La protagonista de Té de litio pasa sus días en una monótona oficina donde fantasea con fecundar al guardia y destruir los parlantes, mientras repite mantras para faltar a terapia, ese espacio que la contiene y repele por igual.
Frente a la doctora, elabora el relato pormenorizado de sus robos: el miedo, el shock, la victoria final al salir con la cartera de cuero o el vestido escote corazón, la culpa, el odio de sí. Llegar a casa significa convivir con Garnet y sus caprichos, con las mellizas suicidas y con los números pares e impares, que a veces la dejan sola, conectada a su bloque de dolor.
Soledad Olguin escribió una novela que no se parece a ninguna otra y que echa luz sobre los resquicios de nuestra mente.
"Imagino que meto una mano por mi garganta y tomo alguno de los órganos vitales, tal vez un riñón, como si lo encontrara suelto, para sacarlo y meterlo dentro de la cartera negra de cuero que llevo puesta y que robé. Imagino que cuelgan dos sondas por las que alimento un par de botas que también robé, y entonces observo cómo se llenan de mi propia sangre." ___________________________ Té de Litio es, de algún modo, la historia de una mujer cleptómana. Sin embargo, luego de varias páginas en las que me encontré intentando armar el comienzo de una trama cada vez más neblinosa y que parece rondar alrededor del año 2014, me di cuenta de que no era ese el camino con esta novela. Té de Litio es una experiencia léxica. Como en piloto automático, la protagonista va de su casa al trabajo, a terapia, y de vuelta a su casa, en colectivo. Pero su cuerpo es una suerte de envase simplemente y el fluir de su consciencia habla con una prosa poética, sensorial y musical. Ella roba y deposita el alma en el objeto; siempre prendas de ropa y accesorios, como si buscara a través de una imagen cambiada de sí misma escapar de una realidad que se siente intolerable y el 2014 siempre soplándole al oído. ¿Qué fue lo que le robaron? Otros personajes aparecen, algunos humanos y otros animales e insectos con roles difusos; su terapeuta con quien levanta velo tras velo, y el guardia de seguridad de su trabajo, con quien fantasea fecundar de su semen femenino; la sexualidad y ella pequeña con piernas blancas y flacas. El sofoco aumenta al pasar de página y toman protagonismo, cada vez más, "la certeza de muerte" y "la certeza de explosión". Leer Té de Litio es experimentar el límite, el confinamiento, el miedo, la locura, el delirio, la fantasía, y llegar al final sin saber si explota todo o no. Conseguilo en Las Orquídeas de Dolores. Envíos a todo el país. Link en bio.
"Té de Litio" tiene una narrativa compleja, mezclada, confusa debido a que es narrada desde el punto de vista de un personaje con esquizofrenia. ¿Cómo estoy segura de esto? porque muchas cosas me sonaban conocidas hasta que explícitamente en algún momento comenta sobre Jani y Bodhi sin hacer específica mención de quienes esta hablando. Me dejo con una sensación de incomodidad por la forma en que, a mi parecer, utiliza y se apropia de elementos de las enfermedades de Jani y Bodhi Schofield sin la debida mención o contextualización. A lo largo de la lectura, resulta evidente que la autora se inspira directamente en su caso incluso adoptando elementos clave de sus fantasías de forma textual, sin siquiera adaptarlos. Considero problemático el uso de estos aspectos, especialmente entendiendo que fueron niños explotados en redes sociales por su propia madre, sin reconocer la fuente o la sensibilidad inherente a sus vivencias.
Si bien la ficción puede tomar inspiración de la realidad, cuando algo es tan explicito es crucial que se haga con un sentido de consideración, la falta de mención me parece una omisión no menor.
Siento dolor por una compulsión que no puedo frenar. A veces es un libro, una máscara de pestañas o un pañuelo de seda que se mete hecho un nudo por mi estómago y luego se confunde con el resto. Quisiera plegarme, ser algo liviano, sin brazos, sin piernas, sin movimiento.
Qué libro más extraño, y al mismo tiempo no. Qué libro más bizarro, y al mismo tiempo no. Cuando quiero contarle a alguien sobre Té de litio, la única forma en la que se me ocurre hacerlo es con una construcción similar a "es esto... pero esto". Bizarro, onírico, metafórico, extraño. Creo que se podría definir de mil maneras, y todas son correctas. Lo que sí es definitivo es que entre todos esos adjetivos, Té de litio está súper logrado y muy bien escrito.
La verdad es que me pase el libro pensando en dos cosas 1. ¿para que compre este libro? Y 2. ¿Porque compran en ebay y no ML? Mas alla de eso, me parece que la autora tuvo una buena idea, creativa, pero mal ejecutada. El libro se lee como el monologo interno de la protagonista, desordenado, incoherente y repetitivo (lo cual tiene sentido ya que se puede interpretar que tiene algun trastorno ezquizoide), pero parece, o al menos esta fue mi experiencia, que la autora busco que la historia no se entienda, que quede tan sublime que "no esta escrito para que lo entiendas"; lo que resulto en una obra que pretende ser mas de lo que es.
Una novela que oscila entre la esquizofrenia y el surrealismo. Breve pero intensa. Un monólogo enloquecido para quienes gustan de una literatura más centrada en el yo que en los misterios o acciones de la trama.
Una historia extraña pero no. Es la locura, la demencia de una mujer en la ciudad el 2014. Tratando de remar contra esa locura. A veces no lo entiendes pero esa es la idea. Creo.
Me vino en una suscripción mensual de libros random. Te da dolor de cabeza de leerlo. Nunca lo entendí. La edición si es hermosa. Tampoco lo volvería a leer.