En la primera página de esta novela, unos golpes en la habitación de al lado advierten a Devlin y Mina que algo terrible está pasando. Ellos no lo saben aún, pero acaban de despertar a un mundo nuevo, un mundo en el que sus padres y la mayoría de las personas han muerto de manera misteriosa y la ciudad empieza a ser cercada por las llamas. Solo quedan los niños, que salen a las calles arrastrando sus juguetes y a sus hermanos más pequeños en el mayor de los desamparos, para iniciar un desfile que tendrá a los dos protagonistas como líderes involuntarios.
Lo que podría parecer un relato posapocalíptico se transforma pronto en otra cosa, porque Jesse Ball, que sabe bien a qué juegan los niños cuando están solos y aterrados, convierte los juegos que se inventan para subsistir en una bellísima meditación sobre la crueldad, el cuidado, el amor y la fragilidad de estar vivos.
Jesse Ball es uno de los escritores contemporáneos más originales y audaces en lengua inglesa. Escrita en 2017, Los niños 6 permanecía inédita hasta hoy incluso en su idioma.
Jesse Ball (1978-) Born in New York. The author of fourteen books, most recently, the novel How To Set a Fire and Why. His prizewinning works of absurdity have been published to acclaim in many parts of the world and translated into more than a dozen languages. The recipient of the Paris Review's Plimpton Prize, as well as fellowships from the NEA, the Heinz foundation, and others, he is on the faculty at the School of the Art Institute of Chicago.
Desgarradoramente sutil, Los Niños 6 es una novela que utiliza la repentina e inexplicable aniquilación mundial de los adultos (hipotéticamente: la de las personas de once años en adelante) para entender, a través de los ojos infantiles y de metáforas que el protagonista dará en un discurso esclarecedor, que el mundo no se reduce solo a la maquinaria cotidiana de una vida que existe entre el nacimiento y la muerte, y el espacio que hay que llenar en medio; la vida es tener y ejercer el derecho a imaginar sin dejarse arrastrar por las frustraciones que conducen hacia la violencia. Es transparencia. Es el intento de tender una mano hacia el otro, sin recurrir a banderas ni dioses. Los Niños 6, un libro que funciona perfectamente como entrada al mundo narrativo de Jesse Ball; y que sorprende, una vez más, a aquellos que hayan leído antes a este ingenioso autor.
Comienza muy apocalíptico, muy Fin de los tiempos de Shyamalan pero con la crueldad de que los sobrevivientes son niños, y termina en un desquicio inclasificable con un capítulo final impensado, que definitivamente no esperaba.
Se lee de una sentada, su prosa es sencilla y lo permite, pero la sensación de desolación se te queda impregnada.
Me gustó porque lo leí rapidísimo, en dos días, y también me gustó que cambia mucho del principio al final. Al principio cuenta lo que le pasa a los chicos, es más explícito en ese sentido, y después al final se pone más raro, hasta medio surrealista por momentos.
Un libro que es "El señor de las moscas", un relato de King, un volumen de Nostradamus, un diario intimo, un analisis psicológico y una biblia a la vez, recomendadísimo.
Qué hermosura de libro. El tono, la traducción que volvió la lectura tan llevadera. Esos ecos de Bradbury, Sturgeon, por momentos Salinger. El final del libro, ese volantazo-manifiesto que hace de la literatura la rama a la cual muchos nos aferrarnos para no dejarnos angustiar por el absurdo de la existencia. Es lo primero que leo de él, supongo que ahora leeré todo el resto.
Es un libro que me dejó con sensaciones de extrañeza. Me descolocó y al mismo tiempo no pude dejar de leerlo. El final es completamente distinto a lo que se espera desde la lectura de sus primeras páginas. Es un libro que comienza con una historia, o varias, bastante impactantes para lo que serían las edades de los protagonistas pero en su desarrollo, estos se van nutriendo de una sabiduría que no se piensa que tiene alguien menor a once años.
Desde que ví la tapa algo me atrapó. La idea de un mundo roto, colapsado y sin adultos responsables impulsó la curiosidad de adentrarme a la trama y su evolución me dejó desconcertada. Llené el libro de post its y subrayé algún que otro párrafo Es un libro digno de relectura.
No sé qué me gusta más de este libro: ¿su brevedad? ¿Su tono despiadado? ¿Su originalidad? ¿La ternura de las últimas páginas? Qué impresionante, por favor. Jesse Ball ya me había conquistado con Cómo provocar un incendio y por qué, pero acá realmente se luce. No solo logra dar con el tono exacto para contar una historia cruel desde la mirada infantil de sus protagonistas (¿y qué más cruel que la mirada de un niño?), sino que logra, en menos de 200 páginas, transformar ese lenguaje, esa historia, en un canto que conmueve. Bellísimo. Cruel y bellísimo.
Hacía mucho que un libro no me hablaba así, directamente, a la cara. Empezó y pensé "qué horror, me encanta". Seguí leyendo y me dio un poco de miedo. El último capítulo me tomó desprevenida y tuve que abrazar al libro antes de dejarlo.
pensé que no había conectado mucho con el libro pero después me fui a dormir y tuve sueños horrorosos con gente mutilada, pistolas y distopia. no tengo problema con lo anterior y entiendo la metáfora que el autor plantea pero, en mi opinión, le falta desarrollo y profundidad a la idea para que tenga sentido tanto ‘gore’. por otro lado, algo más personal: si el autor me quiere como dice en ese capítulo final, no me va a dar un libro tan oscuro a cambio de tan poco… es decir que: si queres escribir algo gore sin sentido alguno está bien el problema es hacerlo pasar como una metáfora mega profunda como para que todo lo demás tenga sentido. igual tiene frases lindas, es súper ingenioso y jesse ball escribe muy bien.
Sigo procesándolo. No sé por qué, pero me recordó a Nada, de Janne Teller, que también me costó bastante digerir. Es raro catalogar como ‘bonito’ algo tan escalofriante y perturbador. Desde luego, ha sido una muy buena lectura.
“Los niños 6” empieza como una distopía más o menos común, algo que ya hemos visto de forma similar en otras obras literarias y audiovisuales: algo provoca que los mayores de once años se suiciden o se maten entre ellos. El mundo queda, en cuestión de minutos, poblado exclusivamente por niños pequeños. La sociedad ha desparecido y los niños se convierten en el único punto de vista de la obra.
Ball desarrolla, a través de un estilo breve y minimalista, pero lleno de ideas y sugerencias, un texto más filosófico que narrativo, casi metaliterario en ocasiones, donde el protagonista y principal narrados, Devlin, nos irá llevando de la mano igual que hace con su hermana ciega, mostrándonos el mundo que ha resultado del desastre e intentado explicar las reacciones de los niños que han quedado solos.
Ball nos recuerda con “Los niños 6” que la infancia puede ser aterradora en su inocencia, y que la visión que tienen de la adultez también les construye y define. La idea del mundo como un gran teatro, en el que todo se representa o es representado, o la relación entre la infancia y la muerte; la educación y la construcción personal; el amor y el odio. Davlin se convertirá en un trasunto de los padres y madres de esos niños huérfanos, como él mismo, actuando en forma de recuerdos infantiles que no dejarán en buen lugar a los adultos.
La primera mitad de la novela es sencilla, mientras que la segunda se complejiza cada vez más y más, doblándose y redoblándose como las mil hojas de un hojaldre, terminando con un suspiro de ternura que quizás no sea suficiente para curar la herida que ocasiona este libro, pero que es suficiente para darle un gran final.
“Los niños 6” es una obra que merece unas cuantas relecturas, y, no me cabe duda, muchas de sus capas se escapan a mi comprensión. Pero eso hace también un libro apasionante: un texto que puede crecer contigo, y que cada nueva visita traiga cosas nuevas.
No será para todos los gustos, pero es un libro que tiene algo. Todo un ejercicio de talento narrativo, yo, personalmente, lo recomiendo mucho.
Creo que es un 3.5. El paso de un género a otro en esta novela/ensayo está logrado de manera sutil y fluida, lo que permite que la transición entre la ficción y la reflexión se dé de forma natural. Sin embargo, hacia el final, la obra pierde un poco de fuerza, ya que, en mi opinión, el autor sobreexpone el mensaje central. Si bien la idea es interesante, el exceso de explicación diluye la potencia de lo que se había logrado en las páginas anteriores.
Viste cuando estas al borde del colapso emocional, que sentis que si te levanta la voz el almacenero vas a explotar en llanto porque no das más pero recibís el abrazo sincero de un absoluto desconocido que te dice que todo va a estar bien y terminas llorando de desahogo? Bueno... este libro es ese abrazo.
compré este libro apenas salió, no tanto por el autor sino por el trabajo impecable de sigilo, una editorial que no decepciona. el texto es original, la historia también, pero nada me sorprendió ni gustó demasiado. el final está bien, espera sorprender y, aunque no lo hace, me copó esa idea de autor cansado de escribir que cierra de forma abrupta.
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Es el segundo libro de Ball que intenté leer y este me fue mucho más fácil (el otro lo dnfisishié porque no estaba en un buen momento para leerlo) hasta, más o menos, el 60%. Después me pasó lo mismo que con el otro libro: mete una especie de monólogos con moraleja que sinceramente me pudren. Es así. No sé si es un autor que puedo seguir leyendo así nomás porque es el segundo libro en el que me encuentro esos monólogos que no me gustan, pero la lectura de este libro valió la pena.
Novela breve llena de imágenes para el recuerdo y conceptos tan perversos como debatibles. Solo por eso ya sería recomendable, pero además Jesse Ball transgrede las normas al voltear la novela cuando le da la gana a base de metaliteratura y asombro. Novela para leer, recapacitar y asumir.
Pensemos en que “El Señor de las Moscas” se cruzó con “Ensayo sobre la ceguera”. Esta es esa novela, proverbial y alegórica. Un grupo de niños se ve conminado a unirse tras la muerte en masa de sus padres, adultos y personas desde los 12 años. Muertes que desde luego no se explican en la novela, porque son parte de este absurdo fantástico en que se da un giro brutal hacia las últimas páginas en que el autor mismo emerge como narrador para interpelarnos y hacernos la invitación de volver a contarnos la vida. Nuestra vida.
Extraño ejercicio; un experimento a ratos incómodo. Sumamente visual. Despedazante también.
"¿qué es, si no, comprender al mismo tiempo que la continuidad de las cosas no te traerá consuelo y, aun así, a medida que las cosas siguen su curso, hallar cierto consuelo en ellas?"
la escritura de jesse ball es brillante. nunca va por el lugar común, nunca sabés que esperar. en la situación límite que es un escenario apocalíptico, ponerse en el lugar de los niños es algo que nunca había visto antes. sin dudas, los cuestionamientos existenciales y antropológicos fueron lo que más me llamo la atención.
Que difícil cuando llegas con mucha esperanza a un texto con el que no terminas conectando. Le doy tres estrellas porque la premisa es interesante tanto como insoportable. Entiendo que es un género más cercano al terror aunque por momentos toma un tono poético que no me convence. Me costó bastante involucrarme en la trama y eso que es una novela sumamente corta. La morbosidad y la crueldad se refleja en exceso. No es para mí.
Siento que el libro comenzó siendo una cosa y justo al final cuando pensaba que todo ya estaba por llegar a su fin toma un giro inesperado. Creo que merece un relectura, no pensé que iba a marcar o subrayar algo, me sorprendió. "... a medida que creces cada vez hay menos de todo, todo se afina y se estira. Cuando por fin descubres que la gente te deja hacer lo que quieres, eso es ser adulto."
No conocía a Jesse Ball cuando vi la portada de este libro. No sabía lo que escribía más allá de que era un narrador y poeta americano actual, algo oscuro, por cierto. No había leído ninguna de sus obras. Me enamoré de la portada y de la sinopsis, una vez giré para ver el ejemplar más de cerca. Cautivadora, me gustan los temas de carácter apocalíptico. Niños como protagonistas en el fin de la civilización. Cautivador. Luego, leyendo, reconozco que además de cautivadora es una historia descarnada, cruel llegando a extremos insospechados. Incómoda y realista. Brutal. Algo ha provocado la aniquilación, todos los mayores de 11 años están muertos. Se han quitado la vida de las formas más atroces ante la mirada impasible de los más pequeños. Niños que juegan entre la devastación y la muerte. Que juegan con ella y se aburren de jugar. Es la narración de los tres días siguientes al apocalipsis. La prosa que emplea tiene una musicalidad y un ritmo muy disfrutable. Se nota que la poesia es intrínseca a su literatura. Devlin y Nina, una niña ciega, se erigen en guías espirituales de todos esos niños que marchan a la deriva, inconscientes de lo que era el mundo más allá de sus familias, un mundo que ni conocen ni quieren conocer, ni les interesa, ¿para qué mantener? Para el que no están preparados. Lo saben y lo aceptan con naturalidad mientras siguen con su juego macabro entre cadáveres. Esta novela es un análisis, un estudio, de lo que es la vida, la muerte, en sí mismas. El inicio infantil se convierte en otra cosa mucho más profunda, en la que los matices son importantes, decisivos. Es una nueva 'El señor de las moscas', pero en una visión mucho más clara y menos condicionada por convencionalismos morales. Aquí, Jesse Ball destripa y aniquila toda esperanza, las ganas de vivir, de crecer, de evolucionar. No tienen lugar en un mundo habitado por esos niños que no encuentran sentido a mantenerse vivos. Hacia el final, la prosa se convierte en una concatenación de metáforas, con un bellísimo final, por cierto, que hace que como lector te reconcilies con la salvajada que el escritor ha presentado como única opción viable. Porque en esta fantasía que nos presenta, entiendes y sabes que esto no es 'El señor de las moscas' (cito una vez más), ni mucho menos 'El Lago Azul'. Es la realidad más plausible en el caso de que algo así sucediera. J0DER, cuando algo me gusta, se nota. Advertencia : No es lectura fácil ni cómoda. Es estar angustiado leyendo, a pesar de ser algo corto de unas 150 páginas. Se lee rápido porque necesitas saber, continuar, conocer. Tiene párrafos y sermones de subrayar y aprender de memoria. Es libro para relectura y lo haré, tomando notas y apuntes.
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-A veces, uno se lleva sorpresas cuando descubre nuevos autores, y nuevas obras, sin esperarlo ni buscarlo.-
Género. Novela (así se ha comercializado, pero diría que es una novela corta).
Lo que nos cuenta. El libro Los niños 6 (publicación original: The Children 6, por ahora inédita en su idioma original, pero escrita en 2017 según los registros) nos presenta a los hermanos Devlin y Mina Green, dos niños que son testigos de la repentina muerta violenta de sus padres y, rápidamente, de que en realidad son todos los mayores de once años los que mueren de forma violenta. En seguida tendrán que afrontar la situación, nada halagüeña por diferentes circunstancias.
¿Quiere saber más de este libro, sin spoilers? Visite:
¿Te imaginas cómo es eso, descubrir un día cuál es tu propósito? Millones descansan en la tierra sin haber conocido esa alegría.
Qué novelaza, y qué buen primer encuentro con Ball (sigo teniendo re pendiente Cómo provocar un incendio y por qué). En esta novela, cruel pero paradójicamente dulce, Ball construye a esta sociedad de niños perdidos. De niños que lo son hasta que entran en escena las reflexiones, y entonces se convierten en algo más: portadores de una infancia perdida y robada, de una crítica social a la niñez, o más bien a la adultez. Novela corta, pero profunda y al pie.
Una lectura diferente sin dudas. Lo que parece al comienzo una trama distópica como muchas otras (por una extraña ocurrencia las personas mayores de 10-11 años se han suicidado masivamente, dejando a todos los pequeños humanitos solos en el mundo) acaba siendo una fábula filosófica que nos induce a pensar muchísimo más allá. La vida y la muerte, la inocencia, la niñez y la pérdida de ese mundo maravilloso en el que todo es posible y nada puede ser para siempre. A pensar en que podría existir un lugar sin banderas y sin naciones y sin que las personas quieran un Dios. Que se podria vivir sin una autoridad. Que se podría vivir siendo niñx y sin que existieran los adultos. Este libro nos muestra ese lugar y es aterradoramente bello.