Oliver no se dio cuenta de quién era hasta que fue adulto. Ocupó un rol impuesto por un cuerpo que no era suyo y aprendió a fingir. Sufrió bullying, discriminación, miedo y dolor. Mientras tanto, algo en su interior luchaba por salir. Con confusión, pero determinado, comenzó a vivir como lo que siempre fue: un varón.
«Estaba a tiempo de construirme a mí mismo. Como si fuese un relámpago en medio del cielo gris, pensé en lo que no había hecho y no había podido decir pero que tal vez, ahora, fuera posible. Había recuerdos de ese hombre que podía llegar a ser, de ese que siempre había sido, pero no había podido ser. Recuerdos de alguien que siempre existió y esperaba una oportunidad para poder vivir. Recuerdos que eran reales. Recuerdos de mí siendo yo. Recuerdos que todavía no habían ocurrido y estaban ahí, esperándome».
Oliver, te amo con todo mi corazón. Este es un memoir muy muy lindo, con un buen mensaje, con mucho cariño para la comunidad trans, pero al mismo tiempo está lleno de dolor. Nash escribe súper bien, me hizo sentir cosas qkfbfng Éxitos en la vida para todas las personitas que estén leyendo esto <3 ⚧
"Quedarnos solo en el dolor para representarnos hace nuestra vida sea vista desde el afuera como si solo fuera un sufrimiento y se tome como natural que tengamos que sufrir".
"Que no hayas podido hablarlo antes o que hayas sentido que no había espacio, es porque en ese momento no lo había, no tenías ese lugar. También, porque no te sentías preparado y después se fue dando y pudiste. No sos culpable de lo que la sociedad les hace a las personas LGBT, y de lo que te hizo a vos; no sos culpable del encierro en el que estabas porque no fuiste vos el que te metiste ahí. Se que pensas que te encerraste, porque así se fueron dando las cosas y así nos hacen sentir, la culpa recayendo en quien sufre algo y revictimizándola, pero en ningun caso es tu culpa. Hiciste lo que pudiste para poder seguir adelante".
Empecé a leer a Oliver hace 4 años vía Twitter cuando me apareció su relato sobre una de las experiencias que cuenta acá en el contexto de las elecciones presidenciales pasadas. No solo me abrió una puerta de situaciones injustas que ya no estaba pudiendo dejar pasar y que me llevaron a cuestionar mucho el entorno en el que había crecido sino que le dio voz a muchas cosas de la comunidad LGBT que no sabía que necesitaba tanto. Ver plasmado todo eso en estas páginas y todo su recorrido anterior me ha hecho pasar por todos los estados anímicos posibles pero necesarios porque refleja la soledad, la desorientación, el no saber qué palabras ponerle a todo lo que (te) pasa, descubrir lo asfixiante que es el mundo cuando solo te dan muy poco espacio para ubicarte, la frustración y angustia que eso provoca pero también la bocanada de aire fresco que es encontrar eso que no sabías que estabas buscando pero que aún así, siempre estuvo dándote vuelta. Leerlo en las redes siempre ha sido una luz en este sendero que está tan oscuro y es confuso asi que no veía las horas de tener mi ejemplar en mano para meterme de lleno en él, subrayarlo y escribirlo como siempre me gusta hacer cuando las palabras de alguien más me hacen reflexionar y de alguna manera hablar con ellos.
“Siempre estuve ahí”, de Oliver Nash, es un libro que, ante todo, te hace sentir. Creo que lo más bonito que tiene es que, a aquellas personas que transitamos un camino similar, nos permite conectar con todas y cada una de las experiencias descritas. Tanto las que sentimos ajenas como aquellas en las que nos podemos ver reflejadas. Pero ojo, que no es solo un libro para hombres y mujeres trans o personas no binarias. Es un libro para todo aquel que quiera leer una historia de lo difícil que es existir en el mundo en el que vivimos.
Probablemente no sea parcial con esta suerte de crítica, pero no puedo decir otra cosa que no sea “Este libro me fascinó”. Me gusta mucho la manera en la que el autor eligió contar la historia. No empieza desde el principio, sino que arranca desde el momento más clave: cuando Oliver se da cuenta de que siempre fue Oliver. Luego hace un recorrido por esos recuerdos del pasado, esos momentos que siempre estuvieron ahí y que marcaron lo obvio. Y es que con el diario del lunes todo es más fácil.
Algo que me gusta hacer cuando leo es rescatar al menos una frase que realmente me llegue al corazón. Con el libro de Oliver eso podría haber sucedido prácticamente en cada página. Fragmentos como “Saberme trans me permitía seguir viviendo; el problema era que no sabía cómo sobreviviría” no pueden no tocarte la fibra más sensible de tu ser. Pero la historia no es solo una de sufrimiento. Es una historia de búsqueda de la identidad y de la lucha, el trabajo y el dolor que eso conlleva; pero también de la felicidad que supone encontrarte a vos mismx. Verte en el espejo y gustarte. Sentir que finalmente sos. No que sos quien siempre quisiste ser. Que sos.
Así que recomiendo esta lectura, por supuesto, y humildemente le doy 4.50/5.00 estrellas.
Oliver Nash narra en este libro su proceso de descubrimiento, aceptación y configuración como persona trans masculina. Con un estilo directo, testimonial, emotivo, claro y preciso es capaz de transmitir las vivencias fundamentales y significativas que experimentó en las diversas etapas de su existencia.
Es todo un logro poder sintetizar esa amalgama de emociones y de experiencias, bastante dolorosas y angustiantes por una lado, y graficantes y esperanzadoras, por otro.
Es muy importante que estos testimonios se difundan y permitan ir avanzando en la aceptación de las diversidades de identidades sexuales y de género.
Las personas trans existen, han estado siempre ahí, como dice el titulo. El problema es que existe una ideología reduccionista que las ha negado, excluido y reprimido.
Lamentablemente, la sociedad sigue poniendo trabas y discriminando, a pesar de los avances que poco a poco se han ido logrando o conquistando.
Estos libros son necesarios, valiosos y altamente recomendables. Y el testimonio de Oliver logra con creces generar conciencia, empatía y reflexiones necesarias para abrir la mirada y los corazones.
Oliver nació adulto. Siempre estuvo ahí, pero tal vez de manera no tan evidente. Este libro narra las señales previas, la epifanía de encontrar la identidad y los caminos que Oliver siguió después de eso. La vida es más rica cuando apreciamos las dificultades y caminos que tienen los otros y a partir de ahí podemos ayudar (o por lo menos no entorpecer) su vida. Y creo que leer este libro suma en ese camino de educación en la diversidad para construir un futuro mejor.
Un libro demasiado bello. Lejos de buscar ser una obra de arte, busca conectar con el lector y entablar esa empatía de vivencias que probablemente no hemos vivido. Sin embargo, también como alguien de la comunidad LGBTIQ+, la forma en la que Oliver conecta a través de las palabras es verdaderamente bella. En algunos momentos quise llorar, en otros simplemente quería abrazarlo. Un hermoso libro que ayuda a comprender un poco más la vivencia de alguien trans y que debe visibilizarse.
Sigo a Oliver en twitter hace un tiempo y cada uno de sus tweets me enseña algo, es como mi maestro sobre hombres trans y su libro es un curso acelerado de humanidad y empatia.
Narración que entreteje muy bonito el dolor y la dicha del ser trans.
Está muy bonito escrito al mismo tiempo que se siente como si un amigo te contara sobre su vida. Está muy surreal que este libro es ser testigo de otra vida, pero al tiempo resuena a vivencias propias, hay momentos unísonos. Se siente como un apapacho, se siente poquito menos soledad.
Amé. Recomiendo totalmente a personas transmasc y no binaries, pero quizá también le sirva a aliades para entender un poquito mejor. ♡
estuvo bien. me interesaba conocer una historia en primera persona sobre lo que significa ser trans. pero no me gustó mucho la manera en la que estaba escrito.
Una historia bastante real. La vida de Oliver Nash es un viaje con altos y bajos que encuentra su final de una forma demasiado emotiva. La clase de representación que tardó en llegar, pero no se irá nunca.