En la vida hay cosas que más vale tomarse en serio: nunca hacer enojar a la chica más ruda de la escuela , asegurarse que no eres el adoptado de tu familia pero sobre todo, pagar las apuestas porque nunca sabes cómo te tocará hacerlo. Y a mí me tocó de la forma más cruel, vil e impactante. Desde entonces, las cosas se enredaron de la peor manera: puse en riesgo la salud mental de mis padres y terminé reencontrándome con mi tío Cristian, el exiliado de la familia… ¿Ves? Por eso hay que tomarse en serio las apuestas.