Un ensayo valiente y profundo que estudia cómo se expresa el sujeto posmoderno en la época de la hiperconectividad, la desafección y el individualismo.
La psicoanalista Lola López Mondéjar analiza la «mutación antropológica» del sujeto y de la construcción del yo en el neoliberalismo partiendo de un concepto clave: la Fantasía de invulnerabilidad, un mecanismo de defensa en la que el individuo, supuestamente omnipotente, niega su propia fragilidad y huye de sus sentimientos. La exigencia neoliberal acaba moldeando así seres sobreadaptados, seres invertebrados y narcisistas, sin vínculos ni eje moral, sin más norte que sus propios intereses.
Partiendo de la teoría psicoanalítica y aportando elementos de sociología y filosofía, así como ejemplos literarios y viñetas clínicas, este ensayo repasa los principales signos de la contemporaneidad, desde el Modelo Tinder como paradigma de las relaciones sexoafectivas a la hiperactividad como huida o a la obesidad como síntoma. Un análisis exhaustivo que arroja un poco de luz a algunas de las cuestiones más complejas que atañen a la psique humana.
Es psicoanalista y escritora. Conferenciante invitada en distintas universidades y asociaciones psicoanalíticas españolas y extranjeras, ha publicado ensayos y obras de ficción. Entre las últimas destacan las novelas Miamor desgraciado, La primera vez queno te quiero, Cada noche, cada noche, y los libros de relatos El pensamientomudo de los peces, Lazos de sangre y Qué mundo tan maravilloso. En Anagrama ha publicado Invulnerablese invertebrados: «Ensayo de un pensamiento riguroso y una coherencia admirables, de una escritura que se desenvuelve con facilidad, elocuente, asistida por referencias y citas indispensables» (Javier Sáez de Ibarra, Zenda); «Bebe de la que para mí es sin duda la tradición psicoanalítica más rica, aquella que se entrevera con el análisis sociológico, filosófico y epocal» (Santi Fernández Patón, elDiario.es). Sus artículos se publican en diversos medios nacionales.
A nadie con dos dedos de frente se le escapa que vivimos en una sociedad narcisista e hiperacelerada. Cuando de sol a sol nos meten entre pecho y espalda tantos estímulos simultáneos que remeda a la vida salvaje en la selva, atentos a cada potencial peligro; cuando las películas de Marvel presentan un evento por cada dos minutos y entonces ya no somos capaces de ver cómo se pierde todo como lágrimas en la lluvia en Blade Runner; cuando pedimos un paquete a Amazon y queremos que venga hoy porque mañana es tarde; llega la noche y nos metemos en la cama, y no nos podemos dormir debido a ese chorro de electrones que ha entrado por nuestros ojos en forma de Netflix.
Entonces empezamos a pensar y a pensar y llama a la puerta esa sensación incómoda y extraña llamada aburrimiento. Y de repente entra en escena ese vacío del que hablaban tantos autores desde los albores de los tiempos (un Camus, un Sartre, un Nietzsche, un Schopenhauer, un Kierkeegard), un vacío que habíamos intentado relegar al fondo de nuestra mente con todas las distracciones que el mundo nos puede ofrecer. Nos engulle. Y sentimos LA angustia.
Cuando los padres no pueden hacer labor de contención materna y hacer valer la norma paterna, porque eso les genera angustia y no quieren ser padres sino ser consolados como hijos de sus hijos, entonces les ponen una pantalla al niño para que deje de llorar y se termine el plato. Y luego nos sale un TDAH.
Cuando patinamos sobre hielo fino, la única opción es la velocidad. Porque si nos paramos, nos rompemos y caemos al abismo. Y no podemos convivir con ese abismo. No es lo que nos han vendido.
Hoy todo eso se llama ansiedad, y debemos acudir al psicólogo, porque nos han vendido que la felicidad es lo que nos merecemos, y si no la tenemos, es un fracaso del sistema, una deuda que saldar.
“Alguien está haciéndose pasar por ti en Tinder “me dicen por privado por aquí, “usando tus fotos”… Cada vez que recibo uno de estos mensajes me pregunto por qué los envían y me surgen más dudas: ¿se les hará raro que yo use la aplicación para conocer chicos?; ¿es una forma retorcida de tantear si estoy disponible para ellos?; ¿qué peligro podría entrañar que alguien estuviese usando mis fotos, de qué modo podría afectarme a mí si así fuera?. Efectivamente estoy en Tinder y no estoy. Abro y cierro la cuenta, la activo o la desactivo a capricho. Depende de lo que me apetezca en cada momento y lugar, porque ya le he pillado el punto y sé cómo manejarla sin que me duela. Y de esos dolores, y algunos más, trata López Mondéjar en “Invulnerables e invertebrados”. Un análisis interesantísimo sobre los cambios adaptativos que estamos experimentando para enfrentarnos a un mundo cada vez más despiadado. Hombres y mujeres marcadas por las cartas del capitalismo más feroz creyéndose invulnerables, cuando en realidad carecemos de los más mínimos valores vertebradores. Como resultado: narcisismo, individualismo, depresiones, ansiedad, trastornos alimentarios. Eso y lo que Inmaculada Jaúregui describe como una pandemia de psicopatía: “los psicópatas son quién es mejor se adaptan al capitalismo, quienes triunfan en la sociedad actual. Su astucia su carencia de escrúpulos y de moral les ayudan a ascender en sus profesiones; ser psicópata se ha convertido en una ventaja evolutiva”. Pero dejemos a los psicópatas a un lado y volvamos a Tinder, (¿o es lo mismo?). Dice López Mondéjar que las mujeres estamos entrando en el juego de la masculinidad hegemónica: negando el mundo interior y de los matices de los afectos que conlleva. “Muchas mujeres se adaptan hoy al modelo de revolución sexual de los 60, eminentemente androcéntrico y machista, que se ha generalizado. Modelo que propone encuentros consecutivos y sin compromiso, negando sus necesidades afectivas de ternura y de vínculo. Lo logran mediante la disciplina emocional que las perturba, pero que las defiende de la indefensión, la vulnerabilidad y la excesiva incertidumbre que conlleva el tipo de relaciones que se les impone. Sus necesidades son negadas para adaptarse a lo que se requiere por parte de un modelo masculino universalizado, a pesar del sufrimiento psíquico que les produce este sometimiento.” Continúa López Mondéjar “en lugar de exportar a los hombres el modelo de relaciones de cuidado y reconocimiento mutuo, asistimos al triunfo del modelo masculino y del miedo al compromiso, y el modelo amoroso que se impone es el de usar y tirar. Poseídos hombres y mujeres por la misma fantasía de invulnerabilidad que niega las necesidades de apego y de afecto, ambos se identifican con un dios narcisista y omnipotente” “En síntesis, nuestra sociedad construye sujetos narcisistas, ensimismados, que buscan la satisfacción inmediata y sustituyen un objeto por otro por miedo a la insatisfacción. Pues el modelo capitalista y neoliberal enseña que la felicidad y la satisfacción tienen que ser un derecho, al tiempo que exige la existencia de una fantasía de invulnerabilidad para sobrevivir a ella, esto es, sujetos completos, sin necesidades afectivas, que se adaptan con facilidad a la deslocalización y la globalización, capaces de no tener raíces y de deslizarse de un vínculo a otro, huyendo con ello de la fragilidad y de las emociones y sentimientos, que son clandestinos y se intuyen como peligrosos.”
Demasiado reflexivo y perspicaz, tiene numerosas fuentes para seguir curioseando sobre los males que aquejan al hombre posmoderno. Si bien también siento que mucho porcentaje del libro se centra en la tesis de Bauman, no creo que eso demerite el ladrillo cognitivo que es. La narración se me hizo muy cautivadora y explica cualquier dejo de lenguaje técnico que pueda mencionar. Hay cosas con las que no necesariamente vas a estar de acuerdo, pero siento que es muy importante siempre cuestionar. En conclusión, un libro muy estimulante ✨
Un ensayo bastante ameno, aunque un poquito largo, acerca del impacto de la sociedad contemporánea en la psique humana. López Mondéjar analiza varios fenónemos, como las nuevas formas de ligar, la hipersexualización, los trastornos alimenticios o la omnipresente ansiedad, tratando de entenderlos como una forma de lidiar con la falta de mentalización e introspección de los sujetos contemporáneos. Salvo en los pasajes donde se abusa del vocabulario psicoanalítico, el libro está escrito en una prosa inteligible y resulta interesante aunque no se compartan las ideas de esta corriente de psicología. En ocasiones resulta reiterativo si se lee del tirón en unos días, dado que hay ideas, e incluso citas, que aparecen formuladas una y otra vez a lo largo de los diferentes capítulos. Es una buena introducción a la temática. El libro incluye muchísimas referencias a otros psicólogos y filósofos que pueden consultarse para ampliar el tema en cuestión. En general, un ensayo recomendable.
"Karl Marx nos enseñó que los modelos de producción no solo producen un objeto para un sujeto, sino un sujeto para un objeto, y que el capitalismo es un modo de producción de subjetividad. Y son muchos los autores que han caracterizado la subjetividad que produce nuestro capitalismo avanzado: individualismo intrascendente, una intimidad vaciada, provista de un narcisismo imaginario ensimismado, y un activo rechazo a constituirse en sujeto, que es lo que caracteriza a los hombres y mujeres huecos".
Tenint com a base la pràctica clínica (psicoanàlisi) l'autora ens comparteix els seus aprenentatges i ens aporta coneixements de sociologia, filosofia, cinema i literatura que ens ajuden a reflexionar i a potenciar un pensament crític.
Lectura recomanable. Mirall que ens mostra la realitat de cap on estem evolucionant com a societat, com ens comportem els individus i com funcionem en l'actualitat. Malestars, amor, desamor, individualisme, desig, fragilitat, narcisisme, pensament màgic, pors, identitat... relacions humanes, la vida.
Muy denso en bastantes momentos, con tanto rizo entre capítulos. La parte de soy gorda, ¿y qué? Mejor saltársela… O leerla para ver una perspectiva que parece no acaba de cuajar… La valoración “tan baja” es, en gran parte, al pesimismo que puede generar. Creo que en muchas partes las ideas son buenas. Pero acabar diciendo que se intenta ser optimista en el último párrafo, pero el libro acaba “no encuentro demasiados motivos en el pasado para la esperanza…” Igual es que deberíamos empezar a pensar futuros que sí nos los den.
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se nota todo lo que le investigó y la visión psicoanalítica me gustó bastante, suficiente como para ignorar los momentos en donde se clavaba porque algo claramente le calaba (soy esa). igual es una buena adaptación de lo que dijo bauman, ahora a momentos contemporáneos.
Gran descripción de las características y obstáculos a los que se enfrenta el individuo posmoderno. Un individuo inmaduro, omnipotente que carece de estructura.