Berlín, 1989. Mientras cae el muro entre el Este y el Oeste, Miriam Winter cuida de su padre moribundo, Henryk. Cuando llama a alguien llamado Frieda, y Miriam descubre un tatuaje de Auschwitz escondido debajo de la correa de su reloj, la historia secreta de Henryk comienza a desmoronarse.
Buscando más pistas sobre el pasado de su padre, Miriam encuentra un uniforme de reclusa del campo de mujeres de Ravensbrück escondido entre las cosas de su madre. Dentro de sus costuras hay docenas de cartas a Henryk escritas por Frieda. Las cartas revelan la inquietante verdad sobre las mujeres jóvenes con las que experimentaron en el campo de exterminio. Y en medio de sus historias de sacrificio y resistencia, Miriam reconstruye una historia de amor que ha estado escondida en el corazón de Henryk durante casi cincuenta años.
Inspirada por estas mujeres extraordinarias, Miriam se esfuerza por romper los muros que ha construido a su alrededor. Porque incluso en los momentos más oscuros, la esperanza puede sobrevivir.
3,5-4 Un relato a dos tiempos, en 1989 justo tras la caída del Muro y con Miriam cómo protagonista, que ha huido del horror para enfrentarse a la muerte de su padre y al descubrimiento de unos secretos que lo cambiarán todo. Y en el pasado es la.prooia voz de Henryk quien recuerda su vida con su mujer, Emilie y con la alumna que conoce mientras fa clase en la universidad, Frieda. Sin poder hablar por el ataque que ha sufrido, aguanta hasta que se asegura de que su hija está a salvo y que descubre todo lo que ha estado ocultando.
Como bien podéis intuir por la portada, la novela está centrada en un fatídico episodio de la historia mundial, pero a su vez narrado desde otro año icónico en la historia, en 1989 con la caída del Muro de Berlín. En está época conocemos a Miriam quien, mientras cuida de su padre moribundo, va a encontrarle un tatuaje que nunca había visto, unos números. Queriendo indagar más sobre el tema descubre un uniforme de reclusa y dentro de sus costuras varias cartas dirigidas a su padre. Su padre llama en sus delirios a una tal Frieda, un nombre que Miriam nunca ha oido mentar. En las cartas verá lo que las mujeres pasaban en los campos de concentración, las barbaries que padecían, a la vez que descubrirá una historia de amor entre Frieda y su padre. Inspirada por estas cartas, Miriam tomará decisiones que nunca se hubiera creído capaz de tomar. El pasado fue difícil, pero cómo pinta el presente…
¿Qué os cuento de esta historia? Nunca es fácil leer nada que trate sobre la II Guerra Mundial, siempre hay algunos episodios entre sus líneas en los que nos es imposible sentir indiferencia y siempre descubres alguna nueva atrocidad. Pero descubrir todo esto a Miriam le despierta y le hace luchar, le cuesta, porque no es fácil, pero avanza. En su presente lo tiene todo en contra y está sola, pero las cartas y descubrir ciertas cosas, le harán abrir los ojos y dejar a un lado todo aquello que la debilita.
Esta lectura, es dura, emotiva… tiene algunos pasajes, tanto en el pasado como en el presente, con los que es imposible que alguna lágrima no caiga, pero al final nos tenemos que quedar con ese rayito de esperanza.
Antes de empezar con la reseña queremos agradecer a la editorial Harper Collins la colaboración con el blog y el envío del ejemplar para su reseña. Muchos sabéis que tenemos cierta debilidad por las historias ambientadas en la época de la II Guerra Mundial, tanto como por los años anteriores y posteriores a esta, y viendo que publicaban este libro, lo hemos solicitado y nos lo han enviado.
Esta historia, como la que sucedió en realidad, es triste, muy triste. Pero la autora, Anna Ellory, ha conseguido que terminemos de leer esta novela con un toque de esperanza, y eso es gracias a la evolución de Miriam a lo largo de las páginas de este libro.
Como muy bien indica la sinopsis, la historia de Miriam transcurre durante la caída del muro de Berlín con la consecuente unión de las "dos Alemanias". En esta época, ella se encuentra cuidando de su padre en sus últimos días de vida, y no entiende por qué llama a una tal Frieda, cuando ni ella ni su madre se llaman así.
Buscando entre las cosas de su madre, se encuentra con un uniforme de reclusa que contiene unas cartas cuyo destinatario es Henryk, y será gracias a ellas que conseguirá entender el pasado de su padre y el porqué de ese nombre.
"Cartas desde el olvido" no es un libro con grandes giros argumentales debido a que todos sabemos cómo acabó la II Guerra Mundial y muchas de las atrocidades que sucedían en los campos de concentración. Eso convierte este libro en literatura emocional, esa que está dispuesta a sacar nuestros sentimientos más profundos y que consigamos empatizar con los personajes hasta el punto de llorar con ellos.
A parte de descubrir el pasado de Henryk, vamos a seguir muy de cerca el presente de Miriam, ya que su vida está un tanto "patas arriba" y es necesario ponerla en orden, pero no lo conseguirá hasta leer las cartas a su padre, que le harán tener el coraje suficiente para enfrentarse a las situaciones que se le presenten.
Realmente es un libro que recomendamos a todos los lectores que quieran descubrir o continuar leyendo ficción histórica y a aquellos a los que les gusten las novelas emotivas y con un toque de esperanza.
Debo avisaros de que esta reseña puede ser considerada spoiler, pero es que no se como opinar de este libro sin contar algo que no aparece en la sinopsis.
Tras la recién caída del Muro de Berlín, Miriam se encuentra encerrada en el piso de su padre, cuidándolo tras sufrir este un terrible derrame cerebral. Mientras lo cuida Miriam descubre sus dos grandes secretos: uno, que estuvo encerrado en Auschwitz, el terrible campo de exterminio nazi, y segundo, que tuvo un gran amor secreto, que no era su madre. Tras encontrar escondidas varias cartas de esa misteriosa mujer, Miriam va descubriendo poco a poco esa dura historia de amor trastocada por los nazis, pero al mismo tiempo se va enfrentando a sus propios demonios. Y es que Miriam tiene su propio monstruo metido en casa: un marido maltratador al que acaba de abandonar.
Se trata de una lectura muy dura, no solo por lo que transmiten las cartas sobre lo ocurrido en los campos, sino sobre la propia vida de Miriam. La lectura de este libro transmite una sensación de ahogo, de claustrofobia terrible. Y es que casi dan más esperanza las cartas desde el campo, que la propia vida de la protagonista, y eso transmite todo el horror de este libro.
He leído algunos libros sobre el holocausto, pero este, sin duda, es el más duro de todos. No solo cuenta con pelos y señales lo espantoso que era aquello, es que paralelamente hay otra historia sobre una mujer victima de violencia física y psicológica por parte de su marido, y ufff. Es un libro totalmente gris. No hay lugar para la esperanza. Pero eso sí, está muy bien escrito. Por lo general, no tengo problemas en abandonar un libro si no me gusta. Pero este libro tiene algo, no sé qué, que ha hecho que siguiera hasta la última página, a pesar de lo terrible y duro que es lo que cuenta. No es por morbo. Creo que es por los personajes. Son pocos y la autora sabe hacer que lleven muy bien el peso de la historia y que al lector le importen. Pese al aura de desesperanza del libro, de saber que no es posible un final feliz, es una buena lectura. Eso sí... muy, muy dura.