Traducción y nota introductoria de Francesc Gutiérrez
El gran filósofo y gnóstico alemán se propone en este libro, mediante el recuerdo de ciertas verdades, de citas, doctrinas y ejemplos de sabios, proporcionar elementos de consuelo en la aflicción, partiendo de las palabras de San Pablo en que llama a Dios «Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo».
Eckhart von Hochheim, commonly known as Meister Eckhart, was a German theologian, philosopher and mystic, born near Gotha, in Thuringia.
Meister is German for "Master", referring to the academic title Magister in theologia he obtained in Paris. Coming into prominence during the decadent Avignon Papacy and a time of increased tensions between the Franciscans and Eckhart's Dominican Order of Preacher Friars, he was brought up on charges later in life before the local Franciscan-led Inquisition. Tried as a heretic by Pope John XXII, his "Defence" is famous for his reasoned arguments to all challenged articles of his writing and his refutation of heretical intent. He purportedly died before his verdict was received, although no record of his death or burial site has ever been discovered.
Meister Eckhart is sometimes (erroneously) referred to as "Johannes Eckhart", although Eckhart was his given name and von Hochheim was his surname.
"Perhaps no mystic in the history of Christianity has been more influential and more controversial than the Dominican Meister Eckart. Few, if any, mystics have been as challenging to modern day readers and as resistant to agreed-upon interpretation." —Bernard McGinn, The Mystical Thought of Meister Eckhart
Llego al Mestro Eckhart por Jon Fosse y su Septología, novela mastodóntica en la que lo cita varias veces como una especie de luz para el protagonista, alter ego ficcionado del propio Fosse. El maestro Eckhart es un teólogo y filósofo dominico de los siglos XIII y XIV, que desarrolló lo que se conoce como mística renana (en suma, dejar el mundo material para seguir a Dios). Este libro corto es un análisis del dolor y del hombre, de lo que lo produce y de la solución.
¿Qué produce dolor en el hombre? El estar atado a la materialidad y a la temporalidad de sí mismo. ¿La solución? Desasirse de sí y de todo. Y aún sufriendo males e infortunios, aquí está la clave: si es un hombre justo (de Justicia divina según las Escrituras) esos sufrimientos no serán sufrimientos sino gozos, porque con ello se estaría cumpliendo la voluntad divina. Si esos pesares se ponen en la unión con Dios y fuera de sí mismo, ya se recibiría el consuelo mayor: Dios jamás permitiría que se pueda sufrir lo que no se soporte.
Pero también Eckhart tiene varios remedios y consuelos que los da a modo de consejos, como aquel en el que cita al rey Salomón: “en los días de dolor no olvides los días felices”.
En suma, “todo sufrimiento viene del amor y del apego. Por tanto, si sufro por cosas efímeras es que yo sigo -y mi corazón- sintiendo amor y apego por las cosas efímeras y no amo a Dios de todo corazón”.
Salomón, David, San Pablo, San Agustín, Aristóteles y Séneca (judíos, cristianos y paganos) son algunos de los pensadores en los que se basa Eckhart para elaborar sus ideas sobre el sufrimiento y el consuelo divino.
“Pues un hombre verdaderamente perfecto tiene que estar tan habituado a morir a sí mismo, a desidentificarse de sí mismo y a identificarse con la voluntad de Dios”. Es constante la idea del olvido de sí, que ya la hemos visto en otros pensadores místicos como San Juan de la Cruz, quien por supuesto tuvo como una de sus influencias al Maestro Eckhart.
El texto está lleno de alegorías para explicar las ideas: “si yo tuviese la certeza de que todas mis piedras se iban a convertir en oro, cuantas más piedras tuviese, y cuanto más grandes fuesen, más contento estaría, en incluso pediría piedras (...) en gran cantidad”. El que entendió, entendió.
El camino para lograr todo ello es, según Eckhart, el de la virtud.
Por supuesto el autor cree que habrán muchos “espíritus toscos” que dirán que lo que él escribe no es verdad. Él responde con las ideas de San Agustín: Dios ya lo ha hecho todo, incluso lo que está por venir (esta es la visión agustiniana del tiempo) y añade que sería muestra de un excesivo amor por sí mismo el que comprende esto y no quiere que otros lo vean. Por eso imparte su enseñanza (lo dice como respuesta a supuestas reparaciones sobre si la alta doctrina debe ser impartida a espíritus no pulidos, cabe acotar que el Maestro Eckhart escribe de la forma más simple los conceptos más elevados), y cita las sólidas palabras de San Agustín:
“Aquel que, sin conceptos numerosos, sin diversidad de objetivaciones y representaciones imaginativas, reconoce interiormente lo que no ha captado por medio de ninguna percepción exterior, sabe que eso es verdad. Pero el que no sabe nada de eso ríe y se burla de mí; y siento compasión por él. Sin embargo hay otros que, siendo gente como ésa, además quieren contemplar y saborear cosas eternas y obras divinas, y estar en la luz de la eternidad, mientras que su corazón todavía revolotea por el ayer y por el mañana”.
Trovare Dio per sottrazione. Il pensiero di Meister Eckhart si fonda su un unico momento spirituale, al contempo ascetico e mistico: nella fondamentale azione del distacco, non inteso in quanto distacco dalla mondanità, ma eccezionalmente in quanto distacco da sé stessi, dal proprio ego, dalla nostra soggettività. È solo quando si compie perfettamente il distacco che Dio fluisce in noi, noi fluiamo in Dio, e si ricostituisce l'Uno: risulta allora straordinaria la modernità psicologica della tesi Eckhartiana. Resto soltanto scettico sulle concezioni del peccato in Eckhart, un pochino troppo azzardate.
El pensamiento místico medieval plantea un pasaje de instancias en la apertura del Uno mismo hacia la Otredad. Dice el Meister Eckhart, que el hombre perfecto debe estar tan habituado a morir y desidentificarse de sí mismo como a identificarse con la voluntad de Dios. Este olvido de sí es la medida de que uno mismo pueda articularse, en primer lugar, con Dios, y estando en Él proyectarse luego hacia lo Otro: pues se trata de que en medida de que uno se vacía, puede llenarse, acoger, ser receptor. Estando pues en Dios y sin embargo estando en un vaciamiento propio, resulta la posibilidad de la receptividad. La receptividad, como un desprendimiento de lo propio tan drástico que solo dejamos sitio para Dios, esto dará lugar a otras instancias más ajenas, más impensadas, más esporádicas y ajenas. Es consecuente pensar que, en la medida de tener una relación autentica con Dios, lo propio de la otredad irá a volverse propio y no propio, pues Dios como amor y obra, acercará y alejará de nosotros la experiencia de lo ajeno. Lo anterior demuestra una alternativa en los modos de disposición y articulación de los individuos. Este modo alternativo, propiciado durante el siglo XIV, permite pensar el misticismo como una pujanza por la espontaneidad del alma humana, a la vez que permite pensar la complejidad de unas mentalidades históricas ni delimitadas ni llanas, sino todo lo contrario, caracterizadas por ser unidades propensas a la multiplicidad. Con esto, tenemos otro aspecto que desmiente la oscuridad que injustamente se le atribuye a la Edad Media
“L’uomo non si deve accontentare di un Dio pensato, perché così, quando il pensiero ci abbandona, anche Dio ci abbandona. Si deve invece possedere Dio nella sua essenza […]. Chi possiede Dio nella sua essenza, accoglie Dio nella sua divinità; per quest’uomo Dio risplende in tutte le cose: per lui infatti tutte le cose sanno di Dio e in esse egli vede la sua immagine. […] In egual modo, chi ama con tutte le sue forze una cosa, in modo da non provare gioia in nessun’altra, desidera soltanto quella e null’altro, e il suo amore non vien meno in lui dovunque sia, per diverse che siano le sue compagnie o le sue occupazioni: in ogni cosa trova l’immagine di ciò che ama”.
I don't know how to mark this as audio book, but I thought it was excellent. Many people have issues with suffering. They just do not understand it. This helps with that along with understanding God's will. This is one book I will listen to often since it is less than two hours long to hear.
Leía a Heidegger cuando lo nombraron, no sabía qué esperar y fue mejor de lo que pensé. No soy católica, aún así me pareció interesante el análisis, fue una lectura bastante pausada por mis obligaciones cotidianas. En general, El Consuelo Divino es una obra inspiradora y edificante que ofrece una visión profunda y significativa de la vida y la espiritualidad. Recomiendo este libro a cualquier persona interesada en la búsqueda espiritual y en la exploración de la religión y la filosofía. Uno de los temas principales del libro es la idea de que la verdadera felicidad y el consuelo se encuentran en la unión con Dios, y que esta unión solo puede ser alcanzada a través de la humildad y la renuncia a uno mismo. Eckhart enfatiza la importancia de dejar atrás el ego y las preocupaciones mundanas para encontrar la paz interior.
Lo que tengo subrayado: Eckhart explica que hay que suprimir del corazón la «imagen» de uno mismo y de toda cosa creada, para que sólo quede la imagen de Dios, de forma que sea esta imagen lo que llene su corazón, y por tanto su mente, su memoria, su imaginación; entonces no deja de ver o amar las cosas, sino que las ve y las ama en Dios y por Dios.
Hay que saber también que, sin que quepa duda, la virtud natural humana es tan noble y fuerte que no hay acto exterior suficientemente difícil ni grande para que pueda en él manifestarse y tomar cuerpo. Por eso hay un acto interior que ni tiempo ni espacio pueden abarcar ni contener; hay en él algo divino y semejante a Dios y que no es abarcado ni por el tiempo ni por el espacio —está presente por igual en todo lugar y en todo momento—, y en eso este acto es también semejante a Dios, y ello por el hecho de que ninguna criatura es capaz de acoger perfectamente en sí misma ese acto ni puede reproducir en sí misma la bondad de Dios.
La tesis central plantea que, al coordinar nuestra voluntad con la de Dios, es posible eliminar el sufrimiento. Aunque me cuesta mucho pensar en absolutos y esencias, hay un montón de enseñanzas que son por lo demás atractivas (incluso para una persona no creyente). Por ejemplo, me interesa particularmente la idea —en cierta medida emparentada con conceptos budistas— de vaciar nuestra identidad para poder recibir el amor de Dios: "Vacía para ser llenado, aprende a no amar para así aprender a amar, aparta la mirada para poder dirigirla". Este vacío es necesario porque, en última instancia, todo sufrimiento proviene del apego. La tarea más difícil, entonces, es aceptar todas las cosas como si las necesitáramos y las hubiéramos pedido (incluyendo las experiencias más traumáticas).
"Todo lo que es existente y es bien puede dar consuelo; pero todo lo que ya no existe y no es un bien, lo que no es mío y lo he perdido, por fuerza tiene que causar desconsuelo, sufrimiento y aflicción. Por eso dice Salomón: «En los días de dolor no olvides los días felices»; es decir: cuando te encuentres en medio del sufrimiento y de la desgracia, acuérdate del bien y de la dicha que todavía tienes y conservas."
Para quien crea, experimente o espere un absoluto este libro sirva de guía. Para quien aún inmerso en su mismo, crea ver, escuchar o hablar pase de esto.