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344 pages, Paperback
First published April 25, 2000








“Están loquísimos, querida... los hombres. Lo que tienes que buscar es uno que tenga una locura lo suficientemente grande, tranquila y generosa como para incluirte”No creo que la locura sea una prerrogativa del hombre, también la mujer tiene lo suyo, el problema es que estamos condenados a compatibilizarlas. Baxter reúne en este gran festín del amor unas cuantas de esas locuras que te arrancarán sonrisas, gestos de aprobación o reconocimiento, sentimientos de ternura, de tristeza, de rabia también, en unas pocas historias entrelazadas de gente corriente inmersa en su vida corriente a la que el amor ilumina con distintas intensidades de luz.
“A diferencia de los demás cuadros (…), aquél, el festín del amor, constaba de colores. Una mesa al sol, sobre la que había colocados platos, tazas y vasos, desbordaba de luz. La mesa y el banquete ocupaban el primer plano, y por todos lados el trasfondo se sumía en una especie de oscuridad visible (…) Luego advertí que la parte frontal de la mesa parecía inclinada hacia el espectador, como si toda aquella luz, toda aquella comida y todo aquel amor estuviesen a punto de derramarse sobre nuestras rodillas. El festín del amor era el festín de la luz, y estaba a punto de convertirse en nuestro. Esther suspiró: —Oh oh oh. Es precioso. —Y acto seguido dijo—: ¿Dónde está la gente? —No hay —le dijo Bradley. —¿Por qué no? —Porque a nadie se le permite llegar ahí —dijo él—. Puedes verlo, pero no alcanzarlo”Esto último, dicho desde el desamor, no es, evidentemente, cierto. Es verdad que no todo el mundo tiene el privilegio de alcanzarlo, pero hay quién sí, incluso cuando lo daba ya todo por perdido, también hay quién lo alcanza y lo pierde o se lo arrebatan. De todo hay en estos relatos que les atraparán con cada una de sus distintas y fácilmente identificables voces que en primera persona van contando a un escritor insomne y en horas bajas sus historias de amor o desamor (a veces con versiones muy distintas de sus protagonistas), aunque alguno hay que lo llamaría solo (¿sólo?) sexo (“Hacer el amor con él era como entrar en un túnel de lavado de automóviles, salvo en que salías más sucia y más viva por el otro extremo”).
“Toda relación goza, como mínimo, de un día estupendo”Como comenta Chloé, un personaje del que se enamorarán inmediatamente y para el que el amor es lo único importante, “El amor contiene algún ingrediente de locura absoluta”. Un sentimiento, este del amor, insondable, infinito, inagotable, del que los dioses nos han investido con el único propósito de divertirse a nuestra costa, que diría Kierkegaard, el filósofo de cabecera de uno de los personajes secundarios que acompañan maravillosamente a los entrañables personajes que protagonizan esta novela en la que el gran funambulista Charles Baxter consigue mantenerse con agilidad y belleza en esa estrecha franja de la que es muy fácil salirse hacia la cursilería o el sentimentalismo más ñoño y simplón.
“… sólo hay dos realidades: la de la gente enamorada o que se ama, y la de quienes permanecen al margen de todo eso”
When we tell our stories to someone else, we illuminate those parts of the stories that most affect us. By telling our story, we become more aware of the power of our thought. Telling someone else helps us to see the things we need to celebrate as well as the things we need to mourn and move past.
No matter how hard we try, we can't always choose who or when we fall in love. We can work really hard to love someone with all that we are, but if we are not in love with that person, we will never be able to love them the way they love us.
When we hide our fears from other people, we really make them worse. People around us end up picking at those fears like scabs, whether they realize it or not. Unless we claim the fear as our own and work towards healing it, the scabs get opened and our fears become scars.
Well written books not only help us escape from our own lives, but also allow us to use that escape to look on our own lives from an outside perspective. This book did just that. It took me outside of my own world - to the world of 9 beautiful, wonderfully messed up people. In each character, I found a glimpse of me. I discovered something else about myself. Sometimes good, sometimes bad. Well-written books become a part of us. The characters become our friends. Charles Baxter did a wonderful job at making these 9 characters a part of my life.