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No seas tú mismo: Apuntes sobre una generación fatigada
En No seas tú mismo, el filósofo Eudald Espluga disecciona a la generación millennial. En clave autobiográfica y a través de iconos populares, descubriremos que la fatiga y el malestar también pueden ser subversivos: todo empieza con un «no».
Cansados, fracasados, ansiosos, empresarios de sí mismos, narcisistas, precarios… ¿Cómo se define una generación gestada a la sombra de un capitalismo voraz?
El filósofo Eudald Espluga crea en No seas tú mismo un mapa de retales de una generación hastiada y sobreexpuesta a los discursos de autosuperación personal, que ha vivido cómo el capitalismo digital se le metía bajo la piel. A través de referencias populares y cotidianas, descubriremos que esa fatiga puede subvertirse y transformarse en una forma de resistencia al neoliberalismo.
Escritos en primera persona, estos apuntes son una invitación a cuestionar el individualismo hiperproductivo y emprendedor.
Cansados, fracasados, ansiosos, empresarios de sí mismos, narcisistas, precarios… ¿Cómo se define una generación gestada a la sombra de un capitalismo voraz?
El filósofo Eudald Espluga crea en No seas tú mismo un mapa de retales de una generación hastiada y sobreexpuesta a los discursos de autosuperación personal, que ha vivido cómo el capitalismo digital se le metía bajo la piel. A través de referencias populares y cotidianas, descubriremos que esa fatiga puede subvertirse y transformarse en una forma de resistencia al neoliberalismo.
Escritos en primera persona, estos apuntes son una invitación a cuestionar el individualismo hiperproductivo y emprendedor.
- GenresNonfictionPhilosophy
272 pages, Paperback
Published October 27, 2021
68 people are currently reading
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Displaying 1 - 30 of 77 reviews
May 10, 2024
Tampoco es tan importante nuestro yo
Es un libro entretenido y ameno que entra muy bien, lo he devorado emocionado de leer un ensayo escrito por alguien tan cercano y sobre una temática tan cercana, necesaria y urgente. Y aquí estoy con ganas de compartir las ideas y discrepancias que me ha suscitado puesto que esto es lo más interesante de los ensayos: su capacidad de hacernos pensar y abrir debates, aunque no estemos del todo de acuerdo con las ideas que exponen tal y como me ha pasado en buena parte aquí—de hecho, son precisamente estas disonancias que más incitan a pensar, ya sea para contraargumentar o encajar nuevas ideas en nuestros esquemas mentales.
Eudald Espluga propone que la fatiga es el rasgo diferencial de nuestra época y que la solución es la suspensión total de la subjetividad, dejar de ser nosotros mismos. Es muy cansado eso de ser emprendedores de nosotros mismos, trabajar para hacer crecer nuestra marca personal tanto en horario laboral como en tiempo libre, este no parar de reinventarnos y actualizarnos para ser más saludables, más sexis, más productivos y proactivos... No podría tener más razón al exponer el malestar que nos genera responsabilizarnos individualmente de todo lo que somos y podemos ser.
Quizás nos lamentemos por nuestros abuelos, por las pocas opciones que tuvieron en su vida, ya sea a nivel educativo, laboral, recreativo o sexual. Pero nuestra situación en el otro extremo de tener que decidir qué hacemos con nuestra vida prácticamente cada día o cada hora... no es mejor: nos coloca en un estado de duda, descontento y ansiedad constante—seguro ¿que estamos haciendo lo mejor que podemos hacer con nuestra vida? Esto me recuerda a un meme anarcoliberal que decía "no culpes al capitalismo por tus pobres decisiones vitales". Ciertamente, no todos estamos hechos para enfrentarnos a esta constante inestabilidad ni tenemos conocimiento o fortuna para tomar decisiones acertadas en todo momento. Nunca nuestra sociedad había sido tan grande ni tan compleja como hoy, nunca tantos factores y tan distantes habían influido en nuestras vidas. Pretender que el buen destino de nuestra existencia dependa exclusivamente de nuestras decisiones racionales implica colocar un excesivo peso de responsabilidad sobre nuestros hombros y de ahí viene parte de esta gran fatiga.
Si bien comulgo con el diagnóstico —tenemos fatiga—, disiento con las causas que expone Espluga y, por tanto, también con los remedios. El ensayo adolece de un exceso de intelectualismo filosófico, no es únicamente el hecho de que sólo busque las causas en la difusión de ciertas ideas malignas sino que minimiza o desprecia las causas más materiales como lo es la tecnología que utilizamos. Así pues, rechaza las pantallas y las redes sociales como origen del problema. El ensayo ubica el auténtico origen del mal en la idea de que "el trabajo nos hará felices" y la consecuente cultura de la autoayuda, la autosuperación y la autorrealización. Por eso se dedica a trazar el origen de tales ideas y señalar a los culpables de haberlas formulado o extendido. Apunta que el origen de la fatiga no son las pantallas sino la imposibilidad de desaparecer, pero precisamente, si no podemos desaparecer se debe a que estamos permanentemente conectados a internet puesto que el móvil es una extensión más de nuestro cuerpo.
Si toda nuestra vida se ha convertido en un trabajo de superación y realización personal no se debe únicamente a unas ideas sino a la realidad material producto de la tecnología que utilizamos y que está virtualizando cada vez más nuestras vidas. Por muy precarios que nos consideremos al compararnos con los de arriba, ya no trabajamos para sobrevivir tal y como hacían nuestros abuelos, trabajamos en una economía de la atención para ampliar nuestro estatus y capital sexual. Si no tuviéramos tantas máquinas, robots, ordenadores y asiáticos que trabajan por nosotros, no podríamos dedicarnos a fatigarnos para intentar mejorar nuestra marca personal y deprimirnos cuando nuestra marca se encuentra estancada o quiebra.
Ciertamente, aquellos que analizamos y ponemos palabras al mundo, también lo moldeamos, pero no olvidemos nunca el conjunto de la sociedad y el sistema tecnológico que crea las condiciones materiales en las que vivimos todos, incluido los que nos podemos dedicar a escribir sin tener que doblar el lomo para subsistir. Quizás es posible realizar un ensayo puramente filosófico cuando tratas temas abstractos pero si lo que quieres es analizar una sociedad tan enrevesada como la actual es imprescindible contrastar datos, estudios y múltiples fuentes de información más allá de las más filosóficas y literarias o puedes acabar con una visión muy sesgada y parcial de la realidad.
Dedica demasiadas páginas a conceptualizar a los milenials, el neoliberalismo o la cultura de la autoayuda como si quisiera dar con la descripción definitiva. Es importante aclarar los conceptos a modo de introducción, para después poder entendernos y pasar a profundizar en el tema que queremos tratar, pero aquí me parece como si la introducción conceptual ocupara el grueso del libro, como si no terminara de arrancar y entrar en materia.
Tiene mucha razón al señalar la dimensión colectiva y política de las problemáticas que vivimos en nuestra vida digital así como de sus posibles remedios pero discrepo con su rechazo a la dimensión personal como es el hecho de que somos adictos a las redes. Somos adictos y al mismo tiempo NOS HAN HECHO adictos, una cosa no quita la otra. No hace falta desresponsabilizarnos por completo para denunciar la gran responsabilidad que tienen los imperios digitales respecto a nuestro malestar. Apunta que la violencia inmobiliaria o la pobreza energética son mucho más representativos de los milenials que la adicción a las redes, pero es precisamente ese vivir permanentemente en un mundo virtual desconectado de nuestra realidad más inmediata que nos permite ignorar y tolerar toda la precariedad del mundo.
Es chocante que un ensayo que quiere cuestionar el clasismo tenga una mirada clasista a lo largo de toda la obra: sobredimensiona la moda del wellness y detox digitales, una moda circunscrita a las clases acomodadas, al igual que la cultura del rendimiento y la autorealización, y las generaliza y extrapola a toda la sociedad, incluyendo a la gente más desfavorecida. Espluga defiende que tal cultura se ha apoderado del debate público y nos empuja a obsesionarnos con hacer una vida siempre más sana, productiva y eficiente y que es el defecto en cumplir estos estándares tan elevados que nos produce una fatiga y malestar profundos. Y tiene toda la razón, pero sólo para aquellos que hemos tenido la suerte de criarnos en familias que nos han facilitado cursar estudios superiores. La gente que está más jodida económicamente tiene suficiente trabajo en salir adelante como para preocuparse por llevar una dieta equilibrada o leer libros de autoayuda.
Es curioso cómo hemos llegado a conclusiones tan opuestas sobre un mismo fenómeno, yo soy del parecer que las redes sociales nos distraen imposibilitando la concentración y hacer algo productivo mientras que Espluga cree que es justo lo contrario: señala que son las mismas plataformas digitales que nos incitan a utilizar su tecnología para ser más eficientes y productivos. Sin embargo, sólo hay que ver el número de descargas de las apps que limitan el tiempo de uso del móvil para darse cuenta de que su uso es muy residual y que la gran mayoría de usuarios seguimos atrapados y distraídos 3 horas y media cada día haciendo scrollings infinitos y picoteando información muy poco nutritiva. Es de hecho la gente más pobre que está atrapada más horas en las pantallas puesto que la gratificación que obtienen es más barata e inmediata que la que podrían conseguir en el mundo real.
Rechaza la autorrealización laboral, el “dogma del trabajo” tal y como lo llama, y en su lugar propone Paul Lafargue (hijo de un acaudalado propietario de plantaciones de café en Cuba) y su “derecho a la pereza”, pero no creo que la vagancia sea la solución para la mayoría de mortales. Intuyo que se trata de una discrepancia terminológica: Espluga y Lafargue detestan el trabajo asalariado y alienante, no el trabajo autodeterminado. Para sentirnos bien necesitamos contribuir al bien común, sentirnos útiles para los demás, sentir que ayudamos de alguna forma, ya sea asalariadamente a cuenta ajena o no, y todo esto también es trabajo. La vagancia o satisfacción de caprichos personales son satisfactorios como recompensa por el trabajo realizado, pero cuando son nuestra principal actividad pueden convertirse en nuestra perdición.
Entiendo la idea del título y la celebro, pero no creo que sea la mejor forma de expresarla, ya que es muy fácil hacer una lectura errónea. "No seas tú mismo" remite a falsear nuestro yo o bien al suicidio (aunque viendo que el autor romantiza tanto la idea del suicidio no me extrañaría que éste fuera el auténtico significado que quiere transmitir), por eso no creo que pueda funcionar como eslogan político. Lo que me parece más importante es quitarle importancia a nuestro yo para devolverla y equilibrarla con la de nuestra comunidad: ¡nos sobra identidad personal y nos falta mucha identidad colectiva!
“Dejar de ser nosotros mismos” es una idea que choca frontalmente con el identitarismo (o políticas de la identidad), un fenómeno ideológico cada vez más extendido—tampoco es extraño viendo que pasamos más y más tiempo en redes sociales donde sólo hay sitio para nuestro ego y poco más—por lo cual hubiera sido muy interesante aprofundir en este choque. Según el autor, el auge del narcisismo no se debe al acceso a los móviles y el diseño de aplicaciones como Instagram sino a la cultura de la autoayuda, pero entonces habría que explicar por qué ahora que estamos enganchados a redes visuales donde las selfis son los contenidos que dan más likes somos mucho más narcisistas que hace 15 años, cuando el contenido más popular de internet eran los blogs y nos dedicábamos a escribir y leer textos extensos y elaborados.
Ya para terminar y como ex-adicto a los memes con recaídas ocasionales, quería exponer mi desacuerdo con su reivindicación de los memes tristes y nihilistas como herramientas subversivas para hacer frente a la dictadura de la autoayuda y el productivismo. No tiene nada malo consumir o compartir algún meme de vez en cuando, el problema son los canales de memes y las redes sociales que nos los ponen en bandeja y sin freno, convirtiéndolos en droga visual. Políticamente es muy importante visibilizar y compartir el malestar para organizarnos y combatirlo conjuntamente, pero no todos los medios con los que lo compartimos son igualmente válidos a la hora de llevarnos a la acción. No podemos esperar que los chistes virtuales nos emancipen de nada, no son un medio que facilite la comprensión y concienciación de una problemática con la esperanza de hacer algo al respecto. Su formato ultra-reducido nos proporciona información extremadamente fragmentada y descontextualizada de forma que dificulta enormemente vincularla con conocimientos previos para asimilarla. En otras palabras: los memes pasan a través nuestro sin nutrirnos, su único efecto es una fugaz carcajada o sorpresa, narcotizan nuestro malestar y por eso siempre queremos más. Los memes nos hacen fugazmente conscientes de nuestra soledad, tristeza y precariedad, pero también nos ayudan a tolerar nuestra miseria riéndonos de ella. El medio es el mensaje: cuando nos contamos chistes en el mundo real, no caemos tanto en el nihilismo y la desesperación como lo hacemos en internet ya que difícilmente caemos en estas emociones cuando estamos al lado de gente que amamos.
El problema al que nos enfrentamos no es únicamente una idea o cultura sino también y muy especialmente la tecnología que utilizamos diseñada de acuerdo con los intereses económicos de unas pocas empresas privadas en lugar de sus usuarios. Mientras nuestras relaciones sigan siendo mediatizadas por Alphabet o Meta (Google o Facebook), no podemos pretender superar la fatiga, malestar y desencanto con la vida. Por eso es tan importante contrastar la visión redes-friendly de Espluga con visiones más críticas con la tecnología que utilizamos (totalmente indisociable de los intereses de las empresas que la diseñan) y en este sentido no puedo hacer más que recomendar otro ensayo con enfoque filosófico como es “Stand out of our light” de James Williams traducido al castellano como "Clics contra la humanidad".
Acabo con este fragmento que me ha divertido y sobrecogido a partes iguales: “¿Qué hacemos entonces? ¿Nos abandonamos al ritmo febril de las notificaciones, al torrente de whatsapps, al nihilismo de las actualizaciones? ¿Aceptamos las cookies y la depresión?”
Es un libro entretenido y ameno que entra muy bien, lo he devorado emocionado de leer un ensayo escrito por alguien tan cercano y sobre una temática tan cercana, necesaria y urgente. Y aquí estoy con ganas de compartir las ideas y discrepancias que me ha suscitado puesto que esto es lo más interesante de los ensayos: su capacidad de hacernos pensar y abrir debates, aunque no estemos del todo de acuerdo con las ideas que exponen tal y como me ha pasado en buena parte aquí—de hecho, son precisamente estas disonancias que más incitan a pensar, ya sea para contraargumentar o encajar nuevas ideas en nuestros esquemas mentales.
Eudald Espluga propone que la fatiga es el rasgo diferencial de nuestra época y que la solución es la suspensión total de la subjetividad, dejar de ser nosotros mismos. Es muy cansado eso de ser emprendedores de nosotros mismos, trabajar para hacer crecer nuestra marca personal tanto en horario laboral como en tiempo libre, este no parar de reinventarnos y actualizarnos para ser más saludables, más sexis, más productivos y proactivos... No podría tener más razón al exponer el malestar que nos genera responsabilizarnos individualmente de todo lo que somos y podemos ser.
Quizás nos lamentemos por nuestros abuelos, por las pocas opciones que tuvieron en su vida, ya sea a nivel educativo, laboral, recreativo o sexual. Pero nuestra situación en el otro extremo de tener que decidir qué hacemos con nuestra vida prácticamente cada día o cada hora... no es mejor: nos coloca en un estado de duda, descontento y ansiedad constante—seguro ¿que estamos haciendo lo mejor que podemos hacer con nuestra vida? Esto me recuerda a un meme anarcoliberal que decía "no culpes al capitalismo por tus pobres decisiones vitales". Ciertamente, no todos estamos hechos para enfrentarnos a esta constante inestabilidad ni tenemos conocimiento o fortuna para tomar decisiones acertadas en todo momento. Nunca nuestra sociedad había sido tan grande ni tan compleja como hoy, nunca tantos factores y tan distantes habían influido en nuestras vidas. Pretender que el buen destino de nuestra existencia dependa exclusivamente de nuestras decisiones racionales implica colocar un excesivo peso de responsabilidad sobre nuestros hombros y de ahí viene parte de esta gran fatiga.
Si bien comulgo con el diagnóstico —tenemos fatiga—, disiento con las causas que expone Espluga y, por tanto, también con los remedios. El ensayo adolece de un exceso de intelectualismo filosófico, no es únicamente el hecho de que sólo busque las causas en la difusión de ciertas ideas malignas sino que minimiza o desprecia las causas más materiales como lo es la tecnología que utilizamos. Así pues, rechaza las pantallas y las redes sociales como origen del problema. El ensayo ubica el auténtico origen del mal en la idea de que "el trabajo nos hará felices" y la consecuente cultura de la autoayuda, la autosuperación y la autorrealización. Por eso se dedica a trazar el origen de tales ideas y señalar a los culpables de haberlas formulado o extendido. Apunta que el origen de la fatiga no son las pantallas sino la imposibilidad de desaparecer, pero precisamente, si no podemos desaparecer se debe a que estamos permanentemente conectados a internet puesto que el móvil es una extensión más de nuestro cuerpo.
Si toda nuestra vida se ha convertido en un trabajo de superación y realización personal no se debe únicamente a unas ideas sino a la realidad material producto de la tecnología que utilizamos y que está virtualizando cada vez más nuestras vidas. Por muy precarios que nos consideremos al compararnos con los de arriba, ya no trabajamos para sobrevivir tal y como hacían nuestros abuelos, trabajamos en una economía de la atención para ampliar nuestro estatus y capital sexual. Si no tuviéramos tantas máquinas, robots, ordenadores y asiáticos que trabajan por nosotros, no podríamos dedicarnos a fatigarnos para intentar mejorar nuestra marca personal y deprimirnos cuando nuestra marca se encuentra estancada o quiebra.
Ciertamente, aquellos que analizamos y ponemos palabras al mundo, también lo moldeamos, pero no olvidemos nunca el conjunto de la sociedad y el sistema tecnológico que crea las condiciones materiales en las que vivimos todos, incluido los que nos podemos dedicar a escribir sin tener que doblar el lomo para subsistir. Quizás es posible realizar un ensayo puramente filosófico cuando tratas temas abstractos pero si lo que quieres es analizar una sociedad tan enrevesada como la actual es imprescindible contrastar datos, estudios y múltiples fuentes de información más allá de las más filosóficas y literarias o puedes acabar con una visión muy sesgada y parcial de la realidad.
Dedica demasiadas páginas a conceptualizar a los milenials, el neoliberalismo o la cultura de la autoayuda como si quisiera dar con la descripción definitiva. Es importante aclarar los conceptos a modo de introducción, para después poder entendernos y pasar a profundizar en el tema que queremos tratar, pero aquí me parece como si la introducción conceptual ocupara el grueso del libro, como si no terminara de arrancar y entrar en materia.
Tiene mucha razón al señalar la dimensión colectiva y política de las problemáticas que vivimos en nuestra vida digital así como de sus posibles remedios pero discrepo con su rechazo a la dimensión personal como es el hecho de que somos adictos a las redes. Somos adictos y al mismo tiempo NOS HAN HECHO adictos, una cosa no quita la otra. No hace falta desresponsabilizarnos por completo para denunciar la gran responsabilidad que tienen los imperios digitales respecto a nuestro malestar. Apunta que la violencia inmobiliaria o la pobreza energética son mucho más representativos de los milenials que la adicción a las redes, pero es precisamente ese vivir permanentemente en un mundo virtual desconectado de nuestra realidad más inmediata que nos permite ignorar y tolerar toda la precariedad del mundo.
Es chocante que un ensayo que quiere cuestionar el clasismo tenga una mirada clasista a lo largo de toda la obra: sobredimensiona la moda del wellness y detox digitales, una moda circunscrita a las clases acomodadas, al igual que la cultura del rendimiento y la autorealización, y las generaliza y extrapola a toda la sociedad, incluyendo a la gente más desfavorecida. Espluga defiende que tal cultura se ha apoderado del debate público y nos empuja a obsesionarnos con hacer una vida siempre más sana, productiva y eficiente y que es el defecto en cumplir estos estándares tan elevados que nos produce una fatiga y malestar profundos. Y tiene toda la razón, pero sólo para aquellos que hemos tenido la suerte de criarnos en familias que nos han facilitado cursar estudios superiores. La gente que está más jodida económicamente tiene suficiente trabajo en salir adelante como para preocuparse por llevar una dieta equilibrada o leer libros de autoayuda.
Es curioso cómo hemos llegado a conclusiones tan opuestas sobre un mismo fenómeno, yo soy del parecer que las redes sociales nos distraen imposibilitando la concentración y hacer algo productivo mientras que Espluga cree que es justo lo contrario: señala que son las mismas plataformas digitales que nos incitan a utilizar su tecnología para ser más eficientes y productivos. Sin embargo, sólo hay que ver el número de descargas de las apps que limitan el tiempo de uso del móvil para darse cuenta de que su uso es muy residual y que la gran mayoría de usuarios seguimos atrapados y distraídos 3 horas y media cada día haciendo scrollings infinitos y picoteando información muy poco nutritiva. Es de hecho la gente más pobre que está atrapada más horas en las pantallas puesto que la gratificación que obtienen es más barata e inmediata que la que podrían conseguir en el mundo real.
Rechaza la autorrealización laboral, el “dogma del trabajo” tal y como lo llama, y en su lugar propone Paul Lafargue (hijo de un acaudalado propietario de plantaciones de café en Cuba) y su “derecho a la pereza”, pero no creo que la vagancia sea la solución para la mayoría de mortales. Intuyo que se trata de una discrepancia terminológica: Espluga y Lafargue detestan el trabajo asalariado y alienante, no el trabajo autodeterminado. Para sentirnos bien necesitamos contribuir al bien común, sentirnos útiles para los demás, sentir que ayudamos de alguna forma, ya sea asalariadamente a cuenta ajena o no, y todo esto también es trabajo. La vagancia o satisfacción de caprichos personales son satisfactorios como recompensa por el trabajo realizado, pero cuando son nuestra principal actividad pueden convertirse en nuestra perdición.
Entiendo la idea del título y la celebro, pero no creo que sea la mejor forma de expresarla, ya que es muy fácil hacer una lectura errónea. "No seas tú mismo" remite a falsear nuestro yo o bien al suicidio (aunque viendo que el autor romantiza tanto la idea del suicidio no me extrañaría que éste fuera el auténtico significado que quiere transmitir), por eso no creo que pueda funcionar como eslogan político. Lo que me parece más importante es quitarle importancia a nuestro yo para devolverla y equilibrarla con la de nuestra comunidad: ¡nos sobra identidad personal y nos falta mucha identidad colectiva!
“Dejar de ser nosotros mismos” es una idea que choca frontalmente con el identitarismo (o políticas de la identidad), un fenómeno ideológico cada vez más extendido—tampoco es extraño viendo que pasamos más y más tiempo en redes sociales donde sólo hay sitio para nuestro ego y poco más—por lo cual hubiera sido muy interesante aprofundir en este choque. Según el autor, el auge del narcisismo no se debe al acceso a los móviles y el diseño de aplicaciones como Instagram sino a la cultura de la autoayuda, pero entonces habría que explicar por qué ahora que estamos enganchados a redes visuales donde las selfis son los contenidos que dan más likes somos mucho más narcisistas que hace 15 años, cuando el contenido más popular de internet eran los blogs y nos dedicábamos a escribir y leer textos extensos y elaborados.
Ya para terminar y como ex-adicto a los memes con recaídas ocasionales, quería exponer mi desacuerdo con su reivindicación de los memes tristes y nihilistas como herramientas subversivas para hacer frente a la dictadura de la autoayuda y el productivismo. No tiene nada malo consumir o compartir algún meme de vez en cuando, el problema son los canales de memes y las redes sociales que nos los ponen en bandeja y sin freno, convirtiéndolos en droga visual. Políticamente es muy importante visibilizar y compartir el malestar para organizarnos y combatirlo conjuntamente, pero no todos los medios con los que lo compartimos son igualmente válidos a la hora de llevarnos a la acción. No podemos esperar que los chistes virtuales nos emancipen de nada, no son un medio que facilite la comprensión y concienciación de una problemática con la esperanza de hacer algo al respecto. Su formato ultra-reducido nos proporciona información extremadamente fragmentada y descontextualizada de forma que dificulta enormemente vincularla con conocimientos previos para asimilarla. En otras palabras: los memes pasan a través nuestro sin nutrirnos, su único efecto es una fugaz carcajada o sorpresa, narcotizan nuestro malestar y por eso siempre queremos más. Los memes nos hacen fugazmente conscientes de nuestra soledad, tristeza y precariedad, pero también nos ayudan a tolerar nuestra miseria riéndonos de ella. El medio es el mensaje: cuando nos contamos chistes en el mundo real, no caemos tanto en el nihilismo y la desesperación como lo hacemos en internet ya que difícilmente caemos en estas emociones cuando estamos al lado de gente que amamos.
El problema al que nos enfrentamos no es únicamente una idea o cultura sino también y muy especialmente la tecnología que utilizamos diseñada de acuerdo con los intereses económicos de unas pocas empresas privadas en lugar de sus usuarios. Mientras nuestras relaciones sigan siendo mediatizadas por Alphabet o Meta (Google o Facebook), no podemos pretender superar la fatiga, malestar y desencanto con la vida. Por eso es tan importante contrastar la visión redes-friendly de Espluga con visiones más críticas con la tecnología que utilizamos (totalmente indisociable de los intereses de las empresas que la diseñan) y en este sentido no puedo hacer más que recomendar otro ensayo con enfoque filosófico como es “Stand out of our light” de James Williams traducido al castellano como "Clics contra la humanidad".
Acabo con este fragmento que me ha divertido y sobrecogido a partes iguales: “¿Qué hacemos entonces? ¿Nos abandonamos al ritmo febril de las notificaciones, al torrente de whatsapps, al nihilismo de las actualizaciones? ¿Aceptamos las cookies y la depresión?”
April 26, 2022
Este libro me tenía ganada desde el principio porque la temática y la línea de argumentación me parece acertadísima. Ordena una serie de referencias, referentes y discursos en torno a distintos puntos de la reflexión que va trazando de forma muy útil para todos los que tenemos inquietudes (y agonías) sobre este tema. Sin embargo, he echado en falta algo más de la voz personal del prólogo o del final durante el ensayo, que entiendo que responde a un estilo concreto, pero que es muy iluminadora y cercana cuando está. 🕳🕳 la conciencia de lo que integramos angustia un poquito más🕳🕳🔫
March 27, 2022
Brutal, lectura imprescindible. No me flipaba tanto un ensayo desde que descubrí a Erich Fromm y Marcuse.
September 15, 2022
Si estàs cansada d'estar cansada (o, encara més, de no poder-te permetre estar cansada), et desinstal·les l'instagram cada dos per tres, i et passes el dia mirant memes depriments o vídeos de gatets, aquest és el teu llibre (o el de tota una generació). Un assaig que recull perfectament el malestar actual que suposa haver-nos convertit en subjectes rentabilitzables a través de les plataformes, productes de la hipervigilància digital. La conseqüència: el cansament, la fatiga i la saturació de ser un 'jo' individu-empresa constantment administrat per a ser productiu.
Espluga aborda com la fatiga tecnològica no pot deslligar-se de l'imperatiu de rendiment - incús fent visible el malestar com a forma més eficient i rentable de gestionar la nostra identitat pública -, com el rendiment s'ha tornat sinònim de benestar, i com el biocapitalisme ha acabat privatitzant la nostra existència - sublimant el dogma del treball fins aconseguir que aquest es confongui amb la vida mateixa.
Davant el sistema socioeconòmic actual que ha acabat obligant al subjecte de rendiment contemporani a reponsabilitzar-se individualment de tot el que li passa i de tot allò que és i pot ser en termes d'eficiència productiva, l'autor reivindica la màxima de negar-se a ser un mateix (si arribar a "ser un mateix" significa viure sota un ideal d'optimització del jo que no distingeix entre el benestar personal i les obligacions laborals, triturant tota experiència sota l'imperatiu de rendiment) i resistir sota el capitalisme de plataformes, més que desconnectant, buscant noves maneres de fomentar i polititzar la distracció a través del compromís pràctic amb la improductivitat.
Espluga aborda com la fatiga tecnològica no pot deslligar-se de l'imperatiu de rendiment - incús fent visible el malestar com a forma més eficient i rentable de gestionar la nostra identitat pública -, com el rendiment s'ha tornat sinònim de benestar, i com el biocapitalisme ha acabat privatitzant la nostra existència - sublimant el dogma del treball fins aconseguir que aquest es confongui amb la vida mateixa.
Davant el sistema socioeconòmic actual que ha acabat obligant al subjecte de rendiment contemporani a reponsabilitzar-se individualment de tot el que li passa i de tot allò que és i pot ser en termes d'eficiència productiva, l'autor reivindica la màxima de negar-se a ser un mateix (si arribar a "ser un mateix" significa viure sota un ideal d'optimització del jo que no distingeix entre el benestar personal i les obligacions laborals, triturant tota experiència sota l'imperatiu de rendiment) i resistir sota el capitalisme de plataformes, més que desconnectant, buscant noves maneres de fomentar i polititzar la distracció a través del compromís pràctic amb la improductivitat.
April 17, 2022
Aunque pueda resultar redundante en algunos partes, y enrrolloso en otras, no puedo dejar de valorar el enfoque que da a ciertas miserias bien conocidas por todos.
La idea principal se desarrolla en torno a la explotación a la que nos sometemos a nosotros mismos, en todos los aspectos de la vida, para seguir el ritmo que marca el neoliberalismo. Todo se rige por la auto-optimización, alcanzar el ideal del yo- ego- autosuficiente, capaz, valeroso y productivo a todos los niveles: el personal, profesional e incluso el introspectivo.
La perspectiva del cansancio desde el punto de vista del colapso ante un sistema que demanda cada vez más de nosotros mismos, a cambio de la mera supervivencia en algunos casos, nos lleva a cuestionar el sistema y a valorar lo realmente importante: las relaciones entre seres y su dependencia; la quietud, la nada. Esa nada que nos da tanto vértigo...Miedo a no ser nadie, miedo a no seguir el ritmo, a no estar a la altura de las circunstancias. Miedo a no controlar las emociones, miedo a mostrar lo invulnerables que podemos llegar a sentirnos, a no encajar. ¿De verdad queremos encajar en un sistema que nos exprime hasta la extenuación?
Un compromiso con la improductividad, sin miedo, como medio de acabar con un sistema que nos consume.
La idea principal se desarrolla en torno a la explotación a la que nos sometemos a nosotros mismos, en todos los aspectos de la vida, para seguir el ritmo que marca el neoliberalismo. Todo se rige por la auto-optimización, alcanzar el ideal del yo- ego- autosuficiente, capaz, valeroso y productivo a todos los niveles: el personal, profesional e incluso el introspectivo.
La perspectiva del cansancio desde el punto de vista del colapso ante un sistema que demanda cada vez más de nosotros mismos, a cambio de la mera supervivencia en algunos casos, nos lleva a cuestionar el sistema y a valorar lo realmente importante: las relaciones entre seres y su dependencia; la quietud, la nada. Esa nada que nos da tanto vértigo...Miedo a no ser nadie, miedo a no seguir el ritmo, a no estar a la altura de las circunstancias. Miedo a no controlar las emociones, miedo a mostrar lo invulnerables que podemos llegar a sentirnos, a no encajar. ¿De verdad queremos encajar en un sistema que nos exprime hasta la extenuación?
Un compromiso con la improductividad, sin miedo, como medio de acabar con un sistema que nos consume.
April 1, 2022
No seas tú mismo es, posiblemente, *el ensayo* de nuestros días. Espluga aborda el estado de fatiga al que nos enfrentamos, derivado no por la pandemia (que la acrecienta) si no por la autoexplotación de la industria del "ser uno mismo". Indudablemente esto está atravesado por clase, género y raza, motivo por el que al autor dedica el primer capítulo al rechazo del concepto generacional millenial. Temas como la construcción de una identidad ligada a lo laboral, la frustración permanente de la precariedad, el "capitalismo de plataformas" que nos predispone a la autoexposición constante, la posibilidad de medir y cuantificar cualquier aspecto de nuestras vidas y que reclama nuestra atención, la creación de una cultura de memes depresivos e irónicos con potencial (o no) movilizador y la posibilidad de convertir la fatiga en el arma subversiva con la que atacar el sistema son tratados con un tono accesible pero plagado de citas y referencias que te llevan de unos autores a otros sin solución de continuidad.
El ensayo es una mirada desde dentro al contexto que vivimos, un marco social y tecnológico que permite entender no solo nuestro malestar, sino la incapacidad para resolverlo de forma individual. Espluga propone volver a la colectividad y los cuidados para evitar una caricatura mayor del individualismo (amigas feministas llevan años ya diciéndolo); también no abandonar el sistema de plataformas, ni vivir al margen, pero dar un uso subversivo que en definitiva tiene que ver con convertir ese "no hacer nada" desmovilizador en un agente de cambio.
No es un libro de autoayuda, obviamente, pero reconforta entender cómo hemos llegado hasta aquí y por qué la terapia no nos lo va a solucionar todo. A cada disciplina sus límites y para todo lo demás: la red de apoyo.
El ensayo es una mirada desde dentro al contexto que vivimos, un marco social y tecnológico que permite entender no solo nuestro malestar, sino la incapacidad para resolverlo de forma individual. Espluga propone volver a la colectividad y los cuidados para evitar una caricatura mayor del individualismo (amigas feministas llevan años ya diciéndolo); también no abandonar el sistema de plataformas, ni vivir al margen, pero dar un uso subversivo que en definitiva tiene que ver con convertir ese "no hacer nada" desmovilizador en un agente de cambio.
No es un libro de autoayuda, obviamente, pero reconforta entender cómo hemos llegado hasta aquí y por qué la terapia no nos lo va a solucionar todo. A cada disciplina sus límites y para todo lo demás: la red de apoyo.
September 30, 2023
eudald, si algun dia llegeixes això t'estimo. joder sí, és un dilo tete constant, m'ha fascinat, estic d'acord en tot, avall el treball, a la merda el coaching, el mindfullness, no volem ser més productius, no necessites un psicòleg, necessites un sindicat, polititzem el malestar i la fatiga, tinc ganes de llançar coses
November 13, 2022
leyendo este libro sobre la fatiga ahora que corro el riesgo de estar más fatigada que nunca.
January 5, 2022
Uno de mis libros favoritos ya pa siempre una maravilla de ensayo
June 26, 2024
Un ensayo sobre la experiencia del ser millennial, pero no desde la anécdota o la sociología barata sino desde el análisis materialista y de las relaciones de producción. El autor desgrana varios de los clásicos (la fatiga, la tristeza irónicamente autoconsciente, el multitasking) y se aleja de las cohortes de edad para fijarse en los intereses económicos detrás de estas manifestaciones, que no son más que síntomas de un problema mayor. Y concluye con una llamada a aprovechar esos afectos negativos no para tratarlos o convertirlos en ociosidad diletante sino como potencial emancipador de clase. Una fantástica lectura.
December 3, 2022
Must have.
Un manual de qué nos pasa y por qué nos pasa en este mundo inmerso en el capitalismo de plataformas.
¡Abajo con el individualismo, la productividad a costa de nuestra salud y la desmitificación de la tecnología como un ente mágico!
La última pieza que necesitaba la lucha de clases para actualizar la teoría a 2022.
Muy muy muy muy recomendado para todos los trabajadores.
Un manual de qué nos pasa y por qué nos pasa en este mundo inmerso en el capitalismo de plataformas.
¡Abajo con el individualismo, la productividad a costa de nuestra salud y la desmitificación de la tecnología como un ente mágico!
La última pieza que necesitaba la lucha de clases para actualizar la teoría a 2022.
Muy muy muy muy recomendado para todos los trabajadores.
March 30, 2022
Como millennial, desde una perspectiva de persona nacida en esos años puedo decir que el libro me ha encantado.
El autor nos conduce a través de diferentes teorías explicándonos con un leguaje fácil y entretenido como la sociedad actual nos fuerza a actuar de unas determinadas maneras sin que nosotros lo percibamos y esto nos afecta directamente en nuestro estado de ánimo.
Como nos han convencido de que los millenniam somos los culpables de los males de la sociedad y de nosotros mismos evitando apuntar hacia los problemas estructurales de la sociedad ayudándose de una cultura de la felicidad y la autoayuda que no hace otra cosa que autoinfligirnos la culpa, además nos mantiene culpabilizados cada vez que cogemos el móvil sin ofrecernos una alternativa real a este en nuestra vida, ya sea el ocio o el trabajo.
¿Qué decir? ¿Qué opinar? Espero que siga escribiendo y aportando su conocimiento a nuestra sociedad y que gracias a su aporte y al de otros muchos logremos avanzar hacia sociedades más sanas.
El autor nos conduce a través de diferentes teorías explicándonos con un leguaje fácil y entretenido como la sociedad actual nos fuerza a actuar de unas determinadas maneras sin que nosotros lo percibamos y esto nos afecta directamente en nuestro estado de ánimo.
Como nos han convencido de que los millenniam somos los culpables de los males de la sociedad y de nosotros mismos evitando apuntar hacia los problemas estructurales de la sociedad ayudándose de una cultura de la felicidad y la autoayuda que no hace otra cosa que autoinfligirnos la culpa, además nos mantiene culpabilizados cada vez que cogemos el móvil sin ofrecernos una alternativa real a este en nuestra vida, ya sea el ocio o el trabajo.
¿Qué decir? ¿Qué opinar? Espero que siga escribiendo y aportando su conocimiento a nuestra sociedad y que gracias a su aporte y al de otros muchos logremos avanzar hacia sociedades más sanas.
April 21, 2024
al fin!!! empecé este libro en octubre de 2022 en el kindle, pero lo abandoné porque quería leerlo en físico para subrayar y ponerle mil post its
estas navidades me lo regalaron y aquí estamos, 30 post its coordinados con el color de la portada después. me ha gustado mucho este ensayo! es cierto que a ratos se me ha hecho espeso de más y había partes en las que estaba interesadísima, otras que me daban más igual, pero me ha gustado la perspectiva de eudald, creo que añade matices muy necesarios a la conversación generacional entorno al Milennial
yo leyendo cualquier ensayo que podría resumirse en “es culpa del capitalismo, tenemos que abolir el trabajo”: yessss exactly exactly *head nods*
estas navidades me lo regalaron y aquí estamos, 30 post its coordinados con el color de la portada después. me ha gustado mucho este ensayo! es cierto que a ratos se me ha hecho espeso de más y había partes en las que estaba interesadísima, otras que me daban más igual, pero me ha gustado la perspectiva de eudald, creo que añade matices muy necesarios a la conversación generacional entorno al Milennial
yo leyendo cualquier ensayo que podría resumirse en “es culpa del capitalismo, tenemos que abolir el trabajo”: yessss exactly exactly *head nods*
August 12, 2024
Un assaig molt ben pensat per analitzar una generació i totes les limitacions/obstacles que té. Amb exemples super il·lustratius. En alguns moments, tenia la sensació que l'autor ha plasmat exactament el que penso d'alguns temes, fet que m'ha donat tranquil·lat de pensar que no estic sola. S'ha de dir però, que el primer capítol em va costar una mica d'entrar-hi i que en alguns moments no em venia de gust llegir una lectura on s'ha d'estar tant concertat. Però l'experiència és molt positiva i el recomano moolt.
September 13, 2023
Una reflexión altamente sugestiva, repleta de referencias a la cultura pop, para invitarnos a no hacer nada, a cultivar la pereza, a dejar de ser nosotros mismos, como respuesta al turbocapitalismo y al paradigma cultural propio del neoliberalismo que nos quiere convertidos en empresas de nosotros mismos, productivos, no solo en el ámbito laboral sino también en el ámbito personal (gestión de las redes sociales, donde explotamos nuestra imagen para vendernos al resto; en el gimnasio; etc.). Reflexión en la que se analiza la fatiga, el cansancio, que, como consecuencia del turbocapitalismo, sufrimos los individuos en los albores del siglo XXI y, asimismo, se invita a abandonar etiquetas como la de la generación "millenial" o la patologización de los problemas mentales que arrastramos, que nos evitan tomar conciencia de las causas que los provocan, nos impiden analizarlos desde una perspectiva de clase y, en consecuencia, nos desmovilizan. No puede dejar indiferente.
June 18, 2023
“Como un plato de pasta en un día de resaca” es una de las reseñas que podemos leer en la última edición de este libro. Una clase avanzada de cómo somos los millennials y el mundo en el que nos ha tocado vivir, escrito de maravilla. No me gustan mucho los ensayos, pero este sí.
August 31, 2023
Bastant adequat a la situació vital en que em trobo, gràcies per explicar-me que està bé que no tingui una vocació productiva. En procés de deixar-me de sentir malament per no voler contribuir a la producció.
July 21, 2022
De releer y digerir. Brillante, da cobijo ante nuestra fatiga y abre caminos para dejar de fustigarse y salir del marco individualista. Se rebela contra el mandato de la productividad, de la felicidad absoluta, de la marca personal y contra redes como ésta, que convierten el ocio y la realización en una obligación, en un objetivo a batir y en una fórmula más de mostrar ese yo construido para ser visto, como el que probablemente esté detrás de esta reseña
August 3, 2023
Un ensayo interesante, pero en mi opinión: va de más a menos. Tenía unas expectativas generadas que no han ido acorde con lo que me ha generado la lectura. Me ha resultado demasiado extenso y, si me tengo que quedar con algo, me quedo con los dos primeros capítulos. Real que me sentía fatigada para terminar el libro. Ahora bien, nada que no describa el propio autor en este libro. 🧚🏻♂️
December 17, 2021
Pocs assajos recordo haver-me llegit amb tantes ganes com aquest. I pocs els he valorat amb cinc estrelles. Hi ha fragments que m'han costat, però és mereix aquesta valoració.
July 27, 2025
"Aunque durmamos ocho, nueve o diez horas, seguimos igual de exhaustos. La sensación de agotamiento físico y mental es muy diferente a la que uno experimenta después de hacer ejercicio físico: la extenuación no es reconfortante ni nos alivia de ninguna forma; más bien al contrario, se expresa como un efecto de saturación, como la convicción de no-poder-poder, y nos sume en un estado tortuoso en el que, además de la presión invisible por el rendimiento, nos reprochamos nuestra propia incapacidad para seguir activos."
July 7, 2024
Perdó Anna, no m'ha entusiasmat...
Algunes parts m'han agradat molt però en conjunt no ha estat fascinant.
Suposo que la recomanació era de l'Anna de fa uns anys, i que amb expectatives tan altes era difícil.
De totes maneres, 4 estrelles.
Algunes parts m'han agradat molt però en conjunt no ha estat fascinant.
Suposo que la recomanació era de l'Anna de fa uns anys, i que amb expectatives tan altes era difícil.
De totes maneres, 4 estrelles.
January 27, 2025
Interesante. Es cierto que con más enganche al principio, se desinfla un poco a la mitad, pero la razón por la que no le doy el 5 es porque el final esperado después del interesante planteamiento del ensayo es un eco de Braidotti, donde me cuesta escuchar a Eudald Espluga. Y eso que fui a una conferencia de Braidotti pero no me he leído sus libros.
February 17, 2025
Se eu tivese algo de poder naljún sitio, este libro sería lectura obrigatoria en segundo da ESO. Mentres tanto, recomendo lelo e lelo e lelo. Radicalmente top
February 8, 2022
S’ha convertit en un dels meus assaigs preferits, no puc deixar de recomanar-lo! Ajuda a entendre alguns dels trets de l’època en que vivim i realitza un anàlisi en profunditat sobre la fatiga que la caracteritza, convidant a qüestionar l’individualisme, la cultura de l’autoajuda i la autosuperació, la hiperproducció personal i el capitalisme digital. Convid a tothom a que li doni una oportunitat!
February 18, 2024
La lectura més estesa sobre la nostra generació és aquella que parla de rangs d'edat i certs trets com el narcisisme. La generació selfie. La generació més preparada, però que viurà pitjor que els seus pares. Un discurs simplista que tendeix a comparar la nostra generació amb la dels nostres pares a la seva mateixa edat. La clau, segons l'Eudald és preguntar-se: Per què comparem la nostra trentena amb la trentena de generacions anteriors? Per què no comparem en quines condicions viu avui una persona a la trentena i una persona als quaranta o cinquanta? El discurs generacional desmobilitza i ens convida a tractar el tema des de punts de vista identitari. Ens impedeix debatre sobre les causes del nostre malestar.
A partir d'aquí l'Eudald fa un diagnòstic dels factors que contribueixen a construir aquesta narrativa que ens impedeix imaginar un futur que no passi exclusivament per fer-nos responsables de produir (aquesta paraula és important) el nostre propi futur de benestar i felicitat.
Alguns dels factors o temes que s'exposen són:
– El paper de la literatura d'autoajuda i la gestió empresarial com a difusors de normes socials.
– La importància de considerar les plataformes digitals com a actors socioeconòmics que tenen efectes en les nostres vides més enllà de l'"Addicció" dopaminèrgica.
– La patologització o medicalització de problemes relacionats amb hàbits relacionats amb l'ús de tecnologies digitals.
– La figura del suïcida i la mort com a terreny que el sistema productiu també concep com una amenaça. El paper del gandul que desplaça la centralitat de la feina a les nostres vides.
– Com la idea d'individu racional que pot millorar y que ha de treballar en ell mateix està al centre d'allò que anomenem transhumanisme. Una tendència de pensament que no deixa de ser un discurs que veu la tecnologia com a magnificador de les habilitats humanes per produir més i millor, per augmentar el poder i dominació de l'home sobre un planeta ja en perill o sobre altres planetes.
En contraposició al transhumanisme, ens exposa la postura del posthumanisme com la presenta Rosi Braidotti. Una postura que deixa de banda la centralitat de l'home en el nostre enteniment del món i ens permet desdibuixar-lo i entendre'l com un component més d'un sistema més vast on no és rellevant produir un individu autèntic i racional i començar a entendre'ns de forma relacional.
Finalment, l'Eudald ens convida a expressar el nostre esgotament i la nostra infelicitat. No com a persones resignades sinó com persones activament molestes que fan evident quina és la situació. Que davant dels discursos que han conquerit el nostre descans i pretenen fer del nostre son també una oportunitat per optimitzar el nostre rendiment puguem reivindicar que estem cansats.
A partir d'aquí l'Eudald fa un diagnòstic dels factors que contribueixen a construir aquesta narrativa que ens impedeix imaginar un futur que no passi exclusivament per fer-nos responsables de produir (aquesta paraula és important) el nostre propi futur de benestar i felicitat.
Alguns dels factors o temes que s'exposen són:
– El paper de la literatura d'autoajuda i la gestió empresarial com a difusors de normes socials.
– La importància de considerar les plataformes digitals com a actors socioeconòmics que tenen efectes en les nostres vides més enllà de l'"Addicció" dopaminèrgica.
– La patologització o medicalització de problemes relacionats amb hàbits relacionats amb l'ús de tecnologies digitals.
– La figura del suïcida i la mort com a terreny que el sistema productiu també concep com una amenaça. El paper del gandul que desplaça la centralitat de la feina a les nostres vides.
– Com la idea d'individu racional que pot millorar y que ha de treballar en ell mateix està al centre d'allò que anomenem transhumanisme. Una tendència de pensament que no deixa de ser un discurs que veu la tecnologia com a magnificador de les habilitats humanes per produir més i millor, per augmentar el poder i dominació de l'home sobre un planeta ja en perill o sobre altres planetes.
En contraposició al transhumanisme, ens exposa la postura del posthumanisme com la presenta Rosi Braidotti. Una postura que deixa de banda la centralitat de l'home en el nostre enteniment del món i ens permet desdibuixar-lo i entendre'l com un component més d'un sistema més vast on no és rellevant produir un individu autèntic i racional i començar a entendre'ns de forma relacional.
Finalment, l'Eudald ens convida a expressar el nostre esgotament i la nostra infelicitat. No com a persones resignades sinó com persones activament molestes que fan evident quina és la situació. Que davant dels discursos que han conquerit el nostre descans i pretenen fer del nostre son també una oportunitat per optimitzar el nostre rendiment puguem reivindicar que estem cansats.
March 21, 2023
(-) Me ha faltado mucho más teniendo en cuenta que se suma a criticar a Byung-Chul Han por superficial/comercial y sobretodo por no tener propuesta. La propuesta (posthumanismo, visión colectiva del hombre junto con la naturaleza y tecnología en una misma jerarquía) se queda corta y me parece que no es exclusiva de su tesis de la fatiga. Respira algo de superioridad moral (y precisamente lo critica) y algo de ideología (anticapitalismo, supuestas élites controladoras y extractivas, etc.). Me ha faltado también orden/enfoque más sistemático para profundizar en la tesis, a veces da la sensación de ir añadiendo un poco de todo.
(+) Me gusta la temática, te hace pensar, hay bibliografía interesante y me ha provocado el querer leer el libro rápido para ver la propuesta que como he dicho por debajo de las expectativas.
(—> ) Mi punto de vista es que la fatiga va de una libertad mal gestionada. Libertad por crear la vida que quieres como decía Gasset “la vida nos es dada pero no nos es dada hecha”. Y eso es lo bonito de la vida y no hay que condenarlo y vestirlo de un supuesto “productivismo”.
(+) Me gusta la temática, te hace pensar, hay bibliografía interesante y me ha provocado el querer leer el libro rápido para ver la propuesta que como he dicho por debajo de las expectativas.
(—> ) Mi punto de vista es que la fatiga va de una libertad mal gestionada. Libertad por crear la vida que quieres como decía Gasset “la vida nos es dada pero no nos es dada hecha”. Y eso es lo bonito de la vida y no hay que condenarlo y vestirlo de un supuesto “productivismo”.
May 22, 2022
Un ensayo triste. Quizás porque el autor rezuma pereza y no me refiero a la fatiga que promulga como revolución política. Me refiero a la pereza que da leer un panfleto de recortes con el objetivo de victimizar una actitud inmadura, criminalizar la prosperidad ganada, mientras tratas de poner todos los estereotipos que la izquierda más rancia utiliza para vilipendiar el capitalismo. Un capitalismo que disfrutan y viven pero les molesta no dirigir. Por eso habla de expropiar, victimizad y ensanchar las miras del transhumanismo. Un texto buenista, que trata de ser malote.
Un texto que hace apología del suicidio con la misma alegría que habla de los memes como revolución política.
Un mal texto, típico de la izquierda subvencionada y cabreada con quien les subvencionas
NO LO RECOMIENDO.
Nota: el autor anticapitalista y marxista ya no sabe dónde meter tanto folleto propagandístico que en un libro que, oh! Maravilla, comercializa, distribuye y desde gracias al capitalismo. Compré este libro en Amazon.
Un texto que hace apología del suicidio con la misma alegría que habla de los memes como revolución política.
Un mal texto, típico de la izquierda subvencionada y cabreada con quien les subvencionas
NO LO RECOMIENDO.
Nota: el autor anticapitalista y marxista ya no sabe dónde meter tanto folleto propagandístico que en un libro que, oh! Maravilla, comercializa, distribuye y desde gracias al capitalismo. Compré este libro en Amazon.
October 18, 2024
La segunda hojeada de este ensayo me ha costado que la portada quede destrozada por la sal, la arena y el agua, tras dos semanas de lecturas a trompicones en las que me veía a mí mismo reflejado (y posponiendo leer, porque verse reflejado no siempre es agradable). A cambio, he aprendido algunas cosas.
El texto es, a grandes rasgos, un diagnóstico y crítica de nuestra relación con el sistema productivo, con las redes sociales, y con nosotros mismos como empresarios que están en constante mejora de sus propios cuerpos y mentes.
Con una --buena--amalgama de referencias culturales (incluidos los memes), entre las que destacan Bartebly o Forki, y con "Mi año de descanso y relajación" como eje central, el autor se embarca en lo que a mi parecer es una muy buena definición de lo que implica padecer "la fatiga de ser uno mismo".
Estuvo bien. Pero me faltan soluciones. Modos de resistencia. Mecanismos de ruptura. El autor propone algunos, pero me falta que sean más específicos, o un libro que los trate en exclusiva.
4,5/5
El texto es, a grandes rasgos, un diagnóstico y crítica de nuestra relación con el sistema productivo, con las redes sociales, y con nosotros mismos como empresarios que están en constante mejora de sus propios cuerpos y mentes.
Con una --buena--amalgama de referencias culturales (incluidos los memes), entre las que destacan Bartebly o Forki, y con "Mi año de descanso y relajación" como eje central, el autor se embarca en lo que a mi parecer es una muy buena definición de lo que implica padecer "la fatiga de ser uno mismo".
Estuvo bien. Pero me faltan soluciones. Modos de resistencia. Mecanismos de ruptura. El autor propone algunos, pero me falta que sean más específicos, o un libro que los trate en exclusiva.
4,5/5
May 14, 2025
Creo que no recordaré nada de este libro más que de la frase que escribió el autor sobre Sally Rooney de la que tanto se jacta durante un capítulo entero (no sé si era un capítulo o 3, se me hizo muy cansino.)
Un libro escrito desde un lugar demasiado pedante de un tema que da para hablar mucho muchisimo. A mi parecer los buenos divulgadores deben saber bajar los conocimientos a la gente de a pie para poder crear debate y pensamiento, y en este libro lo único que veo todo el rato es las ganas de Eudald de demostrarnos lo cultisimo que es y lo mucho que sabe sobre el capitalismo postfordista.
Muy redundante en muchas ocasiones innecesarias y muchas palabras para las que necesitas un diccionario a mano.
Un libro escrito desde un lugar demasiado pedante de un tema que da para hablar mucho muchisimo. A mi parecer los buenos divulgadores deben saber bajar los conocimientos a la gente de a pie para poder crear debate y pensamiento, y en este libro lo único que veo todo el rato es las ganas de Eudald de demostrarnos lo cultisimo que es y lo mucho que sabe sobre el capitalismo postfordista.
Muy redundante en muchas ocasiones innecesarias y muchas palabras para las que necesitas un diccionario a mano.
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