"Me recargo en una pared. Dejo la gente pasar hasta que cada vez es menos. La muchacha que me miraba allá arriba camina sola, va a casa, unas cuadras cerca de donde estamos, es estudiante, vive en una casa de asistencia, pero es fin de semana, solo esta ella, quien sabe de donde será. Es rubia y tiene una bonita sonrisa. Pero eso ya no importa. La sigo. Voy sin prisa, sabiendo que toda la noche es mía. Todo en su noche también. La miro abrir la puerta y luego, unos minutos después, una luz se enciende en el segundo piso, abre la ventana pues hace calor. en una hora la calle estará vacía, toda para mí".