Una novela que «abre una puerta a la esperanza de hallar en lo pequeño un refugio frente a las tragedias colectivas» (Del acta del jurado)
Un escritor cultiva su jardín en las afueras de Buenos Aires. Hasta allí acuden sus recuerdos de la infancia en un pueblo del sur de Chile, las historias de sus ancestras, su abuela, su madre. También el exilio a la Argentina y cómo en ese destierro son las mujeres quienes siembran la huerta, los jardines, la solidaridad, lo colectivo.
Novela sin género, híbrida y poética, leer El tercer paraíso es entrar en un instante al universo de Cristian Alarcón, autor de este viaje literario, botánico y feminista que, lejos de agotarse en una primera lectura, nos pide volver sobre el texto para poder responder a las múltiples preguntas que plantea.
«Ambientada en diversos parajes de Chile y Argentina, el protagonista reconstruye la historia de sus antepasados, al tiempo que ahonda en su pasión por el cultivo de un jardín, en busca de un paraíso personal. La novela abre una puerta a la esperanza de hallar en lo pequeño un refugio frente a las tragedias colectivas».
Del acta del jurado del XXV Premio Alfaguara de novela, presidido por Fernando Aramburu y compuesto por Olga Merino, Ray Loriga, Paula Vázquez, Marisol Schulz Manaut y Pilar Reyes
Licenciado en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, ha escrito los libros de investigación Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (premio Samuel Chavkin a la Integridad Periodística en América Latina, otorgado por North American Congress of Latin American Authors) y Si me querés, quereme transa.
En 2012 fue elegido profesor visitante en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas, en Austin.
Escribió en Página/12, revista TXT y el diario Crítica. Dirige la revista digital de crónicas narrativas Anfibia de la Universidad Nacional de San Martín, coordina Cosecha Roja, la Red Latinoamericana de Periodismo Judicial, y es director del posgrado en Periodismo Cultural de la Universidad Nacional de La Plata.
En 2014 recibió el Premio Konex - Diploma al Mérito en la categoría Crónicas y Testimonios.
Perdón, pero me aburrí de punta a punta. Hacía mucho que no me pasaba que cada capítulo que terminaba iba pispeando cuánto me faltaba para terminar la novela. Pero tal vez haya sido yo, que no capté una sintonía.
Creo que ya hablé de esto. Hay dos tipos de premios literarios, los que se dan a las obras publicadas durante el último año (el Pulitzer, Bookers, Goncourt y el FILBA entre ellos) y los que se dan a las inéditas (este Alfaguara, el Planeta, el Herralde, el Clarín) que muchas veces son dados a autores que ya tienen en sus catálogos y estos premios sirven como plataforma de promoción. Así como desde hace años me propuse no perder más el tiempo viendo partidos de fútbol amistosos, también me había prometido no leer más novelas que reciban estos premios a obras inéditas. Pero con Cristian Alarcón recaí en el vicio. Me había gustado mucho su libro de investigación sobre el Frente Vidal, un pibe chorro y es el creador de Anfibia, un medio público de los buenos, hecho con dinero de una universidad pública que abrió un camino admirable (su némesis de derecha sería La Agenda, un medio más cultural que expresamente político, subvencionado por el gobierno de la municipalidad de Buenos Aires).
Bien, después de esta parrafada voy a este libro. Hay muchas cosas que no me gustaron; por empezar que hable de su vida como niño en tercera persona cuando el resto lo hace en primera. No sé por qué tomó esa decisión que pone una barrera más en el relato. La primera barrera es estilística; el autor decide florearse, buscar metáforas inspirados en cada párrafo, una presunción de prosa poética que a mí me torra. Decide florearse en las palabras y en la vida, porque aquí nos cuenta de su infancia y la de sus antepasados mientras arma un jardín en un terreno de los suburbios de Buenos Aires y de paso se remonta a la historia de la botánica; donde, por ejemplo, casi que acusa a un europeo de haber impuesto una mirada europeizada de la botánica, insólito. No falta el rescate del saber aborígen y la escena cliché del niño internado en un hospital con médicos desconcertados que no hallan el diagnóstico hasta que una curandera, en este caso mapuche, lo cura con unas plantitas. Que todo esté comentado en capítulos cortos, que van intercalando los tres planos de la historia (antepasados e infancia, su jardín actual, historia y teoría de la botánica) lo complica todo. En fin.
Mientras lo leía pensaba en una pareja de escritores: Jazmina Barrera y Alejandro Zambra. Así como Barrera en Cuaderno de Faros aprovecha los faros para hablar de todo lo demás con gracia y sin perder interés, acá Alarcón se empasta, cuando Zambra habla sobre la dictadura y posdictadura chilena, lo hace siempre con un tono novedoso y sorpredente, acá se cae en la misma gravedad de siempre.
Cuando un libro no me gusta nada y hago una reseña negativa siempre pienso lo mismo: que yo soy un tipo que tiene 47, que le gusta leer, que dice que le gusta escribir, y que nunca logró cerrar bien un cuento. Tal vez este libro no sea para mí, pero sí para vos. Por suerte hay libros para todos.
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Lamentablemente no pude captar la esencia de este libro Premio Alfaguara 2022. Un relato de la vida del autor en pandemia. No me llegó y me pareció muy aburrido. Quizás simplemente no es el libro para mí o no es el estilo de libro que me suele gustar o atrapar….
A hymn to the non-binary. The work presents the reality and genealogy of a person, who we then get to know through his life, his grandparents and his parents, and in the intricate narration of these family relationships and their protagonists, life itself; but the interesting thing about the work is in the 3 gardens or paradises that it presents: one, the natural and mundane; two, the spiritual and divine represented in the scientific (Linnaeus and Humboldt); three, the artificial and own paradise, represented in our garden. Through the knowledge of the protagonist, he presents us with criticism of society related to flowers and European domination over America through culture, as well as sustainable or ecological trends, and what represents a hymn to the non-binary, the homosexuality and the tendencies of tolerance and inclusion. I await his comments.
Un himno a lo no-binario. La obra nos presenta la realidad y genealogía de una persona, que luego vamos conociendo a través de su vida, de sus abuelos y sus padres, y en la intrincada narración de estas relaciones familiares y sus protagonistas, la vida misma; pero lo interesante de la obra está en los 3 jardínes o paraísos que nos presenta: uno, lo natural y mundano; dos, lo espiritual y divino representado en lo científico (Linneo y Humboldt); tres, el paraíso artificial y propio, representado en nuestro jardín. A través del conocimiento del protagonista nos presenta las críticas a la sociedad relacionadas con las flores y la dominación Europea sobre América a través de la cultura, así como las tendencias sustentables o ecologistas, y lo que presenta un himno a lo no-binario, la homosexualidad y las tendencias de tolerancia e inclusión. Espero sus comentarios.
No sé si las editoriales nos llenan de expectativas cuando hacen el marketing de los ganadores de un premio literario. No lo sé la verdad. Me costo horrores engancharme con las historias, ya que aquí encontramos varias: De Humboldt, su recorrido; del escritor, sus plantas y de los recuerdos de su niñez junto a su familia. Creo que si hubiese quedado con la tercera opción (historia familiar)hasta le hubiese colocado otra estrella. Otro premio Alfaguara que me decepciona y nuevamente te cuestionas acerca de la calificación y los votos que conlleva este respetado evento. .
No me ha interesado. Y mira que lo de Humboldt, Linneo, José Celestino Mutis y tal sí que me parece fascinante, peroooooo, colega, todo lo demás no. No lo cuentas bien. Si esto era el premio Alfaguara, no sé qué serían los que no ganaron.
Un punto justo en el medio, un encuentro equilibrado entre dos de los libros más notables de la narrativa latinoamericana reciente: Los llanos de Federico Falco y Un verdor terrible de Benjamin Labatut.
La fijación con trazar el pasado, reconocer el origen y el espacio del jardín o paraíso como un reflejo de esa búsqueda. Pero también un horizonte posible, deseable frente al encierro que impuso la pandemia.
De alguna manera extraña, como en esos otros dos libros, todo es parte de lo mismo; la botánica es una forma de lenguaje, escribir es cultivar y la novela o el libro, un jardín.
Nunca me enganché ni con los personajes ni con las historias que al final siendo muchas se volvieron aburridas para mi. Uno que otro fragmento rescatable y si la parte de las flores estuvo bonito al inicio pero ya después lo sentí aburrido.
In xochitl in cuicatl. Flor y canto. Flower and song.
This could be the tag line for this book. The Náhuatl-speaking ancient Mexica filled their cities with flowers. Their leaders such as Moctezuma and Nezahualcóyotl understood the beauty and power of flower and song.
Cristian Alarcón, a Chilean author (1970) created a very unique book by blending these two subjects to win the Premio Alfaguara de novela 2022. During the pandemic, the narrator kept himself busy by creating a garden while at the same time telling the personal story of his family. The story is told in short prose vignettes (157). This was the beauty of the book.
First Paradise.
Paraíso. Paradisus. Paradeisos. Attributed to the Persians via the Greeks as something nearby (pairi) surrounded by a wall (daeza). A walled in place. Paradise. Something we all seemed preoccupied to find.
Throughout the book, we get the development of plants and gardens, from the Swedish botanist Carl Linnaeus to the German Alexander bon Humbolt to the Colombian José Celestino Mutis to the Frenchman Gilles Clément. A link to the past. In short, a fascinating background of the botany world.
Second Paradise.
Family histories are what make and break us. They are a reflection of time, history, and place. These are the immigrants who came over to develop the new land. In this case, Daglipulli, about a thousand kilometres south of Santiago, Chile. Lives changed over time. Do we really understand our family past? What happens when your family believes in unions, socialism and Salvator Allende, and things go off the rails? How much faith can we have in the future when the the present is changed? Are there too many skeletons in the closet?
Grandparents, parents, uncles and aunts. They fill our lives, for the better and the worst. This the reality.
Third Paradise.
We plant a seed to see it grow but we never know how it will turn out. A family is like that. How does the family accept your child, especially if he turns out not what they expected? Some take it well but some are challenged. How does he accept them? Yourself? Himself? Here is the spiritual.
A good reflection on life while the world was in lock down. Build your own garden, one might say. See what happens.
Lo que más me sorprendió al comenzar a leer este libro fue su parecido con Los Llanos, ese huir al campo para tratar de reencontrarse o de encontrar algo que se considera perdido. El detalle del cuidar plantas, comestibles o para adorno, da igual, pero la excusa es la misma también, pero hay diferencias que los llevan por caminos muy diferentes y los van separando a medida que pasan las páginas. En Los Llanos Falco se mete a la quietud del barro y es capaz de mantener un maravilloso tono tranquilo, un río que corre lentamente y sin preocupaciones, que hasta diría da paz leer. Alarcón, en cambio, va por la mezcla de tiempos, lugares, personajes, el ayer y el hoy, un avance y entrecruzamiento. Sentí que la historia se va desinflando con el paso de las páginas y que el camino no te lleva a ninguna reflexión conjunta, aquí termina, chau. Algo falto, no termino de descifrar la falta pero la sentí.
Una lectura que NO fue para mí, no empatice con nadie, me daban igual y a veces me hartaban los personajes. En ocasiones me perdía en la historia. Quizás debo enfriarme un poco y darle una oportunidad pero por ahora es la calificación que le doy. Las fechas de lectura son aproximadas porque ni recuerdo cuáles son las exactas.
Es un libro bonito, tierno. Parte de la pandemia, el tipo se va al campo a cultivar plantas: es casi el final cronológico de la historia. Intercala la historia de su familia, cómo emigró de Chile a Argentina. Como es en la pandemia y se aficiona a la botánica, intercala también hallazgos de Linneo y demás. Es un libro muy fragmentario con una coherencia rara pero bonita, no le funciona mal. Eso sí, me recordaba mucho a Los llanos, pero con menos depresión.
Se acerca el confinamiento de 2020 y el protagonista de este exquisito ensayo siente la tentación de retirarse a su cabaña en las afueras de Buenos Aires para hacer frente desde allí a lo que pueda venir. Mientras espera, cultiva un jardín con todo tipo de plantas y flores. Su amor por la naturaleza le lleva a indagar en la formación del pensamiento científico, el nacimiento de la botánica y la gran aventura de las expediciones europeas del siglo XVIII. Al mismo tiempo, rememora la historia de su familia, que fue arrancada de cuajo de sus raíces en Daglipulli, Chile, por la dictadura de Pinochet.
Este relato no puede haber sido estructurado de una mejor manera. El autor, con maestría casi poética ha logrado una narrativa coherente, deliciosa y elegante, con muchos matices de colores por todas las flores que se mencionan en esta obra y todo el verdor de los jardines aquí reflejados. Lo que más quiero rescatar de este libro es lo inspirado e inspirador, si bien es una obra muy breve, su mensaje es muy amplio y extenso, y esto lo valoro mucho ya que pude notar toda la ilusión y documentación que recogió el autor al momento de sentarse a escribir este libro. Personalmente lo he disfrutado mucho, este libro me lo he bebido literalmente, me tomó solo un día poderlo concluir y al momento de acabarlo la frescura de un libro fantástico me ha invadido.
A raíz de la epidemia por Covid-19 el narrador de la historia decide aislarse en su cabaña, situada en el terreno que ha comprado a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
Su deseo es neutralizar la inquietud que la situación le provoca y estar en contacto con la naturaleza, un reino de absolutas certezas. La vida tranquila en el campo le permite rememorar la historia de su familia, que debió abandonar el pueblo de Daglipulli, Chile, a raíz de la dictadura de Pinochet.
La novela se estructura sobre tres ejes. Por un lado, el presente en el que el narrador regresa de visita al pueblo chileno de su infancia, pero sobre todo es el de los años de pandemia cuando decide tener un hermoso jardín y cultivar flores y hortalizas.
El segundo eje lo conforman las divagaciones de ese presente hacia el conocimiento y el orden que proporciona la ciencia, a las hazañas de los grandes naturalistas del pasado, aquellos que le dieron un nombre a casi todo, las aventuras de Humboldt, Linneo, Bonplant y José Celestino Mutis.
Y por último está la historia de los ancestros del protagonista, hasta su llegada al mundo y entonces conocemos el relato de sus primeros años, el recuerdo de la abuela Alba en la pequeña aldea de Daglipulli y los dos episodios que cambian sucesivamente la vida de su familia: el terremoto que los obliga a empezar de cero, y la dictadura de Pinochet que los expulsa al país vecino.
En su estilo amable y sosegado, Alarcón no oculta en este hermoso libro la violencia de la realidad, aquello que causa aversión. Por eso nos cuenta un tiempo en el que las niñas indígenas, regaladas a los patrones añosos, son abandonadas y más tarde elegidas como esposas de hombres a los que nunca amaron y cuando los hombres maltratan, pelean, matan y se embriagan para olvidar.
Hay mucha belleza en El tercer paraíso: la dulzura inigualable entre un padre, el narrador, y su hijo adoptado; el profundo agradecimiento por la vida después del terror; el respeto por la naturaleza y el deseo ferviente de comprender sus misterios; el deseo de justicia para todo lo vivo; la búsqueda de un rincón, de un paraíso personal.
Me gustó pero no fue una locura para la cantidad de marketing que se generó en torno al libro. No me llegó. El relato del pasado de su familia en Chile es interesante y también cuando cuenta la historia de la botánica. Si bien representa que en la pandemia la gente se abocó a la jardinería, no logré conectar con esa parte medio aburguesada. Tal vez influye la reciente lectura de Los llanos de Falco y del Gran Jardín de Lola Randl. Misma temática pero que lo superan por lejos.
Este libro puede ser descrito como lo siguiente (aunque me dé una pena ponerlo así): - Es el peor libro que ha ganado ese premio. - Es el libro más irrelevante que he leído en mucho tiempo, porque ni malo y ni bueno es, se queda en el limbo, que es aún peor. Hablar de la migración, del hogar, de una pandemia, sobre las plantas pero sacar esas conclusiones o no sacar ninguna lo hace ser eso: un libro irrelevante, a pesar de contar con un gran potencial.
A ver, como lo explico, no es malo. Es una novela bastante entretenida. Siento es que lo indignante es que algo tan mal escrito haya ganado un premio tan prestigioso de una editorial tan enorme pero más allá de eso y si omito las falencias: es un buen libro para pasar el rato pero no más de eso.
Los rastros de nuestra familia se esconden en los amores que heredamos. Luego se trasforman en pequeños actos como homenajes que nos acompañan en el transcurso de la vida, como cuando preparamos algún plato tradicional o depositamos en las plantas el agua y el cuidado que las sostienen. El escritor chileno Cristian Alarcón, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2022 por 'El tercer paraíso', nos hace recorrer esos pasos.
Aunque le falta el aire a causa de la altura, llega como un maremoto que arrasa en emoción y palabras desbordadas. El profesor visitante en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas y en la Universidad de Lille, en Francia, cuenta que su novela, además de ser uno de los libros más vendidos en lengua española en los últimos meses, será llevada al teatro: “Estoy feliz porque es un libro que nace desde una puesta en escena, la de un escritor que se refugia en su campo y comienza ese jardín, cultivando los bulbos de dalia para honrar a su abuela”, relata Alarcón. Es un trabajo que va supervisando desde Bogotá y lleva con sabia pausa, pues la pandemia lo obligó a pasar de la crónica, su género bandera, a las agitadas aguas de la ficción.
Como los jardines de los que escribe en la parte final del libro, este volumen carece de fronteras. Si bien tiene un principio y un fin físicos, las historias entrelazadas de los abuelos, los padres, los tíos, el éxodo a Argentina provocado por el inicio de la dictadura de Pinochet en Chile, Linneo, Humboldt, el hijo adoptado y el jardín creado al lado de un contenedor habilitado como vivienda, fluyen y se entrelazan como ramas, hojas y flores de un mismo ramo. Me costó la lectura en un principio y me perdía entre la cantidad de personajes y las descripciones y nombres de flores y plantas, pero el libro va a mejor a partir de la mitad con un ritmo que se acelera. Me gustó mucho la estructura de capítulos breves y a veces brevísimos quizás porque me identifico con el estilo periodístico del autor.
Qué mala experiencia con este libro. Fue una lectura sumamente aburrida, la narrativa y el lenguaje son muy planos, las historias sin chiste a pesar de que las presenta en una estructura de dos tiempos. Me cuesta entender lo grandioso para ganar el premio Alfaguara.
"El tercer paraíso" de Cristina Alarcón. Premio Alfaguara de Novela 2022.Esta novela autobiográfica surge cuando un escritor, al comienzo de la Pandemia, decide irse a Daglipulli al sur de Chile, lejos de Buenos Aires, ya q las rentas en la ciudad son caras. A lo largo de los largos días de Pandemia, él sembrará y cuidará de un jardín: su paraíso. Hay muchas "flores" en la novela de Alarcón: el profundo amor del narrador hacia su hijo, el deseo ferviente de entender y asimilar su historia de vida, la búsqueda de perdón hacia los padres q al haber sido maltratados de niños, replicaron el maltrato hacia su hijo homosexual, el destierro de toda una familia hacia Argentina provocado por la brutal dictadura de Pinochet y su lucha en contra de la pobreza como emigrantes."Chancho", cómo lo llama su hijo, nos habla de como sus padres, Nadia y Pedro, lo sometieron a la crueldad de la terapia hormonal ante su homosexualidad, y cómo, ahora desde su jardín, junto a su hijo y su pareja, Antonio, integra, comprende y perdona a sus padres. La novela, q es preciosa, es un laberinto en el cual nos perdemos en reflexiones. El narrador va y viene en el tiempo. Desde la historia de sus abuelos: Elías, alcohólico y machista y Alba, quién tuvo a nueve hijos, entre ellos a Nadia, la madre de Chancho, quien fuera la primer profesionista en la familia y q fue explotada por sus padres, ya q mantenía a toda la familia mientras q era tratada con dureza x ellos, evidenciando la violencia de género, los golpes y el sistema patriarcal, típico de Latinoamérica. Nadia, repite el patrón con Chancho y su hermano. A la par, Alarcón nos enseña mucho de Botánica Universal. Desde Aristóteles y Trofrasto, hasta Carlos Linneo y Alexander Humboldt y el autor explica el por qué de los nombres, propiedades y tipos de plantas q conocemos en la actualidad. Por ejemplo, nos explica q la flor nacional de México, la dalia, (acocoxochitl), cambió su nombre en honor a Dahl, alumno de Linneo, quien creó la taxonomía (clasificación de los seres vivos).Chancho, le da un sentido profundo al encierro pandémico y a sus traumas de vida. Con GRAN RESILIENCIA se crea un Paraíso en el q decide ser feliz.
Hace unos días fui al estreno de la obra ‘Testosterona’, donde el autor y protagonista (el mismo de esta novela) va reconstruyendo su propia historia a raíz de un hecho traumático de su infancia y lo complementa con datos científicos bajo la pregunta de qué es lo que hubiera sido diferente en él de no haber sido inyectado con testosterona a los 6 años. Leer esta novela, que estaba entre mis pendientes, ha significado complementar esa historia con la reconstrucción de un pasado un poco más lejano, como es la historia familiar de sus abuelos y padres. En un presente que fue la época del confinamiento por la pandemia, el autor revisa su propia historia mientras se dedica a su campo y a las plantas. Esta tercera línea de narrativa aporta como la naturaleza también impone su propio desarrollo, y eso me pareció interesante. Me gustó muchísimo como se van hilando las tres líneas temporales de esta novela, y cómo convergen en un final hermoso.
Divina. Divinísima prosa. 😊 Por momentos me parecía estar soñando, inmersa en las descripciones, los paisajes, tocando las caras de sus personajes. ¿Qué me faltó? Tensión narrativa. Me cuesta ver esta obra como una novela. Volví varias veces a este libro, siempre buscando prosa, pero no logré conectarme con la historia. No sé si fueron algunos personajes, si fueron los saltos en el tiempo. Conecté enseguida con el personaje principal, con ese escritor homosexual que busca escapar del día a día, que busca la belleza, el equilibrio y la paz en la jardinería. Pude sentir la conexión con ese paisaje paradisíaco, con el respeto y amor por sus raíces y su gente. Pero algo no termina de funcionar. Y no sé muy bien qué es.
En El tercer paraíso, el autor genera un relato dual en el que narra paralelamente la historia de su familia, su niñez y su nueva fijación con la botánica durante el período de pandemia. Al mismo tiempo que se cuenta su vida como una ficción en tercera persona, va creando un paraíso propio en el que gracias a la investigación de los grandes científicos y al aprendizaje de las plantas y su oficio parece entender su lugar en el mundo. Un espacio en el que el hombre y la naturaleza se expresan y mantienen mutuamente en una deriva libre. Y así mismo, quizás, se libera de los dolores enlazados con el pasado.
Nop. Otro libro que Instagram me harto con sus publicidades, la portada es bonita y el autor no me suena de nada, creo que es periodista o algo, por lo que —segun leí entre otras review —es que suele escribir crónicas. Ésta podría serla pero no lleva la estructura del texto por lo que acudimos a una biografía del autor que comienza con tintes poéticos la narración. Cada capítulo es corto y ya comienza con agregando todo acerca sobre plantas, no es aquí, sin embargo, lo que me trae un mal presentimiento que la lectura no será de mi agrado, sino por el bombardeo, innecesario, de nombres y demás historias que me hizo perder de lo que estaba relatando. La narración se fue perdiendo a medida que avanzaba las paginas.