTO: ¿Por qué no descansa un rato, mamá? Duerma un poquito, para que cuando Julieta regrese la encuentre de otro semblante.
LUCÍA: ¿Verdad que ella va a volver?
HUMBERTO: Claro que sí. Ella va a regresar y todo volverá a ser como antes. (86)
P.D: En esta hermosa edición de Tragaluz, hay una gota (¿de sangre?) que en la página uno aparece en el esquina superior derecha, al margen del texto. Conforme avanzamos en la lectura, la gota empieza a caer. En la página final se tiñe de escarlata. ¿Y hay ingenuos que hablan del fin del libro impreso?
February 15, 2019
Increíble está obra de Miguel Torres, alcanzas a conectarte tanto con cada uno de los personajes y sus historias que se te vuelven personales y las logras sentir como tuyas con la ayuda de la buena descripción de cada una de las escenas. Me leí este libro en una sentada. Recomendado.
June 19, 2016
En un país donde -increíblemente- sigue siendo un misterio lo que realmente ocurrió en uno de los episodios más trágicos y escalofriantes de una ya bastante sangriente historia (y tan recientemente ocurrido como 1985), La Siempreviva es una de las mejores respuestas.
Esta obra de teatro preciosa apenas sí cuenta la sangrienta toma y retoma del Palacio de Justicia. Pero es el telón de fondo sobre el que ocurre un drama más que nada humano: una joven, con todo un futuro por delante tras graduarse de la universidad, desaparece. Y todo su vecindario debe lidiar con un evento que desafía toda la lógica. ¿Qué pasó con ella? ¿Cómo así que nadie sabe nada de ella? ¿Cómo es eso posible en un país moderno, en su plaza central, en su centro de poder?
Con un lenguaje entrañablemente coloquial, un único escenario (una tradicional casona de La Candelaria) y unos personajes en todo sentido ordinarios, ocurre el drama de lo que desafía cualquier explicación. Con una virtud adicional: lo hizo mucho antes de que se probara judicialmente que personas como Cristina Guarín o Carlos Horacio Urán fueron desaparecidos por los militares.
Esta obra de teatro preciosa apenas sí cuenta la sangrienta toma y retoma del Palacio de Justicia. Pero es el telón de fondo sobre el que ocurre un drama más que nada humano: una joven, con todo un futuro por delante tras graduarse de la universidad, desaparece. Y todo su vecindario debe lidiar con un evento que desafía toda la lógica. ¿Qué pasó con ella? ¿Cómo así que nadie sabe nada de ella? ¿Cómo es eso posible en un país moderno, en su plaza central, en su centro de poder?
Con un lenguaje entrañablemente coloquial, un único escenario (una tradicional casona de La Candelaria) y unos personajes en todo sentido ordinarios, ocurre el drama de lo que desafía cualquier explicación. Con una virtud adicional: lo hizo mucho antes de que se probara judicialmente que personas como Cristina Guarín o Carlos Horacio Urán fueron desaparecidos por los militares.
February 5, 2017
Una obra de teatro sobre un inquilinato, una familia de Bogotá y como vivieron antes, durante y después de la toma del palacio de la justicia y de la desaparición de una hija.
Te hace sentir escalofríos, acelerar el corazón con cada momento, de sufrimiento, de perdida y todo lo que se siente cuando un acontecimiento de esta magnitud ocurre
Te hace sentir escalofríos, acelerar el corazón con cada momento, de sufrimiento, de perdida y todo lo que se siente cuando un acontecimiento de esta magnitud ocurre
July 10, 2022
Torres construye una narrativa que refleja, en los personajes del inquilinato, el vacío historico de los colombianos tras la toma del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero.
Recomiendo que lean esta obra para llenarse de un poco más de humanidad y no permitir que los crímenes del Estado queden impunes.
Recomiendo que lean esta obra para llenarse de un poco más de humanidad y no permitir que los crímenes del Estado queden impunes.
July 21, 2023
Increíble obra, desgarradora, que deja sin aliento. Recomendado para cuestionar el actuar del ejército colombiano en el conflicto interno, específicamente en la toma del palacio de justicia. Nada de "héroes en Colombia si existen". Acá no ha habido ni habrá ningún héroe.
"La justicia no sé hace con dinero Mientras puedan pagar los muertos de este país será muy fácil seguirlos matando"
"La justicia no sé hace con dinero Mientras puedan pagar los muertos de este país será muy fácil seguirlos matando"
March 11, 2018
Una obra de teatro entretenida y capaz de tocar la sensibilidad.
Read
April 24, 2020Con el grupo nocturno de Literatura dramática.
September 18, 2022
Desgarradora, en mínimas, en cortos, no es necesario extenuarse con miles de páginas para sentir el dolor.
April 9, 2023
Bueno y breve, interesante aterrizar la tragedia de la Toma del Palacio a una historia 'cercana'. Se puede leer en una sola tarde y se agradece.
August 27, 2024
Excelente uso de perspectiva. Personajes muy reales. Muy triste.
May 25, 2025
Simplemente, wow. Es uno de esos libros que uno dice: ¡qué librazo! Tiene de todo
August 20, 2025
(4.5)
Auch
Auch
November 17, 2025
Bello libro
June 1, 2025
Excelente.
August 8, 2023
La historia de Colombia está plagada de pequeños relatos de dolor y desconcierto, pero esta obra ha logrado recopilar un buen puñado de situaciones recurrentes que hoy siguen siendo reales más allá del escenario en el que se haya basado. Es extraño disfrutar leyendo esta obra aunque haya sido planeada para teatro y tenga también versión en cine, pues desde los diferentes lenguajes logra calcar el dolor, la injusticia, la cotidianidad de una sociedad que sigue rastreando los hechos desde la impunidad y la repetición.
July 5, 2022
4/5⭐️
June 16, 2024
Me gusto mucho, corta y sin embargo contundente.
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